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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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viernes, 8 de marzo de 2024

Serie Larga de Tensegridad Denominada La Postura del Guerrero

Cada uno de nuestros movimientos... es una transición inconsciente de una postura habitualmente automática a otra igualmente automática.

El estilo de los movimientos y las posturas de cada época, cada raza, cada clase, está indisolublemente conectado con formas distintivas de pensamiento y de sentimiento. Y están tan estrechamente unidos que un hombre no puede cambiar ni la forma de su pensamiento ni la forma de su sentimiento sin haber cambiado su muestrario de posturas.

Las formas de pensamiento y de sentimiento pueden ser llamadas posturas de pensamiento y de sentimiento. Cada hombre tiene un número definido de posturas intelectuales y emocionales, al igual que tiene un número definido de posturas en movimiento: y sus posturas móviles, intelectuales y emocionales están todas interconectadas.
Por lo tanto, un hombre nunca puede escapar de su propio repertorio de actitudes intelectuales y emocionales a menos que se cambien las formas del movimiento de sus posturas en el cuerpo.

Un análisis psicológico y el estudio de las funciones psicomotoras, aplicadas de cierta manera, demuestran que cada uno de nuestros movimientos, voluntarios o involuntarios, es una transición inconsciente de una postura automáticamente determinada a otra igualmente automática y precisa. Es una ilusión que nuestros movimientos sean voluntarios, en realidad nuestros movimientos son automáticos.

Nuestros pensamientos y sentimientos son igualmente automáticos. Y el automatismo de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos está definitivamente conectado con el automatismo de nuestros movimientos. Uno no puede ser cambiado sin el otro. Y si, por ejemplo, la atención de un hombre se concentra en cambiar el automatismo del pensamiento, los movimientos acostumbrados, así como las posturas usuales, van a impedir el nuevo modo de pensamiento creando las antiguas asociaciones habituales.



Explicación de los movimientos que componen la serie larga denominada la Postura del Guerrero y que fueron presentadas por primera vez en el Seminario de Pomona CA 1/99

1. Limpiando el Vínculo con el Intento
Primero la izquierda, después la derecha. El dorso de la mano izquierda cepilla el brazo izquierdo extendido, desde el hombro hasta las yemas de los dedos y vuelve hacia arriba, de nuevo hasta el hombro, rozando con las yemas de los dedos. Después vuelve a cepillar con el dorso hasta la mano.

Repetir los mismos movimientos con el brazo derecho extendido.

2. Frotar Vivamente las Palmas de las Manos al nivel del pecho varias veces. Extender la energía generada por el frotamiento hacia atrás desde las cejas, hasta la cima de la cabeza y la parte de atrás del cuello.

Hacer una pausa breve y después sacudir ambas manos vigorosamente desde las muñecas durante varios segundos. Hacer una pausa y sentir el pique en las yemas de los dedos.

Después alzar y agitar el pie izquierdo brevemente. Después el derecho.

3. Realizar "Moliendo Energía con los Pies”.
Pivotando sobre las puntas de los pies de izquierda a derecha, y golpeando el suelo con los talones, acompañando con los brazos. Realice durante varios segundos.

Durante unos segundos y para alcanzar el equilibrio, el cuerpo gira sobre las eminencias metatarsianas de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

Se doblan los brazos a la altura de los codos mientras las manos apuntan hacia fuera y las palmas están enfrentadas. Los brazos se mueven con impulso desde los hombros y los omóplatos. Este movimiento de los brazos, simultaneando con el de las piernas, como al caminar (el brazo derecho se desplaza al mismo tiempo que la pierna izquierda y a la inversa) provoca la total participación de las extremidades y los órganos internos.

Una de las consecuencias físicas de moler energía de esta manera es el aumento de la circulación en los pies, las pantorrillas y los muslos hasta la zona de la entrepierna. A lo largo de los siglos los chamanes lo han utilizado para restablecer la flexibilidad de las extremidades lesionadas por el uso cotidiano.

4. “Activar” – Conectar el Cuerpo
Conectar el cuerpo se trata de un acto singular en el que todos los músculos del cuerpo y, en concreto, el diafragma se contraen durante un instante. Los músculos del estómago y del abdomen se sacuden, lo mismo que los que rodean los hombros y los omóplatos. Los brazos y las piernas se tensan simultáneamente con la misma fuerza, aunque sólo durante un segundo. A medida que se progresa en la ejecución de los movimientos, se aprende a mantener más tiempo esta tensión.

Conectar el cuerpo no tiene nada que ver con el estado de tensión corporal que caracteriza nuestra época. No podemos decir que el cuerpo está conectado cuando la tensión responde a las preocupaciones o al exceso de trabajo y los músculos del cuello están rígidos. Relajar los músculos o alcanzar un estado de serenidad tampoco significa desconectar el cuerpo. Según los chamanes del antiguo México, con los pases mágicos el cuerpo se pone en alerta y se prepara para actuar.

5. Realizar Moliendo energía con tres deslizamientos de los pies
Los pies giran tres veces sobre los talones, repitiendo el movimiento del pase mágico anterior.
Se realiza una pausa fugaz y se vuelve a girar tres veces. Cabe destacar que en este pase mágico, la clave radica en el desplazamiento de los brazos que avanzan y retroceden rápidamente.

El efecto se incrementa si la energía se muele de manera discontinua.

La consecuencia física de este pase mágico consiste en una rápida oleada de energía por si hay que correr, huir del peligro o cualquier otra cosa que exija una intervención veloz.

6. Realizar dos series de tres cuentas de: "Mezclar Energía Golpeando el Suelo con los Talones."
Este pase mágico es similar a caminar sin moverse del sitio. La rodilla sube rápidamente mientras la punta del pie se apoya en el suelo. La otra pierna sustenta el peso del cuerpo. Éste pasa de una a otra, reposa en la pierna que no se mueve y es la otra la que ejecuta el movimiento. Los brazos se mueven igual que en el pase mágico anterior.

La consecución física de este pase mágico es la sensación de bienestar que impregna la zona pélvica después de ejecutar los movimientos. El movimiento de las rodillas y los pies no es continuo. Se interrumpe después de que los talones se posan tres veces en el suelo de manera alterna. La secuencia es la siguiente: izquierda, derecha, izquierda y pausa; derecha, izquierda, derecha y pausa.

7. Recoger energía con las plantas de los pies y hacerla subir por el interior de las piernas.
Las plantas izquierda y derecha ascienden alternativamente por el interior de la pierna contraria y casi la rozan. Es importante arquear un poco las piernas, permaneciendo de pie con las rodillas dobladas.

Con este pase mágico forzamos el ascenso de la energía para el intento por el interior de las piernas, lugar que según los chamanes es la zona de almacenamiento de la memoria cinética. Este pase mágico se emplea para liberar la memoria de los movimientos o facilitar el recuerdo de nuevos movimientos.

8. Elevar energía desde las plantas de los pies
La rodilla izquierda se inclina y se eleva tanto como sea posible hacia el tronco, que está algo inclinado y casi la toca. Los brazos permanecen extendidos y forman una prensa que aferra la planta del pie. Lo ideal sería asir de manera ligera la planta del pie y soltarla instantáneamente.

El pie desciende hasta el suelo mientras, con una enérgica sacudida, los brazos y las manos ponen en juego los músculos pectorales y de los hombros y se elevan a los lados de las piernas hasta la altura del páncreas y el bazo. Se repite el mismo movimiento con el pie derecho, elevando las manos desde el pie hasta la altura del hígado y la vesícula biliar. Los movimientos se ejecutan alternativamente con una pierna y la otra.

La inclinación del tronco permite que la energía de las plantas de los pies se traslade a los dos centros energéticos vitales que rodean el hígado y el páncreas. Este pase mágico contribuye a la consecución de la flexibilidad y alivia problemas digestivos.

9. Agitar energía con las rodillas
Se dobla la rodilla izquierda inclinándola hacia la derecha tanto como se pueda, como dando un rodillazo lateral, mientras el torso y los brazos giran delicadamente hacia el otro lado, también tanto como se pueda.

Se vuelve a colocar la pierna izquierda en posición de pie, ejecutando el mismo movimiento con la rodilla derecha y alternando entre una y otra.

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jueves, 7 de marzo de 2024

El Punto de No-Compasión

Existe un umbral que, una vez franqueado, no permite retiradas. Normalmente, desde el momento en que el espíritu toca la puerta, pasan años antes de que la persona llegue a ese umbral. Sin embargo, en algunas ocasiones se logra llegar a él casi de inmediato.

Un guerrero tiene la obligación de recordar muy claramente cuándo y cómo ha cruzado ese umbral, a fin de fijar en su mente el nuevo estado de su potencial perceptivo. Cruzar ese umbral significa entrar en un mundo nuevo, y no es esencial ser aprendiz de guerrero para llegar a ese umbral; la única diferencia entre el hombre común y corriente y un guerrero, en esos casos, es lo que cada uno pone de relieve.
El guerrero recalca el cruce del umbral y usa ese recuerdo como punto de referencia. El hombre común y corriente recalca el hecho de que se refrena al cruzarlo y de hacer lo posible por olvidarse de haber llegado a él.


