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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 19 de diciembre de 2015

Cómo Hacer una Lista de Recapitulación

El acto de desplazarse entre posiciones anteriores y la presente proporciona a los practicantes del chamanismo la fluidez necesaria para salvar obstáculos extraordinarios en sus viajes al infinito. A los practicantes de la Tensegridad la recapitulación otorga la fluidez necesaria para salvar obstáculos que en modo alguno forman parte de sus sistema cognitivo.
En el caso del hombre moderno, en cuanto a procedimiento formal, se utiliza como recurso nemotécnico una lista escrita de todas las personas que haya conocido.
Se trata de una lista, por escrito, de los eventos a recapitular. Esta lista deberá contener todos los eventos de nuestra existencia, empezando por el momento en que la persona está elaborando su lista y terminando con su nacimiento e incluso antes (la recapitulación puede abarcar vivencias prenatales).
En la recapitulación la lista de eventos es un recurso que lanza la memoria a un viaje inconcebible. En este aspecto, recordar acontecimientos que acaban de ocurrir allana el terreno para evocar con la misma claridad hechos que se encuentren más alejados en el tiempo. Recordar experiencias de esta manera equivale a revivirlas y a extraer de la evocación un ímpetu extraordinario que permite agitar la energía disipada de nuestros centros vitales y restituirla.

Para facilitar la recapitulación existe un método sumamente práctico que consiste en los siguientes pasos:
a) Elegir tres áreas de nuestra vida para recapitular.
b) Dividir las áreas en sus elementos.
c) Dividir los elementos en etapas.
d) Dividir las etapas en eventos.


a) Las Áreas
Se trata de elegir tres áreas de experiencia que sean operativas de acuerdo a nuestro tipo de vida. Que tengan que ver preferentemente con cosas por las que hemos pasado a lo largo de nuestra vida. Por ejemplo: "Casas en las que has vivido", "Relaciones afectivas", "Relaciones sexuales", "Familiares", "Amigos", "Trabajos desempeñados", "Estudios de todo tipo", etc. Lo importante es que el área seleccionada pueda ser dividida en muchos elementos. De poca ayuda será elegir "parejas" si nunca has tenido una.

b) Elementos del Área
Son las unidades específicas del área que estamos haciendo la lista en orden aparentemente inverso al transcurrir del tiempo. Hay que nombrarlas una por una, del presente al pasado.
Si el área elegida fuera "casas", encabezaría la lista la casa en la que vives actualmente, seguiría la inmediatamente anterior y así sucesivamente, hasta llegar a la casa de tu nacimiento.
Si el área elegida se relaciona con personas como parejas o familiares, trata de ubicar los elementos (nombres) de acuerdo al mismo tiempo de orden temporal.

c) Dividir los Elementos en Etapas
Este es el paso que puede aparentar ser más complicado, aunque en realidad no lo es tanto. Consiste en seccionar en etapas que se presten para la observación, cada uno de los elementos, empezando con el elemento que encabeza la lista y siguiendo en el mismo orden de presente a pasado.
La manera más apropiada es nombrar cada etapa de acuerdo a un acontecimiento que de algún modo marque el inicio de una etapa.
Los nombres que se dan a cada etapa no se tomarán como eventos en sí mismos, sino como puntos de referencia que nos ubican en alguna etapa específica, cuya duración puede ser muy variable, de acuerdo a cada caso. El número de etapas puede cambiar, pero nunca deberá ser menor a tres y dependerá del tiempo que se permaneció en ese elemento de área. A mayor duración, mayor número de etapas (entre cinco y diez suele bastar).

d) Dividir las Etapas en Eventos
En este paso, debes detallar en tu lista cada uno de los eventos que tuvieron lugar en la etapa específica, de nuevo desde el más actual hasta el más remoto. No se trata de describir el evento, sino sólo de nombrarlo. Tampoco se trata de analizar, sino de registrar el evento.
El número de eventos puede ser muy variable de acuerdo a cada etapa; una lista bien hecha puede tener entre unos 300 y 2000 eventos. También puede tener más.

Cuando se ha completado la lista, ésta suele tener la forma de un enorme cuadro sinóptico de cuatro columnas. En la primera columna el nombre del área. En la segunda los elementos del área. En la tercera las etapas de los elementos. En la cuarta los eventos que tuvieron lugar en cada etapa.
El material puede ser organizado de cualquier manera, listados, archivos numerados, etc. Pero, el cuadro sinóptico tiene la ventaja adicional de resultar muy adecuado para las observaciones globales que pueden ser muy reveladoras.
Es muy importante no pasar a otra columna hasta que no se haya completado la precedente. El listado se va realizando en un sentido vertical y no horizontal, lo que te permite ir repasando tu vida repetidamente, pero con un sentido mayor de detalle cada vez.

La lista de eventos a recapitular, en tanto a ejercicio de acecho, no es una cuestión de análisis, sino de observación. Hay que registrar los hechos sin ponernos a especular o reflexionar sobre ellos y por otra parte hay que evitar la tendencia a dejar de registrar hechos dolorosos o vergonzosos, que en la mayoría de las veces son los que más exigen una recapitulación a fondo.
Cuanto más tiempo y atención se invierte en la elaboración de la lista, tanto mejor serán los resultados. Generalmente puede tomar de dos a doce semanas como mínimo hacer una lista que sea útil para empezar a recapitular, siempre que se trabaje con frecuencia. Una lista con tres áreas bien elegidas y terminadas se puede considerar una lista bastante completa.
La lista de eventos en sí misma es un ejercicio completo y útil que por sí sólo puede muy bien funcionar como una forma mínima de recapitulación general.
El mero proceso de trabajar en la lista de recapitulación puede llevar al cuerpo a recordar. Una vez terminada la lista, ésta se convierte en un "mapa" de nuestra existencia, en la que la observación de las repeticiones, ciclos periódicos y secuencias puede resultar muy reveladora para conocer los ejes estructurales de nuestra vida.

