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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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jueves, 7 de marzo de 2024

El Punto de No-Compasión

Existe un umbral que, una vez franqueado, no permite retiradas. Normalmente, desde el momento en que el espíritu toca la puerta, pasan años antes de que la persona llegue a ese umbral. Sin embargo, en algunas ocasiones se logra llegar a él casi de inmediato.

Un guerrero tiene la obligación de recordar muy claramente cuándo y cómo ha cruzado ese umbral, a fin de fijar en su mente el nuevo estado de su potencial perceptivo. Cruzar ese umbral significa entrar en un mundo nuevo, y no es esencial ser aprendiz de guerrero para llegar a ese umbral; la única diferencia entre el hombre común y corriente y un guerrero, en esos casos, es lo que cada uno pone de relieve.
El guerrero recalca el cruce del umbral y usa ese recuerdo como punto de referencia. El hombre común y corriente recalca el hecho de que se refrena al cruzarlo y de hacer lo posible por olvidarse de haber llegado a él.


Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre. Una vez que nuestras cadenas están rotas, ya no estamos atados a las preocupaciones del mundo cotidiano. Aún estamos en el mundo diario, pero ya no pertenecemos a él. Para pertenecer a él debemos compartir las preocupaciones y los intereses de la gente, y sin cadenas no podemos.
La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Un guerrero es, en esencia, un ser implacable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es la conducta, para que así nadie sospeche de su inexorabilidad.

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de sus puntos de encaje, y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Cuando el punto de encaje se mueve y llega al sitio donde no hay compasión, la posición de la racionalidad y el sentido común se debilitan. La sensación de tener un lado viejo, oscuro y silencioso es una visión de los antecedentes de la razón.
El sitio donde no hay compasión tiene que ver con “el descenso del espíritu”. A fin de revelar los misterios de la percepción a la humanidad, el espíritu elige un momento en el que el ser humano está distraído, con la guardia baja y, sin mostrar piedad alguna, deja que su presencia mueva, por sí misma, el punto de encaje a una determinada posición. Una posición que los chamanes describen como el sitio donde uno pierde la compasión o el sitio donde no hay piedad. A partir de ahí, el no tener compasión se convierte en el primer principio del camino del guerrero.

El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, la humanidad, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal.
La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes está dirigido a destronar la importancia personal.
El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por sí mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada.
La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.
Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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jueves, 15 de febrero de 2024

Un Guerrero es solo un Ser Humano

A pesar de penetrar en los intrincados campos del conocimiento humano, que resultan verdaderamente increíbles, un guerrero sigue siendo un común y corriente ser humano.
Generalmente idealizamos a estos personajes. Los mitificamos y les quitamos, quizá lo más importante, su condición de ser tan solo un ser humano. Lo más aterrador del mundo del nagual, es que el puñado de intrépidos y esforzados guerreros y guerreras, en los momentos finales de su "entrenamiento" siguen siendo personas comunes y corrientes, que viven en un mundo de compromisos, trabajos y obligaciones.

No se puede pensar en entrar al maravilloso mundo del nagual, si antes no se tiene pleno dominio del mundo del tonal. Un guerrero no se deja llevar por la “importancia" del mundo del nagual, porque el mundo del tonal es tan importante como el mundo del nagual y si no se tiene pleno dominio del primero jamás, ni remotamente se puede aspirar a penetrar el misterioso mundo del nagual, ya que los dos mundos se apuntalan mutuamente.

Si el guerrero no tiene dominio de sus debilidades, de sus deficiencias, de sus vicios. Si no ha templado su vida con el ejercicio cotidiano de la disciplina, la responsabilidad y la sobriedad. Si su vida cotidiana no es un inmaculado reflejo de su impecabilidad, templanza y aplomo, jamás podrá aspirar a convertirse en un guerrero de esta milenaria sabiduría. Si no tiene una forma decorosa de ganarse la vida, será sólo un "muerto de hambre" que llena su cabeza con mucha fantasía.
Si una persona del pueblo fuera un guerrero, no se estaría muriendo de hambre en su mugrosa casa. Todo guerrero, antes que nada, es una persona del mundo cotidiano que tiene una vida, un trabajo y una responsabilidad. Los guerreros no viven en el mundo de la fantasía, viven en la espiral cotidiana del mundo que está enfrente y que nos zarandea todos los días. Ahí se encuentran los verdaderos desafíos y el acecho del guerrero.

El guerrero vive en el mundo cotidiano y usa su energía y su tiempo para "trabajar" y ganarse la vida, y eso nos indica que el mundo cotidiano es tan importante como el mundo del nagual. Es más, no pude existir el segundo sin el primero. Si no se tiene dominio sobre el mundo inmediato, todo lo demás son puros sueños quiméricos o escapismo intelectual.

El legado más importante de las enseñanzas del camino del guerrero, es que nos abren un inconmensurable mundo de sabiduría humana. El camino del guerrero nos muestra que si es posible aprender una forma correcta de vivir, y una eficaz tabla de valores y principios. En ese sentido, el camino del guerrero es un verdadero aporte a las personas que buscan una nueva forma de vivir e interpretar el mundo, frente al derrumbe de la civilización Occidental.
La parte suicida del asunto es creerse un guerrero en la imaginación, y en la realidad ser arrollados por la vorágine cotidiana del mundo material inmediato. De hecho, algo así les sucedió a los "primeros videntes", pues descuidaron el mundo del tonal, ensimismados en su sofisticado mundo del nagual y un día llegaron pueblos salvajes y belicosos que prácticamente los destruyeron.

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miércoles, 21 de diciembre de 2022

El Vuelo del Chamán

A veces es tan sutil el hilo que separa lo engañoso de lo verdadero, las burdas copias del auténtico original, que abordar ahora el tema del chamán resulta un tanto fastidioso por las confusiones o malas interpretaciones a que se presta. Hay mucho charlatán disfrazado de chamán, mucho embaucador que pretende detentar poderes sobrenaturales, demasiados farsantes que se hacen pasar por hombres o mujeres de conocimiento arrastrando tras de sí a buscadores de experiencias fenoménicas, oníricas o astrales sin más fin que el de engordar sus egos o adherirse a una suma de individualidades que confunden el plano del alma inferior con el de la universal, y que por supuesto nada saben del espíritu.


En verdad: Él es en las sociedades arcaicas el introductor o psicopompo en los misterios, tal como el sabio de siglos posteriores, el cual ofrece una iniciación intelectual-espiritual, aunque asimismo –o tal vez por ello– es el encargado de administrar los venenos necesarios de manera eficiente, incluso mágica-teúrgica. Por ello y por otras razones es el guía de una sociedad o un grupo, para el que es el hombre –o mujer– de conocimiento y también el que detenta, a menudo, la autoridad temporal.

Y lo más paradójico es que los pocos chamanes que quedan hoy en día no son sólo los hombres-mujeres medicina y guías espirituales de los menguados pueblos indígenas que malviven en distintos puntos del planeta, sino que algunos pueden incluso habitar en grandes ciudades o permanecer apartados en sus refugios, pasando desapercibidos, siendo los que se dan notoriedad aquellos showmen de turno a los que nos hemos referido más arriba. Un chamán no tiene porque ir con taparrabos ni ataviado con plumas y sonajas, administrando hierbas o imponiendo las manos. Lo que lo inviste como tal es el hecho de que ha experimentado el acceso a otros planos cada vez más sutiles, y abstractos (para decirlo de algún modo), pues se refiere en verdad a grados en la senda del Conocimiento y son más reales que la versión que ofrecen los sentidos, aunque desde luego, basándose en ellos para poder trascenderlos. O sea, darles sentido, encuadrándolos tomando y utilizando los elementos doctrinales o arquetípicos de ese grupo, o de una futura identificación con lo sagrado al ser fecundados por la palabra divina, o la revelación directa que se puede observar en todo lo creado y lo que está por detrás de ello.

Estos auténticos chamanes han muerto en vida y han renacido gracias al influjo espiritual directo; guiados por una doctrina cosmogónica que entronca con la Tradición Unánime, han pasado durísimas pruebas, todas ellas encaminadas a determinar sus cualificaciones espirituales a la par que se ejercitan en el conocimiento de los indefinidos planos del Ser, los que recorren en sus vuelos internos.

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miércoles, 6 de enero de 2016

El Viento de las Mujeres

Las mujeres poseen una dirección singular y cada una de ellas tiene un viento personal. El viento se mueve dentro del cuerpo de una mujer debido a que tiene útero. Una vez dentro del útero, el viento no hace sino atraparla y decirle cosas. Cuanto más serena y relajada se encuentra la mujer, mejores son los resultados. Puede decirse, que de pronto, la mujer se encuentra haciendo cosas de cuya realización no tiene la menor idea.

Una mujer guerrero puede usar su viento particular para cualquier propósito específico, como embellecer su cuerpo y renovarlo. El viento puede decirle a una mujer qué hacer con todo. Su vida, sus cosas, sus sentimientos. Puede parecer que son sus propios pensamientos; pero no obstante cuando se tranquilizan, comprenden que hay algo que les dice las cosas. Una mujer guerrero debe entregarse al viento y dejar que la guíe.
Hay cuatro vientos, como hay cuatro direcciones. Esto en cuanto a lo que hacen los chamanes. El cuatro es un número de poder para un guerrero. Los cuatro vientos son:

La Brisa
La Brisa es el amanecer. Trae la esperanza y la luminosidad; es el heraldo del día. Entra en todo, viene y se va.
A veces es dulce y apacible; otras es inoportuno y molesto.

El Viento de Mediodía
El Viento del Mediodía es un viento violento, cálido o frío, o ambas cosas. Sus ráfagas están llenas de energía, pero también llenas de ceguera.
Se abre camino destrozando puertas y derribando paredes. Un guerrero ha de ser terriblemente fuerte para detener al viento violento.

El Viento del Atardecer
El Viento del Atardecer es un viento triste y molesto. Un viento que nunca le deja a uno en paz y que hiela y hace llorar. Sin embargo hay en él una profundidad tal que bien vale la pena buscarlo.

El Viento Cálido
El Viento Cálido abriga, protege y lo envuelve todo. Es un viento nocturno. Su fuerza está unida a la oscuridad.

Los cuatro vientos están igualmente asociados con las cuatro direcciones.
La Brisa es el Este.
El Viento Violento o del Mediodía es el Norte.
El Viento Frío o del Atardecer es el Oeste.
El Viento Cálido o de la Oscuridad es el Sur.

Los cuatro vientos poseen también personalidad.
La Brisa es alegre, pulcra y furtiva.
El Viento Violento o del Mediodía es enérgico, imperativo e impaciente.
El Viento Frío o de la Tarde es variable y meditabundo.
El Viento Cálido o de la Noche es feliz, confiado y bullicioso.

Los cuatro vientos son mujeres, es por eso que los guerreros femeninos los buscan. Vientos y mujeres son semejantes. Esta es una de las razones por las cuales las mujeres aprenden con mayor rapidez que los hombres si se mantienen fieles a su viento.
Una mujer averigua cuál es su viento si se queda quieta y no se habla a sí misma, mientras deja que el viento la penetre.

Rasgos Específicos del Cuerpo Luminoso

Categorías de la Personalidad

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sábado, 19 de diciembre de 2015

Cómo Hacer una Lista de Recapitulación

El acto de desplazarse entre posiciones anteriores y la presente proporciona a los practicantes del chamanismo la fluidez necesaria para salvar obstáculos extraordinarios en sus viajes al infinito. A los practicantes de la Tensegridad la recapitulación otorga la fluidez necesaria para salvar obstáculos que en modo alguno forman parte de sus sistema cognitivo.
En el caso del hombre moderno, en cuanto a procedimiento formal, se utiliza como recurso nemotécnico una lista escrita de todas las personas que haya conocido.
Se trata de una lista, por escrito, de los eventos a recapitular. Esta lista deberá contener todos los eventos de nuestra existencia, empezando por el momento en que la persona está elaborando su lista y terminando con su nacimiento e incluso antes (la recapitulación puede abarcar vivencias prenatales).
En la recapitulación la lista de eventos es un recurso que lanza la memoria a un viaje inconcebible. En este aspecto, recordar acontecimientos que acaban de ocurrir allana el terreno para evocar con la misma claridad hechos que se encuentren más alejados en el tiempo. Recordar experiencias de esta manera equivale a revivirlas y a extraer de la evocación un ímpetu extraordinario que permite agitar la energía disipada de nuestros centros vitales y restituirla.

Para facilitar la recapitulación existe un método sumamente práctico que consiste en los siguientes pasos:
a) Elegir tres áreas de nuestra vida para recapitular.
b) Dividir las áreas en sus elementos.
c) Dividir los elementos en etapas.
d) Dividir las etapas en eventos.


a) Las Áreas
Se trata de elegir tres áreas de experiencia que sean operativas de acuerdo a nuestro tipo de vida. Que tengan que ver preferentemente con cosas por las que hemos pasado a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo: "Casas en las que has vivido", "Relaciones afectivas", "Relaciones sexuales", "Familiares", "Amigos", "Trabajos desempeñados", "Estudios de todo tipo", etc. Lo importante es que el área seleccionada pueda ser dividida en muchos elementos. De poca ayuda será elegir "parejas" si nunca has tenido una.

b) Elementos del Área
Son las unidades específicas del área que estamos haciendo la lista en orden aparentemente inverso al transcurrir del tiempo. Hay que nombrarlas una por una, del presente al pasado.
Si el área elegida fuera "casas", encabezaría la lista la casa en la que vives actualmente, seguiría la inmediatamente anterior y así sucesivamente, hasta llegar a la casa de tu nacimiento.
Si el área elegida se relaciona con personas como parejas o familiares, trata de ubicar los elementos (nombres) de acuerdo al mismo tiempo de orden temporal.

c) Dividir los Elementos en Etapas
Este es el paso que puede aparentar ser más complicado, aunque en realidad no lo es tanto. Consiste en seccionar en etapas que se presten para la observación, cada uno de los elementos, empezando con el elemento que encabeza la lista y siguiendo en el mismo orden de presente a pasado.
La manera más apropiada es nombrar cada etapa de acuerdo a un acontecimiento que de algún modo marque el inicio de una etapa.
Los nombres que se dan a cada etapa no se tomarán como eventos en sí mismos, sino como puntos de referencia que nos ubican en alguna etapa específica, cuya duración puede ser muy variable, de acuerdo a cada caso. El número de etapas puede cambiar, pero nunca deberá ser menor a tres y dependerá del tiempo que se permaneció en ese elemento de área. A mayor duración, mayor número de etapas (entre cinco y diez suele bastar).

d) Dividir las Etapas en Eventos
En este paso, debes detallar en tu lista cada uno de los eventos que tuvieron lugar en la etapa específica, de nuevo desde el más actual hasta el más remoto. No se trata de describir el evento, sino sólo de nombrarlo. Tampoco se trata de analizar, sino de registrar el evento.
El número de eventos puede ser muy variable de acuerdo a cada etapa; una lista bien hecha puede tener entre unos 300 y 2000 eventos. También puede tener más.

Cuando se ha completado la lista, ésta suele tener la forma de un enorme cuadro sinóptico de cuatro columnas. En la primera columna el nombre del área. En la segunda los elementos del área. En la tercera las etapas de los elementos. En la cuarta los eventos que tuvieron lugar en cada etapa.
El material puede ser organizado de cualquier manera, listados, archivos numerados, etc. Pero, el cuadro sinóptico tiene la ventaja adicional de resultar muy adecuado para las observaciones globales que pueden ser muy reveladoras.
Es muy importante no pasar a otra columna hasta que no se haya completado la precedente. El listado se va realizando en un sentido vertical y no horizontal, lo que te permite ir repasando tu vida repetidamente, pero con un sentido mayor de detalle cada vez.