Cortar nuestras cadenas es algo maravilloso, pero también algo muy fastidioso porque nadie quiere ser libre. Una vez que nuestras cadenas están rotas, ya no estamos atados a las preocupaciones del mundo cotidiano. Aún estamos en el mundo diario, pero ya no pertenecemos a él. Para pertenecer a él debemos compartir las preocupaciones y los intereses de la gente, y sin cadenas no podemos.
La característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo.

Un guerrero es, en esencia, un ser implacable, de recursos muy fluidos y de gustos y conducta muy refinados; un ser cuya tarea en este mundo es afilar sus aristas cortantes, una de las cuales es la conducta, para que así nadie sospeche de su inexorabilidad.

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de sus puntos de encaje, y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Cuando el punto de encaje se mueve y llega al sitio donde no hay compasión, la posición de la racionalidad y el sentido común se debilitan. La sensación de tener un lado viejo, oscuro y silencioso es una visión de los antecedentes de la razón.
El sitio donde no hay compasión tiene que ver con “el descenso del espíritu”. A fin de revelar los misterios de la percepción a la humanidad, el espíritu elige un momento en el que el ser humano está distraído, con la guardia baja y, sin mostrar piedad alguna, deja que su presencia mueva, por sí misma, el punto de encaje a una determinada posición. Una posición que los chamanes describen como el sitio donde uno pierde la compasión o el sitio donde no hay piedad. A partir de ahí, el no tener compasión se convierte en el primer principio del camino del guerrero.

El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, la humanidad, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal.
La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes está dirigido a destronar la importancia personal.
El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por sí mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada.
La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.
Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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jueves, 15 de febrero de 2024

Un Guerrero es solo un Ser Humano

A pesar de penetrar en los intrincados campos del conocimiento humano, que resultan verdaderamente increíbles, un guerrero sigue siendo un común y corriente ser humano.
Generalmente idealizamos a estos personajes. Los mitificamos y les quitamos, quizá lo más importante, su condición de ser tan solo un ser humano. Lo más aterrador del mundo del nagual, es que el puñado de intrépidos y esforzados guerreros y guerreras, en los momentos finales de su "entrenamiento" siguen siendo personas comunes y corrientes, que viven en un mundo de compromisos, trabajos y obligaciones.

No se puede pensar en entrar al maravilloso mundo del nagual, si antes no se tiene pleno dominio del mundo del tonal. Un guerrero no se deja llevar por la “importancia" del mundo del nagual, porque el mundo del tonal es tan importante como el mundo del nagual y si no se tiene pleno dominio del primero jamás, ni remotamente se puede aspirar a penetrar el misterioso mundo del nagual, ya que los dos mundos se apuntalan mutuamente.

Si el guerrero no tiene dominio de sus debilidades, de sus deficiencias, de sus vicios. Si no ha templado su vida con el ejercicio cotidiano de la disciplina, la responsabilidad y la sobriedad. Si su vida cotidiana no es un inmaculado reflejo de su impecabilidad, templanza y aplomo, jamás podrá aspirar a convertirse en un guerrero de esta milenaria sabiduría. Si no tiene una forma decorosa de ganarse la vida, será sólo un "muerto de hambre" que llena su cabeza con mucha fantasía.
Si una persona del pueblo fuera un guerrero, no se estaría muriendo de hambre en su mugrosa casa. Todo guerrero, antes que nada, es una persona del mundo cotidiano que tiene una vida, un trabajo y una responsabilidad. Los guerreros no viven en el mundo de la fantasía, viven en la espiral cotidiana del mundo que está enfrente y que nos zarandea todos los días. Ahí se encuentran los verdaderos desafíos y el acecho del guerrero.

El guerrero vive en el mundo cotidiano y usa su energía y su tiempo para "trabajar" y ganarse la vida, y eso nos indica que el mundo cotidiano es tan importante como el mundo del nagual. Es más, no pude existir el segundo sin el primero. Si no se tiene dominio sobre el mundo inmediato, todo lo demás son puros sueños quiméricos o escapismo intelectual.

El legado más importante de las enseñanzas del camino del guerrero, es que nos abren un inconmensurable mundo de sabiduría humana. El camino del guerrero nos muestra que si es posible aprender una forma correcta de vivir, y una eficaz tabla de valores y principios. En ese sentido, el camino del guerrero es un verdadero aporte a las personas que buscan una nueva forma de vivir e interpretar el mundo, frente al derrumbe de la civilización Occidental.
La parte suicida del asunto es creerse un guerrero en la imaginación, y en la realidad ser arrollados por la vorágine cotidiana del mundo material inmediato. De hecho, algo así les sucedió a los "primeros videntes", pues descuidaron el mundo del tonal, ensimismados en su sofisticado mundo del nagual y un día llegaron pueblos salvajes y belicosos que prácticamente los destruyeron.

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martes, 13 de febrero de 2024

El Poder Personal

El poder personal es un sentimiento, algo así como tener suerte. También podría definirse como un estado de ánimo.
El poder personal es algo que uno adquiere sin importar su propio origen.
Una persona de conocimiento es aquella que, sin apurarse ni desfallecer, llega lo más lejos que puede en desentrañar los secretos de su propio poder personal.


Para que el cuerpo se sienta perfectamente, el secreto no está en lo que uno mismo se hace, sino más bien en lo que no se hace. Una persona es impecable cuando confía en su poder personal, sea éste pequeño o grande.
El sino es inalterable y el desafío consiste en cuán lejos se puede llegar dentro de los rígidos confines del poder personal y que tan impecable se puede llegar a ser.

Cuando vivimos de acuerdo a nuestro poder personal tenemos la oportunidad que siempre hemos estado esperando: percibir y vivir como seres luminosos.
En la condición de seres luminosos todo el organismo se eleva a un estado desconocido en el que se ilumina tanto interior como exteriormente, se purifica y se fortalece, haciéndose vigoroso y alegre al mismo tiempo. Empieza a fluir del individuo un encanto especial, que es algo más que simple belleza y en sus ojos brilla una curiosa transparencia.

El juego del cuerpo llevado por el poder personal adquiere una gracia que antes no tenía y el simple hecho de moverse constituye placer y felicidad, como también respirar.
Todas las gratificaciones anteriores como el beber, el café, las grasas, los estimulantes, acostarse tarde, los lujos innecesarios, los placeres nocturnos, no parecen sino sueños mortecinos; llega ahora el amanecer, todo encaja en su lugar natural, todo es saludable y portador de alegrías infinitas.

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jueves, 6 de diciembre de 2018

En la Vida Todo Sucede
La Ilusión de "Hacer"

El hombre corriente piensa que puede "hacer" o "no hacer". Pero si trata de pensar del modo correcto, se daría cuenta que no puede "hacer" nada, que las cosas simplemente suceden. Una cosa viene después de otra y tan sólo sucede o no sucede, y nadie puede remediarlo. Lo más simple es tratar de observarse.
Está tan acostumbrado a pensar que las cosas podrían ser diferentes que no trata de cambiar las cosas que podría cambiar. Puede cambiar hoy, pero ayer terminó. Si cambia hoy, mañana las cosas pueden suceder de manera diferente. Esto parece una contradicción, pero es precisamente su creencia de que las cosas pueden ser diferentes lo que le impide hacer lo que puede para tornarlas diferentes.

El hombre corriente no quiere renunciar a la idea de que puede "hacer", de modo que aunque comprenda que las cosas suceden, encuentra excusas, como: "Esto es una casualidad, pero mañana será diferente".
He aquí por qué no puede comprender esta idea. A lo largo de toda su vida ve cómo suceden las cosas, pero aún las explica como accidentes, como excepciones a la regla de que puede "hacer". Olvida, o no ve, o no presta demasiada atención. Siempre piensa que, a cada momento, puede "hacer". Si ve en su vida un tiempo en el que trató de hacer algo y fracasó, ese será un ejemplo, porque descubrirá que explicó su fracaso como un accidente, como una excepción. Si la misma situación se repite, pensará que será capaz de "hacer", y si fracasa nuevamente, explicará otra vez su fracaso tan sólo como un casualidad. Es muy útil recorrer tu vida desde este punto de vista. Te propusiste una cosa y sucedió algo diferente. Si eres realmente sincero, lo verás, pero si no lo eres, te persuadirás de que lo sucedido fue exactamente lo que querías.

Cuando las cosas suceden de cierto modo, el hombre ordinario es llevado por la corriente pero piensa que es él quien lleva a la corriente.
Por ejemplo, si se prepara para hacer algo, aprende a seguir cierta dirección de los acontecimientos, o si prefieres, a poner en marcha ciertos acontecimientos, y luego éstos se desarrollan, y corre detrás de ellos aunque piense que es él quien los conduce.

