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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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viernes, 1 de febrero de 2013

La Condicion de Ser Guerrero

No hay manera de librarse de la autocompasión de una vez por todas. Tiene un papel y un lugar definidos en nuestras vidas, una fachada definida y reconocible. Así, cada vez que se presenta la ocasión, la fachada de la autocompasión se activa. Tiene una historia. Pero si uno cambia la fachada, cambia su lugar de prominencia.
Las fachadas se cambian modificando los elementos que la componen. La autocompasión resulta útil a quien se siente importante y merecedor de mejores condiciones y de mejor trato, o bien a quien no quiere hacerse responsable de los actos que lo condujeron al estado que suscitó su autocompasión.
Cambiar la fachada de la autocompasión significa solo que uno ha asignado un lugar secundario a un elemento que antes era importante. La autocompasión continúa siendo un rasgo prominente, pero ahora ha pasado a un segundo plano; al igual que la idea de la propia muerte inminente, la idea de la humildad del guerrero o la idea de la responsabilidad por los propios actos estuvieron durante una época en un segundo plano para un guerrero, sin ser nunca utilizadas hasta el momento en que se convirtió en guerrero.

Un guerrero reconoce su dolor pero no se entrega a él. El guerrero que se adentra en lo desconocido no tiene el ánimo triste; por el contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, porque confía en su espíritu impecable y, sobre todo, porque es plenamente consciente de su eficiencia. La alegría de un guerrero le viene de haber aceptado su destino y de haber evaluado en verdad lo que tiene delante.

Insistir no cabe en el mundo de los guerreros. Lo único que necesitamos para captar las maravillas de este mundo de la vida cotidiana es tener suficiente desapego. Pero, más que desapego, lo que necesitamos es tener el afecto y el abandono suficientes.
Un guerrero debe amar este mundo, para que este mundo que parece tan corriente se abra y revele sus maravillas. El único inconveniente para penetrar en las maravillas de este mundo, o en las maravillas de cualquier otro mundo, un hombre necesita ser un guerrero: sereno, recogido, indiferente, templado por los embates de lo desconocido.
El trabajo de un guerrero es silencioso y solitario, y cuando un guerrero se marcha o regresa, lo hace tan inadvertidamente que nadie repara en ello. Buscar la madurez del guerrero de cualquier otro modo sería ostentoso y, por tanto, inadmisible.

La inmensidad del mundo, ya sea el mundo de los chamanes o el de los hombres corrientes, es tan evidente que únicamente una aberración nos impediría percibirla. Intentar explicar a unos seres aberrantes lo que es andar extraviados en los surcos de la “rueda del tiempo” es la cosa más absurda que podría emprender un guerrero. En consecuencia, el guerrero se asegura de que sus viajes sean propiedad únicamente de su condición de guerrero.

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lunes, 1 de octubre de 2012

La Magia de la Atencion

El nuevo paradigma de la física se acerca peligrosamente a la concepción de todas las antiguas civilizaciones y sagradas tradiciones, entre las que se encuentra la cultura Nahualt. El mundo que nos rodea, y que percibimos cotidianamente, aparece como algo estable y bien definido solo en la superficie, debido esencialmente a la limitación perceptiva de nuestros sentidos. La Realidad no está constituida por objetos, sino por Campos de Energía interconectados, que los pueblos indígenas denominan las Emanaciones del Águila, las Cuerdas de Luz que sostienen el Universo, o las Venas de lo Eterno. Estas emanaciones tienen no sólo una naturaleza auto-consciente, sino trascendente, manifestándose como puertas interdimensionales y espacios de “poder” donde todas las leyes físicas conocidas pueden ser superadas o transformadas.

Las emanaciones se condensan en “racimos”, dando origen a diferentes mundos, con diferentes seres y leyes estructurales. De las 49 Grandes Bandas (48 más el Águila), sólo dos (las que corresponden a la vida orgánica y a la estructura de los cuatro elementos básicos, y sin conciencia, de nuestra manifestación: cristales, minerales, gases y fuego) nos son inmediatamente accesibles. Pero, en realidad solo utilizamos una mínima parte de las Emanaciones de estas dos bandas disponibles, y con ella construimos el mundo. Todo lo que somos, pensamos, recordamos y hacemos en la vida, está encerrado dentro de esta ínfima parte del universo que designamos como “lo conocido”. Nuestra asignatura pendiente como seres humanos es alinear y percibir este inmenso universo que llamamos el Misterio desconocido.
Existen otras cinco grandes bandas que también son accesibles al hombre o mujer de conocimiento y que completan el mundo de lo “infinito desconocido”. El resto de las bandas de emanaciones son ajenas al ser humano y por eso son designadas como “lo que no puede llegar a conocerse” o “lo incognoscible”.

¿Y qué es lo que determina que seamos capaces de alinear o no un cierto número de Emanaciones en un momento dado? ¿De dónde deriva el poder que nos permite alcanzar, en un instante, los mundos del Nagual? ¿Podemos dirigir conscientemente ese “poder”? En los primeros pasos de la Visión del Alquimista, hay que decir que ese poder está fuera de nuestra voluntad, y que está condicionado por lo que llamamos Presencia, o Punto de Encaje. Cada vez que percibimos un mundo determinado (hay siete más que son asequibles a nuestra conciencia), la posición del punto de encaje es constante, y determina el que seamos capaces de percibir todos los componentes que caracterizan ese mundo determinado. Incluso lo que llamamos “nuestro mundo”, con sus leyes, sus costumbres, sus modas, sus diferencias, la estructura del poder, de la familia, de los sexos, de la religión, de la historia… y un interminable etc., es tan solo una de las posiciones que puede tomar el punto de encaje. Si por cualquier circunstancia (accidente, sustancias psicotrópicas, energía suficiente, enfermedad, crisis emocional, trabajo interno, terror o maravilla, muerte…) este foco de luminosidad se moviera ligeramente, contactaríamos con algunas de las emanaciones que no están en funcionamiento, alcanzando así ciertas facultades o “locura”. En el caso que, por una u otra circunstancia ya citada, el movimiento fuera más intenso y radical, enlazaríamos instantáneamente con otras de las grandes bandas de emanaciones, entrando súbitamente en mundos extraños y ajenos a nuestra percepción común, con seres y leyes totalmente desconocidas, pero tan fatalmente pragmáticas como las nuestras.

Sin esta capacidad mágica de que disponemos para seleccionar y ordenar el inconmensurable caos de las Emanaciones, no seríamos capaces de convivir socialmente, ni de transformar útilmente ningún fenómeno de la realidad. Y como los niños no tienen forma de seleccionar y organizar por sí mismos las innumerables Emanaciones disponibles, somos los adultos los que les impondremos día a día nuestra propia descripción del mundo, hasta que solo sean capaces de percibir lo mismo que nosotros hemos decidido debe ser percibido. Es por ello que el cuerpo social (y el Tonal de los tiempos) nos transmite desde el nacimiento, de manera inconsciente, la orden taxativa y rigurosa de seleccionar exactamente una parte de la actualidad de las Emanaciones disponibles, y de ordenarlas según las normas comunes.

Como seres humanos solo tenemos la libertad de encauzar nuestras energías, para lograr el movimiento voluntario del punto de encaje en plena conciencia, saltando fuera de los estrechos límites de la percepción ordinaria y completando nuestra intensa experiencia en el Tonal con el conocimiento de otros mundos increíbles que forman parte del Nagual. El primer paso es ahorrar ese auténtico chorro de energía que invertimos cotidianamente en estallidos emocionales, en pensamientos obsesivos, en criticar y condenar a los demás, en la defensa de nuestra imagen e historia personal, en los hábitos debilitantes, en la impaciencia y la prisa, en tensiones musculares… es decir, en todo eso que integra nuestra importancia personal. Con la energía disponible que vamos acumulando, con la práctica sistemática del no-hacer de la personalidad, cargamos intensamente nuestro intento, conocer los mundos del ensueño y recapitular nuestra existencia hasta quedar vacíos de ego.

Lo único que tiene verdadera importancia para el guerrero es el descenso del espíritu y el movimiento del punto de encaje que este descenso produce en su interior. Pero, paradójicamente, ninguna técnica ni conocimiento puede lograr esta manifestación del más allá. La senda que conduce al espíritu es intransmisible, y está en función de los actos más que de las creencias; de la confianza y entrega al Poder más que del convencimiento de los méritos propios o del orgullo derivado de la autodisciplina; de lo que uno se ha olvidado más que de lo que se recuerda; de la sinceridad y el desapego del énfasis ante lo desconocido, más que de la repetición de un programa o de la obediencia a un guía.