La lista de eventos a recapitular, en tanto a ejercicio de acecho, no es una cuestión de análisis, sino de observación. Hay que registrar los hechos sin ponernos a especular o reflexionar sobre ellos y por otra parte hay que evitar la tendencia a dejar de registrar hechos dolorosos o vergonzosos, que en la mayoría de las veces son los que más exigen una recapitulación a fondo.
Cuanto más tiempo y atención se invierte en la elaboración de la lista, tanto mejor serán los resultados. Generalmente puede tomar de dos a doce semanas como mínimo hacer una lista que sea útil para empezar a recapitular, siempre que se trabaje con frecuencia. Una lista con tres áreas bien elegidas y terminadas se puede considerar una lista bastante completa.
La lista de eventos en sí misma es un ejercicio completo y útil que por sí sólo puede muy bien funcionar como una forma mínima de recapitulación general.
El mero proceso de trabajar en la lista de recapitulación puede llevar al cuerpo a recordar. Una vez terminada la lista, ésta se convierte en un "mapa" de nuestra existencia, en la que la observación de las repeticiones, ciclos periódicos y secuencias puede resultar muy reveladora para conocer los ejes estructurales de nuestra vida.

La Recapitulación de los Chamanes

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sábado, 12 de diciembre de 2015

Desapego de Guerrero

El desapego no aporta automáticamente sabiduría, pero no obstante, supone una ventaja, pues permite al guerrero detenerse momentáneamente para reconsiderar las situaciones y volver a ponderar las posibilidades. Para usar de manera consistente y correcta ese momento extra, un guerrero tiene, sin embargo, que luchar incansablemente durante toda su vida.


Desapego es cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas y las acciones de la gente ya no le afectan. Entonces, una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. El desapego es uno de los conceptos de la vida del guerrero.

A los guerreros les resulta mucho más fácil salir adelante en condiciones de máxima tensión que ser impecables en circunstancias normales. Todas las facultades, posibilidades y logros del chamanismo, desde los más simples hasta los más asombrosos, se encuentran en el propio cuerpo.

Los seres humanos tienen dos lados. El lado derecho abarca todo lo que el intelecto es capaz de concebir. El lado izquierdo es un ámbito de características indescriptibles, un ámbito para el que no existen palabras. El lado izquierdo es comprendido –si es comprensión lo que tiene lugar─ con la totalidad del cuerpo. De ahí que se resista a la conceptualización.

A todo ser vivo se le ha otorgado el poder, si así lo desea, de buscar una apertura hacia la libertad y de pasar por ella. Cruzar hacia la libertad no significa alcanzar la vida eterna en el sentido usual de eternidad; es, vivir para siempre. Ocurre, más bien, que los guerreros pueden conservar su conciencia, que normalmente se abandona al momento de morir. En el momento de cruzar, el cuerpo en su totalidad se inflama de conocimiento. Al instante, cada célula se torna consciente de sí misma y, además, consciente de la totalidad del cuerpo. El don de la libertad no es una dádiva, sino la oportunidad de tener una oportunidad.

Buscar la perfección del espíritu del guerrero es la única tarea digna de nuestra transitoriedad y de nuestra condición humana. Si el espíritu de un guerrero está deformado, simplemente debe arreglarlo, depurándolo y perfeccionándolo, porque no hay en la vida tarea más digna que pueda emprenderse. No arreglar el espíritu es buscar la muerte, y eso es igual a no buscar nada, porque la muerte va a alcanzarnos de todos modos.
Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actúe como un guerrero.

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miércoles, 2 de diciembre de 2015

El Poder
3er. Enemigo Natural en el Camino del Conocimiento

Después de desafiar a la claridad, y vencerla, un guerrero sigue avanzando por la senda del conocimiento. Es entonces cuando se dará cuenta de que el poder perseguido durante tanto tiempo por fin es suyo. Puede hacer con él lo que se le antoje. El poder se convierte es su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla del nagual. Ve claro y parejo todo cuanto hay a su alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo: el poder.
Cuando un hombre conquista el poder, éste se convierte en el más fuerte de todos los enemigos. Y, naturalmente, lo más fácil es rendirse; después de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder.
Un hombre en esta etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto, sin darse cuenta, habrá perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado en un hombre cruel y caprichoso.
Un hombre vencido por el poder muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder es sólo una carga sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de sí mismo, ni puede decir cómo ni cuándo usar su poder.

Para vencer a su tercer enemigo, el poder, tiene que desafiarlo con toda intención. Tiene que darse cuenta de que el poder que aparentemente ha conquistado nunca fue suyo en realidad. Debe tenerse a raya en todo momento, manejando con tiento y con fe todo lo que ha aprendido. Si puede ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.

Desafiar al Poder
El poder para un hombre de Conocimiento es solo un “periodo de asentamiento". Un periodo de reposo, en el que el guerrero descansa razonablemente en paz por el tiempo suficiente para consolidar su aprendizaje. Es cuando comienza a ver el valor de transferir lo que ha aprendido de unas situaciones a otras, y darse cuenta de que el potencial de lo que ha aprendido es literalmente asombroso. Ha llegado a un punto en su progreso desde el que puede ver que en dicho aprendizaje radica su libertad. "Renuncia a lo que no quieres y quédate con lo que sí quieres". ¡Qué simple es lo obvio! ¡Y qué fácil! El guerrero necesita este periodo de respiro, porque todavía no ha llegado tan lejos como cree. Mas cuando esté listo para seguir adelante, marcharán a su lado compañeros poderosos. Ahora descansa por un rato, y los convoca antes de proseguir. A partir de ahí ya no seguirá adelante solo.

El guerrero necesita entender ahora que en realidad no sabía distinguir entre lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Lo único que ha aprendido hasta ahora es que no desea lo que no tiene valor y que sí desea lo que lo tiene. Sin embargo, su propio proceso de selección, no le sirvió para enseñarle la diferencia. Creía que había aprendido a estar dispuesto, pero ahora se da cuenta de que no sabe para qué está dispuesto. Ahora tiene que alcanzar un estado que puede permanecer fuera de su alcance por mucho, mucho tiempo. Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere.

Si sigue adelante desafiando al Poder, llegará a un “periodo de logros" y consolidará su aprendizaje. Lo que antes se consideraban simples sombras, se han convertido ahora en certezas, con las que puede contar en cualquier "emergencia", así como también en los periodos de calma. En efecto, el resultado de esas ganancias no es otro que la paz: el fruto de un aprendizaje honesto, de un pensamiento congruente y de una transferencia plena. Ésta es la fase de la verdadera plenitud, pues aquí se refleja completamente el espíritu. A partir de ahí, el camino a la libertad está despejado y no presenta ninguna dificultad ya que, en realidad, se da cuenta de que ya está aquí. Y, ¿quién iba a querer "ir" a ninguna otra parte, si ya goza de absoluta paz? ¿Y quién querría cambiar su libertad por algo más deseable? ¿Qué podría ser más deseable?

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martes, 3 de noviembre de 2015

Pinches Tiranos

Los chamanes, al entender la naturaleza de hombre, llegaron a la conclusión incuestionable de que si uno se las puede ver con los pinches tiranos, uno ciertamente puede enfrentarse a lo desconocido sin peligro y, luego incluso, uno puede sobrevivir a la presencia de lo que no se puede conocer.
La reacción del hombre común y corriente es pensar que debería invertirse ese orden. Es natural creer que los chamanes que pueden enfrentar lo desconocido, pueden, por cierto, hacer cara a cualquier pinche tirano, pero no es así. Nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los chamanes adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a lo que no se puede conocer. El ingrediente perfecto para producir un soberbio guerrero es un pinche tirano con privilegios ilimitados.