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lunes, 1 de octubre de 2018

Conocimiento Ancestral

Cualquier hegemonía socio-cultural de civilizaciones, imperios, culturas, pueblos, y demás, fue estructurada por algún sistema cognoscitivo, una impresión conjunta en el modo de ver y contemplar sus necesidades a todo nivel psico-social, ya sea a propósito o no, entablaron patrones de creencias y comportamientos que se asemejaban paralelamente unas con otras, esto quiere decir por ejemplo si en una Era toda manifestación humana debía ser la conquista, guerras y matanzas, fuerza física, agresión, competencias, todo esto como aspectos generales más notorios, en otro tiempo debería ser contrastadamente y como parte de doce ciclos definidos, la religión, el misticismo, la espiritualidad, la oración y la fe, las características más marcadas de esa Era.

El Conocimiento Ancestral no es cuestión de tiempo pasado, necesariamente; es por el contrario una condición más que cuestión, que hace referencia al hombre que reconoce y vivencia su ORIGEN, un hecho que implica ver más allá de su tiempo, tener una cualidad de Ser que refleje la armonía y el propósito cósmico, en una comprensión profunda de la naturaleza de las cosas y de los eventos que a su alrededor se abren paso en un contexto sin precedentes, tener la capacidad de atestiguar los misterios y verificar el orden causal que lo lleva a él a ser parte del universo, sin someterse completamente a la rueda del tiempo del que forma parte por tener un comienzo, un nacimiento, pero que de igual forma puede escapar por poseer “el secreto”.
Los Conocimientos Ancestrales son atemporales, no pertenecen a ningún tiempo, pudiendo ser encarnados por cualquiera, sin importar su época, siendo lo más importante la fortaleza de la unión, de la ligazón entre el buscador y el Espíritu Universal.

Esta interpolación de conceptos nos lleva al punto referencial de que en la actualidad (nuestro tiempo) definitivamente no hace falta vestirse con indumentarias típicas de tal o cual cultura, no hace falta andar por ahí voceando el nombre de algún pueblo antiguo, o hacer demostraciones pseudo-chamánicas de los rasgos culturales conservados como meros folklorismos entretenidos, para poder verse uno mismo como chamán. En definitiva, actualmente en los tiempos que corren absolutamente todos los conceptos de chamanismo (con extraordinarias excepciones) en términos, significados y demostraciones poseen una desmejorada conceptualización, ningún sistema vital de regencia y menos de claridad, mantenida con demasiada terminología errónea llena de ostracismo y confusión, con una nula organización esencial, que sea coherente y clara (hasta para la cara contemplativa de la objetividad biofísica): simplemente simplista y alegórica.

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jueves, 15 de diciembre de 2016

El Privilegio del Conocimiento

El conocimiento es mucho más accesible a aquellos que son capaces de asimilarlo; y toda dificultad radica en que la gente o no lo desea o no puede recibirlo. Pero ante todo es preciso comprender que el conocimiento no puede pertenecer a todos, ni siquiera puede pertenecer a muchos. Tal es la ley. El conocimiento, como todas las cosas en el mundo, es material y esto significa que posee todas las características de la materialidad. Una de las primeras características de la materialidad es que la materia es limitada. Hasta la arena del desierto y el agua del mar están en cantidad definida e invariable. De modo que, si el conocimiento es material, significa entonces que hay una cantidad definida de conocimiento en un tiempo dado. Pero sabemos, aun por una observación consciente de la vida, que la materia de conocimiento posee cualidades por entero diferentes sea que se la tome en cantidades pequeñas o grandes. Si se la toma en gran cantidad pero solamente por un hombre, o bien por un pequeño grupo de hombres, produce resultados muy buenos; en cambio, tomada en pequeña cantidad por un gran número de personas, no produce resultado alguno; o hasta puede dar resultados negativos, contrarios a lo que se esperaba. Desde este punto de vista es mucho más ventajoso que el conocimiento se conserve entre un pequeño número de personas y no se disperse entre las masas.

A primera vista esta teoría parece muy injusta, por la posición de aquellos a quienes, por así decir, se les niega el conocimiento con el fin de que otros puedan recibir una parte mayor. El hecho es que la mayoría de la gente no desea ninguna clase de conocimiento; se niegan a aceptar su parte, y ni siquiera toman la porción que les es destinada en la distribución general para los propósitos de la vida. Esto es particularmente evidente en tiempo de locura de las masas tales como las guerras, las revoluciones, etc. Debido a ello, enormes cantidades de conocimiento permanecen, por así decir, sin que nadie las reclame y pueden ser distribuidas entre aquellos que comprenden su valor.
No hay nada injusto en esto, porque aquellos que reciben el conocimiento no toman nada que pertenezca a los demás, no privan a los demás de nada; sólo toman lo que los otros rechazaron y que en todo caso se hubiera perdido si nadie lo hubiese tomado. El acopio de conocimiento por algunos depende del rechazo del conocimiento por los otros.

Hay períodos en la vida de la humanidad, que por lo general coinciden con el comienzo o la caída de las culturas y civilizaciones, en que las masas pierden irremediablemente la razón y empiezan a destruir todo lo que ha sido creado por siglos y milenios de cultura. Tales períodos de locura de las masas, que a menudo coinciden con cataclismos geológicos, con cambios climáticos y similares fenómenos de carácter planetario, dejan en libertad gran cantidad de materia de conocimiento. Esto, a su vez, exige el trabajo de reunir esta materia de conocimiento que de otro modo se perdería.

Este aspecto de la cuestión es claro. La multitud no desea ni busca el conocimiento, y los dirigentes de la multitud, en su propio interés, tratan de fortalecer el miedo y la antipatía hacia todo lo nuevo y desconocido. La esclavitud en la cual vive la humanidad se basa en este miedo. Es difícil imaginar todo el horror de esta esclavitud. No comprendemos lo que está perdiendo la gente. Pero con el fin de comprender la causa de esta esclavitud basta ver cómo vive la gente, qué constituye el propósito de su existencia, el objeto de sus deseos, pasiones y aspiraciones, de lo que piensan, de lo que hablan, de lo que sirven y de lo que adoran. Consideren en qué gasta su dinero la humanidad culta de nuestro tiempo, qué es lo que impone el precio más alto, dónde están las grandes muchedumbres. Si pensamos un instante sobre estas cuestiones vemos claramente que la humanidad, tal como es ahora, con los intereses por los cuales vive, no puede esperar otra cosa diferente de lo que tiene.

El otro aspecto consiste en el hecho de que nadie esconde nada; no hay misterio alguno. Pero la adquisición o la transmisión del verdadero conocimiento exige mucho trabajo y un gran esfuerzo, tanto de quien lo recibe como de quien lo imparte. Y aquellos que poseen este conocimiento hacen cuanto pueden por transmitirlo y comunicarlo al mayor número posible de personas, por facilitarles el acceso y permitirles que se preparen para recibir la verdad. Pero el conocimiento no se puede impartir por la fuerza a nadie, y un examen imparcial de la vida del hombre medio, de lo que llena su día, de las cosas en que se interesa, mostrará en seguida si es posible acusar a los hombres que poseen el conocimiento de ocultarlo, de no desear impartirlo o de no querer enseñar a la gente lo que ellos conocen.

Aquel que desea el conocimiento debe hacer por sí mismo el esfuerzo inicial para encontrar la fuente del conocimiento y encararlo, aprovechando la ayuda y las indicaciones que se dan a todos, pero que la gente por regla general no desea ver o reconocer. El conocimiento no puede llegar a la gente sin que ella se esfuerce por su parte. Todos lo comprenden muy bien en relación con el aprendizaje ordinario, pero en el caso del conocimiento, cuando admiten la posibilidad de su existencia, encuentran que es posible esperar algo diferente. Y sin embargo hay teorías que afirman que, el conocimiento puede llegar a la gente sin esfuerzo alguno de su parte, que pueden adquirirlo hasta en el sueño. La existencia misma de dichas teorías constituye una explicación adicional de por qué el conocimiento no puede llegar a la gente. Al mismo tiempo es esencial comprender que el esfuerzo independiente del Hombre para lograr algo en esta dirección, tampoco puede dar resultado. Un hombre sólo puede alcanzar el conocimiento con la ayuda de aquellos que lo poseen. Es preciso comprender esto desde el comienzo.

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martes, 23 de febrero de 2016

Voluntad y Acecho

En el hombre corriente la voluntad va en zigzag, o bien se mueve en un círculo. La voluntad pone de manifiesto la dirección de la disciplina. La disciplina es nuestra moneda de cambio. Hemos de pagar con disciplina. Obtenemos resultados en proporción a la intensidad de nuestra disciplina y a su tiempo de aplicación (en el sentido de actuar en el momento adecuado o no).