Cada persona tiene aficiones diferentes. Unos eligen la pintura, el cine, otros la música, la naturaleza, estos la fotografía, la cocina, aquellos la lectura, la televisión… Cada uno de estos apartados que pueden ser infinitos (la ecología, el alpinismo, coleccionar sellos, la huerta, escribir, bailar, los negocios, las relaciones sociales, la práctica religiosa, las artes marciales…) son semejantes a diferentes Emanaciones del Águila y, según sea elegido uno u otro, en su faceta oscura o luminosa, puede resultar ser tan distinto como un poeta, un asesino o una buena madre de familia. Ahora bien ¿qué es lo que pone orden en estos inmensos archivos universales?¿qué determina lo que te gusta, o no de los autores contemporáneos, de la pintura renacentista o del budismo?¿cómo dar sentido a tus percepciones? Este es el papel de la Atención, cuya cualidad esencial es la de otorgar orden y sentido a todo lo que percibimos. Y esta Atención no solo funciona en el mundo conocido, sino que también pone orden en lo desconocido, fijando la realidad siempre cambiante del otro mundo, para que podamos movernos coherentemente en su interior.

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viernes, 21 de septiembre de 2012

Los Acuerdos Culturales

Un guerrero siempre está en lucha y ha de luchar por liberar su energía, la que configura todo su ser, de las cadenas que lo aprisionan. Un guerrero vive en permanente estado de guerra, siendo el enemigo la idea del yo.

Las metas definidas y los logros emocionalmente cargados carecen de valor, pues el verdadero escenario de un guerrero es la vida cotidiana, y allí las motivaciones conscientes superficiales no aguantan presiones.

Dado que las mujeres están habituadas a ser manipuladas, acceden con facilidad y sus conformidades no son sino huecas adaptaciones a la presión. Pero de ser en verdad factible convencer a la mujer de la necesidad de cambiar de hábitos, entonces la mitad de la batalla está ganada; aun sin su conformidad su éxito es mucho más duradero que el de los hombres.

Conocer algo de manera intuitiva no tiene valor alguno. Esos destellos de percepción interna necesitan ser transformados en pensamientos coherentes. Tanto uno como otro se marchitan tan rápido como surgen, y si no son reforzados de continuo sobreviven la duda y el olvido, pues la mente ha sido condicionada para ser práctica y aceptar únicamente los verificable y lo factible.

Los chamanes son hombres de conocimiento antes que hombres de razón, y como tal están adelantados respecto de los intelectuales de occidente que asumen que la realidad (a menudo equiparada con la verdad) se conoce a través de la razón. Los chamanes sostienen que lo único que puede conocerse mediante la razón son nuestros procesos del pensamiento, pero es solo mediante el acto de comprender nuestro ser total, en su nivel más elevado e intrincado, que podremos borrar los límites con los cuales la razón define la realidad.

Un guerrero cultiva la totalidad de su ser, es decir que no necesariamente hace una distinción entre los aspectos racionales e intuitivos del hombre. Utiliza ambos para llegar al reino de la conciencia llamado el conocimiento silencioso, el cual existe más allá del lenguaje y más allá del pensamiento.

Para que uno pueda silenciar su lado racional, primero debe comprender los procesos del pensamiento en su nivel más elevando e intrincado. La filosofía, comenzando con el pensamiento clásico griego, suministra la mejor manera de iluminar este proceso. Ya sea como eruditos o como legos somos miembros y herederos de la tradición cultual de occidente, lo cual significa que, independientemente de nuestro nivel de educación y perfeccionamiento, somos prisioneros de esa tradición y su manera de interpretar la realidad.

Solo de manera superficial estamos dispuestos a aceptar que aquello que llamamos realidad es algo culturalmente determinado, y lo que necesitamos es aceptar, al nivel más profundo posible, que la cultura es el producto de un proceso largo, cooperativo, altamente selectivo y desarrollado, y por último, pero no por ello menos importante, altamente coercitivo, que culmina en un acuerdo que nos desvía y aleja de otras posibilidades.

Los chamanes procuran en forma activa desenmascarar el hecho de que la realidad es dictada y sostenida por nuestra razón: que las ideas y los pensamientos surgidos de la razón se convierten en regímenes de conocimiento que ordenan el cómo vemos y actuamos en el mundo; y que todos estamos sujetos a increíble presión para asegurar que ciertas ideologías nos resulten aceptables.

Un guerrero está interesado en percibir el mundo de manera diferente a lo culturalmente definido, y lo culturalmente definido es que nuestra experiencia personal, más un acuerdo social compartido acerca de lo que nuestros sentidos son capaces de percibir, determinan lo que percibimos. Cualquier cosa fuera de este reino perceptual, sensorialmente convenido, es automáticamente encapsulado y echado a un lado por la mente racional, y de esta manera nunca se daña el débil manto de las presunciones humanas.

La percepción ocurre en un lugar fuera del reino señorial; porque existe algo más vasto que lo que nuestros sentidos pueden captar. La percepción tiene lugar en un punto fuera del cuerpo, fuera de los sentidos, pero no es suficiente creer meramente en esta premisa. No es apenas cuestión de leer acerca de ello, o escucharlo de boca de terceros. Para transformarlo en algo corpóreo uno debe haberlo experimentado.

Un guerrero lucha activamente durante toda su vida para quebrar ese débil manto de las presunciones humanas. Sin embargo, no se interna ciegamente en la oscuridad. Está preparado; sabe que cuando se arroja a lo desconocido necesita disponer de un bagaje racional bien desarrollado. Solo entonces puede explicar y darle sentido a lo que traiga de vuelta de sus viajes a lo ignoto.

El chamanismo no se debe entender a través de la lectura de filósofos, sino comprender que tanto la filosofía como el chamanismo son formas altamente elaboradas del conocimiento abstracto. Tanto para los chamanes como para los filósofos la verdad de nuestro ser-en-el-mundo no permanece impensada. No obstante, los chamanes van un paso más allá; actúan a base de sus hallazgos que ya están, por definición, fuera de nuestras posibilidades culturalmente aceptadas.

Los filósofos son chamanes intelectuales. Pese a ello sus búsquedas y ensayos quedan siempre en empeños mentales. Los filósofos solo pueden actuar en el mundo que tan bien entienden y explican de la manera cultural ya convenida. Se suman a un ya existente cuerpo de conocimiento. Interpretan y reinterpretan textos filosóficos. Nuevos pensamientos e ideas resultantes de este intenso estudio no lo cambian excepto, tal vez, en un sentido psicológico. Pueden llegar a convertirse en personas muy buenas y comprensivas, o tal vez en lo opuesto. Sin embargo, nada de lo que hagan filosóficamente cambiara su percepción sensorial del mundo pues los filósofos trabajan desde dentro del orden social, al cual apoyan aun cuando intelectualmente pueden no estar de acuerdo con él. Los filósofos son chamanes frustrados.

Los chamanes también construyen sobre un ya existente conjunto de conocimientos. Sin embargo, no lo hacen aceptando lo ya probado y establecido por otros chamanes. Deben probarse de nuevo a sí mismos que aquello que se da por aceptado en verdad existe, y se somete a la percepción. Para llevar a buen término esta tarea monumental necesitan una extraordinaria capacidad de energía, la cual obtienen apartándose del orden social sin retirarse del mundo. Los chamanes rompen el convenio que ha definido la realidad sin destruirse en el proceso de hacerlo.

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sábado, 11 de agosto de 2012

La Percepcion de los Chamanes

Los chamanes del antiguo México poseían en verdad un sistema cognitivo diferente al del hombre corriente.

En el mundo de los chamanes, los practicantes encuentran el mundo desde puntos de vista que son indescriptibles mediante nuestros recursos conceptuales. Por ejemplo, perciben la energía tal como fluye libremente en el universo, libre de las ataduras de la socialización y de la sintaxis, como pura energía vibratoria. A este acto lo llaman “ver”.
Percibir la energía tal como fluye en el universo es un primer paso imprescindible para adquirir una visión más global y más libre de un sistema cognitivo diferente.

Una de las unidades cognitivas diferentes más importantes es la llamada “recapitulación”, que consiste en el escrutinio sistemático de la propia vida, fragmento a fragmento; un examen que no se realiza a la luz de la crítica o de la búsqueda de defectos, sino a la luz de un esfuerzo por comprender la propia vida y de cambiar su rumbo. Cuando un practicante ha contemplado su vida con el desapego que requiere la recapitulación, ya no hay modo de que regrese a su antigua vida.

“Ver” la energía tal como fluye en el universo significa tener la capacidad de percibir al ser humano como un “huevo luminoso” o como una “bola luminosa” de energía, y ser capaz de distinguir en esa bola luminosa de energía ciertas características comunes a todos los hombres, tales como un punto brillante que destaca en la ya de por sí brillante luminosidad de la bola de energía.

Según los chamanes, es en ese punto brillante, al que llaman “punto de encaje”, donde la percepción se ensambla o encaja. Siguiendo la lógica de esta idea, se puede afirmar que la cognición del mundo se produce en ese punto brillante.
La percepción de los chamanes está sujeta, por tanto, a un proceso diferente al de la percepción del hombre corriente. Los chamanes aseguran que el hecho de percibir la energía directamente los conduce a lo que ellos califican de “hecho energético”. Llaman “hecho energético” a una visión que es consecuencia de “ver” directamente la energía, y les lleva a conclusiones definitivas e irreductibles que no es posible desvirtuarlas mediante la especulación o el intento de ceñirlas a nuestro sistema de interpretación usual.