La idea de usar un pinche tirano no es sólo para perfeccionar el espíritu, sino también para la felicidad y el gozo del guerrero. El error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la cual apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Un guerrero por otra parte, no sólo tiene una estrategia bien pensada, sino que está también libre de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos.
Se puede derrotar a los pinches tiranos usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no.

El afinar el espíritu cuando alguien lo aguijonea se llama control. Reunir la información necesaria sobre la fortaleza y las debilidades de un pinche tirano mientras te golpean, se llama disciplina. El perfecto pinche tirano no tiene ninguna característica redentora.
El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisas, sin angustia, es una sencilla y gozosa retención del pago que tiene que llegar. El gran regocijo de un guerrero es saber que está esperando y saber qué es lo que espera.
Refrenarse significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.

Los chamanes usan a los pinches tiranos no solo para deshacerse de su importancia personal sino también para lograr la muy sofisticada maniobra de desplazarse fuera de este mundo.

Hoy en día, el ser derrotado por un repinche tiranito no es mortal pero si devastador. En sentido figurado, el grado de mortandad de los guerreros es elevado. Los guerreros que sucumben son arrasados por su propio sentido de fracaso. Eso es equivalente a una muerte figurada.
Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.
Cuando los guerreros son derrotados o bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos.

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jueves, 10 de septiembre de 2015

Rasgando el Velo

Tensegridad nos permite recordar una danza olvidada, por la especie humana desde tiempos ancestrales, que nos conecta con nuestra verdadera naturaleza como hijos de la Madre Tierra.


La Tensegridad es una actividad práctica que coloca a la persona en una posición inmejorable para enfrentar de manera óptima los desafíos que se le presentan en su vida cotidiana. Este mejoramiento se consigue mediante la recuperación de capacidades innatas que toda persona lleva dentro de sí, pero que han sido ocultadas y enterradas por la represión de la educación y los condicionamientos culturales de cada uno desde el momento de su nacimiento. Las condiciones restrictivas de la sociedad y las cualidades de la época que nos ha tocado vivir, crean individuos alineados e incapaces de salir de la espiral de bloqueos y frustraciones que parecen estar atenazando la libertad y la creatividad del ser humano moderno sin ninguna esperanza de poder salir de ello.

Con la experimentación y la práctica de los pases mágicos de la Tensegridad hemos descubierto, no solo la manera de salir del alineamiento al que parece estar condenado el ser humano moderno, sino también la manera de obtener el impulso y el coraje necesarios para emprender una nueva forma de vivir y de estar en este mundo, tan cambiante en la actualidad, y crear las condiciones necesarias para vivir nuestras vidas de una manera plena y altamente satisfactoria.
También hemos aprendido a “ver” y rastrear la energía, fluyendo en la dirección de ésta, para estar en armonía con la vida y convertirnos en el río, sin empujar el río. Un guerrero salta un muro en lugar de golpearse contra el muro. Y este espíritu de guerrero que ahora nos impregna lo reconocemos como propio, porque desde siempre ha estado en el interior de nuestros corazones y ahora nos permitimos sentirlo y dejar que sea él quien dirija nuestras vidas.

Cuando se “ve” al ser humano sin los condicionamientos impuestos por la percepción que hemos aprendido, se le “ve” como un conglomerado de energía que se asemeja a una esfera luminosa que abarca la distancia de la persona con los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo; esta misma distancia es en todas direcciones en torno a cuerpo de la persona y hacia arriba y hacia abajo alrededor de la persona. Debido a la interacción de la persona con el mundo y la vida moderna, la energía vital se aleja de los centros de vitalidad del cuerpo para alojarse en los límites de la esfera luminosa que es la totalidad de nuestro ser, aunque no sea visible para el ojo humano, entrenado para observar solo lo que le han enseñado. La Tensegridad permite, mediante la práctica rigurosa de los pases mágicos, devolver esa energía inherente de la que todos disponemos y devolverla a los centros de vitalidad del cuerpo.

El cuerpo humano está lleno de infinidad de centros energéticos. En Tensegridad se trabaja especialmente con cinco centros de vitalidad, por ser los más grandes, para acumular la energía necesaria para la realización de todas las actividades que requiere la persona en su vida. Los principales centros de vitalidad que se trabajan con Tensegridad son:
El Centro de la Acción Inmediata. Este centro se encuentra ubicado en la zona derecha del cuerpo, en la región del hígado y la vesícula biliar. En este centro de vitalidad se encuentra la energía necesaria para que la persona realice todo aquello que tiene que hacer de manera inmediata.
El Centro del Sentimiento. Este centro se localiza en la zona del páncreas y del bazo, en la parte izquierda del cuerpo. La energía de este centro es la que usamos cuando sentimos cualquier cosa que llegue a suceder y afectarnos, para luego ser interpretado por el cerebro y sacar desde ahí las conclusiones que ya vienen condicionadas por las experiencias pasadas en situaciones que interpretamos como similares.
El Centro de la Acción Sostenida. En este centro de vitalidad del cuerpo se acumula la energía que nos mantiene con vida desde el momento del nacimiento, hasta el momento presente y hasta el mismo momento de la muerte. La calidad, así como la acumulación de energía en este centro de vitalidad, va a definir la calidad de nuestra vida en cuanto a la resistencia ante las enfermedades y la vitalidad general del organismo. Es la energía del “cielo anterior” de la Medicina Tradicional China, también llamada la energía heredada de nuestros padres, la cual se puede mejorar notablemente, dando así continuidad a la evolución del ser humano como especie. El Centro de la Acción Sostenida se encuentra ubicado en la región de las glándulas suprarrenales y los riñones, en la parte baja de la espalda.
El Centro de las Decisiones. Este centro es de vital importancia para la persona, para su expresión y manifestación en la vida como persona y para la toma de decisiones. El ser humano moderno ha sido incapacitado para tomar decisiones desde las etapas más tempranas de su existencia. Por ello, se han creado las grandes corporaciones y estamentos encargados de tomar las decisiones por toda la humanidad. Es el sistema social del que formamos parte. Por este motivo, el Centro de Decisiones se encuentra prácticamente sin energía en el ser humano moderno. Este centro se encuentra ubicado, en el cuerpo humano, entre las clavículas y la punta del esternón, en el hueco que forma una V en la base del cuello.
El Centro de la Matriz. Este centro exclusivo de las mujeres es de vital importancia para toda la especie humana en su proceso de evolución. A la matriz solo se le ha dejado la función primaria que es la de reproducción. Pero, la matriz tiene otra función que es la de la percepción pura de la energía tal como fluye en el universo. Acumular energía en la matriz permite a la mujer, y por ende a toda la especie humana, recuperar el vínculo directo que le une con el espíritu. En estos tiempos que estamos tan inmersos en el materialismo es fundamental que la hembra de la especie humana recupere la función secundaria que yace dormida en su interior. La función del hombre en este centro de vitalidad es la de apoyo y de acompañamiento.

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lunes, 10 de agosto de 2015

El Poder de Liberar el Cuerpo

La mayoría de la gente teme al verdadero poder. La vitalidad auténtica es escasa y experimentarla es como sentirse arrancados de un largo sueño. Si se quiere despertar de la muerte en vida de una existencia apagada, se debe superar el miedo.

La práctica del chamanismo es una puerta a abrir, a través de la cual es posible verse a uno mismo, una oportunidad para liberar el cuerpo, expresar el corazón, vaciar la mente, despertar el alma y encarnar el espíritu.

Para experimentar el poder de ser, primero hay que liberar el cuerpo. El cuerpo es la metáfora raigal de nuestra vida y la expresión de nuestra existencia. Es nuestra Biblia, nuestra enciclopedia, la historia de nuestra vida. Todo lo que nos sucede queda registrado en él y por él es reflejado. El cuerpo sabe; el cuerpo dice. La relación entre el yo y el cuerpo es indivisible, insoslayable, inevitable. En el matrimonio entre carne y espíritu, el divorcio es imposible, si bien esto no significa necesariamente que el matrimonio sea feliz o bien llevado.