La disciplina se aplica al acecho que hemos de realizar a propósito de nosotros mismos y de nuestras debilidades. Cuando la gente oye hablar de disciplina siempre piensa que es una disciplina en el sentido de “hacer”. Sin embargo, eso es siempre una disciplina perdida o equivocada. La disciplina de acecho de sí mismo es una disciplina correcta porque es a través de ella que podemos obtener resultados.

El acecho se lleva a cabo de la siguiente manera. Sabes que no te conviene hacer algo, pero una parte de ti quiere hacerlo. Entonces, te acechas a ti mismo y lo paras. El acecho lleva consigo un elemento de voluntad. Si no fuera nada más que soñar, “yo soy”, “yo soy”, “yo soy”, no sería nada. Se debe dedicar un cierto tiempo simplemente a observar lo que significa acechar, y lo que significa no acechar, y el efecto que ambos tienen.

En realidad, el acecho no es algo abstracto o intelectual, sino que son momentos de voluntad. No es pensamiento, es acción. Significa haber incrementado el control. Es, precisamente, para lo que sirve. Solo podemos controlarnos en momentos de acecho.
El control mecánico que se adquiere mediante el adiestramiento de la educación (cuando a uno se le enseña a comportarse en ciertas circunstancias) no es el verdadero control.

Acechar significa, también, una cierta capacidad de acción en una dirección, para hacer lo que uno quiere. En nuestra manera lógica de pensar, la conciencia es algo aparte de la voluntad. Pero conciencia significa voluntad. La palabra “conciencia” significa una combinación de todo el conocimiento (como si se tuviera delante de uno todo el propio conocimiento al mismo tiempo). Pero conciencia significa también voluntad, y voluntad significa libertad.

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miércoles, 10 de febrero de 2016

Un Conocimiento Absolutamente Crucial

En el mundo de la vida cotidiana, nuestra palabra y nuestras decisiones se pueden revocar muy fácilmente. Lo único irrevocable en el mundo cotidiano es la muerte. En el mundo de los chamanes, en cambio, la muerte puede recibir una contraorden, pero no la palabra de un guerrero. En el mundo de los chamanes las decisiones no pueden cambiarse o revisarse. Una vez que han sido tomadas, valen para siempre.

Una de las cosas más dramáticas de la condición humana es la macabra conexión que existe entre la estupidez y la imagen de sí. Es la estupidez lo que obliga al hombre corriente a descartar cualquier cosa que no se ajuste a las expectativas de la imagen que tiene de sí mismo. El hecho de ser hombres corrientes, por ejemplo, hace que seamos ciegos a una parte del conocimiento accesible al ser humano que es absolutamente crucial: la existencia del punto de encaje y el hecho de que puede desplazarse.

El hombre racional, al aferrarse tercamente a la imagen que tiene de sí mismo, se garantiza una ignorancia abismal. Ignora el hecho de que el chamanismo no es cuestión de encantamientos ni abracadabras, sino que es la libertad de percibir no solo el mundo que se da por sentado, sino todo lo que es humanamente posible lograr. El hombre corriente tiembla ante la posibilidad de ser libre, aunque la libertad está al alcance de su mano.

Uno de los problemas del hombre es que intuye sus recursos ocultos pero no se atreve a utilizarlos. Por eso dicen los guerreros que el problema del hombre es el contrapunto que crean su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, que le enseñen nuevas ideas que tengan que ver exclusivamente con su mundo interior; ideas de chamanes, no ideas sociales; ideas relativas al enfrentamiento del hombre con lo desconocido, con su muerte personal. Ahora, más que nunca, necesita que le enseñen los secretos del punto de encaje.

El espíritu únicamente escucha a quien le habla con gestos. Y los gestos no son señas o movimientos del cuerpo, sino actos de verdadero abandono, actos de generosidad, de humor. Como gesto hacia el espíritu, un guerrero saca lo mejor de sí mismo y sigilosamente se lo ofrece a lo abstracto.

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jueves, 7 de enero de 2016

Descifrando Misterios

Los cambios son difíciles y ocurren muy despacio; a veces una persona tarda años en convencerse de la necesidad de cambiar.
Existen poderes en la Tierra que guían a los hombres, los animales y todo lo que vive. Guían nuestra vida y nuestra muerte.
¿Aceptamos la responsabilidad de estar en este mundo impenetrable? La gente dice: "Hago lo que puedo", cuando en realidad no saben lo que pueden hacer, porque antes de llegar a ningún sitio, ya han abandonado. La razón inconsciente de este comportamiento, tiene que ver con la creencia de tener mucho tiempo. Esto conduce, inevitablemente, a la postergación; la cual debilita nuestra energía vital con una cantidad enorme de deseos frustrados.


La gente que vive feliz es aquella que tiene mucho cuidado con la naturaleza de sus actos. Cuando una persona pone su atención en el hecho de no tener tiempo y deja que sus actos fluyan de acuerdo con eso. Cuando sus actos se convierten en su última batalla sobre la Tierra, sólo bajo tales circunstancias tendrán sus actos el poder que les corresponde. De otro modo serán, mientras viva, los actos de una persona tímida. La timidez le hace a uno agarrarse a algo que sólo existe en sus pensamientos. Le apacigua mientras todo está en calma, pero luego el mundo de pavor y misterio se abre, y entonces se da cuenta de que sus caminos seguros, nada tenían de seguros. La timidez nos impide examinar y aprovechar nuestra suerte como seres humanos.

El centro de decisiones se ubica en el cuerpo humano en un área específica entre las glándulas tiroides y timo. El centro de decisiones se encuentra prácticamente sin energía en el ser humano, ya que ésta es apartada de este centro, en épocas muy tempranas de su existencia.
Debido al absorbente estallido de la conciencia que se experimenta en el momento del nacimiento, nuestra atención queda fijada con los detalles de la percepción, interpretada por nuestro encéfalo. A partir de aquí, comienza la aventura de la vida y la amnesia de la totalidad de nuestra conciencia; al ser fijada nuestra atención, en sostener el mundo de todos los días, la parte racional de nuestra mente: (la primera atención). Sostener el mundo de todos los días, requiere de nosotros el uso constante de la totalidad de nuestra energía. No obstante, el cuerpo humano necesita, cada día, entrar en contacto obligado, con esa otra parte de la conciencia misma y que se halla oculta bajo el estruendoso ruido del mundo de todos los días. Así entramos cada noche en el estado de sueño.

Desde que la especie humana recuerda, siempre se han empleado métodos, unos naturales y otros no, para permitir el acceso y descifrar los misterios de la parte inconsciente de nuestra mente. Los pases mágicos permiten la acción inmediata en los actos cotidianos de la persona y sin una participación volitiva de su parte, además de reportarle, así mismo, los beneficios que siempre ha deseado. De esta manera se consigue eliminar la participación activa de la mente racional y sus interpretaciones absurdas de un mundo previsible y controlado.

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miércoles, 6 de enero de 2016

El Viento de las Mujeres

Las mujeres poseen una dirección singular y cada una de ellas tiene un viento personal. El viento se mueve dentro del cuerpo de una mujer debido a que tiene útero. Una vez dentro del útero, el viento no hace sino atraparla y decirle cosas. Cuanto más serena y relajada se encuentra la mujer, mejores son los resultados. Puede decirse, que de pronto, la mujer se encuentra haciendo cosas de cuya realización no tiene la menor idea.

Una mujer guerrero puede usar su viento particular para cualquier propósito específico, como embellecer su cuerpo y renovarlo. El viento puede decirle a una mujer qué hacer con todo. Su vida, sus cosas, sus sentimientos. Puede parecer que son sus propios pensamientos; pero no obstante cuando se tranquilizan, comprenden que hay algo que les dice las cosas. Una mujer guerrero debe entregarse al viento y dejar que la guíe.
Hay cuatro vientos, como hay cuatro direcciones. Esto en cuanto a lo que hacen los chamanes. El cuatro es un número de poder para un guerrero. Los cuatro vientos son:

La Brisa
La Brisa es el amanecer. Trae la esperanza y la luminosidad; es el heraldo del día. Entra en todo, viene y se va.
A veces es dulce y apacible; otras es inoportuno y molesto.

El Viento de Mediodía
El Viento del Mediodía es un viento violento, cálido o frío, o ambas cosas. Sus ráfagas están llenas de energía, pero también llenas de ceguera.
Se abre camino destrozando puertas y derribando paredes. Un guerrero ha de ser terriblemente fuerte para detener al viento violento.

El Viento del Atardecer
El Viento del Atardecer es un viento triste y molesto. Un viento que nunca le deja a uno en paz y que hiela y hace llorar. Sin embargo hay en él una profundidad tal que bien vale la pena buscarlo.

El Viento Cálido
El Viento Cálido abriga, protege y lo envuelve todo. Es un viento nocturno. Su fuerza está unida a la oscuridad.

