El primer paso para ser un ensoñador es plantearse serlo con firmeza, con ánimo de investigador y apartando todos los miedos. Antes de practicar ninguna técnica de inducción de ensueño se deben recordar al menos un sueño normal por noche.
Los sueños tienden a olvidarse con mucha facilidad pasados tan sólo unos instantes después de despertar. Aunque creamos tenerlos fijados en la memoria, si no se anotan inmediatamente descubriremos que hemos perdido muchos detalles o quizás el sueño completo. El simple cambio de posición del cuerpo en la cama ya distrae nuestra atención y nos hace olvidar parte del guion de los sueños.
Uno de los factores principales del olvido de los sueños es el miedo. Los sueños nos muestran, en ocasiones, todo aquello que nos impide desarrollarnos en plenitud: fracasos, temores, deseos no cumplidos... Esto hace que muchas personas deseen olvidarlos en vez de enfrentarse con sus temores y superarlos. Si consideramos a los sueños como a un amigo, y no como a un censor, lograremos superar esos temores. Los sueños normales son una vía para descubrirse a sí mismo y para superar muchas de las tendencias negativas por las que dirigimos la vida.
Tres Pasos Hacia el Recuerdo de los Sueños
1) Comienza un diario de sueños. Consigue un cuaderno o un diario donde te resulte fácil anotar todos los sueños que tengas durante la noche. El diario debe ser manejable, para utilizarlo cómodamente sin necesidad de levantarte de la cama. Un bolígrafo con luz incorporada también es muy útil. Deja el diario y el bolígrafo cerca de tu cama.
2) No te muevas al despertarte. Cuando despiertes, mantén los ojos cerrados, relájate, no hagas ningún movimiento y rememora las imágenes del sueño de atrás hacia adelante. Si después de unos minutos no recuerdas ningún sueño vuelve a dormirte con el deseo de recordar tus sueños la próxima vez. Aleja de tu mente todos los demás pensamientos (la hora que es, lo que tienes que hacer al día siguiente, el posible significado del sueño, etc.).
3) Escribe la pauta del sueño. Al principio sólo recordarás algunos fragmentos. No los ignores. Junta los fragmentos que lleguen a tu mente en un orden lógico (si lo tienen) y escribe la pauta del sueño. Recuerda todos los detalles: emociones, conversaciones, pensamientos, acciones, imágenes... Todo lo que esté relacionado con el sueño es importante. Plantéate que es probable que te despiertes varias veces a lo largo de la noche y que has de utilizar unos minutos para escribir todos los detalles de tus sueños que recuerdes. Si tu ánimo en mitad de la noche no es precisamente el de un escritor, entonces anota sólo las palabras clave para retomar la pauta por la mañana y completarla. Es probable que pierdas todos los fragmentos que no anotes de inmediato. Cuando vuelvas a dormirte es posible que sueñes y despiertes de nuevo. Anota todos los sueños. Debes tener fuerza de voluntad para hacerlo, aunque te sientas muy adormecido en el momento de despertar.
Algunas Recomendaciones Adicionales
El primer sueño de la noche es el más corto, de unos diez minutos, mientras que en las primeras horas de la mañana pueden durar de cuarenta y cinco minutos a una hora.
Conseguirás despertarte después de cada sueño tan sólo con desearlo antes de irte a dormir.
Dormir durante períodos más cortos, con una siesta por la tarde, reporta un mayor número de sueños además de hacerte sentir más descansado.
Todo lo que sentiste, viste u oíste en el sueño es importante y debería ser registrado en tu diario.
Si sigues estos primeros consejos puedes conseguir una media de cuatro a cinco sueños muy vívidos al día. El objetivo es que alguno de esos sueños vívidos se convierta en ensueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario