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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 17 de febrero de 2024

El Acto de Estar Vivo como una Cuestión de Cognición

El cuerpo energético es la contraparte del cuerpo físico; una configuración etérea hecha de pura energía. La diferencia energética con el cuerpo físico es que la energía del cuerpo energético tiene únicamente apariencia, pero no masa. Siendo pura energía, el cuerpo energético puede llevar a cabo actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico.

Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. Por medio del ensueño, condensamos el cuerpo energético, hasta llegar a hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera normal de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo de percibir es independiente. Tiene su propia esfera.
Esa esfera es energía. El cuerpo energético trata con la energía en términos de energía. Existen tres formas en las que trata con la energía. Puede percibir la energía a medida que ésta fluye; puede usarla para propulsarse dentro de áreas insondables; o puede percibir como percibimos normalmente el mundo.

Percibir la energía a medida que ésta fluye quiere decir “ver”. Quiere decir que el cuerpo energético “ve” energía directamente como una luz, o como una especie de corriente vibratoria, o como un disturbio borroso. O la siente directamente como una sacudida, o una sensación que hasta puede ser dolorosa.
Puesto que su esfera es la energía, el cuerpo energético no tiene ningún problema en usar corrientes de energía que existen en el universo para propulsarse a sí mismo. Todo lo que tiene que hacer es aislarlas y, al instante, se lo llevan.

Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control, es llegar al cuerpo energético. Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de tener energía. Un guerrero obtiene esa energía organizando de una manera ingeniosa, la energía natural que posee y utiliza para percibir el mundo cotidiano.

Todos tenemos una cantidad determinada de energía básica. Esa cantidad es nuestro total acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún lugar, y como la energía de la cual disponemos está ya siendo utilizada en su totalidad, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias como el ensueño; por lo tanto, solo nos queda la tarea de rebuscar energía donde se pueda.
Para rebuscar energía, un guerrero reorganiza ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que considere superflua en su vida. A este método se le llama “El Camino del Guerrero”.

El Camino del Guerrero es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho más directa y eficiente que la conducta usual. Es más eficiente porque está expresamente diseñada para renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al hecho de estar vivos.
Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos. Una es rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias configuraciones. Cada uno de nosotros puede moldearla a la medida de nuestras especificaciones. Eso hacen los ensoñadores. ¿Una aseveración estrafalaria? Realmente no, si tomamos en consideración lo poco que sabemos acerca de nosotros.
Nuestro interés debería ser involucrarnos completamente en el tema de la vida y el tema de estar vivos; es decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de estar vivo, como una cuestión de cognición.

Cuando un guerrero habla de moldear lo particular de su situación vital, quiere decir moldear la conciencia de estar vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la dirección y las consecuencias totales de nuestras vidas.

Estos conceptos no son solo para pensar en ellos, sino que por medio de la repetición, convertirlos en una forma factible de vida.
Todo lo nuevo en nuestra vida, tal como los conceptos del Camino del Guerrero, debe ser repetido hasta el agotamiento si se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. La manera en que nuestros progenitores nos socializaron para funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.

La atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando se le da un propósito. Pero este acto de entrar en juego no ocurre de la manera en que uno entiende un proceso: un sistema de operaciones en curso, o una serie de acciones o funciones que llevan a un resultado final; más bien es un despertar: algo que estaba inactivo se convierte de repente en algo funcional.

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domingo, 11 de febrero de 2024

El Propósito de la Existencia

La sensibilidad que brota del camino del guerrero está profundamente vinculada con la Tierra. Ese Ser majestuoso y exquisito es la suma de todo lo que somos. La Tierra es un mundo desconocido e inagotable, un mundo hermoso, atroz, sobrecogedor, terrible, exuberante. Un mundo para seres beligerantes que no se sienten víctimas de nada, seres en pie de guerra que no necesitan que los salven o los rediman y que están bien y quieren estar mejor. Es un mundo lleno de misterios que nos insta a luchar y no desfallecer, un mundo donde la victimización carece de sentido. Esto es, tal vez, lo que más le agradezco al camino del guerrero: haber elegido que la Tierra es mi ser amado y que acrecentar la conciencia que tengo de ella es el propósito de mi existencia.

No necesito ningún dios, ningún amo, ningún volador que me haga sentir “espiritual” o “chamán”. Me basta con la Tierra, con sus seres y sus elementos, en los que reconozco a mis aliados naturales. Y aunque muriera en este preciso momento, mi corazón estaría lleno de agradecimiento por haber tenido la extraordinaria suerte de vivir en este maravilloso mundo.


Pero si la instalación foránea prevalece y los esfuerzos por erradicarla continúan siendo esfuerzos individuales en una lógica del sálvese quien pueda, no va a haber lugar para la criatura de mar, para la criatura de tierra, para el bosque, el coyote o la lagartija. Van a ser recuerdos, mitos. En cuestión de décadas, sólo habrá humanos en sus “humaneros”. Monocultivos de humanos alienados que se sienten por encima del manantial, la lombriz o la secoya, interesados en colonizar otros planetas para llevar a ellos a sus amos.

Durante dos millones de años de ocupación foránea, nuestros amos han intervenido nuestra filogenia, auspiciando aquellas orientaciones culturales que hoy culminan con una civilización alienada que amenaza con destruir el mundo en el que coexistimos. Porque no es que la razón humana se haya levantado desde el lodo del mundo primitivo. Esa famosa “razón” no es más que el despliegue del intelecto bajo el dominio de los voladores, lo que nos ha llevado a comportarnos como una especie colonizadora extraterrestre que socava la Tierra y esclaviza a sus seres vivientes.
¿Cómo es que en todo ese tiempo la humanidad no ha sido capaz de combatir semejante dominio? Conozco a muchos que durante largo tiempo sostuvieron el intento de encontrar sus manos en un sueño y despertar en él. ¿Cómo es que no se nos ha dicho que es posible hacer lo mismo con el volador, hasta verlo en nuestro ensueño y saber a qué atenernos? ¿A qué tanto temor y suspicacia? ¿Quién se podría molestar si sumamos esfuerzos para ahuyentar a este parásito?

La idea oscurantista de que los misterios insondables de la conciencia no pueden ser explicados ha servido para reafirmar la supremacía de la razón alienada en el orden de los asuntos prácticos de la humanidad.

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sábado, 12 de octubre de 2019

Complejidad del Ensoñar - Parte 2

En el ensueño se tienen que desear los movimientos, porque no se trata de un asunto de contraer los músculos para levantarse. Cuando un guerrero logra hacer una concavidad en la luminosidad significa que ha movido un punto distante de su cascarón luminoso más cerca de su cuerpo físico, y por tanto, más cercano al control. A partir del momento en que el cuerpo aprende a hacer esa concavidad, es más fácil entrar en el ensueño. Es una muestra de sentirse en reposo, seguro, adormilado, suspendido sin el sentido del tacto, y al mismo tiempo completamente despierto, consciente de todo.
Aprender a cómo moverse en el ensueño comienza con fijar la atención en el punto medio del cuerpo. Ese punto suele hallarse debajo del borde inferior del ombligo. Hay que intentar barrer el suelo con él. La intención es percibir la acción de barrer el suelo con el punto medio del cuerpo, mientras se sigue despierto. Estar en la conciencia del lado izquierdo es una ventaja suficiente para cumplir bien con el ejercicio.

Los seres humanos tenemos un excelente centro de percepción en el exterior de las pantorrillas, y si la piel de esa área es puesta en calma y masajeada, el alcance de nuestra percepción aumenta de maneras imposibles de concebir racionalmente.
Al ensoñar, la conciencia del lado derecho y la del lado izquierdo se envuelven juntas. Ambas llegan a descansar hechas un solo montón en la concavidad de la segunda atención. Para ensoñar, uno necesita manejar tanto el cuerpo luminoso como el cuerpo físico. Primero, el centro de la segunda atención en el cascarón luminoso es forzado a ser accesible: o alguien lo empuja desde afuera, o el ensoñador lo succiona desde adentro. Segundo, para dislocar la primera atención, los centros del cuerpo físico localizados en el punto medio del cuerpo y en las pantorrillas, especialmente la derecha, tienen que ser estimulados y colocados lo más cerca posible el uno del otro hasta que parezcan unirse. Esto se logra colocando al muslo derecho contra el pecho. Después tiene lugar la sensación de ser enrollado y automáticamente la segunda atención toma el control.