Los cuatro vientos están igualmente asociados con las cuatro direcciones.
La Brisa es el Este.
El Viento Violento o del Mediodía es el Norte.
El Viento Frío o del Atardecer es el Oeste.
El Viento Cálido o de la Oscuridad es el Sur.

Los cuatro vientos poseen también personalidad.
La Brisa es alegre, pulcra y furtiva.
El Viento Violento o del Mediodía es enérgico, imperativo e impaciente.
El Viento Frío o de la Tarde es variable y meditabundo.
El Viento Cálido o de la Noche es feliz, confiado y bullicioso.

Los cuatro vientos son mujeres, es por eso que los guerreros femeninos los buscan. Vientos y mujeres son semejantes. Esta es una de las razones por las cuales las mujeres aprenden con mayor rapidez que los hombres si se mantienen fieles a su viento.
Una mujer averigua cuál es su viento si se queda quieta y no se habla a sí misma, mientras deja que el viento la penetre.

Rasgos Específicos del Cuerpo Luminoso

Categorías de la Personalidad

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martes, 22 de diciembre de 2015

La Cuenta del Espiritu del Hombre

La impecabilidad dicta que sólo se debe aceptar el papel de uno como intermediario y con humildad.
La cuenta del espíritu del hombre siempre anda necesitada de depósitos y, sin importar cómo elijamos incrementar ese saldo, siempre basta con cualquier forma de pago impecable.


Nagualismo es el término empleado para describir el conocimiento del guerrero tolteca. El camino del guerrero es el registro de ese conocimiento; un prisma que refleja el faro del nagualismo en lo más hondo de nuestro ser. Una vez que el resplandor de esas percepciones mágicas ha iluminado nuestras vidas, nos encontramos cambiando en formas que nos resultan incomprensibles para nuestros sentidos físicos y nuestras mentes racionales.
Los guerreros viven en el momento del ahora, y ahora es el momento de actuar. Tarde o temprano debemos ir más allá del diálogo interno y cambiar nuestra esmerada disposición de conocimiento por una vida de acción impecable. Tarde o temprano el preámbulo del poder intelectual e intuitivo debe dar paso a un proceso personal y empírico. Tarde o temprano debemos reclamar nuestro conocimiento de los misterios experimentando el movimiento significativo a una percepción diferente.
Como guerreros nos enfrentamos a los condicionamientos del conocimiento atreviéndonos a actuar. Asumimos la responsabilidad de nuestros propios y enérgicos recursos cuando nos entregamos al poder. Y mediante nuestras acciones aprendemos a equilibrar las fuerzas de la magia y de la condición de guerrero, comprendiendo en el proceso que nuestro éxito emerge desde el corazón de esta terrible dicotomía.
El camino del guerrero requiere que reposemos hasta que podamos hacer que las contradicciones del conocimiento se enfrenten entre sí en una búsqueda impecable de la verdad. No hay nada lógico acerca de este insondable curso de acción, simplemente porque, para empezar, no hay nada racional o explicable sobre el poder. Ningún hombre o mujer puede cartografiar el camino del conocimiento o predecir el modo en que se conseguirá la victoria del guerrero. La regla dicta que debemos ocupar nuestro sitio entre los insondables misterios del universo, por el mero hecho de considerarnos a nosotros mismos como uno de ellos.
El poder es, el poder mueve. Estas son las únicas cosas que alguien puede llegar a saber con certeza. Pero para algunos de nosotros, la comprensión teórica de esta verdad no basta. En lugar de pensar y hablar de la naturaleza incomprensible del universo, los guerreros actúan para unirse hasta que la realidad del poder y sus movimientos se hayan convertido en parte de su experiencia personal y directa.

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jueves, 10 de diciembre de 2015

Campos Unificados

Todo está conectado, todo está en movimiento. Unos campos se relacionan con otros en una sucesión de ritmos, como en una danza universal que nace de las profundidades mismas de la conciencia.


Cuando usamos el arte de acechar estamos poniendo en práctica un conjunto de procedimientos y actitudes que permiten a una persona (a quien llamamos guerrero) extraer lo mejor de cualquier situación concebible.
El arte del acecho siempre tiene que ver con el mundo cotidiano. Por ello, es recomendable para un guerrero no tener cosas materiales en las que enfocar su poder, para así poder enfocarlo en el espíritu, en el verdadero vuelo a lo desconocido y no en trivialidades. Si quieres seguir el camino del conocimiento tienes que librarte de la compulsión de poseer cosas y de aferrarte a ellas.

Existe una gran diferencia entre “ver” y mirar. “Ver” es un conocimiento del cuerpo. El predominio del sentido visual, en los seres humanos, interviene en este conocimiento corpóreo haciendo parecer que “ver” esté relacionado con los ojos.
Cuando un guerrero pierde la forma humana, éste obtiene una libertad de recordarse a sí mismo como un conglomerado de campos de energía enderezados que le hacen ser aún más libre. Un guerrero que ha perdido la forma humana se “ve” como siempre ha sido, como una espiral.
Todo el acecho de un guerrero ha de dirigirse en esa dirección, la de perder la forma humana y todo lo que ello conlleva, porque el gran logro de un guerrero es disfrutar de la alegría del infinito. Es por eso que un guerrero sabe que espera y sabe lo que espera; y mientras espera, deleita sus ojos en la contemplación del mundo.

El destino de un guerrero sigue un curso inalterable y el desafío consiste en cuán lejos puede llegar y cuán impecable puede ser dentro de esos rígidos confines.


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miércoles, 2 de diciembre de 2015

El Poder
3er. Enemigo Natural en el Camino del Conocimiento

Después de desafiar a la claridad, y vencerla, un guerrero sigue avanzando por la senda del conocimiento. Es entonces cuando se dará cuenta de que el poder perseguido durante tanto tiempo por fin es suyo. Puede hacer con él lo que se le antoje. El poder se convierte es su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla del nagual. Ve claro y parejo todo cuanto hay a su alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo: el poder.
Cuando un hombre conquista el poder, éste se convierte en el más fuerte de todos los enemigos. Y, naturalmente, lo más fácil es rendirse; después de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder.
Un hombre en esta etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto, sin darse cuenta, habrá perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado en un hombre cruel y caprichoso.
Un hombre vencido por el poder muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder es sólo una carga sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de sí mismo, ni puede decir cómo ni cuándo usar su poder.

Para vencer a su tercer enemigo, el poder, tiene que desafiarlo con toda intención. Tiene que darse cuenta de que el poder que aparentemente ha conquistado nunca fue suyo en realidad. Debe tenerse a raya en todo momento, manejando con tiento y con fe todo lo que ha aprendido. Si puede ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.

Desafiar al Poder
El poder para un hombre de Conocimiento es solo un “periodo de asentamiento". Un periodo de reposo, en el que el guerrero descansa razonablemente en paz por el tiempo suficiente para consolidar su aprendizaje. Es cuando comienza a ver el valor de transferir lo que ha aprendido de unas situaciones a otras, y darse cuenta de que el potencial de lo que ha aprendido es literalmente asombroso. Ha llegado a un punto en su progreso desde el que puede ver que en dicho aprendizaje radica su libertad. "Renuncia a lo que no quieres y quédate con lo que sí quieres". ¡Qué simple es lo obvio! ¡Y qué fácil! El guerrero necesita este periodo de respiro, porque todavía no ha llegado tan lejos como cree. Mas cuando esté listo para seguir adelante, marcharán a su lado compañeros poderosos. Ahora descansa por un rato, y los convoca antes de proseguir. A partir de ahí ya no seguirá adelante solo.

El guerrero necesita entender ahora que en realidad no sabía distinguir entre lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Lo único que ha aprendido hasta ahora es que no desea lo que no tiene valor y que sí desea lo que lo tiene. Sin embargo, su propio proceso de selección, no le sirvió para enseñarle la diferencia. Creía que había aprendido a estar dispuesto, pero ahora se da cuenta de que no sabe para qué está dispuesto. Ahora tiene que alcanzar un estado que puede permanecer fuera de su alcance por mucho, mucho tiempo. Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere.

Si sigue adelante desafiando al Poder, llegará a un “periodo de logros" y consolidará su aprendizaje. Lo que antes se consideraban simples sombras, se han convertido ahora en certezas, con las que puede contar en cualquier "emergencia", así como también en los periodos de calma. En efecto, el resultado de esas ganancias no es otro que la paz: el fruto de un aprendizaje honesto, de un pensamiento congruente y de una transferencia plena. Ésta es la fase de la verdadera plenitud, pues aquí se refleja completamente el espíritu. A partir de ahí, el camino a la libertad está despejado y no presenta ninguna dificultad ya que, en realidad, se da cuenta de que ya está aquí. Y, ¿quién iba a querer "ir" a ninguna otra parte, si ya goza de absoluta paz? ¿Y quién querría cambiar su libertad por algo más deseable? ¿Qué podría ser más deseable?