El camino hacia la plenitud debe comenzar por el cuerpo. Sólo cuando lo habitamos realmente podemos comenzar el viaje sanador. Mucha gente no está cómoda en sus cuerpos ni viven plenamente presentes, en forma vibrante, su corporalidad. Tampoco se suele estar en contacto con los ritmos básicos de nuestra vida corporal. Vivimos fuera de nosotros mismos, en nuestra cabeza, en nuestros recuerdos, en nuestros anhelos, como terratenientes ausentes de nuestras propiedades. Pero, si nos despojamos de nuestros cuerpos, ¿dónde vamos a vivir?

Para muchos, el cuerpo es un enemigo temible cuyos instintos, impulsos y apetitos deben ser conquistados, domados, vencidos, sometidos y reducidos a servidumbre.
Ser -existencia, energía, vitalidad- significa que nuestro espíritu llena nuestro cuerpo. Nuestro ser entero está encarnado. Cuando nos miramos en el espejo, ¿qué vemos? ¿Una mirada apagada y hueca? ¿Un pecho hundido? ¿Una sonrisa fingida? Vayamos a miramos. ¿Qué vemos? Si no es un ser brillante que rebosa energía y presencia, quiere decir que te estás privando el don de la vida. Lo sé por experiencia. Me ha pasado. He visto miles de personas ausentes, todos los hemos visto, en el Metro, en los atascos de tráfico de las horas punta, en el supermercado, perfilados contra las luces mortecinas del atardecer. Y todos sabemos que con frecuencia somos una de esas personas…

El camino que puede llevarte de vuelta a la vida es aprender a mover tu esencia, reingresando la energía a tu cuerpo, ejecutando tu propia danza de adentro hacia afuera, y no de afuera hacia adentro.

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jueves, 25 de junio de 2015

El Centro Energetico del Cuerpo Humano denominado “Centro de Decisiones”

El mundo actual está compuesto principalmente por una sociedad de personas alineadas que son incapaces de dirigir y tomar la responsabilidad de sus propias vidas.
Salir del alineamiento es primordial si queremos manifestar el cambio que se está gestando en estos tiempos históricos para la humanidad.
Conseguir salir de ahí no es solo cuestión de desearlo, sino de tener la energía necesaria para poder tomar las decisiones que nos permitan manifestar realmente el mundo que queremos.

Las decisiones salen de un punto, o centro, determinado dentro del cuerpo físico del ser humano. Este centro necesita recargarse, ya que se encuentra sin su energía correspondiente debido a que ha sido apartada mediante la socialización y la educación recibida desde el momento mismo del nacimiento, pasando por la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Se trata de un centro en el que la energía se enrarece hasta volverse enormemente sutil y en el que se almacena una energía específica y difícil de definir.
Los chamanes creen que los seres humanos expulsan este tipo de energía muy temprano, en la infancia, de dicho centro y jamás regresa, lo que nos priva de algo que tal vez sea más importante que la suma de la energía de los restantes centros: la capacidad de tomar decisiones.

Los seres humanos han creado el orden social: instituciones gigantescas que asumen la responsabilidad de tomar decisiones, debido a que carecen de la energía necesaria, han hecho las leyes y se les ha permitido que decidan. Los seres humanos se limitan a poner en práctica las leyes y las decisiones que han tomado en su nombre.

La energía del centro de decisiones se “ve” como poseedora de una singular transparencia, algo que se puede describir como semejante al agua: la energía es tan fluida que parece líquida.
El aspecto líquido de esta energía es característica de la cualidad filtrante del centro de decisiones, que selecciona toda la energía que recibe y solo recoge el aspecto fluido, liquidez que es un elemento uniforme y constante de dicho centro. La rotación de la energía en el centro de decisiones es la más débil razón por la cual el ser humano casi nunca decide.

A través de la práctica de los pases mágicos se refuerza el centro de decisiones, acercando la energía dispersa y, de este modo, se despejan las vacilaciones que la dispersión natural de la energía producida por el desgaste de la vida cotidiana provoca cuando se trata de tomar decisiones. Después de realizar determinados pases mágicos, el centro se activa y la persona toma un montón de decisiones cuando antes ni siquiera era capaz de dar un paso.

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domingo, 7 de junio de 2015

Una Ruptura en la Continuidad del Tiempo

Los chamanes consideran que uno de los resultados más codiciados del “silencio interno” es una interacción específica de energía que siempre se anuncia con una profunda emoción. Tal interacción se manifiesta a través de matices que se proyectan en el horizonte del mundo de la vida cotidiana, fuera una montaña, una muralla, o simplemente la palma de la mano. Esa interacción empieza con la apariencia de una tenue pincelada de color lavanda, sobre el horizonte. Con el tiempo, la pincelada lavanda se expande hasta que cubre el horizonte visible, como las nubes de una tormenta que avanza.


También se ve un punto rojizo, de un peculiar y rico color granate, como si hiciera explosión dentro de las nubes de color lavanda. Y al adquirir, un guerrero, mayor disciplina y experiencia, el punto de color granate se expande y finalmente estalla en pensamientos o visiones, también en palabras escritas.
Cuando esta experiencia llega a tener lugar, es un descenso del “infinito” sobre el guerrero. Un descenso que es como un asalto. Una toma de posesión de todas las facultades de la persona. A partir de ese momento la energía aparece ante uno como proyectada en una pantalla de cine. Entender o no la proyección es cuestión de experiencia. Por ello hay que empezar cuanto antes a leer la energía sobre la pared, cuando ésta aparece. Eso quiere decir que está emergiendo la verdadera mente de uno y no tiene nada que ver con la mente que es “instalación foránea”. Hay que dejar a la mente que se ajuste a la velocidad de la energía manteniéndonos en silencio y sin preocupaciones pase lo que pase.

El “silencio interno” se acumula instante a instante, momento a momento. El “silencio interno” es algo más directo y más misterioso que el “ensoñar”. “Ensoñar” es el acto de cambiar el punto de encaje con el “oscuro mar de la conciencia”.
El arte del chamanismo consiste en manipular el “punto de encaje” y hacerlo cambiar de posiciones a voluntad sobre las esferas luminosas que son los seres humanos. El resultado de esta manipulación es el cambio en el punto de contacto con el “oscuro mar de la conciencia”, que nos trae como su concomitante, un fardo diferente de billones de campos de energía bajo la forma de filamentos luminosos que convergen sobre el “punto de encaje”. La consecuencia de estos nuevos campos de energía que convergen sobre el “punto de encaje”, es que una conciencia diferente a la necesaria para percibir el mundo cotidiano entra en acción, transformando esos nuevos campos de energía en datos sensoriales, datos sensoriales que se interpretan y se perciben como un mundo diferente porque los campos de energía que lo engendran son diferentes a los conocidos.

Los viajes por el “oscuro mar de la conciencia” que se hacen desde el “silencio interior” son muy parecidos a lo que se hace en el “ensueño” cuando uno está dormido. Sin embargo, cuando se viaja por el “oscuro mar de la conciencia” no hay interrupción del tipo que ocurre cuando uno se va a dormir, ni hay ningún esfuerzo de controlar la atención de uno mientras se sueña. El viaje por el “oscuro mar de la conciencia” implica una respuesta inmediata. Hay una irresistible sensación del aquí y ahora.

Cuando pensamos que estamos en algún lugar de nuestra selección, en realidad lo que hacemos es fijar el “punto de encaje” directamente sobre la posición específica del “oscuro mar de la conciencia” que nos permite ese viaje. Entonces el “oscuro mar de la conciencia” nos prepara con todo lo necesario para hacer el viaje. No hay ninguna manera de elegir ese lugar por voluntad propia. Los chamanes dicen que el “silencio interno” lo selecciona sin falla.
La elección para el guerrero no es en verdad un acto de elección, sino el acto de asentir elegantemente a las solicitudes del “infinito”. El “infinito” elige. El arte del guerrero es tener la habilidad de moverse con la más tenue insinuación, el arte de asentir a todo mando del “infinito”. Para hacer esto, el guerrero necesita destreza, fuerza y, sobre todo, sobriedad. Estos tres juntos, dan como resultado… ¡la elegancia!