La Recapitulación de los Chamanes

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martes, 15 de diciembre de 2015

Inventario del Día

“El Inventario del Día” o “la Máscara del día”, son una unidad pragmática y corta de Pases Mágicos, que los chamanes usaban para revisar o examinar el día.
Es una secuencia de cuatro pases mágicos y el mejor momento para practicarlos es al final de la jornada de trabajo. Es una práctica para los que vivimos en las ciudades donde hay muchas actividades y sirve para dejar las tensiones a un lado.
En realidad se trata de una forma sencilla de recapitular, que podemos llevarla luego a nuestro Diario de Navegación, para después utilizarla en el acecho.

“El Inventario del Día”
Los tres primeros pases se realizan sentados, el último acostados boca abajo con los puños cerrados contra el pecho y mirando hacia la izquierda.

Pase 1- Trasladar energía al punto de encaje. (Vídeo II pase nº 6)


Pase 2: La Tela entre los Dedos (Video I Pase 4)
La función de este pase mágico es estimular, en las muñecas y en las manos, innumerables puntos de energía que promueven la salud y el bienestar general.

Este movimiento consta de tres partes:
1.hacer chasquear la tela,
2. dispersar la energía,
3. deshacerse del exceso.

1. Hacer Chasquear la Tela
Este movimiento crea una especie de escozor en la membrana entre los dedos.
Puesto que en el hombre, esta membrana se ha reducido considerablemente y carece de sensaciones en ella, este movimiento es un intento de transportarnos a un nivel de sensaciones muy antiguo al activar una vaga memoria en dicha membrana.

Se comienza con la mano izquierda.
Situamos el dedo meñique de la mano izquierda entre el cuarto dedo y el meñique de la mano derecha. El dedo índice izquierdo ha de quedar entrelazado con el pulgar de la mano derecha.


Ejecutamos este movimiento cinco veces con una mano y después cinco veces más con la otra.

2. Dispersar la Energía
La energía que se ha despertado en las manos, al estirar de la membrana entre los dedos, se expande por el cuerpo, a través de los brazos, cuando se presionan los puntos de energía localizados en la parte posterior de las manos.


Presionar cinco veces la parte posterior de la mano, y después cinco veces la otra.

3. Deshacerse del Exceso
Cualquier energía que se expande por el cuerpo siempre tiene un efecto impredecible, por lo tanto es de tremenda importancia liberar cualquier exceso.


Ejecutamos este movimiento cinco veces con el dedo pulgar izquierdo encima, y después cinco veces con la otra mano y con el dedo pulgar derecho encima.

Ahora Se Procede a Movilizar la Energía de los Pies


Pase 3

Este pase se compone de tres partes:
A) Relajar las sienes
B) Relajar las mandíbula
C) Relajar los Ojos


Se concluye esta serie que denominamos el "Inventario del Día" o la "Máscara del Día" con el pase nº 4.


Cuando nuestro comportamiento es predador y perdemos la conciencia que nos une a los demás, el punto de encaje se queda fijo y nuestro corazón se cierra.
El propósito de practicar el "Inventario del Día" es conseguir la habilidad de ser adaptables para seguir el flujo de la energía sin perder la integridad y mover el punto de encaje con sobriedad. Los pases mágicos abren el corazón.

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sábado, 12 de diciembre de 2015

Desapego de Guerrero

El desapego no aporta automáticamente sabiduría, pero no obstante, supone una ventaja, pues permite al guerrero detenerse momentáneamente para reconsiderar las situaciones y volver a ponderar las posibilidades. Para usar de manera consistente y correcta ese momento extra, un guerrero tiene, sin embargo, que luchar incansablemente durante toda su vida.


Desapego es cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas y las acciones de la gente ya no le afectan. Entonces, una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. El desapego es uno de los conceptos de la vida del guerrero.

A los guerreros les resulta mucho más fácil salir adelante en condiciones de máxima tensión que ser impecables en circunstancias normales. Todas las facultades, posibilidades y logros del chamanismo, desde los más simples hasta los más asombrosos, se encuentran en el propio cuerpo.

Los seres humanos tienen dos lados. El lado derecho abarca todo lo que el intelecto es capaz de concebir. El lado izquierdo es un ámbito de características indescriptibles, un ámbito para el que no existen palabras. El lado izquierdo es comprendido –si es comprensión lo que tiene lugar─ con la totalidad del cuerpo. De ahí que se resista a la conceptualización.

A todo ser vivo se le ha otorgado el poder, si así lo desea, de buscar una apertura hacia la libertad y de pasar por ella. Cruzar hacia la libertad no significa alcanzar la vida eterna en el sentido usual de eternidad; es, vivir para siempre. Ocurre, más bien, que los guerreros pueden conservar su conciencia, que normalmente se abandona al momento de morir. En el momento de cruzar, el cuerpo en su totalidad se inflama de conocimiento. Al instante, cada célula se torna consciente de sí misma y, además, consciente de la totalidad del cuerpo. El don de la libertad no es una dádiva, sino la oportunidad de tener una oportunidad.