La sensación de ser enrollado y colocado dentro de la concavidad de la segunda atención es el resultado de haber fusionado la conciencia del lado derecho y la del lado izquierdo hasta formar una sola, en la cual el orden de preponderancia había sido cambiado y el lado izquierdo tenía la supremacía. Es preciso agudizar la atención lo suficientemente como para presenciar el movimiento opuesto, esto es, las dos atenciones nuevamente convirtiéndose en lo que normalmente son, con el lado derecho llevando las riendas.
Primero que nada un guerrero tiene que perfeccionar su control a fin de poder moverse a voluntad. Hay que seguir cierto orden, y es una inútil y estúpida maniobra el impacientarse y agitarse como si se tratara con el mundo de la vida diaria. Impacientarse era correcto sólo en la primera atención; la segunda atención es la calma misma. Para moverme en el ensueño hay que intentar moverse desde un nivel muy profundo. En otras palabras, hay que estar absolutamente convencido de querer moverse, o quizá sería más exacto decir que se tiene que estar convencido de la necesidad de moverse.

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viernes, 11 de octubre de 2019

Complejidad del Ensoñar - Parte 1

A un guerrero se le deben dar serias razones antes de que pueda aventurarse sin peligro en lo desconocido. Una guerrera no está sujeta a esto y puede entrar en ello sin ningún titubeo, siempre y cuando tengan confianza total en quien las guía.
El requisito previo de entrada a cualquiera de las fases de la atención es poseer el impulso viviente, porque sin él un guerrero no puede tener dirección ni propósito. Al morir, nuestra conciencia también entra en la tercera atención, pero sólo por un instante, como una acción catártica, justo antes de que el Águila la devore.

Si se va a ensoñar dentro de una casa, lo mejor es hacerlo en la oscuridad total, estando uno acostado o sentado en una cama estrecha, o, mejor aún, sentado dentro de una cuna con forma de ataúd. En el campo abierto, el ensueño debe hacerse en la protección de una caverna, en las áreas arenosas de manantiales secos, o sentado con la espalda contra una roca en las montañas: jamás en el suelo plano de un valle, ni junto a ríos o lagos o el mar, ya que las zonas planas; al igual que el agua, eran antitéticas a la segunda atención; y la manera más segura de acceder a la segunda atención es a través de actos rituales: cantos monótonos e intrincados movimientos repetitivos.
Un ensoñador debe partir desde un punto de color; la luz intensa o las completas tinieblas son inútiles para un ensoñador en su asalto inicial. Colores como el púrpura, el verde claro o el amarillo profundo son excelentes puntos de arranque. Una vez que se logra entrar en el color, el guerrero habrá congregado su segunda atención permanentemente, si es capaz de estar consciente de las sensaciones físicas que experimenta al entrar en el color.

En el ensueño hay que dejar al cuerpo hacer todo lo que sea necesario y no pensar en dirigirlo o controlarlo. La segunda atención pertenece al cuerpo luminoso, así como la primera atención pertenece al cuerpo físico. El punto donde la segunda atención se localiza está situado aproximadamente a un metro de distancia enfrente de la parte media del cuerpo, justo entre el estómago y el ombligo, y a quince centímetros a la derecha.
Es conveniente poner las manos en ese punto y masajearlo moviendo los dedos de las dos manos, exactamente como si se estuviera tocando un arpa. Si se persiste en este ejercicio, tarde o temprano se termina por sentir que los dedos pasan por algo tan denso como el agua, para finalmente sentir el cascarón luminoso.

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miércoles, 20 de mayo de 2015

Preparando el Ensueño

El primer paso para ser un ensoñador es plantearse serlo con firmeza, con ánimo de investigador y apartando todos los miedos. Antes de practicar ninguna técnica de inducción de ensueño se deben recordar al menos un sueño normal por noche.

Los sueños tienden a olvidarse con mucha facilidad pasados tan sólo unos instantes después de despertar. Aunque creamos tenerlos fijados en la memoria, si no se anotan inmediatamente descubriremos que hemos perdido muchos detalles o quizás el sueño completo. El simple cambio de posición del cuerpo en la cama ya distrae nuestra atención y nos hace olvidar parte del guion de los sueños.


Uno de los factores principales del olvido de los sueños es el miedo. Los sueños nos muestran, en ocasiones, todo aquello que nos impide desarrollarnos en plenitud: fracasos, temores, deseos no cumplidos... Esto hace que muchas personas deseen olvidarlos en vez de enfrentarse con sus temores y superarlos. Si consideramos a los sueños como a un amigo, y no como a un censor, lograremos superar esos temores. Los sueños normales son una vía para descubrirse a sí mismo y para superar muchas de las tendencias negativas por las que dirigimos la vida.

Tres Pasos Hacia el Recuerdo de los Sueños
1) Comienza un diario de sueños. Consigue un cuaderno o un diario donde te resulte fácil anotar todos los sueños que tengas durante la noche. El diario debe ser manejable, para utilizarlo cómodamente sin necesidad de levantarte de la cama. Un bolígrafo con luz incorporada también es muy útil. Deja el diario y el bolígrafo cerca de tu cama.

2) No te muevas al despertarte. Cuando despiertes, mantén los ojos cerrados, relájate, no hagas ningún movimiento y rememora las imágenes del sueño de atrás hacia adelante. Si después de unos minutos no recuerdas ningún sueño vuelve a dormirte con el deseo de recordar tus sueños la próxima vez. Aleja de tu mente todos los demás pensamientos (la hora que es, lo que tienes que hacer al día siguiente, el posible significado del sueño, etc.).

3) Escribe la pauta del sueño. Al principio sólo recordarás algunos fragmentos. No los ignores. Junta los fragmentos que lleguen a tu mente en un orden lógico (si lo tienen) y escribe la pauta del sueño. Recuerda todos los detalles: emociones, conversaciones, pensamientos, acciones, imágenes... Todo lo que esté relacionado con el sueño es importante. Plantéate que es probable que te despiertes varias veces a lo largo de la noche y que has de utilizar unos minutos para escribir todos los detalles de tus sueños que recuerdes. Si tu ánimo en mitad de la noche no es precisamente el de un escritor, entonces anota sólo las palabras clave para retomar la pauta por la mañana y completarla. Es probable que pierdas todos los fragmentos que no anotes de inmediato. Cuando vuelvas a dormirte es posible que sueñes y despiertes de nuevo. Anota todos los sueños. Debes tener fuerza de voluntad para hacerlo, aunque te sientas muy adormecido en el momento de despertar.

Algunas Recomendaciones Adicionales
El primer sueño de la noche es el más corto, de unos diez minutos, mientras que en las primeras horas de la mañana pueden durar de cuarenta y cinco minutos a una hora.
Conseguirás despertarte después de cada sueño tan sólo con desearlo antes de irte a dormir.
Dormir durante períodos más cortos, con una siesta por la tarde, reporta un mayor número de sueños además de hacerte sentir más descansado.
Todo lo que sentiste, viste u oíste en el sueño es importante y debería ser registrado en tu diario.
Si sigues estos primeros consejos puedes conseguir una media de cuatro a cinco sueños muy vívidos al día. El objetivo es que alguno de esos sueños vívidos se convierta en ensueño.

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sábado, 21 de febrero de 2015

Entrenamiento para Desarrollar la Atencion de Ensueño

Sentados en una colchoneta

Se cierran los ojos

Se toman respiraciones profundas y le prestamos la atención a nuestro ritmo de respiración.

Tomamos conciencia de nuestras manos. Es decir, ponemos nuestra atención en las manos.

¿Cómo las tenemos colocadas? ¿Cómo las sentimos?

Poco a poco empezamos a “ver” como las manos suben, desde la posición que normalmente tienen en ese momento, hasta la altura de los ojos.

La actividad del soñar es una instrucción que consiste en hallar las propias manos durante un sueño. Uno debe soñar deliberadamente que busca y encuentra sus manos en un sueño que consiste en soñar que uno alza las manos al nivel de los ojos.

Una vez que algo dentro de uno cede para permitir observar el dorso de las manos; las instrucciones siguientes estipulan que, apenas la percepción de las manos empieza a disolverse o transformarse, se debe trasladar la mirada a cualquier otro elemento en el ámbito del sueño. Cada vez que la nueva apariencia empieza a disiparse, hay que volver a prestar atención a otros elementos ambientales.

Cada guerrero tiene su propio modo de soñar. Todos son distintos. Lo único que tenemos en común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones.

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martes, 25 de noviembre de 2014

Romper el Convenio

En el camino del guerrero lo importante es el juego de la percepción. Ensoñar o acechar significa ensanchar el campo de lo que se puede percibir a un punto inconcebible para la mente.