Tenemos que viajar por el “oscuro mar de la conciencia”, pero nunca sabremos cómo se hace. Diremos que lo hace el “silencio interno”, siguiendo caminos inexplicables, caminos que no pueden ser comprendidos, sino solo practicados. El “silencio interno” crea una ruptura en la continuidad del tiempo.
El mundo de los chamanes no es un mundo inmutable como el mundo cotidiano, donde te dicen que una vez alcanzada la meta eres campeón para siempre. En el mundo de los chamanes, llegar a cierta meta quiere decir que simplemente has adquirido las herramientas más eficaces para continuar tu lucha, que, a propósito, nunca termina.

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martes, 3 de marzo de 2015

El Convocador

Un convocador es un recurso de la atención, una manera de acceder a otro nivel de conciencia. Podemos usar, así, cualquier cosa para sintonizar con el Espíritu porque, finalmente, está detrás de todo lo que existe. Pero ciertas cosas nos atraen con más fuerza que otras.
Por lo común la gente tiene sus oraciones, sus rezos y sus amuletos, o elabora rituales privados o colectivos. Los guerreros de la vieja guardia eran propensos al misticismo; usaban la astrología, oráculos y conjuros, objetos de poder, cualquier cosa que burlase la vigilancia de la razón.
Pero para los nuevos guerreros esos recursos son un despilfarro y ocultan un peligro, pudiendo desviar la atención de la persona que, en lugar de enfocarse en su vínculo inmediato con el Espíritu, se hace adicta al símbolo. Los guerreros actuales prefieren métodos menos teatrales. Lo recomendable es intentar directamente el silencio interior.


El camino del guerrero es el arte del silencio. El silencio es un pasadizo entre los mundos. Al dejar a un lado nuestra mente, emergen aspectos increíbles de nuestro ser. A partir de ese momento, la persona se hace vehículo del intento y todos sus actos comienzan a rezumar poder.
El intento no es un concepto que se pueda o se quiera definir. Cuando se practica, uno lo percibe. Si se trata de entender, se bloquea. No hay que verlo como algo difícil o complejo, porque no es nada del otro mundo; tan solo es, acallar la mente. El silencio mental no es solamente la ausencia de pensamientos. Más bien, se trata de suspender los juicios, de atestiguar sin interpretar. Entrar al silencio se puede definir, según el contradictorio modo de los guerreros-viajeros, como “aprender a pensar sin palabras”.
Existen guerreros que consiguieron parar su dialogo interno y ya no interpretan, son pura percepción; nunca se desilusionan ni arrepienten, pues todo lo que hacen parte del centro de la decisión. Han aprendido a lidiar con su mente en términos de autoridad y viven en el más auténtico estado de libertad.

Somos animales predatorios que, a fuerza de domesticarnos, hemos terminado por convertirnos en rumiantes. Pasamos la vida regurgitando una lista interminable de opiniones sobre casi todo. Los pensamientos nos llegan en racimos; uno empalma con el otro, hasta rellenar todo el espacio de la mente. Ese ruido no tiene ninguna utilidad, porque, prácticamente en su totalidad, está dirigido al engrandecimiento del ego.
Los resortes del dialogo interno se nutren de nuestra historia personal, por lo tanto llegar al silencio interior es un asunto muy privado.
Sin embargo, a través de milenios de prácticas, los chamanes han observado que, en el fondo, somos muy parecidos y hay situaciones que tienen el efecto de silenciarnos a todos por igual.

El silencio empieza con una orden, un acto de voluntad que se convierte en el comando del Águila. Sin embargo hemos de tener en cuenta que, mientras nos impongamos el silencio, nunca estaremos verdaderamente ahí, sino en la imposición. Hay que aprender a transformar la voluntad en intento.
El silencio es tranquilo, es un abandonarse, dejarse ir. Produce una sensación de ausencia, como la que tiene un niño cuando se queda mirando al fuego. ¡Qué maravilla recordar ese sentimiento, y saber que se puede volver a evocar!

La técnica de observar, es decir, de contemplar el mundo sin ideas preconcebidas, funciona muy bien con los elementos. Por ejemplo, con las llamas, la caída del agua, las formas de las nubes o la puesta del Sol. Los chamanes le llaman “engañar a la máquina”, porque, en esencia, consiste en aprender a intentar una nueva descripción.
Lo importante es que nuestro intento sea inteligente. De nada sirve que nos esforcemos por llegar al silencio si primero no le creamos condiciones favorables para que se sostenga. Por lo tanto, además de ejercitarse en la observación de los elementos, un guerrero está obligado a hacer algo muy simple, pero muy difícil: ordenar su vida.

Los chamanes de la antigüedad solían emplear plantas de poder para detener el dialogo interno. Pero los guerreros actuales prefieren condiciones menos arriesgadas y más controladas. El método preferido de los guerreros es la recapitulación. La recapitulación detiene la mente de una forma natural.
El principal alimento de nuestros pensamientos son los asuntos pendientes, las expectativas y las defensas del ego. Es muy difícil encontrar una persona cuyo dialogo interno sea sincero; lo común es que disimulemos nuestras frustraciones yéndonos al extremo opuesto. Así, el contenido de nuestra mente se convierte en una exaltación al yo.
Recapitular acaba con todo eso. Después de un tiempo de esfuerzo sostenido, algo se cristaliza dentro de nosotros. El dialogo habitual se nos hace incoherente, incomodo; y no queda otro remedio que pararlo.

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martes, 23 de diciembre de 2014

Los Actos a Proposito

La solidez aparente del yo, que nos fuerza a desarrollar una manera de comprender el mundo, de ser y de comportarnos, puede llegar a derrumbarse voluntariamente. De la misma forma que con ciertos “no-haceres” interrumpimos la descripción ordinaria del mundo que nos rodea, también podemos llegar a suspender definitivamente la descripción de nuestra propia persona, hasta reinventarnos totalmente a nosotros mismos y experimentarnos como campos de energía en libertad.


Cada día, de la vida de un buen ciudadano, sucede en el seno del Tonal, que da sentido a todas sus acciones, pensamientos y deseos. Todo lo que es, dice, piensa y hace a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la muerte, pertenece al Tonal; cuya misión es poner orden y estructura en el caos y proteger al Ser del impacto impredecible de lo Ilimitado.

La manera de actuar del guerrero es el “acto a propósito”, que transforma cada situación cotidiana en una estrategia, que no solo acaba con el drenaje de energía que le producen los actos mecánicos, sino que convierte hasta las más simples acciones en poder personal. Así emprende la batalla contra sus debilidades y limitaciones, contra las fuerzas que obstaculizan su Conocimiento, Amor y Voluntad, y que están determinadas por la historia personal. Intenta encontrar la impecabilidad hasta en las más pequeñas acciones, dando lo mejor de sí mismo en cada cosa que hace o en cada proyecto que emprende. Su propia sobriedad le mantiene en los momentos difíciles de su camino hacia el verdadero sentimiento, después de disolver las necesidades y deseos, y le transmite el equilibrio y la entereza que le sostienen ante los desafíos del pensamiento y la emoción.