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domingo, 7 de junio de 2015

Una Ruptura en la Continuidad del Tiempo

Los chamanes consideran que uno de los resultados más codiciados del “silencio interno” es una interacción específica de energía que siempre se anuncia con una profunda emoción. Tal interacción se manifiesta a través de matices que se proyectan en el horizonte del mundo de la vida cotidiana, fuera una montaña, una muralla, o simplemente la palma de la mano. Esa interacción empieza con la apariencia de una tenue pincelada de color lavanda, sobre el horizonte. Con el tiempo, la pincelada lavanda se expande hasta que cubre el horizonte visible, como las nubes de una tormenta que avanza.


También se ve un punto rojizo, de un peculiar y rico color granate, como si hiciera explosión dentro de las nubes de color lavanda. Y al adquirir, un guerrero, mayor disciplina y experiencia, el punto de color granate se expande y finalmente estalla en pensamientos o visiones, también en palabras escritas.
Cuando esta experiencia llega a tener lugar, es un descenso del “infinito” sobre el guerrero. Un descenso que es como un asalto. Una toma de posesión de todas las facultades de la persona. A partir de ese momento la energía aparece ante uno como proyectada en una pantalla de cine. Entender o no la proyección es cuestión de experiencia. Por ello hay que empezar cuanto antes a leer la energía sobre la pared, cuando ésta aparece. Eso quiere decir que está emergiendo la verdadera mente de uno y no tiene nada que ver con la mente que es “instalación foránea”. Hay que dejar a la mente que se ajuste a la velocidad de la energía manteniéndonos en silencio y sin preocupaciones pase lo que pase.

El “silencio interno” se acumula instante a instante, momento a momento. El “silencio interno” es algo más directo y más misterioso que el “ensoñar”. “Ensoñar” es el acto de cambiar el punto de encaje con el “oscuro mar de la conciencia”.
El arte del chamanismo consiste en manipular el “punto de encaje” y hacerlo cambiar de posiciones a voluntad sobre las esferas luminosas que son los seres humanos. El resultado de esta manipulación es el cambio en el punto de contacto con el “oscuro mar de la conciencia”, que nos trae como su concomitante, un fardo diferente de billones de campos de energía bajo la forma de filamentos luminosos que convergen sobre el “punto de encaje”. La consecuencia de estos nuevos campos de energía que convergen sobre el “punto de encaje”, es que una conciencia diferente a la necesaria para percibir el mundo cotidiano entra en acción, transformando esos nuevos campos de energía en datos sensoriales, datos sensoriales que se interpretan y se perciben como un mundo diferente porque los campos de energía que lo engendran son diferentes a los conocidos.

Los viajes por el “oscuro mar de la conciencia” que se hacen desde el “silencio interior” son muy parecidos a lo que se hace en el “ensueño” cuando uno está dormido. Sin embargo, cuando se viaja por el “oscuro mar de la conciencia” no hay interrupción del tipo que ocurre cuando uno se va a dormir, ni hay ningún esfuerzo de controlar la atención de uno mientras se sueña. El viaje por el “oscuro mar de la conciencia” implica una respuesta inmediata. Hay una irresistible sensación del aquí y ahora.

Cuando pensamos que estamos en algún lugar de nuestra selección, en realidad lo que hacemos es fijar el “punto de encaje” directamente sobre la posición específica del “oscuro mar de la conciencia” que nos permite ese viaje. Entonces el “oscuro mar de la conciencia” nos prepara con todo lo necesario para hacer el viaje. No hay ninguna manera de elegir ese lugar por voluntad propia. Los chamanes dicen que el “silencio interno” lo selecciona sin falla.
La elección para el guerrero no es en verdad un acto de elección, sino el acto de asentir elegantemente a las solicitudes del “infinito”. El “infinito” elige. El arte del guerrero es tener la habilidad de moverse con la más tenue insinuación, el arte de asentir a todo mando del “infinito”. Para hacer esto, el guerrero necesita destreza, fuerza y, sobre todo, sobriedad. Estos tres juntos, dan como resultado… ¡la elegancia!

Tenemos que viajar por el “oscuro mar de la conciencia”, pero nunca sabremos cómo se hace. Diremos que lo hace el “silencio interno”, siguiendo caminos inexplicables, caminos que no pueden ser comprendidos, sino solo practicados. El “silencio interno” crea una ruptura en la continuidad del tiempo.
El mundo de los chamanes no es un mundo inmutable como el mundo cotidiano, donde te dicen que una vez alcanzada la meta eres campeón para siempre. En el mundo de los chamanes, llegar a cierta meta quiere decir que simplemente has adquirido las herramientas más eficaces para continuar tu lucha, que, a propósito, nunca termina.

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miércoles, 6 de mayo de 2015

Instalacion Foranea y las Emociones Negativas

Uno de los asuntos más inquietantes e inútiles que la instalación foránea provoca en los seres humanos son las llamadas emociones negativas. Para poder empezar a luchar contra las emociones negativas, lo primero es convencerse de que no hay una sola de ellas que resulte útil. Todas las emociones negativas son igualmente destructivas y constituyen un signo de debilidad. Lo segundo de lo que tenemos que convencernos es que se puede luchar contra ellas, se pueden apresar y desterrar porque no tienen un centro real. Si hubiera un centro real para ellas, no tendríamos oportunidad alguna; permaneceríamos para siempre bajo el poder de las emociones negativas.


Afortunadamente para nosotros, existen en un centro artificial que puede ser destruido y disipado, y nos sentiremos mucho mejor si lo hacemos. Incluso la toma de conciencia de que esto es posible ya es mucho, el problema es que la instalación foránea nos ha dado tantas convicciones, prejuicios e incluso principios al respecto, que nos resulta difícil librarnos de la idea de que las emociones negativas son necesarias y obligatorias. En tanto que sigamos pensando que resultan necesarias, inevitables e incluso útiles para la autoexpresión o para muchas otras cosas, no podemos hacer nada, es por eso que es necesario desarrollar una cierta lucha mental para convencernos de que las emociones negativas no desempeñan ninguna función útil en nuestras vidas y que, al mismo tiempo, toda la vida está basada en ellas. Esto es lo que nadie percibe.

Una de las ilusiones más fuertes es pensar que las emociones negativas son producidas por las circunstancias, y así hablamos de estar airados “por alguna razón perfectamente justa”, pero todas las emociones negativas están en nosotros, dentro de nosotros. para poder empezar a luchar contra ellas debemos convencernos de que no hay razones justificadas para estar airados. Pensamos, y nos gusta pensar, que nuestras emociones negativas se producen bien por fallos de otros, bien por fallos de las circunstancias. Esto es una ilusión. Las causas de las emociones negativas no están en las circunstancias externas, están en nosotros mismos. No hay ni una sola razón inevitable por la que cierta acción de otra persona, o cierta circunstancia, tenga que producir una emoción negativa en nosotros. Solo nuestra debilidad.
Si uno se observa a sí mismo, verá que aunque las causas externas permanezcan iguales, a veces producen una emoción negativa y a veces no. La razón es que la verdadera causa de la emoción negativa está en uno y que el suceso externo es solo la causa aparente. Si uno se halla en un buen estado, si se está dando cuenta de sí mismo, si no se está identificando, entonces nada de lo que suceda fuera puede producir una emoción negativa.

En un intento por demostrar que las emociones negativas están producidas por causas externas, suelen plantearse preguntas tales como qué pasa con el dolor producido por la muerte de un amigo, así como con otros tipos de sufrimiento. El sufrimiento, en sí mismo, no es una emoción negativa. Solo producirá emociones negativas si uno se identifica con él. El sufrimiento puede ser real; las emociones negativas no. Después de todo, el sufrimiento solo ocupa una pequeña parte de nuestra vida, mientras que las emociones negativas ocupan una gran parte –ocupan la totalidad de ella−. ¿Por qué? Porque las justificamos. Por supuesto que aquellos llenos de emociones negativas e identificaciones van con toda probabilidad a producir similares reacciones en los demás, pero, de nuevo, uno puede aprender a aislarse en tales casos mediante la conciencia de sí y la no identificación, asumiendo al mismo tiempo que aislamiento no significa indiferencia. Las emociones negativas desaparecen cuando llegamos al pleno apercibimiento de que efectivamente no pueden ser producidas en nosotros si no queremos tenerlas y mucho menos por ninguna causa externa. Si están ahí es porque las toleramos, justificando su presencia en función de las circunstancias externas, eludiendo la responsabilidad para de ese modo no luchar contra ellas.

El solo padecimiento de un dolor no es una emoción negativa, pero puede convertirse en una cuando la ilusión y las identificaciones entran en juego. El dolor emocional, al igual que el físico, no es una emoción negativa en sí mismo, pero se transforma en una cuando empezamos a tejer sobre él todo tipo de adornos y bordados.

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domingo, 26 de abril de 2015

Desarrollando la Voluntad

La vida no es lo suficientemente larga como para cambiar nuestro estado de ser si trabajamos en ella igual que en todo lo demás. Conseguir algo solo es posible si se usa un método más perfecto. La primera condición es el entendimiento. Todo lo demás resulta proporcional al entendimiento. También hay que hacer esfuerzos en relación con la voluntad y las emociones. Hay que ser capaz de ir contra uno mismo para renunciar a la propia voluntad.


Primero hay que preguntarse: ¿qué es la voluntad? No tenemos voluntad, de modo que ¿cómo vamos a renunciar a lo que no tenemos? Esto significa, en primer lugar, que no estamos de acuerdo con que no tenemos voluntad; solo asentimos de palabra. En segundo lugar, no tenemos siempre voluntad, sino solo a veces. Voluntad significa fuerte deseo. Si no hay fuerte deseo, no hay nada a lo que renunciar; no hay voluntad.

Aquí se mezclan muchas cosas. No sabemos cómo pensar sobre la voluntad. Una parte de nosotros se da cuenta de que somos máquinas, pero al mismo tiempo queremos actuar según nuestra propia opinión. En ese momento se debe ser capaz de parar, de no hacer lo que se desea. Esto no se aplica a momentos en los que no se tenga intención de hacer nada, pero se debe ser capaz de pararse si el deseo va contra las reglas o principios, o contra lo que se ha dicho.

Es importante entender dos cosas: qué no podemos “hacer” y que vivimos bajo la ley del accidente. En la mayoría de los casos, la gente cree que puede “hacer”, que puede conseguir lo que quiere y que el que esto no suceda es puramente accidental. La gente piensa que los accidentes son muy raros y que la mayoría de las cosas son debidas a la ley de causa y efecto. Esto es completamente falso. Es necesario aprender a pensar correctamente; entonces veremos que todo sucede y que vivimos bajo la ley del accidente.

En relación con “hacer”, es difícil darse cuenta de que, por ejemplo, cuando la gente construye un puente eso no es “hacer”: es solo el resultado de todos los esfuerzos previos. Es algo accidental. Para entenderlo, pensemos en el primer puente que Adán construyera y de toda la evolución de la ingeniería de puentes. Al principio es algo accidental –un árbol cae atravesando un río, luego el hombre construye algo parecido, y así sucesivamente−. La gente no “hace”; una cosa viene detrás de la otra.

Si recordáramos que no podemos hacer nada, también recordaríamos muchas otras cosas. Generalmente hay tres o cuatro obstáculos, y si no se tropieza con uno, se hace con el siguiente. El “hacer” es uno de ellos. En conexión con esto, hay algunos principios fundamentales que no se deben olvidar. Por ejemplo, que hay que mirarse a uno mismo y no a otras personas; que la gente no puede hacer por sí misma, pero que si es posible el cambio éste solo se realizará con la ayuda del sistema, con la organización, el trabajo personal y el estudio del sistema.

Es solo cuando se intenta de verdad hacer algo diferente del modo en que sucede cuando uno se da cuenta de que es absolutamente imposible hacerlo diferentemente. La mitad de las preguntas que se hacen son sobre el “hacer” –cómo cambiar esto, destruir aquello, evitar esto otro, y así sucesivamente−. Pero para cambiar incluso una cosa mínima hace falta un esfuerzo enorme. Uno se convence de ello hasta que lo intenta por sí mismo. Solo a través del sistema se puede cambiar algo. Esto es algo que suele olvidarse.

Todo sucede. Nadie puede hacer nada. Desde el momento en que nacemos hasta el momento en que morimos las cosas suceden, suceden y suceden, y nosotros pensamos que “hacemos”. Ésta es la condición normal en la vida. Incluso en uno mismo, el “hacer” empieza muy a menudo por no hacer. Antes de poder hacer algo que antes no podíamos, se deben no hacer muchas cosas que antes se hacían.

La gente no quiere abandonar la idea de que puede “hacer”, de modo que si llega a la conclusión de que las cosas suceden lo natural es encontrar excusas, tales como “esto ha sido un accidente pera mañana será diferente”. Esto es por lo que no podemos asimilar esa idea. Durante toda nuestra vida vemos que las cosas suceden, pero seguimos explicándolas como accidentes, como excepciones a la regla de qué podemos “hacer”. O nos olvidamos, o no vemos, o no prestamos atención suficiente. Siempre creemos que en cualquier momento podemos empezar a “hacer”. Tal es nuestro modo ordinario de pensar sobre el tema. Podemos ver en nuestra vida una ocasión en la que intentamos hacer algo y fracasamos, y así tendremos un ejemplo de lo dicho, porque comprobaremos que nuestro fracaso fue explicado como un accidente, como una excepción. Si las cosas se repitieron, todavía seguimos pensando qué podíamos haber hecho, y si de nuevo vemos lo mismo, aun explicaremos nuestro fracaso como simplemente un accidente. Resulta muy útil repasar la propia vida desde este punto de vista. Intentemos hacer algo, pero algo diferente sucedió. Si somos realmente sinceros lo veremos; si no, llegaremos hasta persuadirnos de que lo que sucedió era exactamente lo que queríamos.

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sábado, 4 de abril de 2015

La Manipulacion Nuestra de Cada Dia

A lo largo de la historia el ser humano en sus mitologías más conocidas ha concebido el juego de la creación como una manipulación de titiriteros o una obra artesanal.
Por ejemplo: en la mitología cristiana Dios creó a Adán y Eva, les hizo un paraíso, lo ocuparon, luego fueron desterrados de él y su destino pasó a ser manejado por hilos invisibles manipulados por un dios que premia, castiga y culpabiliza; esto se repite en otras mitologías. Siempre aparecemos pasivos, como un rebaño de pacientes ante fuerzas que nos crearon y se fueron. Dioses que se pulieron haciendo el universo como buenos artesanos y luego se fueron dejándonos unas leyes que muchas veces se han llamado naturales, aunque al final no todas lo son, y aún más, hasta cambian con el transcurso del tiempo.


El panorama puede cambiar si en vez de vernos como simples criaturas productos de barro, soplos y costillas lanzados primero al paraíso y luego desterrados de él, nos vemos como partes integrantes y no como entes pasivos o bloques inertes de la creación. Pero tenemos como característica la de creer y querer ser creados mecánica y artesanalmente para después ufanarnos de ser manipuladores de lo creado poniendo la naturaleza a nuestro servicio; es un antropocentrismo del que aún no hemos salido.

Creamos ideas, pensamientos, explicaciones y las volvemos verdades y dogmas. La ciencia hegemónica está llena de estos ejemplos. Creamos y nos crean dioses, gurús, santos, santones y verdades científicas. Terminamos creyendo en nuestros propios fantasmas y creencias, les entregamos nuestro destino y después les reclamamos porque se fueron o porque ya no tienen validez, pero no es que se hayan ido o perdido validez, lo que pasó es que nunca existieron pues fueron obras míticas de nuestras necesidades de explicación de muchas cosas.

Pero es que dentro de la civilización esquizofrénica del reduccionismo de las especialidades, todos aspiramos o creemos tener acceso a pedacitos del conocimiento que confundimos con verdad. El teólogo nos impone su dios y nos dice cómo hablar con él, el maestro nos dice lo que debemos saber y lo que debemos pensar, nunca, lógicamente, se nos enseña el cómo pensar, eso casi nadie lo sabe, ni se estila; el estado nos muestra la senda resolutiva de problemas sociales por la que debemos transitar, la religión nos libera o nos llena de culpas y nos da el vademécum para alcanzar la vida eterna, las leyes sociales juegan a las modas y a los criterios, la medicalización nos indica cómo debe funcionar nuestro cuerpo físico, las comunicaciones nos explican la historia que estamos viviendo, y nos la cuentan a su amaño, o al amaño del amo de turno. Pero como todo es un círculo vicioso, el que quiere representar a dios es manejado por el que le tasa los glóbulos blancos, a su vez a éstos dos el político les muestra el camino, al final el maestro, el político, el religioso, el gobernante, las comunicaciones y la medicina manipulan y son manipulados por ellos mismos.

La desgraciada uniformidad de ser manipuladores-manipulados, títeres y titiriteros nos impide ver esa realidad. Es como un país imaginario en donde como todos son ciegos no se dan cuenta de que lo son, el raro y “mal visto” será el vidente, así como raro y mal visto en el mundo manipulador es el que clama por la libertad. Al país de los manipuladores-manipulados es posible que llegue una fuerte corriente de pensamiento a pedir libertad, a querer terminar el juego y a ejercer su derecho de libre pensador, eso sería una posibilidad alternativa o revolucionaria.
Se buscaría que en el país de los ciegos se acepte algún tipo de tonalidad y los videntes también acepten que los ciegos pueden tener otra percepción del mismo mundo, sin que los ciegos tengan que volverse videntes o éstos enceguecerse.