Uno de estos “hechos energéticos” es que los seres humanos definimos el mundo que nos rodea mediante procesos cognitivos, y tales procesos no son inalterables; nos vienen dados. Son una cuestión de aprendizaje, resultado de la práctica y el uso. Esta idea se extiende hasta otro “hecho energético” más: los procesos de la cognición usual son producto de nuestra formación, tan solo eso.

La unidad más importante del mundo de los chamanes es el concepto de “intento”. Para los chamanes del antiguo México, el “intento” es una fuerza que se puede visualizar cuando se “ve” la energía tal como fluye en el universo. La consideran una fuerza omnipresente que interviene en todos los aspectos de tiempo y del espacio. Es lo que impulsa todo. Pero lo que resulta de valor inconcebible para los chamanes es que el “intento” –una pura abstracción- está íntimamente ligado al hombre. El hombre puede siempre manipularlo. Los antiguos chamanes de México se dieron cuenta de que el único modo de afectar esta fuerza era mediante un comportamiento impecable. Solo los practicantes más disciplinados pueden lograr tal proeza.

Otra estupenda unidad de aquel extraño sistema cognitivo reside en la comprensión que tienen los chamanes acerca de los conceptos de tiempo y espacio, y el modo en que los utilizan. Para ellos, el tiempo y el espacio no son los mismos fenómenos que forman parte de nuestras vidas en virtud de constituir parte integral de nuestro sistema cognitivo normal. Para el hombre corriente, la definición clásica de “tiempo” es un continuo no espacial en el que los eventos se producen en una sucesión aparentemente irreversible que va desde el pasado hacia el futuro a través del presente. Y el “espacio” se define como la extensión infinita del campo tridimensional, dentro del cual existen las estrellas y las galaxias: el universo.

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martes, 22 de mayo de 2012

La Atención de Ensueño

El cuerpo energético es la contraparte del cuerpo físico; una configuración fantasmal hecha de pura energía. La diferencia energética con el cuerpo físico es que la energía del cuerpo energético tiene únicamente apariencia, pero no masa. Siendo pura energía, el cuerpo energético puede llevar a cabo actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico.

Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. Por medio del ensueño, condensamos el cuerpo energético, hasta llegar a hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera normal de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo de percibir es independiente. Tiene su propia esfera.
Esa esfera es energía. El cuerpo energético trata con la energía en términos de energía. Existen tres formas en las que trata con la energía. Puede percibir la energía a medida que ésta fluye; puede usarla para propulsarse dentro de áreas insondables; o puede percibir como percibimos normalmente el mundo.

Percibir la energía a medida que ésta fluye quiere decir “ver”. Quiere decir que el cuerpo energético “ve” energía directamente como una luz, o como una especie de corriente vibratoria, o como un disturbio borroso. O la siente directamente como una sacudida, o una sensación que hasta puede ser dolorosa.
Puesto que su esfera es la energía, el cuerpo energético no tiene ningún problema en usar corrientes de energía que existen en el universo para propulsarse a sí mismo. Todo lo que tiene que hacer es aislarlas y, al instante, se lo llevan.

Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control, es llegar al cuerpo energético. Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de tener energía. Un guerrero obtiene esa energía organizando de una manera ingeniosa, la energía natural que posee y utiliza para percibir el mundo cotidiano.

Todos tenemos una cantidad determinada de energía básica. Esa cantidad es nuestro total acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún lugar, y como la energía de la cual disponemos está ya siendo utilizada en su totalidad, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias como el ensueño; por lo tanto, solo nos queda la tarea de rebuscar energía donde se pueda.
Para rebuscar energía, un guerrero reorganiza ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que considere superflua en su vida. A este método se le llama “El Camino del Guerrero”.

El Camino del Guerrero es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho más directa y eficiente que la conducta usual. Es más eficiente porque está expresamente diseñada para renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al hecho de estar vivos.
Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos. Una es rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias configuraciones. Cada uno de nosotros puede moldearla a la medida de nuestras especificaciones. Eso hacen los ensoñadores. ¿Una aseveración estrafalaria? Realmente no, si tomamos en consideración lo poco que sabemos acerca de nosotros.
Nuestro interés debería ser involucrarnos completamente en el tema de la vida y el tema de estar vivos; es decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de estar vivo, como una cuestión de cognición.

Cuando un guerrero habla de moldear lo particular de su situación vital, quiere decir moldear la conciencia de estar vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la dirección y las consecuencias totales de nuestras vidas.

Estos conceptos no son solo para pensar en ellos, sino que por medio de la repetición, convertirlos en una forma factible de vida.
Todo lo nuevo en nuestra vida, tal como los conceptos del Camino del Guerrero, debe ser repetido hasta el agotamiento si se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. La manera en que nuestros progenitores nos socializaron para funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.

La atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando se le da un propósito. Pero este acto de entrar en juego no ocurre de la manera en que uno entiende un proceso: un sistema de operaciones en curso, o una serie de acciones o funciones que llevan a un resultado final; más bien es un despertar: algo que estaba inactivo se convierte de repente en algo funcional.

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sábado, 19 de mayo de 2012

Preparando el Ensueño

La única forma de “intentar” es enfocar el “intento” de uno en lo que se quiera intentar.

La segunda atención es un proceso que empieza con una idea; la idea se convierte después en algo como una sensación, y finalmente evoluciona y se transforma en un estado de ser, o en un campo de acciones prácticas.

Preparar el ensueño quiere decir tener un comando práctico y preciso de los sueños; no dejar que se esfumen o cambien. Por ejemplo, imagina que estás soñando que estás en paseando por una calle determinada. Preparar el ensueño significa no dejar que ese sueño se transforme en otro. Eso quiere decir que uno tiene el control de lo que esté viendo en esa calle específica y no lo deja ir hasta que se quiera.

La atención de ensueño es el control que uno adquiere al fijar el “punto de encaje” en cualquier nueva posición a la cual haya sido desplazado durante los sueños normales. En términos generales, la atención de ensueño es una faceta incomprensible de la conciencia que parece estar esperando el momento en que la convoquemos y le demos propósito. También es como una facultad velada que todos tenemos en reserva, pero que nunca nos atrevemos a usar.

En el flujo energético general del universo hay entradas y salidas, que funcionan a manera de compuertas; y en el específico caso del ensueño hay siete entradas, siete obstáculos que los chamanes llaman las siete compuertas del ensueño.

Llegamos a la primera compuerta al darnos cuenta de una sensación muy particular que se nos viene encima antes de quedarnos profundamente dormidos. Es una placentera oscuridad y pesadez que nos mantiene suspendidos y no nos permite abrir los ojos.
En el caso particular de la primera compuerta del ensueño, la meta es intentar que el cuerpo energético se dé cuenta de que uno se está quedando dormido. No hay que tratar de forzarse para darse cuenta de que uno se está quedando dormido. Hay que dejar que el cuerpo energético lo haga. Intentar es desear sin desear, hacer sin hacer.

Hay que aceptar el reto de “intentar”. Para ello, hay que poner una determinación que no admita palabras o aun pensamientos para convencerse uno mismo de que ha llegado al cuerpo energético y de que se es un ensoñador. Hacer esto le pone a uno automáticamente en la posición de darse cuenta de que se está durmiendo.
“Intentar” requiere imaginación disciplina y propósito. “Intentar” significa que uno adquiere la indiscutible certeza corporal de que se es un ensoñador. Uno siente con todas las células de su cuerpo que es un ensoñador. “Intentar” la primera compuerta del ensueño es uno de los medios descubiertos por los chamanes de la antigüedad para llegar al cuerpo energético y entrar en la segunda atención.

Decirle a un ensoñador que encuentre un objeto determinado en sus sueños es un subterfugio. El asunto es darse cuenta de que uno se está quedando dormido. Hacer esto no es posible ordenándose a uno mismo hacerlo, sino sosteniendo la vista de cualquier cosa que uno esté mirando en su sueño.
Los ensoñadores echan fugaces vistazos a todo lo que está presente en un sueño. Si enfocan su atención de ensueño en algo específico y usan ese enfoque como punto de partida, luego lo enfocan en otros objetos del sueño, regresando al punto de partida cuantas veces sea necesario.

El ensueño es un asunto muy serio. Uno no puede darse el lujo de pasos en falso. Ensoñar es un proceso de despertar, de adquirir control. Nuestra atención de ensueño debe ser sistemáticamente ejercitada, puesto que es la puerta de la segunda atención.
La segunda atención es como un océano, y la atención de ensueño es como un río que desemboca en él. La segunda atención es el estado de estar consciente de mundos completos, mientras que la atención de ensueño es el estado de estar consciente de los objetos de nuestros sueños.

