El mundo actual está compuesto principalmente por una sociedad de personas alineadas que son incapaces de dirigir y tomar la responsabilidad de sus propias vidas.
Salir del alineamiento es primordial si queremos manifestar el cambio que se está gestando en estos tiempos históricos para la humanidad.
Conseguir salir de ahí no es solo cuestión de desearlo, sino de tener la energía necesaria para poder tomar las decisiones que nos permitan manifestar realmente el mundo que queremos.
Los chamanes creen que los seres humanos expulsan este tipo de energía muy temprano, en la infancia, de dicho centro y jamás regresa, lo que nos priva de algo que tal vez sea más importante que la suma de la energía de los restantes centros: la capacidad de tomar decisiones.
Los seres humanos han creado el orden social: instituciones gigantescas que asumen la responsabilidad de tomar decisiones, debido a que carecen de la energía necesaria, han hecho las leyes y se les ha permitido que decidan. Los seres humanos se limitan a poner en práctica las leyes y las decisiones que han tomado en su nombre.
La energía del centro de decisiones se “ve” como poseedora de una singular transparencia, algo que se puede describir como semejante al agua: la energía es tan fluida que parece líquida.
El aspecto líquido de esta energía es característica de la cualidad filtrante del centro de decisiones, que selecciona toda la energía que recibe y solo recoge el aspecto fluido, liquidez que es un elemento uniforme y constante de dicho centro. La rotación de la energía en el centro de decisiones es la más débil razón por la cual el ser humano casi nunca decide.
A través de la práctica de los pases mágicos se refuerza el centro de decisiones, acercando la energía dispersa y, de este modo, se despejan las vacilaciones que la dispersión natural de la energía producida por el desgaste de la vida cotidiana provoca cuando se trata de tomar decisiones. Después de realizar determinados pases mágicos, el centro se activa y la persona toma un montón de decisiones cuando antes ni siquiera era capaz de dar un paso.
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