Buscar la perfección del espíritu del guerrero es la única tarea digna de nuestra transitoriedad y de nuestra condición humana. Si el espíritu de un guerrero está deformado, simplemente debe arreglarlo, depurándolo y perfeccionándolo, porque no hay en la vida tarea más digna que pueda emprenderse. No arreglar el espíritu es buscar la muerte, y eso es igual a no buscar nada, porque la muerte va a alcanzarnos de todos modos.
Un hombre, cualquier hombre, merece cuanto les toca en suerte a los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha. No importa la naturaleza de sus actos, siempre y cuando actúe como un guerrero.

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martes, 3 de noviembre de 2015

Pinches Tiranos

Los chamanes, al entender la naturaleza de hombre, llegaron a la conclusión incuestionable de que si uno se las puede ver con los pinches tiranos, uno ciertamente puede enfrentarse a lo desconocido sin peligro y, luego incluso, uno puede sobrevivir a la presencia de lo que no se puede conocer.
La reacción del hombre común y corriente es pensar que debería invertirse ese orden. Es natural creer que los chamanes que pueden enfrentar lo desconocido, pueden, por cierto, hacer cara a cualquier pinche tirano, pero no es así. Nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los chamanes adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a lo que no se puede conocer. El ingrediente perfecto para producir un soberbio guerrero es un pinche tirano con privilegios ilimitados.

La idea de usar un pinche tirano no es sólo para perfeccionar el espíritu, sino también para la felicidad y el gozo del guerrero. El error de cualquier persona que se enfrenta a un pinche tirano es no tener una estrategia en la cual apoyarse; el defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los pinches tiranos. Un guerrero por otra parte, no sólo tiene una estrategia bien pensada, sino que está también libre de la importancia personal. Lo que acaba con su importancia personal es haber comprendido que la realidad es una interpretación que hacemos.
Se puede derrotar a los pinches tiranos usando solamente la convicción de que los pinches tiranos se toman mortalmente en serio, mientras que los guerreros no.

El afinar el espíritu cuando alguien lo aguijonea se llama control. Reunir la información necesaria sobre la fortaleza y las debilidades de un pinche tirano mientras te golpean, se llama disciplina. El perfecto pinche tirano no tiene ninguna característica redentora.
El refrenamiento es esperar con paciencia, sin prisas, sin angustia, es una sencilla y gozosa retención del pago que tiene que llegar. El gran regocijo de un guerrero es saber que está esperando y saber qué es lo que espera.
Refrenarse significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.

Los chamanes usan a los pinches tiranos no solo para deshacerse de su importancia personal sino también para lograr la muy sofisticada maniobra de desplazarse fuera de este mundo.

Hoy en día, el ser derrotado por un repinche tiranito no es mortal pero si devastador. En sentido figurado, el grado de mortandad de los guerreros es elevado. Los guerreros que sucumben son arrasados por su propio sentido de fracaso. Eso es equivalente a una muerte figurada.
Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.
Cuando los guerreros son derrotados o bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos.

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sábado, 24 de octubre de 2015

Conciencia Corporal

Un campo importante de interacción es la relación de la persona con la Tierra. Cualquier postura que adoptemos, cualquier paso que demos se basa en esta relación. A diferencia de las aves y de los peces, nuestro medio ambiente es el de la tierra firme. Y a diferencia de otros mamíferos, nos levantamos y nos movemos sobre las extremidades posteriores. Esta postura nos deja libres las extremidades anteriores, desplazando la columna vertebral y a las piernas la función de sostener el peso del cuerpo. El cambio a la posición erguida pone en tensión los músculos de la espalda, y esa tensión se centra en la región sacra y lumbar.

La carencia del sentido de estar arraigado deriva indudablemente de algún trastorno o anomalía de la función corporal. Este trastorno está en las piernas que son nuestras raíces móviles; nuestras piernas y nuestros pies se interrelacionan energéticamente con la Tierra.

Sólo a través del cuerpo se experimenta la propia vida y se tiene experiencia de estar en el mundo. Pero no basta con establecer contacto con el cuerpo, sino con la vida del cuerpo. Esto incluye a la mente, y no al entendimiento disociado, es decir, a la mente que no piensa ni es consciente de su cuerpo. Prestar atención a la vida del cuerpo y ocuparse en ella es la única manera de asegurar que el viaje termine satisfactoriamente con el emerger del verdadero ser.

El movimiento es la esencia de la vida; el crecimiento y la declinación sus dos aspectos. En realidad, no hay eso de quedarse inmóvil. Si se interrumpe el crecimiento en función del desarrollo de la personalidad, se inicia una declinación que al principio puede ser imperceptible, pero que tarde o temprano se hace evidente. El criterio real de una buena terapia es que inicia y promueve en el cliente un proceso de crecimiento que continuará sin la ayuda del terapeuta. Sólo se produce una crisis personal cuando está bajo una grave presión alguna rigidez de la personalidad. Por lo tanto, constituye a la vez un peligro y una oportunidad para la liberación y el crecimiento posterior. Los cambios en la personalidad están condicionados por los de las funciones corporales, o sea, por una respiración más profunda, una movilidad mayor y una expresión más plena y libre de la personalidad.

La dedicación al crecimiento requiere de la dedicación al cuerpo. Hoy en día muchas personas están fascinadas con la idea del crecimiento, y el movimiento potencial humano se basa en esta idea: estos individuos desarrollan una porción de actividades que tienden a fomentar el desarrollo de la personalidad. Estas actividades pueden producir beneficios positivos, pero si no se toma en cuenta al cuerpo, pueden convertirse también en juegos interesantes y hasta divertidos, quizás, pero que no llegan a ser procesos importantes de desarrollo. La personalidad no puede divorciarse del cuerpo, ni la conciencia de uno mismo de la conciencia de su cuerpo. La forma de evolucionar consiste en estar en contacto con el propio cuerpo y entender su lenguaje.