En opinión de los guerreros, todos nosotros en general poseemos dones naturales de ensoñadores o de acechadores, y a muchos de nosotros nos resulta muy fácil ganar el control de la atención de ensueños, o el de la atención del acecho, y lo hacemos de una manera tan hábil y natural que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de haberlo realizado.
El camino del conocimiento es algo bastante abstracto: la habilidad que algunas personas desarrollan para expandir los límites de su percepción normal. La cualidad abstracta del camino del conocimiento anula automáticamente cualquier connotación positiva o negativa de los términos usados para describir a quienes la practican.

Expandir los límites de la percepción normal es un concepto que surge de la creencia de los guerreros de que nuestras opciones en la vida son limitadas debido a que están definidas por el orden social. Los guerreros creen que el orden social crea nuestra lista de opciones, pero que nosotros hacemos el resto; al aceptar solamente esas opciones limitamos nuestras casi ilimitadas posibilidades.
Por fortuna estas limitaciones son aplicables sólo a nuestro lado social, y no al otro, prácticamente inaccesible, que no cae dentro del dominio de la percepción ordinaria.
Por lo tanto el principal esfuerzo de un guerrero tiende a revelar ese lado. Esto lo logra quebrando el débil pero con todo resistente caparazón de las suposiciones humanas respecto a lo que somos y lo que somos capaces de ser.

Los guerreros aceptan que en nuestro mundo de los diarios quehaceres hay quienes tientan lo desconocido en busca de opciones diferentes de la realidad, pero argumentan que, por desgracia, tales búsquedas son esencialmente de naturaleza mental. Los actos de naturaleza mental nunca nos abastecen de la energía necesaria para cambiar nuestro modo de ser, y sin energía los nuevos pensamientos y las nuevas ideas casi nunca producen cambios en nosotros.
En el camino del guerrero, sin retirarse del mundo y sin dañarse en el proceso, se logra realizar la magnífica tarea de romper el convenio que ha definido la realidad.

Los guerreros del antiguo México practicaban dos artes: el arte de ensoñar y el arte de acechar. Practicar uno u otro arte estaba decretado por la aptitud innata de cada practicante. Ensoñadores son aquellos que poseen la habilidad de fijar lo que los guerreros llaman "la atención de ensueños", un aspecto especial de la conciencia, en los elementos de los sueños normales. Acechadores son aquellos que poseen una aptitud innata conocida como "la atención del acecho", otro estado especial de la conciencia que permite encontrar los elementos clave de cualquier situación en el mundo cotidiano y fijar dicha atención en ellos, a fin de alterarlos o de ayudarlos a permanecer en su curso.

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domingo, 2 de noviembre de 2014

Escudos Vacios

Los seres humanos se encuentran en un estado inquietante de socialización y esconden sus verdaderas necesidades detrás de placebos sin significado alguno, como escudos vacíos. Por ejemplo, la preocupación con la presentación y defensa del "yo" en la vida diaria es uno de esos escudos vacíos. Los guerreros-viajeros lo consideran un placebo porque no expresa en lo absoluto nuestras verdaderas necesidades, que serían mejor descritas por asuntos tan básicos como cuestiones sobre la naturaleza de la conciencia, el propósito de nuestras vidas, la incambiable condición de nuestra muerte. La forma de tratar dichas cuestiones es "el camino del guerrero".

Los movimientos mostrados en Tensegridad son maniobras energéticas diseñadas para aislar y mejorar lo que los guerreros-viajeros llamaban "cuerpo energético", o el conglomerado de campos energéticos que ellos consideran son la contraparte del cuerpo físico.
Los hombres y mujeres chamanes que vivieron en México en tiempos antiguos practicaron estas series de movimientos con el fin de almacenar energía en sus cuerpos y manipularla. Los movimientos en realidad no fueron inventados por ellos sino que fueron descubiertos por ellos a través de sus prácticas de ensueño.
El ensueño para los guerreros-viajeros, es el arte de transformar sueños normales, ordinarios, en medios auténticos para acrecentar su percepción. Ensoñando, esos hombres y mujeres, fueron capaces de alcanzar niveles óptimos de balance físico y también fueron capaces de descubrir los movimientos específicos que les permitieran reproducir, en sus horas de vigilia, esos mismos niveles de óptimo equilibrio físico.
La creencia de esos guerreros-viajeros, derivada de sus observaciones de ensueño, fue que la conciencia es un brillo localizado en un punto específico de nuestros cuerpos energéticos, un punto que es visible cuando somos vistos como campos de energía. Entre más energía pueda almacenar y manipular el cuerpo físico, más intenso será el brillo de la conciencia.

Con los movimientos de Tensegridad no solo se siente uno mejor practicando sino que uno se convierte en un mejor ser humano; la razón para tal afirmación es muy sencilla: el aumento de energía genera calma, eficiencia y propósito. La enfermedad colectiva de nuestros días es nuestra total falta de propósito. Sin la suficiente energía no hay manera siquiera de concebir alguna clase de propósito genuino en nuestras vidas. Los pases mágicos, al ayudarnos a almacenar energía, nos ayudan a comprender la idea de propósito en nuestros pensamientos y acciones.

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domingo, 14 de septiembre de 2014

La Conciencia Inorganica


Los voladores son una especie de seres inorgánicos que se alimentan de la conciencia humana. Estos "servidores del Águila" comen de nosotros hasta el punto de que la única conciencia que tenemos para los asuntos cotidianos, es usada para la autorreflexión. Los voladores nos han comido hasta los pies, literalmente. Cuánto más egomaníaca es nuestra preocupación, mejor sabor tenemos para los voladores. De todas maneras podemos producir una conciencia que es rechazada por los voladores, desarrollada a través de la disciplina y repugnante para ellos, y que podemos conservar. Los voladores son esencialmente energía impersonal, pero predatoria como todos los seres del universo.

"Todo es el producto de la interacción de dos fuerzas". Las situaciones siempre son resultado de una dicotomía, -por ejemplo, grupos enfrentados en el trabajo o en otras instituciones- y el camino del guerrero consiste en guiar esta dicotomía.

Los guerreros experimentan esta división para llegar a "lo que es permisible". El mismo tipo de dicotomía es verdadera para nuestro mundo. En una parte está el mundo de los orgánicos -incluyéndonos a nosotros y a otros organismos con conciencia. En la otra parte está el reino de los inorgánicos -entidades con conciencia pero sin organismo. "La estructura de su mundo es diferente pero complementaria a la nuestra". Los chamanes encontraron que los seres inorgánicos vienen hasta ellos en sueños. Los sueños, al menos cierta clase de sueños especiales, son "compuertas" que se abren para pasar a la parte del universo de los seres inorgánicos, y que les permite a ellos pasar a nuestro mundo. Solamente en sueños puede uno equilibrar nuestra energía suficientemente para percibir este otro reino. De otro modo, nuestra velocidad es demasiado rápida para percibirlos.

Los antiguos chamanes hallaron que los sueños daban acceso al reino de los inorgánicos y a otros reinos. Llamaron a los seres que allí habían "los aliados". Este término no es adecuado, desde luego, ya que esos seres no son capaces de actuar como aliados en ese reino. En el momento que usas la “puerta”, entras en un mundo verdadero y bien organizado tanto si te gusta como si no. Un guerrero entrena su atención de ensueño desarrollándola al principio al recordar que debe enfocar sus ojos en cada objeto y enfocarlos durante algo más de un vistazo, y entonces moverse a otro objeto, y luego otro.

Para cada individuo hay un umbral de objetos en los que podemos enfocarnos hasta que el sueño se transforma en algo más. En los sueños no ordinarios, una vez que se alcanza este umbral, uno se abre a algo más. Tales sueños especiales son anunciados por algo bastante inusual -por ejemplo, una imagen como un pez volador. Una vez que aprendes a atrapar tu atención, se puede llegar a la compuerta siempre que uno se "tropiece con un sueño que no es un sueño.,".

La atención de ensueño es otra fuente de disciplina que nos hace inalcanzables para los voladores. Una vez se cruza la puerta, algo acude para llevarnos a otra capa de la cebolla, o al universo dual de los seres inorgánicos. Se controla la dirección en la que se va, al decir en voz alta tu intento -esencialmente al dar una orden, como "Llévame a tu mundo". Lo único que escuchan es una orden directa, no es bueno suplicarles, gemir o actuar apaciguadoramente. Tú no les ordenas de modo arrogante, sino con fuerza, de manera convincente. Una vez que dices en voz alta tu deseo de ir, esas bolas de energía te llevan.