Llegamos a la primera compuerta del ensueño al darnos cuenta de que nos estamos quedando dormidos y la cruzamos al ser capaces de sostener la vista en cualquier objeto en nuestros sueños.
A fin de compensar la evanescencia de los sueños, los guerreros idearon el uso de un objeto como punto de partida. Cada vez que se le aísla y se le mira, uno recibe una carga de energía. Al principio no se deben enfocar demasiadas cosas en los sueños. Cuatro objetos son suficientes. Más tarde, uno puede agrandar el campo de acción hasta abarcar todo lo deseable. Pero tan pronto como las imágenes comienzan a cambiar, y uno siente que está perdiendo el control, se debe regresar al punto de partida y empezar otra vez.

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jueves, 10 de mayo de 2012

Los Gestos del Guerrero

En términos de su vínculo con el "intento", el guerrero pasa por cuatro etapas. La primera cuando tiene un vínculo herrumbrado en el que no puede confiar. La segunda, cuando logra limpiarlo. La tercera, cuando aprende a manejarlo. Y la cuarta, cuando aprende a aceptar los designios de lo abstracto.
A la posición del conocimiento silencioso se le llama el tercer punto, porque, a fin de alcanzarlo, hay que pasar por el segundo punto, el lugar donde no hay compasión.

Ser doble significa, para un guerrero, que uno puede manejar el "intento"; es decir, estar en el mundo de la razón y el conocimiento silencioso, alternativamente o al mismo tiempo.
La humanidad está en el primer punto, el de la razón. Pero no todos los seres humanos tienen el punto de encaje localizado exactamente en el sitio de la razón. Quienes lo tienen justamente ahí son los verdaderos líderes de la humanidad. Casi siempre se trata de personas desconocidas cuyo genio es el ejercicio de la razón.

En otros tiempos, la humanidad ha estado en el tercer punto, el cual, naturalmente, era entonces el primero. Pero después, la humanidad entera se movió al lugar de la razón.
En lo tiempos en que el primer punto era el conocimiento silencioso, tampoco todos los seres humanos tenían el punto de encaje localizado directamente en esa posición. Eso significaba que los verdaderos líderes de la humanidad han sido siempre los pocos seres humanos cuyos puntos de encaje están situados en el sitio exacto de la razón o del conocimiento silencioso. El resto de la humanidad son simplemente los espectadores. En nuestros días, son los amantes de la razón. En el pasado, fueron los amantes del conocimiento silencioso.
La humanidad ha pasado la mayor parte de su historia en la posición del conocimiento silencioso, lo que explica nuestra gran añoranza por él.

Un guerrero ha de mover su punto de encaje a la posición de la razón, para que así pueda ser un pensador activo, y no solo parte de un público masivo, sin sofisticación y con mucho emocionalismo que ame las ordenadas obras de la razón. Al mismo tiempo se entrena para ser un verdadero guerrero de lo abstracto, y no solo parte de un público mórbido e ignorante que ame lo desconocido.
Solo el ser humano que sea un dechado de la razón puede mover su punto de encaje con facilidad, para ser un dechado del conocimiento silencioso. Solo aquellos que están justamente en una de las dos posiciones puede ver con claridad la otra posición; y ese ha sido el modo como se inició la era de la razón. La posición de la razón se ve claramente desde la posición del conocimiento silencioso.

La conexión entre el conocimiento silencioso y la razón es, para un guerrero, como un puente de una sola mano, llamado "interés". Es decir, el interés que los auténticos hombres del conocimiento silencioso tienen por la fuente de lo que saben. Y el otro puente de una sola mano que conecta la razón con el conocimiento silencioso, es llamado el "puro entendimiento". Es decir, lo que le dice al hombre de razón que la razón es solamente como una estrella en un infinito de estrellas.
Cualquier ser humano que tenga ambos puentes en funcionamiento es un guerrero en contacto directo con el espíritu, la fuerza vital que posibilita ambas posiciones.

El espíritu solo escucha cuando el que le habla, le habla con gestos. Y los gestos no significa hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Como gesto para el espíritu, un guerrero saca de sí lo mejor que tiene; su abandono, su frialdad, su audacia y silenciosamente se la ofrece al espíritu.

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jueves, 16 de febrero de 2012

El Contenido de la Percepcion

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de su punto de encaje y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Dentro de todo ser humano hay un gigantesco y oscuro lago de conocimiento silencioso que cada uno de nosotros puede intuir. Los chamanes son los únicos seres en el mundo que, haciendo dos cosas trascendentales, llegan más allá del nivel intuitivo: primero, conciben la existencia del punto de encaje y segundo, logran que el punto de encaje se mueva.

Lo más sofisticado de los chamanes es el estar conscientes de su potencial como seres perceptivos, y el saber que el contenido de la percepción depende de la posición del punto de encaje.


El conocimiento silencioso es algo que todos poseemos. Algo que tiene total dominio, total conocimiento de todo. Pero no puede pensar; por lo tanto, no puede expresar lo que sabe.

Los chamanes creen que en una época, al comienzo, cuando el hombre comprendió que sabía y quiso estar consciente de lo que sabía, perdió de vista lo que sabía. El error del hombre fue querer conocer directamente lo que sabía, tal como conocía las cosas de la vida diaria. Cuanto más deseaba ese conocimiento, más efímero, más silencioso se volvía. El hombre renunció al conocimiento silencioso por el mundo de la razón. Y cuanto más se aferra al mundo de la razón, más efímero se vuelve el conocimiento silencioso.

El hombre antiguo sabía, del modo más directo, qué hacer y cómo hacerlo bien. Pero como hacía tan bien lo que hacía, comenzó a desarrollar cierto sentido de ser, con lo cual adquirió la sensación de que podría predecir y planear los actos que estaba habituado a hacer tan bien. Así surgió la idea de un “yo” individual; un yo individual que comenzó a dictar la naturaleza y el alcance de las acciones humanas. A medida que el sentimiento de tener un yo individual se tornaba más fuerte, el hombre fue perdiendo su conexión natural con el conocimiento silencioso. El hombre moderno, siendo el heredero de tal desarrollo, se encuentra tan irremediablemente alejado del conocimiento silencioso, la fuente de todo, que sólo puede expresar su desesperación en cínicos y violentos actos de destrucción.

La causa del cinismo y la desesperación del hombre es el fragmento de conocimiento silencioso que aún queda en él; un ápice que hace dos cosas: una, permite al hombre vislumbrar su antigua conexión con la fuente de todo, y dos, le hace sentir que, sin esa conexión, no tiene esperanzas de satisfacción, de logro o de paz.

Los chamanes descubrieron que cualquier movimiento del punto de encaje significa alejarse de la excesiva preocupación del yo individual: la característica del hombre moderno. Los chamanes están convencidos de que la posición del punto de encaje es lo que hace del hombre moderno un egocéntrico homicida, un ser totalmente atrapado en su propia imagen.

Habiendo perdido toda esperanza de volver al conocimiento silencioso, el hombre busca consuelo en su yo individual. Y al hacerlo, consigue fijar su punto de encaje en el lugar más conveniente para perpetuar su imagen de sí. Cualquier movimiento que aleje el punto de encaje de su posición habitual equivale a alejarse de la imagen de sí y, por consiguiente, de la importancia personal.

La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes es el destronar la importancia personal.
Los chamanes habían desenmascarado a la importancia personal, encontrando que es, en realidad, la compasión por uno mismo disfrazada. El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, el hombre, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal. El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por uno mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada. La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.

Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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jueves, 9 de febrero de 2012

La Ilusion de Continuidad

El poder depende de qué tipo de conocimiento tú poseas. ¿Para qué saber cosas que son inútiles?
Jamás te enojes con alguien. Nadie puede hacer algo tan importante como para eso. Te enojas con las personas cuando sientes que sus actos son importantes. Sentirse importante le hace a uno muy pesado y vanidoso. Para ser hombre de conocimiento se necesita ser liviano y fluido.
Nuestro destino como seres humanos es aprender. Y al conocimiento hay que ir como a la guerra (…). Al conocimiento o a la guerra se va con respeto, sabiendo que se va a la guerra. Y con absoluta confianza en sí mismo. Confía en ti, no en mí.


Si no tienes historia personal, no se necesitan explicaciones; nadie se enoja ni se desilusiona con tus actos. Y sobre todo, nadie te amarra con sus pensamientos. Lo mejor es borrar toda historia personal, porque eso nos libera de la carga de los pensamientos ajenos.

La arrogancia es otra cosa que hay que dejar, lo mismo que la historia personal. ¿Cómo puede uno darse tanta importancia sabiendo que la muerte nos está acechando?
Cuando estés impaciente lo que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Una inmensa cantidad de mezquindades se pierde con sólo que tu muerte te haga un gesto, o alcances a echarle un vistazo, o nada más con que tengas la sensación de que tu compañera está allí vigilándote. La muerte es la consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre lo haces, que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado, vuélvete hacia tu muerte y pregúntale ¿si es cierto? Tu muerte te dirá que te equivocas; que nada importa en realidad más que su toque. Tienes que pedir consejo a la muerte y dejar la maldita mezquindad de los hombres que viven sus vidas como si la muerte nunca los fuera a tocar.

Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con el pleno conocimiento de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser su último acto sobre la tierra. Te recomiendo meditar en tu vida y contemplar tus actos bajo esa luz. ¡No tienes tiempo, amigo mío! Ésa es la desgracia de los seres humanos. Ninguno de nosotros tiene tiempo suficiente. La idea de continuidad sólo nos hace ser tímidos. Nuestros actos no pueden de ninguna manera tener el gusto, el poder, la fuerza irresistible de los actos realizados por alguien que sabe que está librando su última batalla sobre la tierra. En otras palabras, la idea de continuidad no nos hace felices ni poderosos. Pon tu atención en el lazo que te une con tu muerte, sin remordimiento ni tristeza ni preocupación. Pon tu atención en el hecho de que no tienes tiempo, y deja que tus actos fluyan de acuerdo con eso. Que cada uno de tus actos sea tu última batalla sobre la tierra. Sólo bajo tales condiciones tendrán tus actos el poder que les corresponde. En otro modo serán, mientras vivas, los actos de un ser humano tímido.

El mundo es un misterio. Esto, lo que estás mirando, no es todo lo que hay. El mundo tiene muchas más cosas, tantas que es inacabable. Cuando estás buscando la respuesta, lo único que haces en realidad es tratar de volver familiar el mundo. Tú y yo estamos aquí mismo, en el mundo que llamas real, simplemente porque los dos lo conocemos. Tú no conoces el mundo del Poder, por eso no puedes convertirlo en una escena familiar.

Un guerrero siempre está listo. Ser guerrero no es el simple asunto de no más querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro.

No hay fallas en el camino del guerrero. Síguelo y nadie podrá criticar tus actos.
La clave del chamanismo es el diálogo interno. Ésa es la llave que abre todo. Cuando un guerrero aprende a pararlo, todo se hace posible. Los planes más descabellados se logran. Pero, mientras pienses que eres un cuerpo sólido, no podrás concebir de qué cosa hablo.

Somos conciencias; no somos objetos; no tenemos solidez. No tenemos límites. El mundo de los objetos y la solidez es una manera de hacer nuestro paso por la tierra más conveniente. Es sólo una descripción creada para ayudarnos. Nuestra razón, olvida que la descripción es solamente una descripción y así atrapamos la totalidad de nosotros mismos en un círculo vicioso del que rara vez salimos en la vida.

Sólo como guerrero uno puede soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos. La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío, mientras un hombre ordinario toma todo como bendición o maldición.
Para cumplir la tarea de hacerte miserable, tú deberías trabajar de un modo intenso. El absurdo más grande es que no has entendido que podrías trabajar del mismo modo para hacerte fuerte y total.

Después de detener el diálogo interno del discípulo, surge un momento inevitable. El aprendiz empieza a tener dudas de todo su aprendizaje. Hasta el discípulo más ferviente sufre en ese punto una grave pérdida de interés.
En la vida del guerrero hay sólo un asunto que en realidad no está decidido: qué tan lejos puede uno avanzar en el sendero del conocimiento y el poder. Ése es un asunto abierto y nadie puede predecir el resultado. Uno no debe tener nada para defender, ni siquiera su propia persona. La propia persona debe ser protegida, pero no defendida.

La importancia personal es nuestro mayor enemigo. Piénsalo, aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y malhechos de nuestros semejantes. Te enojas con las personas cuando sientes que sus actos son importantes. Nadie puede hacer algo tan importante como para eso.
Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien. Sin importancia personal somos invulnerables.

La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía. Para poder entender esto, se tiene que haber ahorrado suficiente energía. Los guerreros hacen inventarios estratégicos, hacen listas de sus actividades. Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para crear intensificación de su energía. El inventario estratégico sólo abarca patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y bienestar. La importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía. Las acciones de recanalizar energía llevan a la impecabilidad.

Sabemos que nada puede templar mejor el espíritu de un guerrero como el tratar con las personas insoportables en posiciones del poder. Sólo bajo esas circunstancias los guerreros pueden adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para resistir. La paciencia es esperar impasiblemente. No hay prisa, ni angustia, hay sólo mantenimiento de lo que se debe.
Los guerreros se preparan para tener conciencia, y la conciencia total sólo les llega cuando ya no queda en ellos nada de importancia personal. Sólo cuando son nada se convierten en todo.

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miércoles, 7 de diciembre de 2011

El Intento Inflexible del Guerrero

La unidad más importante del mundo cognitivo de los chamanes es el concepto de intento.

Para los chamanes del México antiguo, el intento era una fuerza que podían visualizar cuando veían la energía tal como fluye en el universo. La consideraban una fuerza omnipresente que intervenía en todos los aspectos del tiempo y del espacio. Era lo que impulsaba todo. Pero lo que resultaba de valor inconcebible para aquellos chamanes era que el intento, una pura abstracción, estaba íntimamente ligado al hombre. El hombre podía siempre manipularlo. Los antiguos chamanes de México se dieron cuenta de que el único modo de afectar esta fuerza era mediante un comportamiento impecable.
Sólo los practicantes más disciplinados eran capaces de lograr tal proeza.

El intento no es un pensamiento, ni un objeto, ni un deseo. El intento es lo que puede hacer triunfar a un hombre cuando sus pensamientos le dicen que está derrotado. Actúa aun a pesar de que el guerrero se haya entregado. El intento es lo que lo hace invulnerable. El intento es lo que envía a un guerrero a través de una pared, a través del espacio, al infinito.

Un aspecto del mundo de los chamanes del antiguo México que resulta de supremo interés para los modernos practicantes era la afiladísima conciencia que esos chamanes habían desarrollado sobre la fuerza universal que llamaban intento. El vínculo que cada uno de esos hombres tenía con dicha fuerza era tan limpio y nítido que podían influir en las cosas a placer. El intento de esos chamanes, desarrollado con tal afilada intensidad, era la única ayuda con la que cuentan los practicantes modernos.

Los practicantes modernos, si fueran honestos consigo mismos, estarían dispuestos a pagar cualquier precio por el hecho de vivir al amparo de un intento semejante.
Cualquiera que muestre el más leve interés por el mundo de los chamanes de la antigüedad es inmediatamente atraído al círculo de su afiladísimo intento. El intento de aquellos chamanes era algo inconmensurable que ninguno de nosotros podía cancelar. Por otra parte, no había necesidad de cancelar un intento semejante, ya que era la única cosa que importaba: era la esencia del mundo de aquellos chamanes, un mundo que los modernos practicantes codician más que cualquier otra cosa imaginable.

Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.

La ventaja oculta de los seres luminosos es que tienen algo que nunca se utiliza: el intento. La maniobra de los chamanes es la misma que la del hombre corriente. Ambos tienen una descripción del mundo. El hombre corriente la sostiene con su razón; el chamán, con su intento. Ambas descripciones tienen sus reglas; pero la ventaja del chamán es que el intento abarca más que la razón.

La impecabilidad comienza con un solo acto, que tiene que ser premeditado, preciso y sostenido. Si este acto se repite durante el tiempo suficiente, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si esto se logra, el camino queda despejado. Así, una cosa lleva a la otra hasta que al fin el guerrero desarrolla todo su potencial.

Todo cuanto existe en la totalidad del cosmos está ligado al intento por un vínculo de conexión. Los guerreros se dedican a estudiar, a entender y a emplear ese vínculo. Les interesa especialmente limpiarlo del aturdimiento y del entumecimiento provocado por los intereses ordinarios de la vida cotidiana. A este nivel, el chamanismo puede definirse como el proceso de limpiar nuestro vínculo de conexión con el intento.

El vínculo que conecta al hombre corriente con el intento está prácticamente muerto; así que los guerreros parten de un vínculo que es inútil, puesto que no responde voluntariamente. A fin de revivir ese vínculo, los guerreros necesitan un propósito riguroso y fiero, un estado especial de la mente llamado intento inflexible.
El conocimiento silencioso no es sino el contacto directo con el intento.

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domingo, 20 de marzo de 2011

Perder la Importancia Personal

El surgimiento de nuestra atención de ensueño es el resultado directo de reformar nuestras vidas. De todas las premisas del chamanismo, la más efectiva es “perder la importancia personal”.

Perder la importancia personal es indispensable para todo lo que hace un guerrero. La importancia personal no es sólo el enemigo acérrimo de un guerrero sino también de la humanidad entera.

Empleamos la mayor parte de nuestra fuerza en sostener nuestra importancia y nuestro desgaste más pernicioso es la compulsiva presentación y defensa del yo; la preocupación acerca de ser o no admirado, querido o aceptados.

Si fuera posible perder algo de esa importancia personal, dos cosas extraordinarias nos ocurrirían. Una, liberaríamos nuestra energía de tener que fomentar y sustentar la ilusoria idea de nuestra grandeza; y dos, nos proveeríamos de suficiente energía para entrar en la segunda atención y vislumbrar la verídica grandeza del universo.