No podemos cambiarnos a nosotros mismos a base de fuerza de voluntad. Es como querer despegarse del suelo tirando hacia arriba de los cordones de los zapatos. El cambio se produce cuando uno está dispuesto, tiene el deseo y está capacitado para cambiar. No puede forzarse. Comienza con la aceptación y la conciencia de sí mismo y, desde luego, con el deseo de cambiar. Pero el miedo de cambiar tiene una gran importancia y desempeña un papel fundamental. Es preciso aprender a ser paciente y tolerante. Esto es un fenómeno corporal. El cuerpo va gradualmente desarrollando una tolerancia cada vez mayor a un modo más enérgico de vida, a sentimientos más fuertes y a una autoexpresión más libre y plena.

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lunes, 10 de agosto de 2015

El Poder de Liberar el Cuerpo

La mayoría de la gente teme al verdadero poder. La vitalidad auténtica es escasa y experimentarla es como sentirse arrancados de un largo sueño. Si se quiere despertar de la muerte en vida de una existencia apagada, se debe superar el miedo.

La práctica del chamanismo es una puerta a abrir, a través de la cual es posible verse a uno mismo, una oportunidad para liberar el cuerpo, expresar el corazón, vaciar la mente, despertar el alma y encarnar el espíritu.

Para experimentar el poder de ser, primero hay que liberar el cuerpo. El cuerpo es la metáfora raigal de nuestra vida y la expresión de nuestra existencia. Es nuestra Biblia, nuestra enciclopedia, la historia de nuestra vida. Todo lo que nos sucede queda registrado en él y por él es reflejado. El cuerpo sabe; el cuerpo dice. La relación entre el yo y el cuerpo es indivisible, insoslayable, inevitable. En el matrimonio entre carne y espíritu, el divorcio es imposible, si bien esto no significa necesariamente que el matrimonio sea feliz o bien llevado.

El camino hacia la plenitud debe comenzar por el cuerpo. Sólo cuando lo habitamos realmente podemos comenzar el viaje sanador. Mucha gente no está cómoda en sus cuerpos ni viven plenamente presentes, en forma vibrante, su corporalidad. Tampoco se suele estar en contacto con los ritmos básicos de nuestra vida corporal. Vivimos fuera de nosotros mismos, en nuestra cabeza, en nuestros recuerdos, en nuestros anhelos, como terratenientes ausentes de nuestras propiedades. Pero, si nos despojamos de nuestros cuerpos, ¿dónde vamos a vivir?

Para muchos, el cuerpo es un enemigo temible cuyos instintos, impulsos y apetitos deben ser conquistados, domados, vencidos, sometidos y reducidos a servidumbre.
Ser -existencia, energía, vitalidad- significa que nuestro espíritu llena nuestro cuerpo. Nuestro ser entero está encarnado. Cuando nos miramos en el espejo, ¿qué vemos? ¿Una mirada apagada y hueca? ¿Un pecho hundido? ¿Una sonrisa fingida? Vayamos a miramos. ¿Qué vemos? Si no es un ser brillante que rebosa energía y presencia, quiere decir que te estás privando el don de la vida. Lo sé por experiencia. Me ha pasado. He visto miles de personas ausentes, todos los hemos visto, en el Metro, en los atascos de tráfico de las horas punta, en el supermercado, perfilados contra las luces mortecinas del atardecer. Y todos sabemos que con frecuencia somos una de esas personas…

El camino que puede llevarte de vuelta a la vida es aprender a mover tu esencia, reingresando la energía a tu cuerpo, ejecutando tu propia danza de adentro hacia afuera, y no de afuera hacia adentro.

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jueves, 25 de junio de 2015

El Centro Energetico del Cuerpo Humano denominado “Centro de Decisiones”

El mundo actual está compuesto principalmente por una sociedad de personas alineadas que son incapaces de dirigir y tomar la responsabilidad de sus propias vidas.
Salir del alineamiento es primordial si queremos manifestar el cambio que se está gestando en estos tiempos históricos para la humanidad.
Conseguir salir de ahí no es solo cuestión de desearlo, sino de tener la energía necesaria para poder tomar las decisiones que nos permitan manifestar realmente el mundo que queremos.

Las decisiones salen de un punto, o centro, determinado dentro del cuerpo físico del ser humano. Este centro necesita recargarse, ya que se encuentra sin su energía correspondiente debido a que ha sido apartada mediante la socialización y la educación recibida desde el momento mismo del nacimiento, pasando por la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Se trata de un centro en el que la energía se enrarece hasta volverse enormemente sutil y en el que se almacena una energía específica y difícil de definir.
Los chamanes creen que los seres humanos expulsan este tipo de energía muy temprano, en la infancia, de dicho centro y jamás regresa, lo que nos priva de algo que tal vez sea más importante que la suma de la energía de los restantes centros: la capacidad de tomar decisiones.

Los seres humanos han creado el orden social: instituciones gigantescas que asumen la responsabilidad de tomar decisiones, debido a que carecen de la energía necesaria, han hecho las leyes y se les ha permitido que decidan. Los seres humanos se limitan a poner en práctica las leyes y las decisiones que han tomado en su nombre.

La energía del centro de decisiones se “ve” como poseedora de una singular transparencia, algo que se puede describir como semejante al agua: la energía es tan fluida que parece líquida.
El aspecto líquido de esta energía es característica de la cualidad filtrante del centro de decisiones, que selecciona toda la energía que recibe y solo recoge el aspecto fluido, liquidez que es un elemento uniforme y constante de dicho centro. La rotación de la energía en el centro de decisiones es la más débil razón por la cual el ser humano casi nunca decide.