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viernes, 30 de enero de 2015

Espejos que Reflejan

En el camino del guerrero todo es posible. Pero una cosa es cierta: el mundo no es algo que pueda darse por sentado. En él debemos expresar nuestro agradecimiento ahora mismo, porque no existe el mañana. El futuro no existe, y cuando uno termina de recapitular y ha borrado el pasado por completo, solo le queda el presente. Entonces sabemos que el presente es solo un instante, nada más.

La conciencia universal parece tener dos niveles: el nivel de lo visible, del orden, de todo lo que es posible pensar o nombrar; y el nivel no manifiesto de la energía, que crea y sostiene todas las cosas.
Puesto que nos atenemos al lenguaje y a la razón, el nivel de lo visible es lo que consideramos como la realidad. Parece poseer un orden, es estable y predecible. Sin embargo, en realidad es escurridizo, temporal y siempre cambiante. Lo que juzgamos como la realidad permanente solo es la apariencia superficial de una fuerza insondable.

En el mundo del nagual debemos ser responsables de nuestras acciones. En el camino del guerrero nadie se siente importante, porque la importancia mitiga la fiereza.

Sabemos que una proyección está en marcha cuando sentimos un cambio energético. Las proyecciones son percepciones que no reivindicamos, ya que nos resulta más cómodo excluir de nosotros estos aspectos antes que asumirlos.
El concepto de oscuridad incluye, en realidad, a cualquier parte de nosotros, positiva o negativa, que no hayamos integrado o aceptado. Estas partes sombrías de nosotros seguirán activas y nos dominarán hasta que sean integradas.

Los seres humanos se abandonan fundamentalmente por cinco motivos que son universales: por el amor de otra persona, por la aceptación y la aprobación de alguien, para mantener la paz, para mantener el equilibrio, o para mantenerse en un estado de armonía.
Cuando pretendemos ser quienes no somos para conseguir el amor, la aceptación, o la aprobación de alguien, entramos en una forma de auto-abandono. Otra manera de abandonarnos a nosotros mismos –para mantener la paz, el equilibrio y la armonía− es evitar las cuestiones difíciles y no decir lo que pensamos.

No tener compasión significa ser auténtico diciendo la verdad sin culpabilidad ni juicio. Decir la verdad es un valor universal que hace colapsar las pautas de negación e indulgencia.
Decir la verdad aumenta la riqueza de las relaciones interpersonales. Para presentarnos ante los demás tal como somos y para tener relaciones humanas más satisfactorias, debemos ser al mismo tiempo conscientes y honestos.
Expresar la verdad sin culpabilidad ni juicio es ser capaz de decir las cosas tal como son.

Cuando la comunicación es íntegra siempre tiene en cuenta el contexto y el momento adecuado para expresar sus contenidos. La comunicación directa implica tener en cuenta que la palabra, el tono de voz y la postura corporal deben estar alineados.

El incesante poder interno que nos invita constantemente a ser quienes somos requiere la expresión de nuestra autenticidad, de nuestra visión y de nuestra creatividad.

Quien se acoge al mundo del nagual tiene que estar dispuesto a someterse a la más absoluta soledad. En el mundo del nagual soledad no significa desamparo sino que es un estado físico de aislamiento. Cuando recordamos quiénes somos, manifestamos nuestra auténtica identidad.

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martes, 16 de diciembre de 2014

El No-Hacer de la Percepcion
y la Atencion que Detiene el Mundo

Cómo Liberar tu Mente
Cuando miramos un objeto solo podemos ver un lado a la vez; así es la naturaleza de la visión. Exactamente de la misma manera, cuando pensamos en algo, solo podemos pensar en ello dentro de un contexto a la vez; así es la naturaleza del pensamiento. El contexto determina lo que la mente piensa con la misma seguridad en que el ángulo de visión determina lo que ven los ojos.

“Contenido” significa “la cosa en sí” y “contexto” significa la manera en cómo se interactúa con ella.
Entender cómo el cambio de contexto cambia la experiencia humana es fundamental para entender la vida humana de manera práctica.


La Mente es Reductiva
La mente es incapaz de saber qué es algo, y también es incapaz de entender completamente que no lo puede saber. Todo lo que puede hacer la mente es crear modelos, y luego insistir en que la realidad encaje en estos modelos, lo que en la realidad raras veces ocurre.

Describir cualquier cosa completamente requeriría una cantidad infinita de declaraciones. Puesto que es muy inconveniente para la mente crear un número infinito de declaraciones, tiene que decidir qué aspecto de una cosa es importante, y luego usar ese aspecto como símbolo de la totalidad. La elección del aspecto a usar de esta manera determina en gran medida con qué eficiencia la mente creará felicidad y poder para el individuo.
Cuando una persona está experimentando dificultades para conseguir algo es porque esa persona está manteniendo la situación en un contexto inapropiado. La limitación es realmente una función del contexto y el cambio apropiado de contexto hace que lo que parecía ser una limitación tome otro aspecto.

No Existe ningún Contexto Universalmente Apropiado
No existe contexto alguno en el que una persona quisiera sabiamente mantenerse todo el tiempo; la capacidad de cambiar de contextos libremente es altamente deseable. “El pensamiento positivo” no es siempre deseable y si uno se atiene a él con demasiada rigidez, puede ser limitador e incluso peligroso. Lo deseable es el “pensamiento apropiado”.
El pensamiento positivo es maravilloso y desde luego tiene su lugar apropiado, pero no es sustituto para el sentido común y la acción diligente. Cada modelo tiene su limitación y cualquier modelo al cual uno se aferra rígidamente se convertirá en una trampa.

La Mente es una Biblioteca de Contextos
Para interactuar con el mundo que nos rodea tenemos que clasificar los datos que recibimos con nuestros sentidos y luego ordenar todo según el tipo y su función. Desempeñamos esta tarea compleja con sorprendente velocidad y además lo damos por sentado. Para hacer esto posible llevamos con nosotros una biblioteca de contextos “computarizada” de alta velocidad conocida como “la mente”. La interacción entre la mente y la experiencia determina en qué contexto se mantendrá una experiencia, y esa interacción se conoce como “pensamiento”.

El Origen de Toda Negatividad
Podemos definir la negatividad como el “uso habitual de contextos inapropiados para optimizar la propia felicidad y el propio poder”.

En cualquier momento dado, una persona puede estar experimentando exactamente lo que está experimentando. La persona puede estar agradecida por esa experiencia o puede estar comparándola con un estándar imaginario, como “lo que quisiera que estuviera aquí”, “lo que debiera estar aquí” o “lo que solía estar aquí”, etc., y decidir que lo que realmente está experimentando no llega a lo que se puede imaginar. La primera opción se llama “celebrarlo”, la segunda se llama “mal-hacer”.
La gente tiene tremendas ganas de sentirse bien y al mismo tiempo un fuerte impulso por tener razón. Entonces insisten en que lo que están “mal-haciendo” realmente es malo en sí, y luego retiran su conciencia del hecho en un esfuerzo por sentirse bien. Esta retirada de conciencia es conocida como “represión”.
Después de “mal-hacer” y de reprimir, lo que se “mal-hizo” se convierte en algo de lo cual la persona se esconde, o se aleja. La sensación desagradable se almacena en el cuerpo como una tensión crónica o algún otro problema físico. Lo que pasa en la mente es algo como esto: Un mecanismo nuevo se crea en la mente (inconscientemente) y este mecanismo evalúa constantemente la experiencia de la persona en cada momento y la compara con su estándar imaginario. Así, una vez que se haya “mal-hecho” algo y se haya reprimido, se seguirá “mal-haciéndolo”, de la misma manera en cada momento.

El Origen de Comportamientos y Experiencias No Deseados
Cuando se hace algo mal (“mal-hacer”), se crea un deseo para que sea mejor, y la mente empieza a hacer planes para mejorarlo. En el momento de la represión, el mejor plan que puede inventar la mente hasta ese momento se convierte en una parte importante del mecanismo nuevo.
Subsiguientemente, si la experiencia actual en algún momento es evaluada por la mente como siendo demasiada baja, entonces ese plan, que ahora es conocido como “adaptación compulsiva”, es puesto en acción inmediatamente por la mente inconsciente.

Como experiencia estas adaptaciones compulsivas se conocen como “impulsos”. La mayoría de la gente tiene uno o más impulsos que dan la impresión de no terminar nunca. Es fácil entender que los impulsos muchas veces son para cosas que no ayudan ni en la felicidad, ni en la buena salud, ni en la prosperidad de una persona. Esto no es sorprendente si consideramos que los impulsos surgen de mecanismos de dualidad de “mal-hacer”.
La mayoría de la gente tienen un impulso u otro operando en todo momento. Mucha gente piensa que el propósito de sus vidas es satisfacer sus impulsos: nada más hayan terminado de satisfacer un impulso, llegará otro en su lugar y seguirán su rumbo satisfaciéndolo.

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