El guerrero sabe que cada acto que realiza, debilita o fortalece su energía, y por eso intenta ser impecable en cada acción por insignificante que pueda parecer. Así construye su vida sobre la comprensión de que es de su sola responsabilidad la creación de su vida, poder gozar de buena salud, y ser digno de alcanzar el contacto íntimo con el Espíritu. Para ello, lo primero que aprende es a redirigir su energía, por medio de acciones inusuales o actos a propósito (“no-haceres”) que no se derivan mecánicamente de los condicionamientos del pasado. Y, poco a poco, estos “actos a propósito” borran las tendencias producidas por la historia personal; se deshace de los vicios desgastantes, se comunica con los árboles, realiza largas caminatas de atención silenciosa, entiende el mensaje de las aves, vive los mundos arquetípicos, ensueña en pareja…

La autojustificación, la crítica, el lamento social, la palabrería, la prepotencia, el exceso de explicaciones, el recuerdo de la historia personal, las discusiones, el dormir mucho o demasiado poco, el pensar en exceso, y un largo etc., son un buen ejemplo del despilfarro diario de energía en asuntos sin trascendencia, por no mencionar la enorme fuerza que se pierde a través de las emociones, que son hijas del pensamiento mecánico. Más nos hablamos a nosotros mismos, caemos en las emociones desgastantes y nos perdemos de percibir la Realidad.

La importancia personal consume más del noventa por ciento de nuestra energía, sin que nos aporte nada que valga, salvo enfermedad, soledad o debilidad. Así la disminución de la importancia personal es el objetivo prioritario de un guerrero.

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miércoles, 29 de octubre de 2014

Disponiblidad

El cazador no está disponible, y esto significa evitar deliberadamente cansarse y cansar a los demás. Nada ajeno puede turbarle o atraerle, porque el guerrero, haga lo que haga, posee una intención inflexible. Esta indisponibilidad es pues, ante todo, estratégica, como todo lo que hace el guerrero-cazador.

Esta indisponibilidad le viene de que él no deforma su mundo presionándolo. El cazador es lo contrario del hombre corriente, ansioso, sentimental, egoísta y explotador. El cazador no hace más que rozar su mundo, y se va rápidamente dejando apenas huella de su paso. De esta manera, el arte del cazador es el hacerse inaccesible, es decir, el tocar el mundo circundante con sobriedad. Y esta inaccesibilidad nada tiene que ver con la soledad del ermitaño. Si no hace más que esconderse no servirá de nada; sustraerse a los demás es, ante todo, sustraerse a sí mismo. El eremita de las religiones cumple de hecho una función social. Todos saben que es un ermitaño y, en primer lugar, lo sabe él mismo. Lo eremítico forma parte de su historia personal, pues para él es una rutina. El guerrero no se sustrae materialmente a su mundo, sino que utiliza su mundo con frugalidad y ternura. Un cazador está en íntima relación con su mundo y, sin embargo, permanece inaccesible a este mismo mundo.

El cazador es uno de los animales sin rutinas y eso le hace mágico. El guerrero, como el animal, deviene mágico, es decir, dotado de poder y de imprevisibilidad, pues ya no tiene rutinas cuando borra su historia personal. Y así, el guerrero y el animal mágico no pueden ser presa de nadie, pues todos obramos a la manera de las presas que perseguimos... un cazador que sabe esto no tiene más que una idea en la cabeza: no ser una presa.

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sábado, 6 de septiembre de 2014

El Nagualismo y la Modalidad de la Epoca

La modalidad de la época absorbe experiencias y conocimientos para ponerlos en función de la realización individual o de una plataforma chovinista basada en la etnicidad de los naguales. Pero en sentido estricto el interiorismo es la óptica con que la mayoría de la gente toma contacto con el nagualismo y las prácticas que le están asociadas (pases mágicos, recapitulación, ensueño).

Mucha gente llena sus vidas con la sabiduría de los antiguos chamanes y guerreros de América, pero no se les suele ver acompañando a las autoridades espirituales de los pueblos originarios de la actualidad en su lucha por el reconocimiento de sus derechos. Han tomado de los "indios" un camino con corazón, pero su corazón no se muestra comprometido con esas naciones y con los territorios espirituales que han honrado y venerado durante siglos.

Tal es la lógica de la moderna sociedad occidental: adquirimos libros, videos, seminarios o entrenamientos online para incorporar prácticas que benefician nuestras vidas. ¿Pero dónde está la gratitud o la reciprocidad con el mundo del que provienen esos conocimientos? En la bibliografía nagualista se menciona a la Tierra como la fuente de la que provenimos y que nos proporciona lo necesario para poder existir, y también como un ser consciente que puede levantarnos hacia la libertad total. Pero en la práctica la conexión con ella permanece en un plano retórico o a lo sumo da pie a excursiones fugaces al mundo natural, como al caminar descalzos por el césped, tocar unos tambores al aire libre, visitar el desierto o la montaña o darse una vuelta por el bosque para impregnarse del verde de los árboles antes de regresar a las ciudades.

En la modalidad de la época, siempre parece haber algo más importante, más trascendental o significativo que una relación directa con la Tierra. Al fin y al cabo la Tierra permanecerá y nosotros sólo estamos de visita. Vinimos aquí de paso a usar las instalaciones. Lo que ocurra con ellas y con los demás seres que las necesitan no es de nuestra incumbencia. Basta con “ser conscientes”, aunque no hagamos nada. Indudablemente esta estrategia es razonable bajo el despotismo de los pinches tiranos, cuyas instituciones nadie podía criticar sin arriesgar la vida. ¿Pero se justifica en un tiempo en que los oscurantismos están en retirada o al menos ya no son omnipotentes?

Se ha perdido de vista que el modo en que nos relacionamos con la Tierra es responsabilidad de todos y es algo que sólo se puede transformar a través del ejemplo. La distinción intuitiva entre la vida interior y lo que se opone a la vida no parece formar parte de las preocupaciones de los que buscan la libertad de la percepción, por lo cual incorporan elementos provenientes de las culturas prehispánicas sin que ello modifique sus modos abióticos de vida. Algo parece hallarse implantado en la subjetividad humana que impide el reconocimiento de esta distinción, la que una vez que ha sido puesta en evidencia resulta indesmentible. Como enseñan los chamanes, lo que ha sido implantado es la mente foránea.

No está en la naturaleza del corazón humano hacer distinción entre él y la Tierra. Es una manifestación de la Tierra que toma un lugar entre sus fuerzas para oponer resistencia a la abiótica. En ese intento, el conocimiento de nuestra naturaleza como perceptores es una gran ayuda. Los logros extraordinarios de los videntes, inspirados por los chamanes paleo-americanos, pueden contribuir a la expansión de la conciencia humana, reunificando los mundos orgánicos e inorgánicos, la cognición de hombres y mujeres, la primera y la segunda atención, el tonal y el nagual, el terror y la maravilla de existir en la Tierra.

Con ese ánimo tomamos esas herramientas y las incorporamos a nuestras vidas. Contribuyen a nuestro despertar, pero no prometen ni aseguran nada. No nos concierne la restauración de la toltequidad o la transformación de las contundentes enseñanzas de don Juan y los suyos en un nuevo dogma revelado. Nuestra lucha intenta desenmascarar la instalación foránea y expandir la conciencia humana. Todo lo demás se ha vuelto superfluo para nosotros porque tarde o temprano se convierte en otra excusa del yo para gobernar nuestras vidas y las de los demás.

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viernes, 11 de julio de 2014

El Golpe del Nagual

Para que nuestra primera atención pueda enfocar el mundo que percibimos tiene que poner en relieve ciertas emanaciones. Las emanaciones seleccionadas provienen de la estrecha banda en la que se localiza la conciencia del hombre. Las emanaciones desechadas están al alcance, pero permanecen latentes, desconocidas para el hombre por toda la vida.

Las emanaciones puestas en relieve son conocidas, por los chamanes, como el lado derecho, la conciencia normal, el tonal, este mundo, lo conocido, la primera atención. El hombre común lo llama realidad, racionalidad, sentido común.
Las emanaciones desechadas, aun dentro de la banda del hombre, son consideradas como el preámbulo de lo desconocido. Lo desconocido propiamente dicho consiste en el resto de las emanaciones que son parte de la banda del hombre y jamás son acentuadas. Los chamanes las llaman la conciencia del lado izquierdo, el nagual, el otro mundo, lo desconocido, la segunda atención.