A través de la práctica de los pases mágicos se refuerza el centro de decisiones, acercando la energía dispersa y, de este modo, se despejan las vacilaciones que la dispersión natural de la energía producida por el desgaste de la vida cotidiana provoca cuando se trata de tomar decisiones. Después de realizar determinados pases mágicos, el centro se activa y la persona toma un montón de decisiones cuando antes ni siquiera era capaz de dar un paso.

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domingo, 7 de junio de 2015

Una Ruptura en la Continuidad del Tiempo

Los chamanes consideran que uno de los resultados más codiciados del “silencio interno” es una interacción específica de energía que siempre se anuncia con una profunda emoción. Tal interacción se manifiesta a través de matices que se proyectan en el horizonte del mundo de la vida cotidiana, fuera una montaña, una muralla, o simplemente la palma de la mano. Esa interacción empieza con la apariencia de una tenue pincelada de color lavanda, sobre el horizonte. Con el tiempo, la pincelada lavanda se expande hasta que cubre el horizonte visible, como las nubes de una tormenta que avanza.


También se ve un punto rojizo, de un peculiar y rico color granate, como si hiciera explosión dentro de las nubes de color lavanda. Y al adquirir, un guerrero, mayor disciplina y experiencia, el punto de color granate se expande y finalmente estalla en pensamientos o visiones, también en palabras escritas.
Cuando esta experiencia llega a tener lugar, es un descenso del “infinito” sobre el guerrero. Un descenso que es como un asalto. Una toma de posesión de todas las facultades de la persona. A partir de ese momento la energía aparece ante uno como proyectada en una pantalla de cine. Entender o no la proyección es cuestión de experiencia. Por ello hay que empezar cuanto antes a leer la energía sobre la pared, cuando ésta aparece. Eso quiere decir que está emergiendo la verdadera mente de uno y no tiene nada que ver con la mente que es “instalación foránea”. Hay que dejar a la mente que se ajuste a la velocidad de la energía manteniéndonos en silencio y sin preocupaciones pase lo que pase.

El “silencio interno” se acumula instante a instante, momento a momento. El “silencio interno” es algo más directo y más misterioso que el “ensoñar”. “Ensoñar” es el acto de cambiar el punto de encaje con el “oscuro mar de la conciencia”.
El arte del chamanismo consiste en manipular el “punto de encaje” y hacerlo cambiar de posiciones a voluntad sobre las esferas luminosas que son los seres humanos. El resultado de esta manipulación es el cambio en el punto de contacto con el “oscuro mar de la conciencia”, que nos trae como su concomitante, un fardo diferente de billones de campos de energía bajo la forma de filamentos luminosos que convergen sobre el “punto de encaje”. La consecuencia de estos nuevos campos de energía que convergen sobre el “punto de encaje”, es que una conciencia diferente a la necesaria para percibir el mundo cotidiano entra en acción, transformando esos nuevos campos de energía en datos sensoriales, datos sensoriales que se interpretan y se perciben como un mundo diferente porque los campos de energía que lo engendran son diferentes a los conocidos.

Los viajes por el “oscuro mar de la conciencia” que se hacen desde el “silencio interior” son muy parecidos a lo que se hace en el “ensueño” cuando uno está dormido. Sin embargo, cuando se viaja por el “oscuro mar de la conciencia” no hay interrupción del tipo que ocurre cuando uno se va a dormir, ni hay ningún esfuerzo de controlar la atención de uno mientras se sueña. El viaje por el “oscuro mar de la conciencia” implica una respuesta inmediata. Hay una irresistible sensación del aquí y ahora.

Cuando pensamos que estamos en algún lugar de nuestra selección, en realidad lo que hacemos es fijar el “punto de encaje” directamente sobre la posición específica del “oscuro mar de la conciencia” que nos permite ese viaje. Entonces el “oscuro mar de la conciencia” nos prepara con todo lo necesario para hacer el viaje. No hay ninguna manera de elegir ese lugar por voluntad propia. Los chamanes dicen que el “silencio interno” lo selecciona sin falla.
La elección para el guerrero no es en verdad un acto de elección, sino el acto de asentir elegantemente a las solicitudes del “infinito”. El “infinito” elige. El arte del guerrero es tener la habilidad de moverse con la más tenue insinuación, el arte de asentir a todo mando del “infinito”. Para hacer esto, el guerrero necesita destreza, fuerza y, sobre todo, sobriedad. Estos tres juntos, dan como resultado… ¡la elegancia!

Tenemos que viajar por el “oscuro mar de la conciencia”, pero nunca sabremos cómo se hace. Diremos que lo hace el “silencio interno”, siguiendo caminos inexplicables, caminos que no pueden ser comprendidos, sino solo practicados. El “silencio interno” crea una ruptura en la continuidad del tiempo.
El mundo de los chamanes no es un mundo inmutable como el mundo cotidiano, donde te dicen que una vez alcanzada la meta eres campeón para siempre. En el mundo de los chamanes, llegar a cierta meta quiere decir que simplemente has adquirido las herramientas más eficaces para continuar tu lucha, que, a propósito, nunca termina.