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viernes, 11 de marzo de 2011

La Tercera Compuerta del Ensueño

Hay dos fases en cada una de las compuertas del ensueño. La primera es llegar a la compuerta, la segunda es cruzarla.

Se alcanza la tercera compuerta del ensueño cuando uno se encuentra en un ensueño, mirando a alguien que está durmiendo y ese alguien resulta ser uno mismo.


Al ensoñar que uno se ve a sí mismo dormido, se llega a la tercera compuerta del ensueño. La segunda fase consiste en moverse una vez que uno se ha visto durmiendo.

En la tercera compuerta del ensueño, se empieza a fusionar la realidad de sueño con la realidad del mundo cotidiano. Los chamanes llaman a este procedimiento completar el cuerpo energético. La fusión de las dos realidades tiene que ser tan completa que se debe ser más fluido que nunca. En la tercera compuerta se examina todo con gran cuidado y curiosidad.

En la tercera compuerta, nuestra tendencia es perdernos en detalles. Ver las cosas con gran cuidado y curiosidad significa resistir la casi irresistible tentación de sumergirnos en detalles.

Los ensoñadores empiezan a forjar sus cuerpos energéticos siguiendo los ejercicios de la primea y la segunda compuerta de ensueño. Cuando alcanzan la tercera, el cuerpo energético está listo para emerger, o quizá sería mejor decir que está listo para actuar. Desgraciadamente, esto también significa que está listo para perderse en detalles.

El cuerpo energético es como un niño que durante toda su vida ha sido un prisionero. En el momento en que se siente libre, se empapa absolutamente de todo lo que puede encontrar. El cuerpo energético se absorbe totalmente en diminutos detalles que no vienen al caso.

El detalle más inapropiado se convierte en un mundo para el cuerpo energético. El esfuerzo de los ensoñadores para dirigir sus cuerpos energéticos es descomunal. En la tercera compuerta del ensueño, los ensoñadores tienen que evitar el casi irresistible impulso de sumergirse en todo; y la manera de evitarlo es siendo tan curiosos, tan desesperados por meterse en todo, que no dejan que nada en particular los aprisione. En la tercera compuerta el cuerpo energético tiene que unir todos sus recursos para poder actuar.

En la primera y la segunda compuerta del ensueño el cuerpo energético actúa con una parte de él. En la tercera compuerta hay que emplearlo en su totalidad para poder completar la tarea de esta compuerta. Para hacerle las cosas más fáciles al cuerpo energético, hay que suspender más que nunca los juicios y los dictámenes de la razón.

En la tercera compuerta del ensueño, la razón es la causa de que el cuerpo energético se obsesione con detalles superfluos y para llegar a esta compuerta y cruzarla se necesita fluidez, un abandono irracional para contrarrestar esa obsesión.

Ensoñar requiere de toda la energía disponible. Si existe una gran preocupación en nuestras vidas, no hay posibilidad de que ensoñemos. Para los chamanes, preocuparse significa que todas sus fuentes de energía están funcionando en sostener esa preocupación.

Hay que establecer una prueba válida que permita saber si realmente uno se está viendo así mismo dormido en su cama. La tarea es estar realmente en el cuarto, realmente ver el propio cuerpo. De otra manera, es meramente un sueño. Si ése es el caso, hay que controlar ese sueño y transformarlo en ensueño, observando sus detalles o cambiándolo.

Tratar de mover el cuerpo energético como si se estuviera en el mundo cotidiano es imposible. Empleamos tanto tiempo y esfuerzo en aprender a caminar que al final creemos que nuestro cuerpo energético también debe caminar. No hay razón por la cual deba hacerlo, excepto que caminar es lo primordial para nuestra mente. Moverse, para cruzar la tercera compuerta del ensueño, no significa caminar.

Los chamanes dicen que en la tercera compuerta del ensueño el cuerpo energético entero puede moverse como se mueve la energía: rápida y directamente. El cuerpo energético sabe exactamente cómo moverse, como en el mundo de los seres inorgánicos.

Cuando el cuerpo energético aprende a moverse por sí mismo, uno queda completamente fuera del alcance de los seres inorgánicos. Para deshacerse de los seres inorgánicos, uno ha de ser impecable. Ser impecable significa poner la vida en el tapete para respaldar las decisiones que uno quiere tomar, y hacer lo mejor de lo mejor para llevar a cabo esas decisiones. Si no hay decisiones en la vida de una persona, simplemente la está desperdiciando de una manera pueril.
Para mover el cuerpo energético, solamente debe tenerse el deseo de moverlo. A los ensoñadores les lleva largo tiempo perfeccionar su cuerpo energético. El cuerpo energético está impulsado a examinar detalles y quedarse atrapado en ellos debido a su inexperiencia. Un guerrero se pasa la vida entera completando su cuerpo energético por medio de la maniobra de dejarle absorber todos los detalles posibles.

El cuerpo energético se abstrae en detalles hasta que está completo y maduro. Y no hay manera de liberarlo de la compulsión de quedar absorto en todo. Pero si uno toma en consideración esto, en lugar de entrar en batalla con él, uno le puede ayudar dirigiendo su comportamiento, es decir, acechándolo.

Ya que todo lo relacionado con el cuerpo energético depende de la adecuada posición del punto de encaje, y ya que ensoñar es el medio de desplazarlo, acechar es hacer que el punto de encaje se quede fijo en la posición perfecta; en este caso, la posición en la que el cuerpo energético se puede consolidar y desde la cual emerge definitivamente.

Cuando el cuerpo energético se mueve por sus propios medios, los chamanes asumen que la posición óptima del punto de encaje ha sido alcanzada. El siguiente paso es acecharlo, esto es, mantener fijo el punto de encaje en esa posición, para de ese modo completar el cuerpo energético. El procedimiento es de una extraña simpleza: uno intenta acecharlo y lo acecha.

Intentar es el secreto. Los chamanes desplazan su punto de encaje a través del intento, y lo fijan igualmente a través del intento. Y no hay ninguna técnica para intentar. Uno aprende a intentar usando el intento.

Los ensoñadores tienen una regla empírica. Si sus cuerpos energéticos están completos, ven energía cada vez que miran fijamente algún objeto del mundo cotidiano. En sus ensueños, si ven energía en un objeto, están tratando con un mundo real, sin importar qué tan extraño o indefinido les pueda parecer ese mundo. Si no pueden ver energía en los objetos de su ensueño, se encuentran en un sueño común y corriente y no en un mundo real.


Un mundo real es aquél que general energía; lo opuesto a un mundo fantasma de proyecciones donde nada genera energía; como la mayoría de nuestros sueños, donde nada tiene un efecto energético.

El ensueño es un proceso por medio del cual los ensoñadores aíslan condiciones del ensueño en las que pueden encontrar elementos que generan energía. También, ensoñar es el proceso por medio del cual intentamos encontrar posiciones adecuadas del punto de encaje, posiciones que nos permiten percibir elementos que generan energía en estados que parecen sueños.

El cuerpo energético es también capaz de percibir energía diferente a la energía de nuestro mundo. Como en el caso de los seres inorgánicos, a quienes el cuerpo energético percibe como energía chisporroteante. En nuestro mundo nada chisporrotea, aquí todo oscila.

En la tercera compuerta, después de completar el cuerpo energético, la tarea del ensueño determina si los objetos en los que se enfoca la atención de ensueño generan energía terrestre, o generan energía foránea, o son meras proyecciones fantasmagóricas.

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sábado, 5 de marzo de 2011

Ser Guerrero

Un guerrero siempre está listo. Ser guerrero no es el simple asunto de no más querer serlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el último instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, exactamente igual que nadie nace siendo un ser razonable. Nosotros nos hacemos lo uno o lo otro.

No hay fallas en el camino del guerrero. Síguelo y nadie podrá criticar tus actos.

La clave del chamanismo es el diálogo interno. Ésa es la llave que abre todo. Cuando un guerrero aprende a pararlo, todo se hace posible. Los planes más descabellados se logran. Pero, mientras pienses que eres un cuerpo sólido, no podrás concebir de qué cosa hablo.

Somos conciencias; no somos objetos; no tenemos solidez. No tenemos límites. El mundo de los objetos y la solidez es una manera de hacer nuestro paso por la tierra más conveniente. Es sólo una descripción creada para ayudarnos. Nuestra razón, olvida que la descripción es solamente una descripción y así atrapamos la totalidad de nosotros mismos en un círculo vicioso del que rara vez salimos en la vida.

Sólo como guerrero uno puede soportar el camino del conocimiento. Un guerrero no puede quejarse ni lamentar nada. Su vida es un desafío interminable, y no hay modo de que los desafíos sean buenos o malos. Los desafíos son simplemente desafíos. La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero es que un guerrero toma todo como un desafío, mientras un hombre ordinario toma todo como bendición o maldición.