Este proceso de poner en relieve ciertas emanaciones fue descubierto y practicado por los chamanes del antiguo México al darse cuenta que un hombre nagual, o una mujer nagual, por el hecho de tener más energía que el hombre común, pueden empujar el resplandor de la conciencia y sacarlo de las emanaciones acostumbradas y moverlo a las emanaciones vecinas. Este empujón es conocido como el golpe del nagual.
El golpe del nagual es una técnica que en la actualidad se usa para guiar a un guerrero en la investigación de las posibilidades totales del hombre. Tiene que darse en un punto preciso, en el punto de encaje, y el lugar exacto varía en grados minúsculos de persona a persona. El golpe lo tiene que dar un nagual que “ve”. Es inútil tener la fuerza de un nagual y no “ver”, como “ver” y no tenerla fuerza de un nagual. En ambos casos los resultados son simplemente golpes en la espalda.

El punto de encaje no se encuentra en el cuerpo físico, sino en la esfera luminosa. El nagual identifica ese punto por su intensa luminosidad y, más que golpearlo, lo empuja. La fuerza del empujón crea una hendidura en la esfera que se siente como un golpe en el omóplato derecho, un golpe que saca todo el aire de los pulmones.
Una esfera endurecida por la absorción en sí misma no se ve afectada por el golpe del nagual. Sin embargo, en ocasiones la esfera del hombre es muy flexible y la más pequeña fuerza crea una hendidura, como un plato hondo, que varía desde una depresión del tamaño de una naranja a una que abarca la tercera parte del toda la esfera luminosa; o crea una grieta que puede recorrer a todo lo ancho de la esfera, o a lo largo, dando la impresión de que la esfera luminosa que se ha enroscado en sí misma.
Al desplazar el resplandor de la conciencia la hendidura agranda el área de la primera atención presionando a las emanaciones interiores. La fuerza de esa presión hace que el resplandor de la conciencia brille sobre otras áreas que generalmente son inaccesibles para la primera atención.

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lunes, 2 de junio de 2014

Movimientos Magicos de los Chamanes Mexicanos


El intento es la libertad que se alcanza a través del conocimiento del ser: no es sólo bienestar psíco-físico. Para los chamanes cada uno de nosotros somos como una ciudad asediada por un depredador muy especial que forma parte del universo: una fuerza invisible que ellos alcanzan a ver físicamente mientras devora nuestra energía. El depredador se apodera de nuestro saber ser uno con el fluir de todo el universo, y nos deja prisioneros del ego y por tanto infelices. Redistribuyendo la energía bloqueada con los movimientos justos, los 'pases mágicos', se puede apartar al depredador, favoreciendo el crecimiento de la sabiduría y la expansión de la percepción. Y con ello los practicantes pueden acceder a mundos inconcebibles.

Para los chamanes de México no hay nada que perder o ganar al final de la vida. Sólo se puede aspirar a continuar la lucha por la sabiduría en otros niveles de realidad. El universo permite al guerrero a transformarse por completo en conciencia del ser; así, el cuerpo físico se transforma en energía. Y en esta nueva forma le esperan nuevos desafíos.

El desapego es un atributo esencial en la vida del guerrero. El desapego implica dos cosas: un sistema de los valores, que el Espíritu revela al guerrero, y la resolución de seguir este sistema.
El tener desapego no significa andar a través de la vida como a través de un bazar, mirando ociosamente de un lado a otro, sino avanzar midiendo cada paso de acuerdo con este sistema.
La Libertad es el premio más alto sólo para aquellos que están verdaderamente dispuestos a lanzarse, a vencer todos los obstáculos y a sacarse a ellos mismos de los límites estrechos de lo ordinario y lo común.

Por eso, hay que luchar como una corriente de agua que contornea todos los obstáculos y aspira a las profundidades. Un guerrero mantiene su rumbo y no mira atrás.

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viernes, 16 de mayo de 2014

Perseguidos


Somos perseguidos por todo tipo de cosas. Por ejemplo, por pensamientos que nos atrapan y nos empujan hacia una meta. Somos perseguidos por sentimientos que a veces hacen enloquecer a nuestro corazón y, sobre todo, por un fervor que nos arrastra de manera tal que olvidamos todo a nuestro derredor.

Así, perseguidos por otras cosas, también nosotros perseguimos. Por ejemplo, perseguimos al éxito, a menudo al dinero y a la seguridad. También perseguimos a una persona que nos atrae, hasta que al final la cazamos.

Lo que cazamos de esta manera está al servicio de nuestra vida al igual que el animal salvaje lo está al del cazador. También otros nos persiguen a nosotros, para que terminemos siendo su presa. Miramos alertas a nuestro derredor o nos escondemos, para escapar de ellos.

Cazar y ser cazados forman parte de nuestra vida. La pregunta es: ¿cómo cazamos al servicio de la vida y cómo nos comportamos para escapar de aquellos cazadores que atentan contra nuestra vida?

Permanecemos despiertos y nos sintonizamos con aquello que pretendemos cazar y con aquellos que pretenden cazarnos a nosotros. Si estamos en sintonía con aquello que pretendemos cazar, viene a nuestro encuentro. Se sabe al servicio de la vida al igual que nosotros, sólo que del otro lado. Al final detenemos la cacería y confiamos en aquel movimiento que guía todo de manera tal que esté mutuamente al servicio. En lugar de cazar y ser perseguidos nos entregamos a un movimiento eterno. ¿Cómo? Nos volvemos quietos.

Desde la quietud escuchamos y comprendemos muchas voces, también aquellas que se oponen entre sí. Se vuelven un coro con disonancias y armonías, pero todas sintonizadas entre sí. Se persiguen unas a otras como un incentivo y se pierden en el cierre en un gran final con la fuerza creadora que las quiere tal como son: uno en polifonía.

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jueves, 1 de mayo de 2014

El Primer Principio del Camino del Guerrero

Existe un umbral que, una vez franqueado, no permite retiradas. Normalmente, desde el momento en que el espíritu toca la puerta, pasan años antes de que la persona llegue a ese umbral. Sin embargo, en algunas ocasiones se logra llegar a él casi de inmediato.

Un guerrero tiene la obligación de recordar muy claramente cuándo y cómo ha cruzado ese umbral, a fin de fijar en su mente el nuevo estado de su potencial perceptivo. Cruzar ese umbral significa entrar en un mundo nuevo, y no es esencial ser aprendiz de guerrero para llegar a ese umbral; la única diferencia entre el hombre común y corriente y un guerrero, en esos casos, es lo que cada uno pone de relieve.
El guerrero recalca el cruce del umbral y usa ese recuerdo como punto de referencia. El hombre común y corriente recalca el hecho de que se refrena al cruzarlo y de hacer lo posible por olvidarse de haber llegado a él.

Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre. Una vez que nuestras cadenas están rotas, ya no estamos atados a las preocupaciones del mundo cotidiano. Aún estamos en el mundo diario, pero ya no pertenecemos a él. Para pertenecer a él debemos compartir las preocupaciones y los intereses de la gente, y sin cadenas no podemos.
La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Un guerrero es, en esencia, un ser implacable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es la conducta, para que así nadie sospeche de su inexorabilidad.

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de sus puntos de encaje, y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Cuando el punto de encaje se mueve y llega al sitio donde no hay compasión, la posición de la racionalidad y el sentido común se debilitan. La sensación de tener un lado viejo, oscuro y silencioso es una visión de los antecedentes de la razón.
El sitio donde no hay compasión tiene que ver con “el descenso del espíritu”. A fin de revelar los misterios de la percepción a la humanidad, el espíritu elige un momento en el que el ser humano está distraído, con la guardia baja y, sin mostrar piedad alguna, deja que su presencia mueva, por sí misma, el punto de encaje a una determinada posición. Una posición que los chamanes describen como el sitio donde uno pierde la compasión o el sitio donde no hay piedad. A partir de ahí, el no tener compasión se convierte en el primer principio del camino del guerrero.

El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, la humanidad, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal.
La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes está dirigido a destronar la importancia personal.
El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por sí mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada.
La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.
Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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