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jueves, 28 de mayo de 2015

Acechando la Importancia Personal

Nos acechamos a nosotros mismos no desde el punto de vista de lo que somos, sino de lo que podemos llegar a ser; de modo que cuando hemos observado ciertas conductas durante un tiempo suficiente, nos ocupamos en cambiarlas. El acecho que se realiza con la suficiente seriedad produce en sí mismo algún cambio, pero todos los resultados de este cambio pueden ser estropeados por la importancia personal. Si se comienza con el acecho sin haber conquistado el falso orgullo, nuestro acecho va a ser boicoteado por esa parte de nosotros mismos que está llena de vanidad y arrogancia, de modo que después de un tiempo uno puede encontrarse en un estado peor que en el que empezó. Ocurre muchas veces que uno se da cuenta del peligro de su importancia personal y si fracasa en sus esfuerzos por erradicarla, ésta se hace más fuerte. Hay que explicar una vez más que el solo deseo de querer erradicar la importancia personal destruye la mayor parte; por ello, es importante aprender a cultivar la actitud correcta desde el principio.

Una actitud correcta es el resultado de actos impecables. Casi toda nuestra importancia personal se basa en la acusación y en la culpabilidad. Si por medio de la disciplina nos damos cuenta de que nosotros somos la causa de todo lo que nos ocurre, nuestra condición hacia la importancia personal comenzará a cambiar. Con el tiempo, esta acción impecable llega a convertirse en un proceso permanente, y entonces la importancia personal deja de mostrar su cara, y apenas, en ocasiones cada vez menos frecuentes. Precisamente por ser permanente este proceso tiene poder sobre la importancia personal y la controla justo desde el primer momento.

Tenemos en nosotros ciertos potenciales que no usamos. Somos muy predecibles pero existen en todos nosotros un atisbo de luminosidad del que podemos asirnos para comenzar a desarrollar nuestra acción impecable. Se puede saber lo que se puede hacer para deshacernos de la importancia personal, porque la posibilidad de hacer algo en lugar de dejar que las cosas ocurran puede aumentarse rápidamente. Uno se puede sentir obligado a hacer algo de una manera establecida; pero, cuando sea necesario, también puede obligarse a no-hacer.

Existe un enorme poder en la atención. El poder está en el hecho de acechar todo lo que somos y hacemos. A este acto de poner atención le llamamos “acecho” y al incorporarlo como parte de nuestro hábito se convierte en una actitud permanente que se desarrollará eternamente.

Cuando uno encuentra en sí mismo una inclinación hacia la manifestación de su importancia personal, no puede hacer nada acerca de ella en ese preciso momento, porque está acostumbrado a ese tipo de reacciones; pero después de algún tiempo de acechar las debilidades de su importancia personal sus reacciones van a cambiar de manera espontánea y natural. Este procedimiento tiene que ser muy bien entendido y este entendimiento tiene que ser bastante profundo. El acecho es un procedimiento que puede aplicarse a muchas cosas diferentes, de hecho hay que aplicarlo a todas las facetas de uno mismo. Ésta es realmente la única cosa que se puede hacer, no se puede hacer nada más. Este es el modo directo de luchar contra la importancia personal, acechándola como a conejos, ya que no hay modo de prevenirlas excepto estando preparado para ella de antemano. Un darse cuenta “de pasada” nos ayudará. Es fundamental darse cuenta de cuánto se pierde por actuar desde la importancia personal, pues hace imposibles muchas cosas deseables y se pierde exactamente aquello que se quiere conseguir.

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miércoles, 20 de mayo de 2015

Preparando el Ensueño

El primer paso para ser un ensoñador es plantearse serlo con firmeza, con ánimo de investigador y apartando todos los miedos. Antes de practicar ninguna técnica de inducción de ensueño se deben recordar al menos un sueño normal por noche.

Los sueños tienden a olvidarse con mucha facilidad pasados tan sólo unos instantes después de despertar. Aunque creamos tenerlos fijados en la memoria, si no se anotan inmediatamente descubriremos que hemos perdido muchos detalles o quizás el sueño completo. El simple cambio de posición del cuerpo en la cama ya distrae nuestra atención y nos hace olvidar parte del guion de los sueños.


Uno de los factores principales del olvido de los sueños es el miedo. Los sueños nos muestran, en ocasiones, todo aquello que nos impide desarrollarnos en plenitud: fracasos, temores, deseos no cumplidos... Esto hace que muchas personas deseen olvidarlos en vez de enfrentarse con sus temores y superarlos. Si consideramos a los sueños como a un amigo, y no como a un censor, lograremos superar esos temores. Los sueños normales son una vía para descubrirse a sí mismo y para superar muchas de las tendencias negativas por las que dirigimos la vida.

Tres Pasos Hacia el Recuerdo de los Sueños
1) Comienza un diario de sueños. Consigue un cuaderno o un diario donde te resulte fácil anotar todos los sueños que tengas durante la noche. El diario debe ser manejable, para utilizarlo cómodamente sin necesidad de levantarte de la cama. Un bolígrafo con luz incorporada también es muy útil. Deja el diario y el bolígrafo cerca de tu cama.

2) No te muevas al despertarte. Cuando despiertes, mantén los ojos cerrados, relájate, no hagas ningún movimiento y rememora las imágenes del sueño de atrás hacia adelante. Si después de unos minutos no recuerdas ningún sueño vuelve a dormirte con el deseo de recordar tus sueños la próxima vez. Aleja de tu mente todos los demás pensamientos (la hora que es, lo que tienes que hacer al día siguiente, el posible significado del sueño, etc.).