Desde aquí te queremos invitar a través de un Viaje a los Misterios de las Antiguas Civilizaciones donde poder encontrar la magia que aún sigue existiendo. Sean bienvenidos a las Ciencias Eternas.

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Nuestra Herencia Chamanica

Los chamanes además de viajar a la realidad no ordinaria, hacen otras cosas y, algunas de ellas, tales como hablar con las plantas, los animales y el conjunto de la naturaleza, pueden parecerles bastante extrañas a las personas de nuestra cultura. Está claro que desde el punto de vista de la psicología occidental, estas actividades parecen neuróticas o propias de un perturbado mental. No obstante, nuestros antepasados las practicaron y lograron sobrevivir tres millones de años, mientras que en los países “civilizados” de la actualidad, en los que la gente no habla con el planeta ni con sus habitantes, nos enfrentamos, por incomunicación tal vez, a la posibilidad de una destrucción nuclear y de una catástrofe ecológica. De estos hechos podemos deducir nuestras propias conclusiones, en cuanto a la mayor sensatez de unos o de otros supuestos culturales.


Los chamanes afirman que debemos hablar con las plantas y los árboles, así como con los animales y las rocas, porque nuestras vidas y nuestros espíritus están vinculados a los suyos. En las culturas chamánicas todo se considera interrelacionado e interdependiente, y no sólo lo que la gente comúnmente denomina seres “vivientes”. Desde el punto de vista chamánico, todo cuanto existe está vivo.

A pesar de que la palabra chamán procede de Siberia, el propio chamanismo es una tradición extendida por todo el mundo. Se ha practicado en todos los continentes habitados y en Occidente sólo ha sido eliminado debido a la influencia de la religión. El chamanismo no es una tradición espiritual exclusivamente oriental u occidental. Es simplemente nuestra tradición humana común, destruida con la aparición de las iglesias estatales, tanto en Oriente como en Occidente.

Una de las razones por las que se lo elimina es el menosprecio que supone para la iglesia estatal el hecho de que circulen centenares y millares de profetas. En el chamanismo cada uno es su propio profeta, y obtiene revelaciones directamente de las fuentes más elevadas. Dicha gente pone en peligro el orden establecido; son subversivos. Después de todo, si cada uno es una autoridad, la posibilidad de crear un monopolio basado en el privilegio de acceso o el derecho a interpretar las palabras de unos pocos profetas oficiales o libros sagrados es sumamente remota.

Tanto si examinamos la historia de Oriente como la de Occidente, vemos que han tenido lugar muchos exterminios de chamanes por parte de las autoridades de los diversos tipos de religiones estatales, a lo largo de lo que denominamos civilización.
No pretendemos ser “indios”, ni adoptar un estilo cultural arcaico incompatible con nosotros. Por el contrario, nos proponemos simplemente actuar como seres “humanos”, volviendo a una visión del mundo más sana y sensata que poseíamos con anterioridad a la fundación de la Iglesia y el Estado. Prueba del progreso en esta vuelta a nuestras raíces chamánicas es el hecho de que ahora los viajes chamánicos se denominan “imaginación orientada” o “visualización”, e incluso son aceptados en ciertos círculos médicos oficiales. No obstante conviene aclarar que el auténtico viaje chamánico vas mucho más allá de lo denominado “imaginación orientada”.

Siguen existiendo, empero, muchos prejuicios contra el chamanismo, basados principalmente en una idea errónea de lo que es. En realidad el chamanismo consiste simplemente en volver a nuestra naturaleza humana común y establecer de nuevo contacto con las plantas, los animales y con el propio planeta. Por consiguiente, cuando alguien de la civilización occidental afirma que el chamanismo no es idóneo para él, lo que está diciendo en realidad -probablemente sin saberlo- es que no desea ponerse espiritualmente en contacto con el planeta, con las demás especies, con su propio corazón, ni con su alma. Aunque tal vez no sea esto lo que pretenden decir. Lo más probable es que simplemente ignoren lo que es el chamanismo en realidad.

El chamanismo es un modo disciplinado de obtener ayuda y conocimientos, basado en la premisa de que no tenemos necesidad de limitarnos a operar en una realidad, en una dimensión, cuando necesitamos ayuda. Existen otras realidades que nos pueden prestar ayuda en la vida, realidades llenas de belleza y armonía, dispuestas a ofrecernos el mismo tipo de sabiduría sobre el que leemos en los escritos de los grandes místicos y profetas. Lo único que debemos hacer es mantener la mente libre de prejuicios y realizar el esfuerzo necesario para seguir la senda del chamán.

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jueves, 22 de octubre de 2009

Compartimentos del Nagual

A los ojos de un guerrero que "ve", un hombre nagual o una mujer nagual aparece como un huevo luminoso con cuatro divisiones.

A diferencia del ser humano ordinario, que sólo tiene dos lados, uno derecho y uno izquierdo, el nagual tiene el lado izquierdo dividido en dos secciones longitudinales, y un lado derecho igualmente dividido en dos.

El Águila creó el primer hombre nagual y la primera mujer nagual como videntes y de inmediato los puso en el mundo para que vieran.


Les proporcionó cuatro guerreras acechadoras, tres guerreros y un propio, a quienes ellos tendrían que mantener, engrandecer y conducir a la libertad.

Las guerreras son llamadas las cuatro direcciones, las cuatro esquinas de un cuadrado, los cuatro humores, los cuatro vientos, las cuatro distintas personalidades femeninas que existen en la raza humana.

- La primera es el Este. Se le llama orden. Es optimista, de corazón liviano, suave, persistente como una brisa constante.

- La segunda es el Norte. Es llamada fuerza. Tiene muchos recursos, es brusca, directa, tenaz como el viento duro.

- La tercera es el Oeste. Se le llama sentimiento. Es introspectiva, llena de remordimientos, astuta, taimada, como una ráfaga de viento frío.

- La cuarta es el Sur. Se le llama crecimiento. Nutre, es bullanguera, tímida, animada como el viento caliente.

Los tres guerreros y el propio representan los cuatro tipos de actividad y temperamentos masculinos.

- El primer tipo es el hombre que conoce, el erudito; un hombre confiable, noble, sereno, enteramente dedicado a llevar a cabo su tarea, cualquiera que ésta fuera.

- El segundo tipo es el hombre de acción, sumamente volátil, un gran compañero, voluble y lleno de humor.

- El tercer tipo es el organizador, el socio anónimo, el hombre misterioso, desconocido. Nada puede decirse de él porque no deja que nada de él se escape.

- El propio es el cuarto tipo. Es el asistente, un hombre sombrío y taciturno que logra mucho si se le dirige adecuadamente pero que no puede actuar por sí mismo.

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martes, 20 de octubre de 2009

La Regla del Nagual II

El nagual es un ser doble ha quien se ha revelado la regla. Ya tenga forma de ser humano, de animal, de planta o de cualquier cosa viviente, el nagual, por virtud de su doblez, está forzado a buscar ese pasaje oculto.


El nagual aparece en pares, masculino y femenino.

Un hombre doble y una mujer doble se convierten en el nagual sólo después que la regla les ha sido revelada a cada uno de ellos, y cada uno de ellos la ha comprendido y la ha aceptado en su totalidad.

Al ojo del vidente, un hombre nagual o una mujer nagual aparece como un huevo luminoso con cuatro compartimentos.

A diferencia del ser humano ordinario, que sólo tiene dos lados, uno derecho y uno izquierdo, el nagual tiene el lado izquierdo dividido en dos secciones longitudinales, y un lado derecho igualmente dividido en dos.

El Águila creó el primer hombre nagual y la primera mujer nagual como videntes y de inmediato los puso en el mundo para que vieran.

Les proporcionó cuatro guerreras acechadoras, tres guerreros y un propio, a quienes ellos tendrían que mantener, engrandecer y conducir a la libertad.

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domingo, 19 de julio de 2009

El Secreto de los Seres Luminosos

Todos somos seres sin principio ni fin, luminosos, sin límites. Somos perceptores. Nos damos cuenta; no somos objetos, no tenemos solidez. No tenemos límites. El mundo de los objetos y la solidez es una manera de hacer nuestro paso por la tierra más conveniente. Es sólo una descripción creada para ayudarnos nosotros, o mejor dicho, nuestra razón. Olvida que la descripción es sólo una descripción y así atrapamos la totalidad de nosotros mismos en un círculo vicioso del que rara vez salimos en la vida.


Somos perceptores. Pero el mundo que percibimos es una ilusión. Fue creado por una descripción que nos dijeron en el momento de nacer.
Nosotros, los seres luminosos, nacemos con dos anillos de poder. Pero sólo usamos uno para crear el mundo. Ese anillo que se engancha al muy poco tiempo de nacer es la razón y su compañera el habla. Entre las dos urden y mantienen el mundo.

El secreto de los seres luminosos es que tienen otro anillo de poder: La Voluntad.

Ambas descripciones tienen sus reglas y las reglas se perciben. La ventaja del guerrero es que la voluntad abarca más que la razón.