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martes, 20 de mayo de 2014

Misterios Insondables de la Conciencia

La sensibilidad que brota del camino del guerrero está profundamente vinculada con la Tierra. Ese ser majestuoso y exquisito es la suma de todo lo que somos. La Tierra es un mundo desconocido e inagotable, un mundo hermoso, atroz, sobrecogedor, terrible, exuberante. Un mundo para seres beligerantes que no se sienten víctimas de nada, seres en pie de guerra que no necesitan que los salven o los rediman y que están bien y quieren estar mejor. Es un mundo lleno de misterios que nos insta a luchar y no desfallecer, un mundo donde la victimización carece de sentido. Esto es, tal vez, lo que más le agradezco al camino del guerrero: haber elegido que la Tierra es mi ser amado y que acrecentar la conciencia que tengo de ella es el propósito de mi existencia.

No necesito ningún dios, ningún amo, ningún volador que me haga sentir “espiritual” o “chamán”. Me basta con la Tierra, con sus seres y sus elementos, en los que reconozco a mis aliados naturales. Y aunque muriera en este preciso momento, mi corazón estaría lleno de agradecimiento por haber tenido la extraordinaria suerte de vivir en este maravilloso mundo.


Pero si la instalación foránea prevalece y los esfuerzos por erradicarla continúan siendo esfuerzos individuales en una lógica del sálvese quien pueda, no va a haber lugar para la criatura de mar, para la criatura de tierra, para el bosque, el coyote o la lagartija. Van a ser recuerdos, mitos. En cuestión de décadas, sólo habrá humanos en sus “humaneros”. Monocultivos de humanos alienados que se sienten por encima del manantial, la lombriz o la secoya, interesados en colonizar otros planetas para llevar a ellos a sus amos.

Durante dos millones de años de ocupación foránea, nuestros amos han intervenido nuestra filogenia, auspiciando aquellas orientaciones culturales que hoy culminan con una civilización alienada que amenaza con destruir el mundo en el que coexistimos. Porque no es que la razón humana se haya levantado desde el lodo del mundo primitivo. Esa famosa “razón” no es más que el despliegue del intelecto bajo el dominio de los voladores, lo que nos ha llevado a comportarnos como una especie colonizadora extraterrestre que socava la Tierra y esclaviza a sus seres vivientes.
¿Cómo es que en todo ese tiempo la humanidad no ha sido capaz de combatir semejante dominio? Conozco a muchos que durante largo tiempo sostuvieron el intento de encontrar sus manos en un sueño y despertar en él. ¿Cómo es que no se nos ha dicho que es posible hacer lo mismo con el volador, hasta verlo en nuestro ensueño y saber a qué atenernos? ¿A qué tanto temor y suspicacia? ¿Quién se podría molestar si sumamos esfuerzos para ahuyentar a este parásito?

La idea oscurantista de que los misterios insondables de la conciencia no pueden ser explicados ha servido para reafirmar la supremacía de la razón alienada en el orden de los asuntos prácticos de la humanidad.

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martes, 1 de abril de 2014

La Primera Atencion

Existen tres niveles de conocimiento:
- La Primera Atención
- La Segunda Atención
- La Tercera Atención
Cada una de ellas es un dominio independiente y completo en sí mismo.
La primera atención es la más importante de las tres.

Las proposiciones explicatorias son intentos de traer al primer plano el modo como funciona la primera atención, algo que pasa totalmente desapercibido para nosotros.
Se considera imperativo que se comprenda la naturaleza de la primera atención, si es que queremos aventurarnos en las otras dos.

A la primera atención se le ha enseñado a moverse instantáneamente a través de todo un espectro de las emanaciones, sin poner el menor énfasis evidente en ello, a fin de alcanzar “unidades perceptuales” que todos nosotros hemos aprendido que son perceptibles.
A esa hazaña de la primera atención le llamamos “desnatar”, en el sentido de elegir lo mejor de una cosa, porque implica la capacidad de suprimir las emanaciones superfluas y seleccionar cuáles de ellas se deben enfatizar.

Para explicar este proceso tomamos por ejemplo una montaña.
La primera atención de una persona, al momento de ver la montaña, ha “desnatado” (ha elegido) una infinita cantidad de emanaciones para obtener un milagro de percepción; un “desnate” que todos los seres humanos conocemos porque cada uno de nosotros lo hemos logrado alcanzar por nosotros mismos.

Todo aquello que la primera atención suprime para obtener un “desnate”, ya no puede ser recuperado por la primera atención bajo ninguna condición.
Una vez que aprendemos a percibir en términos de “desnates”, nuestros sentidos ya no registran las emanaciones superfluas.

Para dilucidar este punto podemos ver el “desnate” cuerpo humano.
Nuestra primera atención es completamente inconsciente de las emanaciones que componen el luminoso cascarón externo del cuerpo físico.
Nuestra esfera luminosa no está sujeta a la percepción, ya que se han rechazado las emanaciones que lo harían perceptible en favor de las que permiten a la primera atención percibir el cuerpo físico tal como lo conocemos.
Por tanto, la meta perceptual que tienen que lograr los niños mientras maduran, consiste en aprender a aislar las emanaciones apropiadas con el fin de canalizar su percepción caótica y convertirla en la primera atención; al hacerlo, aprende a construir “desnates”.

Todos los seres humanos que rodean a los niños les enseñan a “desnatar”.
Tarde o temprano los niños aprenden a controlar su primera atención a fin de percibir los desnates en términos semejantes a los de sus maestros, los adultos que les rodean.

Es maravillosa la capacidad de los seres humanos de impartir orden al caos de la percepción.
Cada uno de nosotros, por sus propios méritos, es un mago magistral y nuestra magia consiste en imbuir de realidad a los "desnates" que nuestra primera atención ha aprendido a construir.
El hecho de que percibamos en términos de “desnates” es el mandato de las emanaciones de la Creación, pero percibir los mandatos como objetos es nuestro poder, nuestro don mágico.

Nuestra falacia, por otra parte, es que siempre acabamos siendo unilaterales al olvidar que los “desnates” solo son reales en el sentido de que los percibimos como reales, debido al poder que tenemos para hacerlo.
Esto es un error de juicio que destruye la riqueza de nuestros misteriosos orígenes.

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domingo, 9 de febrero de 2014

La Segunda Atencion

La cohesión y la uniformidad energética son indispensables para el acto de percibir. La humanidad entera percibe el mundo que conocemos, en los términos en que lo hacemos, porque compartimos cohesión y uniformidad energética. Adquirimos estas dos condiciones durante el transcurso de nuestros primeros años.

Entrar en un incomprensible estado de conciencia que ponga en tela de juicio la idea que tenemos del mundo y de nosotros mismos, es un estado que los chamanes llaman la segunda atención.
Se entra en la segunda atención cuando uno logra retener el punto de encaje en una nueva posición, previniendo de este modo que regrese a su lugar original. El resultado de fijar el punto de encaje en nuevas posiciones es lo que los chamanes de la antigüedad denominaron la segunda atención. Aquellos chamanes trataban a la segunda atención como un área de completa actividad, de la misma manera que el mundo cotidiano es un área que tiene completa actividad.

La segunda atención es un área de exploración mucho más grande que la primera atención, o la conciencia del mundo cotidiano. En la segunda atención la conciencia entra en un estado de inigualable claridad; un estado de superconciencia que aunque dure cortos periodos de tiempo, se puede entender cualquier cosa con mínimos preámbulos. Esta maniobra es esencial e indispensable para que se reciban explicaciones abstractas y detalladas, mientras que en la conciencia normal se reciben los conceptos y procedimientos básicos, en el aprendizaje del camino del guerrero.

Normalmente las explicaciones que se dan en la segunda atención no se recuerdan en la vida cotidiana de la primera atención; no obstante, de alguna forma se queda en alguna parte de nuestro ser, que los chamanes llaman el aparato de perceptividad. Los chamanes han utilizado esta aparente peculiaridad de la percepción, y han convertido el acto de recordar todo lo que se les enseñó en la segunda atención en una de las tareas tradicionales más difíciles y complejas del camino del guerrero.

Los chamanes explican que cada vez que se entra en la segunda atención, el punto de encaje se encuentra en una posición diferente. Recordar, para ellos, significa situar de nuevo el punto de encaje en la posición exacta en la que se encontraba en los momentos en que ocurrieron las entradas a la segunda atención. Un guerrero no solamente recuerda, sino que revive todas sus experiencias en la segunda atención, por medio de volver a situar su punto de encaje en cada una de las posiciones donde estuvo. Al dar las explicaciones abstractas y detalladas del camino del guerrero, que pertenecen a los mundos del nagual, mientras se encuentran en la segunda atención, se garantizan la fidelidad y precisión de la instrucción para que permanezca intacta durante el resto de la vida de un guerrero.