3) Escribe la pauta del sueño. Al principio sólo recordarás algunos fragmentos. No los ignores. Junta los fragmentos que lleguen a tu mente en un orden lógico (si lo tienen) y escribe la pauta del sueño. Recuerda todos los detalles: emociones, conversaciones, pensamientos, acciones, imágenes... Todo lo que esté relacionado con el sueño es importante. Plantéate que es probable que te despiertes varias veces a lo largo de la noche y que has de utilizar unos minutos para escribir todos los detalles de tus sueños que recuerdes. Si tu ánimo en mitad de la noche no es precisamente el de un escritor, entonces anota sólo las palabras clave para retomar la pauta por la mañana y completarla. Es probable que pierdas todos los fragmentos que no anotes de inmediato. Cuando vuelvas a dormirte es posible que sueñes y despiertes de nuevo. Anota todos los sueños. Debes tener fuerza de voluntad para hacerlo, aunque te sientas muy adormecido en el momento de despertar.

Algunas Recomendaciones Adicionales
El primer sueño de la noche es el más corto, de unos diez minutos, mientras que en las primeras horas de la mañana pueden durar de cuarenta y cinco minutos a una hora.
Conseguirás despertarte después de cada sueño tan sólo con desearlo antes de irte a dormir.
Dormir durante períodos más cortos, con una siesta por la tarde, reporta un mayor número de sueños además de hacerte sentir más descansado.
Todo lo que sentiste, viste u oíste en el sueño es importante y debería ser registrado en tu diario.
Si sigues estos primeros consejos puedes conseguir una media de cuatro a cinco sueños muy vívidos al día. El objetivo es que alguno de esos sueños vívidos se convierta en ensueño.

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miércoles, 6 de mayo de 2015

Instalacion Foranea y las Emociones Negativas

Uno de los asuntos más inquietantes e inútiles que la instalación foránea provoca en los seres humanos son las llamadas emociones negativas. Para poder empezar a luchar contra las emociones negativas, lo primero es convencerse de que no hay una sola de ellas que resulte útil. Todas las emociones negativas son igualmente destructivas y constituyen un signo de debilidad. Lo segundo de lo que tenemos que convencernos es que se puede luchar contra ellas, se pueden apresar y desterrar porque no tienen un centro real. Si hubiera un centro real para ellas, no tendríamos oportunidad alguna; permaneceríamos para siempre bajo el poder de las emociones negativas.


Afortunadamente para nosotros, existen en un centro artificial que puede ser destruido y disipado, y nos sentiremos mucho mejor si lo hacemos. Incluso la toma de conciencia de que esto es posible ya es mucho, el problema es que la instalación foránea nos ha dado tantas convicciones, prejuicios e incluso principios al respecto, que nos resulta difícil librarnos de la idea de que las emociones negativas son necesarias y obligatorias. En tanto que sigamos pensando que resultan necesarias, inevitables e incluso útiles para la autoexpresión o para muchas otras cosas, no podemos hacer nada, es por eso que es necesario desarrollar una cierta lucha mental para convencernos de que las emociones negativas no desempeñan ninguna función útil en nuestras vidas y que, al mismo tiempo, toda la vida está basada en ellas. Esto es lo que nadie percibe.

Una de las ilusiones más fuertes es pensar que las emociones negativas son producidas por las circunstancias, y así hablamos de estar airados “por alguna razón perfectamente justa”, pero todas las emociones negativas están en nosotros, dentro de nosotros. para poder empezar a luchar contra ellas debemos convencernos de que no hay razones justificadas para estar airados. Pensamos, y nos gusta pensar, que nuestras emociones negativas se producen bien por fallos de otros, bien por fallos de las circunstancias. Esto es una ilusión. Las causas de las emociones negativas no están en las circunstancias externas, están en nosotros mismos. No hay ni una sola razón inevitable por la que cierta acción de otra persona, o cierta circunstancia, tenga que producir una emoción negativa en nosotros. Solo nuestra debilidad.
Si uno se observa a sí mismo, verá que aunque las causas externas permanezcan iguales, a veces producen una emoción negativa y a veces no. La razón es que la verdadera causa de la emoción negativa está en uno y que el suceso externo es solo la causa aparente. Si uno se halla en un buen estado, si se está dando cuenta de sí mismo, si no se está identificando, entonces nada de lo que suceda fuera puede producir una emoción negativa.

En un intento por demostrar que las emociones negativas están producidas por causas externas, suelen plantearse preguntas tales como qué pasa con el dolor producido por la muerte de un amigo, así como con otros tipos de sufrimiento. El sufrimiento, en sí mismo, no es una emoción negativa. Solo producirá emociones negativas si uno se identifica con él. El sufrimiento puede ser real; las emociones negativas no. Después de todo, el sufrimiento solo ocupa una pequeña parte de nuestra vida, mientras que las emociones negativas ocupan una gran parte –ocupan la totalidad de ella−. ¿Por qué? Porque las justificamos. Por supuesto que aquellos llenos de emociones negativas e identificaciones van con toda probabilidad a producir similares reacciones en los demás, pero, de nuevo, uno puede aprender a aislarse en tales casos mediante la conciencia de sí y la no identificación, asumiendo al mismo tiempo que aislamiento no significa indiferencia. Las emociones negativas desaparecen cuando llegamos al pleno apercibimiento de que efectivamente no pueden ser producidas en nosotros si no queremos tenerlas y mucho menos por ninguna causa externa. Si están ahí es porque las toleramos, justificando su presencia en función de las circunstancias externas, eludiendo la responsabilidad para de ese modo no luchar contra ellas.

El solo padecimiento de un dolor no es una emoción negativa, pero puede convertirse en una cuando la ilusión y las identificaciones entran en juego. El dolor emocional, al igual que el físico, no es una emoción negativa en sí mismo, pero se transforma en una cuando empezamos a tejer sobre él todo tipo de adornos y bordados.