A partir de ahora hemos de percibir si lo que sostiene la descripción es la razón o la voluntad, esa es la única manera de usar el mundo diario como un desafío y como un vehículo para acumular suficiente poder personal, a fin de llegar a la totalidad de uno mismo.

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Otras Realidades

El ensueño es un estado único de conciencia; algo como compuertas abiertas hacia otros mundos reales pero ajenos a la mente racional del hombre.

Los ensueños no son algo que se puede tomar como la realidad; los ensueños son una realidad aparte.


Un guerrero no tiene ni el tiempo ni la disposición para engañarse a sí mismo, o para engañar a otros, y menos aún para moverse en falso. Lo que perdería haciendo eso es demasiado grande. Perdería su orden vital, el cual requiere una vida entera perfeccionar. Un guerrero no va a desperdiciar algo que vale más que su propia vida tomando una cosa por otra.

Los ensueños son algo real para un guerrero porque puede en ellos actuar deliberadamente; puede escoger dentro de una variedad de posibilidades las más adecuadas para llevarlo a donde necesite ir.

Lo importante del arte de ensoñar es el juego de la percepción. Ensoñar significa ensanchar el campo de lo que se puede percibir a un punto inconcebible para la mente.

El camino del conocimiento es algo bastante abstracto: es la habilidad que se desarrolla para expandir los límites de la percepción normal. La cualidad abstracta del camino del conocimiento anula automáticamente cualquier connotación positiva o negativa de los términos usados para describir a quienes la practican.
Expandir los límites de la percepción normal es un concepto que surge de la creencia de que nuestras opciones en la vida son limitadas debido a que están definidas por el orden social. Los guerreros creen que el orden social crea nuestra lista de opciones, pero que nosotros hacemos el resto; al aceptar solamente esas opciones limitamos nuestras casi ilimitadas posibilidades.
Por fortuna estas limitaciones son aplicables sólo a nuestro lado social, y no al otro, prácticamente inaccesible, que no cae dentro del dominio de la percepción ordinaria.
Por lo tanto nuestro principal esfuerzo tiende a revelar ese lado. Esto se logra quebrando el débil pero resistente caparazón de las suposiciones humanas respecto a lo que somos y lo que somos capaces de ser.
Los guerreros aceptan que en nuestro mundo de los diarios quehaceres hay quienes tientan lo desconocido en busca de opciones diferentes de la realidad, pero argumentan que, por desgracia, tales búsquedas son esencialmente de naturaleza mental. Los actos de naturaleza mental nunca nos abastecen de la energía necesaria para cambiar nuestro modo de ser, y sin energía los nuevos pensamientos y las nuevas ideas casi nunca producen cambios en nosotros.

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jueves, 16 de julio de 2009

El Don del Aguila - La Regla del Nagual I

Al poder que gobierna el destino de todos los seres vivientes se le llama el Águila, no porque sea un águila o porque tenga algo que ver con las águilas, sino porque a los videntes se les aparece como una inconmensurable y negrísima águila, de altura infinita; empinada como se empinan las águilas.

A medida que el vidente contempla esa negrura, cuatro estallidos de luz le revelan lo que es el Águila:
- El primer estallido, que es como un rayo, guía al vidente a distinguir los contornos del cuerpo del Águila. Hay trozos de blancura que parecen ser las plumas y los talones de un águila.
- Un segundo estallido de luz revela una vibrante negrura, creadora de viento, que aletea como las alas de un águila.
- Con el tercer estallido de luz el vidente advierte un ojo taladrante, inhumano.
- Y el cuarto y último estallido le deja ver lo que el Águila hace.

El Águila se halla devorando la conciencia de todas las criaturas que, vivas en la tierra un momento antes y ahora muertas, van flotando como un incesante enjambre de luciérnagas hacia el pico del Águila para encontrar a su dueño, su razón de haber tenido vida. El Águila desenreda esas minúsculas llamas, las tiende como un curtidor extiende una piel, y después las consume, pues la consciencia es el alimento del Águila.

El Águila, ese poder que gobierna los destinos de todos los seres vivientes, refleja igualmente y al instante a todos los seres. Por tanto, no tiene sentido que el hombre le rece al Águila, le pida favores, o tenga esperanzas de gracia. La parte humana del Águila es demasiado insignificante como para conmover a la totalidad.
Sólo a través de las acciones del Águila el vidente puede decir qué es lo que ella quiere.
El Águila, aunque no se conmueve ante las circunstancias de ningún ser viviente, ha concedido un regalo, a cada uno de estos seres.
A su propio modo y por su propio derecho, cualquiera de ellos, si así lo desea, tiene el poder de conservar la llama de la conciencia, el poder de desobedecer el emplazamiento para morir y ser consumido.
A cada cosa viviente se le ha concedido el poder, si así lo desea, de buscar una apertura hacia la libertad y de pasar por ella.
Es obvio para el vidente que ve esa apertura y para las criaturas que pasan a través de ella, que el Águila ha concedido ese regalo a fin de perpetuar la conciencia.
Con el propósito de guiar a los seres vivientes hacia esa apertura, el Águila creó el nagual.

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domingo, 21 de junio de 2009

El Tonal y el Nagual

Los hombres son criaturas muy frágiles y se hacen todavía más frágiles a través de su vicio de entregarse a todo. Actuar sin buscar explicaciones es más sencillo y efectivo.

Un guerrero no puede malgastar su tiempo en deshilar lo que él mismo está "viendo", por ello su "ver" ha de ser directo.
Al principio "ver" es confuso, y es muy fácil perderse allí. Pero a medida que el guerrero se pone más fuerte, su "ver" se convierte en lo que debe ser: Un Conocimiento Directo.
Un guerrero hace una pregunta y, a través de su "ver", obtiene una respuesta. Pero la respuesta que recibe es sencilla.

Una regla básica para un guerrero es hacer sus decisiones con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado de ellas pueda sorprenderlo, y mucho menos menguar su poder.
Cuando un guerrero hace todo con la disposición de que su hacer es su último acto, que está dispuesto a morir, no hay caídas, ni sorpresas desagradables, ni acciones innecesarias. Todo cae suavemente en su sitio, porque no estará esperando nada.

Un guerrero jamás deja la isla del tonal, la utiliza.

Este es tu mundo. No puedes renunciar a él. Es inútil enojarse y desilusionarse con uno mismo.
Una batalla dentro del propio tonal es una de las luchas más imbéciles que pueden ocurrir. La vida ajustada de un guerrero está diseñada para acabar con esa lucha.
El camino del guerrero es armonía entre las acciones y las decisiones, al principio, y luego la armonía entre el tonal y el nagual.


Al comienzo hay que hablarle al tonal. El tonal es el que debe ceder el control. Pero hay que hacer que lo ceda con alegría. En otras palabras, se hace que el tonal abandone cosas innecesarias, como el sentirse importante y el entregarse al vicio, las cuales sólo lo hunden en el aburrimiento. Todo el problema es que el tonal se aferra a esas cosas cuando debería dar las gracias por liberarse de ellas. La tarea entonces es convencer al tonal de que se haga libre y fluido. Eso es lo que un guerrero necesita antes que nada: Un tonal fuerte y libre. Mientras más se fortalece, menos se aferra a sus hechos y más fácil resulta encogerlo.
El tonal se encoge en determinados momentos, sobre todo cuando se apena. Una característica del tonal es la timidez. Hay ciertas ocasiones en las que el tonal es tomado por sorpresa y su timidez, inevitablemente, lo encoge.
Un empujón es la técnica para encoger el tonal. Hay que empujar en el momento preciso y para ello uno debe saber como "ver".
Una vez que un hombre ha sido empujado y su tonal se encoge; su nagual, si es que ya está en movimiento, toma las riendas y realiza hazañas extraordinarias.

Los asuntos del nagual sólo pueden atestiguarse con el cuerpo, no con la razón.

Nuestro error es que insistimos en permanecer en nuestra isla, monótona y fastidiosa, pero conveniente. El tonal es el villano y no debería serlo.

Somos seres luminosos y fluidos hechos de fibras. Cuando el tonal se encoge, son posibles cosas extraordinarias, pero son sólo extraordinarias para el tonal.

El tonal debe convencerse con razones, el nagual con acciones, hasta que uno apuntale al otro. El tonal gobierna, pero aún así es muy vulnerable. El nagual en cambio nunca o casi nunca actúa, pero cuando lo hace aterra al tonal.

Hay que proteger al tonal a toda costa. Hay que quitarle la corona, pero debe permanecer como el supervisor protegido. Cualquier amenaza para el tonal resulta siempre en su muerte, y si el tonal muere, muere también el hombre. A causa de su debilidad nata, el tonal se destruye con facilidad, y así una de las artes del guerrero es hacer que el nagual emerja para apuntalar al tonal. Es un arte porque sólo tirando al tonal hacia arriba puede emerger el nagual.

Ese tirón se llama poder personal.

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