Aprender algo en la segunda atención es como lo que aprendemos cuando éramos niños; permanece con nosotros toda la vida. Así, estamos acostumbrados a decir “es natural” cuando hablamos de algo aprendido muy temprano en la infancia.

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martes, 28 de enero de 2014

El Intento de Mover el Punto de Encaje

El camino del guerrero limpia nuestro vínculo con el intento y al limpiarlo, nuestra energía inherente se incrementa de forma notable.
Tener energía facilita los movimientos del punto de encaje, pero cada guerrero tiene que verificar todo por sí mismo y por experiencia propia. Los principios del camino del guerrero no son para memorizarlos sino para practicarlos.


Un nagual es cualquier persona, hombre o mujer, con una configuración energética específica, semejante a una doble bola luminosa. Cuando una persona así entra en el camino del guerrero, la carga extra de energía le convierte en alguien con la capacidad de guiar al resto de guerreros. De esta manera, el nagual se convierte en la persona más apropiada para ser el líder. Un nagual es una persona que puede reflejar lo abstracto, el espíritu, mejor que los demás; pero eso es todo. Nuestro vínculo es con el espíritu mismo y solo incidentalmente con la persona que nos trae su mensaje.

El punto de encaje no tiene nada que ver con lo que normalmente percibimos como el cuerpo físico, ya que es parte de la esfera luminosa, la cual es nuestro ser energético.
El punto de encaje se desplaza a través de corrientes energéticas, que son como impulsos de energía que se sienten afuera o adentro, no del cuerpo sino de la esfera luminosa. Generalmente son corrientes impredecibles que ocurren de por sí. Para un guerrero, sin embargo, son corrientes predecibles; controladas por el intento de ellos.

Todo el mundo siente esas corrientes energéticas. La gente común y corriente, al estar tan ocupada en con sus problemas, no les presta atención alguna a este tipo de sensaciones.
Este tipo de sensaciones que se sienten con el movimiento del punto de encaje, son como una leve molestia; una sensación vaga de tristeza seguida inmediatamente por una desmedida euforia. Ya que esa clase de tristeza o euforia no tienen fundamento real, nunca los consideramos como verdaderos asaltos de lo desconocido, sino como inexplicables arranques de mal o de buen humor.

Cuando el punto de encaje se mueve fuera de los límites de la esfera luminosa, empuja el contorno hacia afuera, sin romper sus límites energéticos.
El resultado de un movimiento, fuera de la estructura energética de la esfera luminosa, del punto de encaje es un cambio total en la estructura energética de los seres humanos. De ser una bola se convierte en algo parecido a una pipa de fumar. Si el punto de encaje continúa moviéndose, llega un momento en que se convierte en una delgada línea de enrgía. Los chamanes de la antigüedad fueron los únicos capaces de lograr esa proeza: convertirse en líneas de energía tratando inútilmente de doblarse para formar un círculo. Las historias antiguas hablan de que al alargar su forma energética, también lograron alargar la duración de su conciencia; de manera que están vivos y conscientes de ser hasta hoy día. Las historias también cuentan que aparecen periódicamente en la Tierra. El logro de los guerreros chamanes de la antigüedad nos probaron que los potenciales del ser humano no son cualquier cosa.

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jueves, 2 de enero de 2014

La Parte Social de la Percepcion

Encontrar la libertad mediante la percepción de todo aquello que es humanamente posible percibir, sin intereses personales ni ganancias concretas; y mucho menos funciones sociales, es enfocarnos en lo abstracto.
Uno de los mayores logros que podríamos llegar a conseguir es percibir la esencia energética de las cosas. Este es un logro de tal magnitud que es la premisa básica de las prácticas del camino del guerrero. Con mucha disciplina y entrenamiento, podríamos adquirir la capacidad de percibir la naturaleza intrínseca de las cosas, una capacidad que llamamos “ver”.


Si separamos la parte social de la percepción, percibiríamos la naturaleza íntima de todo. Lo que percibimos es energía, pero como no podemos percibir la energía directamente, procesamos nuestra percepción para ajustarla a un paradigma. Este paradigma es la parte social de la percepción y es lo que se tiene que separar, porque reduce el alcance de lo que se puede percibir y porque nos hace creer que el paradigma al cual ajustamos nuestra percepción es todo lo que existe. Estamos convencidos de que el ser humano para sobrevivir a esta época, va a tener que cambiar la base social de su percepción.

La base social de la percepción es la certeza física de que el mundo está compuesto de objetos concretos y todos estamos involucrados en un serio y fiero esfuerzo por percibir el mundo como materia.
El mundo deberíamos percibirlo como energía. El universo entero es energía y la base social de la percepción sería entonces la certeza física de que todo lo que hay es energía. Si cambiáramos a través de un poderoso esfuerzo social para ver la energía como energía, tendríamos a nuestro alcance ambas posibilidades.

Para aprender una nueva forma de percibir, primero hemos de forzarnos a darnos cuenta de que procesamos nuestra percepción para hacerla encajar en un paradigma y, después, guiarnos con disciplina a percibir energía directamente. Esta es la misma forma en que se nos enseña a percibir el mundo de objetos. Cuando procesamos la percepción, para hacerla encajar en un paradigma social, esta pierde su poder al darnos cuenta de que hemos aceptado ese paradigma como herencia de nuestros antepasados, sin tomarnos la molestia de examinarlo.

Hoy en día estamos listos para percibir el mundo como demuestra la física cuántica en términos de energía. En el pasado debió haber sido absolutamente indispensable para nuestros antepasados cambiar el paradigma para poder percibir el mundo en términos de materia sólida. Hoy en día podemos afirmar que, primero, éste es un mundo de energía, y después, un mundo de objetos. Si no empezamos con la premisa de que vivimos en un mundo de energía, nunca seremos capaces de percibir la energía directamente como fluye por el universo. Las condiciones para que al nuevo paradigma le demos realidad y se manifieste es ahora, solo hemos de seguir las señales…

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jueves, 7 de noviembre de 2013

Claves del Nagual

A fin de rescatar el ámbito del conocimiento puro salido de nuestros corazones, soñar un mundo nuevo y convertirlo en realidad, debemos despertar la magia dormida que todos llevamos dentro.

Lo que la sociedad considera realidad es la hipnosis del condicionamiento social, una invención artificial de la que todos, colectivamente, participamos. Es el melodrama de una existencia tediosa, poblada de obsesiones vulgares y de búsquedas banales en la que nuestro único destino es nacer, envejecer y morir.

Si nos percatáramos de esa realidad veríamos que las claves de la magia de la vida están en nuestra propia conciencia. La vida nos colma de maravillas cuando comenzamos a verla como expresión de lo eterno. La vida en sí misma es un milagro y si estamos aquí y ahora es por un milagro.

La inteligencia interna del cuerpo/mente humanos es el genio último y supremo, refleja la sabiduría del universo, una sabiduría en la que reside el poder de la transformación. La transformación nos da acceso a nuevas realidades, a nuevos mundos. En esa inmensa latitud donde se extiende la conciencia hay mundos infinitos que vienen y van, motas de polvo que bailan en un rayo de luz.
Mientras el nagual duerme en los rayos de luz, corresponde a nuestro destino interpretar una infinidad de personajes. En el drama de la vida nos cubrimos con máscaras sociales y es en este sacrificio del espíritu frente a la propia personalidad, donde nace el tiempo.

El espíritu no se ve nunca ensombrecido por la forma ni por el fenómeno. Y has de saber que para estar vivo de verdad, tienes que morir para el pasado en cualquier momento. Más allá del juicio y de la memoria, se extiende el océano de la conciencia universal. En un océano tan vasto como éste no somos más que insignificantes ondulaciones, sin acceso a la totalidad del conocimiento infinito.

La fuente de la vida que hay dentro de nosotros es el lugar al que debemos acudir una y otra vez para borrar las experiencias contaminantes a las que estamos sujetos y con las que nos enfrentamos cada día. Antes de encontrar al nagual has de transitar por oscuros caminos, recorrer secretos pasajes y poblar desvanes habitados por los fantasmas que viven en tu mente. Tienes que enfrentarte con tu enemigo natural número uno, el miedo. Todos lo llevamos dentro; somos un conglomerado de ambigüedades, una aglutinación de diferentes energías arquetípicas en las que coexiste lo sagrado y lo profano, lo divino y lo diabólico, el pecador y el santo.
Empieza por despellejar las capas de tu ser para descubrir en él lugares y tiempos remotos. Recuerda la sabiduría de lo impredecible e inseguro, a fin de escapar de la cárcel de lo desconocido. Descubre tu propio descontento y lo apreciarás porque, de no existir, no habría fuerza creadora. En la adversidad están las grandes oportunidades de evolución.

Son los tiempos de soñar y de escapar de los límites del tiempo, de descubrir la infinidad de versiones que hay de cada uno de los hechos que suceden y que cada una depende únicamente del observador.
Existimos simultáneamente en todos los tiempos; los caminos del tiempo, rectos y angostos, son hilos de una telaraña que se extiende hasta el infinito.
Cada acción refleja todas y cada una de las demás acciones; cuando vibra un electrón, todo el universo se estremece… Un solo gesto puede por sí solo conformar nuestras vidas o cambiar el curso de la historia.

La vida es mágica, misteriosa, maravillosa y milagrosa. Si pierdes la magia, perderás algo más valioso que la misma vida, ya que ésta se convertirá en algo aburrido y triste. Cuando hay destellos de algo maravilloso, quiere decir que hay un toque del nagual. La peor maldición que le puede caer a cualquiera es la inactividad, la existencia banal, la tranquila desesperación surgida de la necesidad de resignarse.

Presta atención, en cada paso del camino de tu vida, a las señales que te guiarán a través de los significados ocultos de los hechos de cada día; para discernir dentro del choque eterno entre el espíritu y el ego, lo que quieres ser y hacer. El espíritu está libre de cuidados, es despreocupado, rebosa de alegría y se ría continuamente. El ego es serio, arrogante y pendenciero. En uno hay paz, armonía y amor; en el otro miedo y hostilidad.

Explora la corte de los milagros y observa los guerreros poderosos que marchan a tu lado, porque podrían convertirse en nuestra única clave para encontrar la libertad.
Ha llegado el momento de honrar lo que hay de femenino en nosotros mismos, en nuestra especie y en nuestro mundo. La inteligencia femenina del universo nos va a ayudar a sanar la psicosis de la mente colectiva, porque lo femenino es nutritivo, contextual, parental, intuitivo y sabio.

Este es el mundo que soñamos convertir en realidad a través de la pureza de nuestros corazones. Trata de la masa crítica y de la conciencia coherente y colectiva, necesaria para provocar una fase de transición en nuestra civilización. Es el vuelo en las alas de la libertad.
Somos almas que vienen de lugares y tiempos antiguos. Ahora es el momento de olvidar la ambigüedad del ser humano y recordar que la vida es un horizonte abierto y que somos seres mágicos. Ahora son los tiempos en los que nos elevamos a un lugar privilegiado donde los actos cotidianos adquieren un significado mítico. Ahora es el momento de exaltar a la humanidad a este ascenso.

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domingo, 15 de septiembre de 2013

El Doble es el Principio

El doble es una contraparte de la energía manifestada en un cuerpo físico a través del cual puedes concebir, percibir y adentrarte por el infinito. El doble también ha de ser entregado, igual que todo lo demás que creemos ser desde donde nos encontramos.


La realidad de lo que somos trasciende el doble, además del cuerpo físico. El doble se intenta, es un intento que se realiza en el ensueño, ensoñar no es soñar y mucho menos dormir. Los sueños traen mensajes de la propia personalidad, el ensueño es captar la energía que viene con el sueño. Si observas tus sueños y te haces consciente en ellos, puedes ver que existe energía. Esa energía es la que te transporta por los confines del universo. En la práctica que se menciona en los libros de Castaneda, sobre el ensueño, y que he podido contrastar con otras tradiciones como las de oriente, aparece una conciencia sobre un "cuerpo", semejante al cuerpo físico de la persona, aunque con características un tanto diferentes, que tú ya conoces. Ese es el doble.

Nosotros estamos aquí, en esta realidad. En la totalidad de esta realidad, para todos nosotros, están los momentos que llamamos vigilia y los momentos que llamamos sueño. Tener conciencia y actuar a propósito en ambas nos lleva a abarcar la totalidad de nosotros mismos, dentro de la conciencia humana, pero esto es sólo el principio. Luego la realidad de lo que somos no puede explicarse aquí, porque no es conciencia humana.

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martes, 12 de marzo de 2013

Tigre Dientes de Sable

Para los videntes del antiguo México, el Tigre Dientes de Sable expresa claramente la pasión del guerrero-viajero, el navegante del mar de la conciencia.
El Dientes de Sable merodeaba toda el área que va desde el valle de México, siguiendo por la costa oeste, llegando hasta el sur y centro de California. Esas son las áreas en que se originaron los pases mágicos.

Podemos pensar que el Dientes de Sable es una criatura de otro tiempo, una pieza de museo; y, desde nuestra perspectiva lineal, eso es cierto. Sin embargo, desde el punto de vista de los videntes del linaje de Don Juan, el otro tiempo del Dientes de Sable no está en el pasado, sino en otra capa de conciencia. Ellos proponen que, quizás, en términos de hechos energéticos, sería más preciso decir que somos nosotros los que estamos encerrados en una vitrina de museo, y que el Dientes de Sable merodea libre, viajando de sueño en sueño.


Al practicar los pases que se conocen como la forma del Tigre Dientes de Sable del Intento, también nosotros podemos alcanzar la fluida habilidad de ensueño del Dientes de Sable.

De acuerdo con los videntes, el Intento del Dientes de Sable es ensoñar –mover su punto de encaje. Esto significa pura percepción y un estado de alerta y fluidez al actuar. Adoptando la respiración profunda y completa del Dientes de Sable, entramos en nuevas áreas de percepción. El hacer participar los músculos en el área de la pelvis y el diafragma en cada movimiento y respiración - tal como hace el Dientes de Sable- nos ayuda a conseguir las tripas de acero que se necesitan para navegar por el infinito oscuro mar de la conciencia.

El movimiento ondulante de los hombros del Dientes de Sable al caminar y moverse, otorga fluidez a su punto de encaje. Su punto de encaje no permanece fijo tras los omóplatos, como en los seres humanos; sino que se mueve, dando al Dientes de Sable y a los practicantes de su forma, la continua posibilidad de nuevas percepciones.

La práctica de la forma del Dientes de Sable nos puede mover hacia un más vasto y abierto estado de conciencia, fuera de la posición del sedentario hombre contemporáneo que permanece estático delante de la pantalla de un ordenador en una habitación poco ventilada, o encorvado para hablar por un teléfono móvil. Esto nos puede permitir ver nuestra presa -nuestros propios hábitos y rutinas- en el horizonte, y derribarlos, de forma que podamos deambular hacia delante, enfrentando nuevos desafíos, nuevos sueños.

Descripción de los Movimientos del Tigre Dientes de Sable

El Dientes de Sable construye su poderosa postura: Con una exhalación, sus palmas se deslizan hacia abajo por la parte delantera de los muslos, pasando sobre los pies hasta llegar al suelo.
La cabeza se inclina hacia abajo. El Dientes de Sable jadea, contrayendo todos los músculos del estómago en cada exhalación. Se inclina hacia delante con una inhalación, poniendo el peso sobre sus garras delanteras. Se inclina hacia atrás con una exhalación, desplazando el peso a sus garras traseras.
El Dientes de Sable inhala, deslizando sus garras por el suelo y subiendo por sus garras traseras hasta sus tobillos; allí hace una pausa para exhalar completamente. La cabeza permanece agachada. Inhala otra vez, llevando sus garras hasta las rodillas, parando allí par exhalar una vez más.
Sus rodillas permanecen dobladas. Sus patas posteriores se afianzan en el suelo con firmeza. Haciendo ondular su punto de encaje, el Dientes de Sable inhala nuevamente y se endereza.

Según se estira, sube sus garras llevándolas por los muslos hasta la cintura, desdoblando ligeramente las rodillas, y vuelve a doblarlas haciendo una exhalación, las garras curvadas se abren momentáneamente. La vista del Dientes de Sable es clara y su oído es agudo: está dispuesto para la acción. La pelvis se mantiene derecha, sin inclinarse ni adelante ni atrás, de forma que la energía fluya a través de la sección media a la parte superior del cuerpo sin detenerse en las caderas. Su postura está firmemente establecida, el Dientes de Sable comienza a moverse muy silenciosamente...

Información proporcionada por Cleargreen, Santa Mónica, California, 1999.

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martes, 22 de mayo de 2012

La Atención de Ensueño

El cuerpo energético es la contraparte del cuerpo físico; una configuración fantasmal hecha de pura energía. La diferencia energética con el cuerpo físico es que la energía del cuerpo energético tiene únicamente apariencia, pero no masa. Siendo pura energía, el cuerpo energético puede llevar a cabo actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico.

Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. Por medio del ensueño, condensamos el cuerpo energético, hasta llegar a hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera normal de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo de percibir es independiente. Tiene su propia esfera.
Esa esfera es energía. El cuerpo energético trata con la energía en términos de energía. Existen tres formas en las que trata con la energía. Puede percibir la energía a medida que ésta fluye; puede usarla para propulsarse dentro de áreas insondables; o puede percibir como percibimos normalmente el mundo.

Percibir la energía a medida que ésta fluye quiere decir “ver”. Quiere decir que el cuerpo energético “ve” energía directamente como una luz, o como una especie de corriente vibratoria, o como un disturbio borroso. O la siente directamente como una sacudida, o una sensación que hasta puede ser dolorosa.
Puesto que su esfera es la energía, el cuerpo energético no tiene ningún problema en usar corrientes de energía que existen en el universo para propulsarse a sí mismo. Todo lo que tiene que hacer es aislarlas y, al instante, se lo llevan.

Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control, es llegar al cuerpo energético. Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de tener energía. Un guerrero obtiene esa energía organizando de una manera ingeniosa, la energía natural que posee y utiliza para percibir el mundo cotidiano.

Todos tenemos una cantidad determinada de energía básica. Esa cantidad es nuestro total acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún lugar, y como la energía de la cual disponemos está ya siendo utilizada en su totalidad, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias como el ensueño; por lo tanto, solo nos queda la tarea de rebuscar energía donde se pueda.
Para rebuscar energía, un guerrero reorganiza ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que considere superflua en su vida. A este método se le llama “El Camino del Guerrero”.

El Camino del Guerrero es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho más directa y eficiente que la conducta usual. Es más eficiente porque está expresamente diseñada para renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al hecho de estar vivos.
Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos. Una es rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias configuraciones. Cada uno de nosotros puede moldearla a la medida de nuestras especificaciones. Eso hacen los ensoñadores. ¿Una aseveración estrafalaria? Realmente no, si tomamos en consideración lo poco que sabemos acerca de nosotros.
Nuestro interés debería ser involucrarnos completamente en el tema de la vida y el tema de estar vivos; es decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de estar vivo, como una cuestión de cognición.

Cuando un guerrero habla de moldear lo particular de su situación vital, quiere decir moldear la conciencia de estar vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la dirección y las consecuencias totales de nuestras vidas.

Estos conceptos no son solo para pensar en ellos, sino que por medio de la repetición, convertirlos en una forma factible de vida.
Todo lo nuevo en nuestra vida, tal como los conceptos del Camino del Guerrero, debe ser repetido hasta el agotamiento si se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. La manera en que nuestros progenitores nos socializaron para funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.

La atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando se le da un propósito. Pero este acto de entrar en juego no ocurre de la manera en que uno entiende un proceso: un sistema de operaciones en curso, o una serie de acciones o funciones que llevan a un resultado final; más bien es un despertar: algo que estaba inactivo se convierte de repente en algo funcional.

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sábado, 19 de mayo de 2012

Preparando el Ensueño

La única forma de “intentar” es enfocar el “intento” de uno en lo que se quiera intentar.

La segunda atención es un proceso que empieza con una idea; la idea se convierte después en algo como una sensación, y finalmente evoluciona y se transforma en un estado de ser, o en un campo de acciones prácticas.

Preparar el ensueño quiere decir tener un comando práctico y preciso de los sueños; no dejar que se esfumen o cambien. Por ejemplo, imagina que estás soñando que estás en paseando por una calle determinada. Preparar el ensueño significa no dejar que ese sueño se transforme en otro. Eso quiere decir que uno tiene el control de lo que esté viendo en esa calle específica y no lo deja ir hasta que se quiera.

La atención de ensueño es el control que uno adquiere al fijar el “punto de encaje” en cualquier nueva posición a la cual haya sido desplazado durante los sueños normales. En términos generales, la atención de ensueño es una faceta incomprensible de la conciencia que parece estar esperando el momento en que la convoquemos y le demos propósito. También es como una facultad velada que todos tenemos en reserva, pero que nunca nos atrevemos a usar.

En el flujo energético general del universo hay entradas y salidas, que funcionan a manera de compuertas; y en el específico caso del ensueño hay siete entradas, siete obstáculos que los chamanes llaman las siete compuertas del ensueño.

Llegamos a la primera compuerta al darnos cuenta de una sensación muy particular que se nos viene encima antes de quedarnos profundamente dormidos. Es una placentera oscuridad y pesadez que nos mantiene suspendidos y no nos permite abrir los ojos.
En el caso particular de la primera compuerta del ensueño, la meta es intentar que el cuerpo energético se dé cuenta de que uno se está quedando dormido. No hay que tratar de forzarse para darse cuenta de que uno se está quedando dormido. Hay que dejar que el cuerpo energético lo haga. Intentar es desear sin desear, hacer sin hacer.

Hay que aceptar el reto de “intentar”. Para ello, hay que poner una determinación que no admita palabras o aun pensamientos para convencerse uno mismo de que ha llegado al cuerpo energético y de que se es un ensoñador. Hacer esto le pone a uno automáticamente en la posición de darse cuenta de que se está durmiendo.
“Intentar” requiere imaginación disciplina y propósito. “Intentar” significa que uno adquiere la indiscutible certeza corporal de que se es un ensoñador. Uno siente con todas las células de su cuerpo que es un ensoñador. “Intentar” la primera compuerta del ensueño es uno de los medios descubiertos por los chamanes de la antigüedad para llegar al cuerpo energético y entrar en la segunda atención.

Decirle a un ensoñador que encuentre un objeto determinado en sus sueños es un subterfugio. El asunto es darse cuenta de que uno se está quedando dormido. Hacer esto no es posible ordenándose a uno mismo hacerlo, sino sosteniendo la vista de cualquier cosa que uno esté mirando en su sueño.
Los ensoñadores echan fugaces vistazos a todo lo que está presente en un sueño. Si enfocan su atención de ensueño en algo específico y usan ese enfoque como punto de partida, luego lo enfocan en otros objetos del sueño, regresando al punto de partida cuantas veces sea necesario.

El ensueño es un asunto muy serio. Uno no puede darse el lujo de pasos en falso. Ensoñar es un proceso de despertar, de adquirir control. Nuestra atención de ensueño debe ser sistemáticamente ejercitada, puesto que es la puerta de la segunda atención.
La segunda atención es como un océano, y la atención de ensueño es como un río que desemboca en él. La segunda atención es el estado de estar consciente de mundos completos, mientras que la atención de ensueño es el estado de estar consciente de los objetos de nuestros sueños.

Llegamos a la primera compuerta del ensueño al darnos cuenta de que nos estamos quedando dormidos y la cruzamos al ser capaces de sostener la vista en cualquier objeto en nuestros sueños.
A fin de compensar la evanescencia de los sueños, los guerreros idearon el uso de un objeto como punto de partida. Cada vez que se le aísla y se le mira, uno recibe una carga de energía. Al principio no se deben enfocar demasiadas cosas en los sueños. Cuatro objetos son suficientes. Más tarde, uno puede agrandar el campo de acción hasta abarcar todo lo deseable. Pero tan pronto como las imágenes comienzan a cambiar, y uno siente que está perdiendo el control, se debe regresar al punto de partida y empezar otra vez.

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

El Ensueño y la Posición del Punto de Encaje

Los chamanes vieron que el resplandor de la conciencia aumenta de tamaño y de intensidad conforme las emanaciones interiores de la esfera luminosa se alinean con las emanaciones en grande. Esta observación los sirvió de trampolín y siguieron adelante desarrollando una compleja serie de técnicas para manejar ese alineamiento.
Al principio se referían a esas técnicas como la maestría del alineamiento. Luego se dieron cuenta que lo que estaba involucrado era mucho más que alineamiento, era la energía que surge del alineamiento de emanaciones, y esa energía la llamaron voluntad.
La voluntad es la responsable de nuestra percepción del mundo cotidiano, e indirectamente, a través de la fuerza de esa percepción, es responsable de la localización del punto de encaje en su posición acostumbrada.


Los chamanes del nuevo ciclo examinaron cómo tiene lugar la percepción del mundo de la vida diaria y vieron los efectos de la voluntad. Vieron que el alineamiento es renovado incesantemente para conferirle así continuidad a la percepción. Para renovar cada vez el alineamiento con el frescor que necesita para crear un mundo vivo, la descarga de energía que procede de esos mismos alineamientos se redirige automáticamente para reforzar algunos alineamientos selectos.
Esta nueva observación les sirvió a los nuevos chamanes como otro trampolín que les ayudó a alcanzar la tercera base de sus técnicas. La llamaron el intento y la describieron como guiar la voluntad o guiar intencionadamente la energía del alineamiento.

Los nuevos chamanes juzgaron que era imperativo ver las emanaciones del Águila, a fin de encontrar una manera conveniente de mover el punto de encaje. Al tratar de ver las emanaciones se encontraron con un serio problema. Se dieron cuenta que no hay manera de verlas sin correr peligro mortal, y sin embargo tenían que verlas. Esa fue la época en que usaron la técnica de ensueño de los antiguos videntes como escudo para protegerse del golpe mortal de las emanaciones del Águila y, al hacerlo, encontraron que el ensueño en sí era la manera más efectiva de mover el punto de encaje. Una de las órdenes más estrictas de los nuevos chamanes fue que los guerreros tienen que aprender a ensoñar mientras están en un estado de conciencia normal.

Ensoñar es muy peligroso y los ensoñadores muy vulnerables. Es peligroso porque la fuerza del alineamiento es inconcebible; y los ensoñadores son vulnerables porque el ensueño los deja a merced de esa fuerza.
Los nuevos chamanes descubrieron que en nuestro estado de conciencia normal tenemos incontables defensas que pueden protegernos de la fuerza de las emanaciones que nunca son usadas y que repentinamente se alinean en el ensueño.

El ensueño comenzó con una simple observación. Los antiguos chamanes observaron que en sueños, el punto de encaje se mueve ligeramente al lado izquierdo, de una manera muy natural. Y aunque uno no sueñe, el punto de encaje pierde algo de su fijeza mientras uno duerme, y empieza a hacer resplandecer muchísimas emanaciones que nunca se usan.
Los antiguos chamanes tomaron esta observación y empezaron a trabajar con ese movimiento natural hasta que pudieron controlarlo. Llamaron a ese control ensoñar, o el arte de manejar el cuerpo de ensueño. Los chamanes, antiguos y nuevos, entendían el ensueño como el control del leve movimiento natural que experimenta el punto de encaje durante el sueño. El controlar ese cambio no implica de ninguna manera dirigirlo, sino mantener al punto de encaje fijo en la posición a la que se mueve durante el sueño; una maniobra extremadamente difícil que los antiguos chamanes lograron perfeccionar con enorme esfuerzo y concentración.

Los ensoñadores tienen que llegar a un equilibrio muy sutil, porque no pueden interferir en los sueños, ni tampoco pueden imponer sus deseos en ellos, y sin embargo el movimiento del punto de encaje debe obedecer la orden del ensoñador, una contradicción que no puede ser racionalizada pero que debe resolverse en la práctica.
El movimiento del punto de encaje al interior del lado izquierdo es lo que produce los sueños. Mientras más profundo es el movimiento, más vívido y extraño es el sueño. Los antiguos trataron de dirigir sus sueños para lograr que sus puntos de encaje penetraran profundamente en el lado izquierdo. Al tratarlo, descubrieron que cuando los sueños son dirigidos, consciente o semiconscientemente, el punto de encaje regresa de inmediato a su lugar de costumbre. Puesto que lo que querían era que ese punto se moviera, llegaron a la inevitable conclusión de que interferir en los sueños era interferir en el movimiento natural del punto de encaje.

En las enseñanzas para el lado derecho, el ensueño no es el control de los sueños, y todos los ejercicios que hay que cumplir, como encontrar las manos en los sueños, no están planeados para el entrenamiento de dirigir los sueños. Estos ejercicios están diseñados para mantener el punto de encaje fijo en el lugar al que se hubiera movido en el sueño. Ahí es donde los ensoñadores tienen que lograr un equilibrio sutil. Lo único que ellos pueden dirigir es la estabilidad de sus puntos de encaje.
Dondequiera que se mueva el punto de encaje en los sueños se llama posición de ensueño. Los antiguos chamanes se volvieron tan expertos en mantener su posición de ensueño que incluso podían despertar mientras sus puntos de encaje seguían anclados allí. Los chamanes llamaron cuerpo de ensueño a ese estado, porque lo controlaban al grado de crear un nuevo cuerpo provisional cada vez que despertaban en una nueva posición de ensueño.

Al ensoñar realmente no hay manera de dirigir el movimiento del punto de encaje; lo único que afecta a ese movimiento es la fuerza o la debilidad interna de los ensoñadores, y ese es un peligro inminente.
Al principio, los nuevos chamanes tuvieron profundos escrúpulos en usar el ensueño. Estaban seguros que, en vez de fortalecer, el ensueño debilitaba y volvía compulsivos y caprichosos a los guerreros. Todos los antiguos chamanes fueron así. Puesto que no les quedaba más opción que usarlo, para contrarrestar el atroz efecto del ensueño los nuevos chamanes desarrollaron un magnífico sistema de comportamiento llamado el camino o la senda del guerrero.
Con ese sistema, los nuevos chamanes se fortificaron y adquirieron la fuerza interna que se necesita para guiar, en sueños, el movimiento del punto de encaje. Tener fuerza interna significa poseer un sentimiento de ecuanimidad, casi de indiferencia, un sentimiento de sosiego, de holgura. Pero sobre todo, significa tener una inclinación natural y profunda por el examen, por la comprensión. Los nuevos chamanes llamaron sobriedad a todos esos rasgos del carácter.
La convicción que tienen los nuevos chamanes es que una vida de impecabilidad lleva de por sí, inevitablemente, a un sentido de sobriedad, y eso a su vez hace moverse al punto de encaje.

Los nuevos chamanes sabían que el punto de encaje puede moverse desde adentro. Ellos sostuvieron que los hombres impecables no necesitan que alguien los guíe, que por sí solos, mediante el ahorro de su energía pueden hacer todo lo que hacen los chamanes. Lo único que necesitan es una oportunidad mínima, solamente necesitan darse cuenta de las posibilidades que los chamanes han descubierto. Todo lo que se requiere es impecabilidad
Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si este acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo largo, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado, una cosa llevaría a otra hasta que el guerrero emplea todo su potencial.

El cuerpo de ensueño es en realidad una burbuja de luz. Cuando el punto de encaje se mueve a las profundidades del lado izquierdo, llega más allá del punto donde no hay dudas. En esa posición sólo hay una cosa que uno puede ver: burbujas de energía. De la conciencia acrecentada a ese otro punto en la profundidad del lado izquierdo sólo hay un corto trecho. La verdadera hazaña es hacer que el punto de encaje se mueva de su sitio normal al punto donde no hay dudas.

Los antiguos chamanes buscaban una réplica perfecta del cuerpo y casi lograron conseguirla. Lo único que no pudieron copiar fueron los ojos. En lugar de ojos, el cuerpo de ensueño tiene el resplandor de la conciencia.
El nombre cuerpo de ensueño se le dio para indicar una sensación, un impulso de energía que es transportado por el movimiento del punto de encaje, a cualquier lugar de este mundo, o a cualquier lugar de los siete mundos accesibles para el ser humano.
El procedimiento inicial para lograr el cuerpo de ensueño, comienza con un acto inicial que, por el hecho de ser continuo, engendra intento inflexible. El intento inflexible lleva al silencio interior y el silencio interior a la fuerza interna necesaria para mover el punto de encaje en sueños a posiciones convenientes. Este orden de sucesión es llamado el cimiento. Una vez completado este cimiento viene el desarrollo del control, que consiste en mantener sistemáticamente la posición de ensueño.
Aferrándose tenazmente a la visión del sueño, la práctica constante resulta en una gran facilidad para sostener posiciones de ensueño en nuevos sueños, no tanto porque gane uno control con la práctica, sino porque cada vez que se ejercita ese control se fortalece la fuerza interna. A su vez, la fuerza interna fortificada mueve el punto de encaje a posiciones de ensueño que pueden fomentar la sobriedad; en otras palabras, los sueños se vuelven, de por sí, más maniobrables, incluso más ordenados.

El desarrollo de los ensoñadores es indirecto. Es por eso que los nuevos chamanes creyeron que podemos ensoñar por nuestra cuenta, solos. Puesto que el ensueño utiliza un movimiento natural del punto de encaje, no deberíamos necesitar ayuda de nadie.
Lo que necesitamos es sobriedad y nadie puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios.
Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para llegar al cuerpo de ensueño es la impecabilidad en nuestra vida diaria. Una vez que se adquiere sobriedad, y una vez que las posiciones del ensueño se vuelven progresivamente más fuertes, el siguiente paso consiste en despertarse en una posición de ensueño. Aunque da la impresión de ser algo sencillo, la maniobra es en verdad un asunto de tan inmensa complejidad que requiere no sólo de sobriedad sino de todos los atributos del guerrero, especialmente de intento.

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