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sábado, 4 de abril de 2015

La Manipulacion Nuestra de Cada Dia

A lo largo de la historia el ser humano en sus mitologías más conocidas ha concebido el juego de la creación como una manipulación de titiriteros o una obra artesanal.
Por ejemplo: en la mitología cristiana Dios creó a Adán y Eva, les hizo un paraíso, lo ocuparon, luego fueron desterrados de él y su destino pasó a ser manejado por hilos invisibles manipulados por un dios que premia, castiga y culpabiliza; esto se repite en otras mitologías. Siempre aparecemos pasivos, como un rebaño de pacientes ante fuerzas que nos crearon y se fueron. Dioses que se pulieron haciendo el universo como buenos artesanos y luego se fueron dejándonos unas leyes que muchas veces se han llamado naturales, aunque al final no todas lo son, y aún más, hasta cambian con el transcurso del tiempo.


El panorama puede cambiar si en vez de vernos como simples criaturas productos de barro, soplos y costillas lanzados primero al paraíso y luego desterrados de él, nos vemos como partes integrantes y no como entes pasivos o bloques inertes de la creación. Pero tenemos como característica la de creer y querer ser creados mecánica y artesanalmente para después ufanarnos de ser manipuladores de lo creado poniendo la naturaleza a nuestro servicio; es un antropocentrismo del que aún no hemos salido.

Creamos ideas, pensamientos, explicaciones y las volvemos verdades y dogmas. La ciencia hegemónica está llena de estos ejemplos. Creamos y nos crean dioses, gurús, santos, santones y verdades científicas. Terminamos creyendo en nuestros propios fantasmas y creencias, les entregamos nuestro destino y después les reclamamos porque se fueron o porque ya no tienen validez, pero no es que se hayan ido o perdido validez, lo que pasó es que nunca existieron pues fueron obras míticas de nuestras necesidades de explicación de muchas cosas.

Pero es que dentro de la civilización esquizofrénica del reduccionismo de las especialidades, todos aspiramos o creemos tener acceso a pedacitos del conocimiento que confundimos con verdad. El teólogo nos impone su dios y nos dice cómo hablar con él, el maestro nos dice lo que debemos saber y lo que debemos pensar, nunca, lógicamente, se nos enseña el cómo pensar, eso casi nadie lo sabe, ni se estila; el estado nos muestra la senda resolutiva de problemas sociales por la que debemos transitar, la religión nos libera o nos llena de culpas y nos da el vademécum para alcanzar la vida eterna, las leyes sociales juegan a las modas y a los criterios, la medicalización nos indica cómo debe funcionar nuestro cuerpo físico, las comunicaciones nos explican la historia que estamos viviendo, y nos la cuentan a su amaño, o al amaño del amo de turno. Pero como todo es un círculo vicioso, el que quiere representar a dios es manejado por el que le tasa los glóbulos blancos, a su vez a éstos dos el político les muestra el camino, al final el maestro, el político, el religioso, el gobernante, las comunicaciones y la medicina manipulan y son manipulados por ellos mismos.

La desgraciada uniformidad de ser manipuladores-manipulados, títeres y titiriteros nos impide ver esa realidad. Es como un país imaginario en donde como todos son ciegos no se dan cuenta de que lo son, el raro y “mal visto” será el vidente, así como raro y mal visto en el mundo manipulador es el que clama por la libertad. Al país de los manipuladores-manipulados es posible que llegue una fuerte corriente de pensamiento a pedir libertad, a querer terminar el juego y a ejercer su derecho de libre pensador, eso sería una posibilidad alternativa o revolucionaria.
Se buscaría que en el país de los ciegos se acepte algún tipo de tonalidad y los videntes también acepten que los ciegos pueden tener otra percepción del mismo mundo, sin que los ciegos tengan que volverse videntes o éstos enceguecerse.

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sábado, 21 de febrero de 2015

Entrenamiento para Desarrollar la Atencion de Ensueño

Sentados en una colchoneta

Se cierran los ojos

Se toman respiraciones profundas y le prestamos la atención a nuestro ritmo de respiración.

Tomamos conciencia de nuestras manos. Es decir, ponemos nuestra atención en las manos.

¿Cómo las tenemos colocadas? ¿Cómo las sentimos?

Poco a poco empezamos a “ver” como las manos suben, desde la posición que normalmente tienen en ese momento, hasta la altura de los ojos.

La actividad del soñar es una instrucción que consiste en hallar las propias manos durante un sueño. Uno debe soñar deliberadamente que busca y encuentra sus manos en un sueño que consiste en soñar que uno alza las manos al nivel de los ojos.

Una vez que algo dentro de uno cede para permitir observar el dorso de las manos; las instrucciones siguientes estipulan que, apenas la percepción de las manos empieza a disolverse o transformarse, se debe trasladar la mirada a cualquier otro elemento en el ámbito del sueño. Cada vez que la nueva apariencia empieza a disiparse, hay que volver a prestar atención a otros elementos ambientales.

Cada guerrero tiene su propio modo de soñar. Todos son distintos. Lo único que tenemos en común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones.

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viernes, 23 de enero de 2015

El Compromiso de un Guerrero

Al hombre moderno se le ha concedido una increíble oportunidad frente a las revelaciones de los guerreros de tiempos antiguos. ¡A ellos no les interesa nuestro destino como hombres comunes y corrientes! Un guerrero está hecho para combatir, su descanso es la guerra.

A diferencia de las mezquinas contiendas en las que los humanos nos involucramos cada día por intereses sociales, religiosos o económicos, la guerra del guerrero no está dirigida contra los demás, sino contra sus propias debilidades. Asimismo, su paz no es la condición sumisa a la que ha sido reducido el hombre moderno, más bien, se trata de un imperturbable estado de silencio interno y disciplina. La pasividad es una violación de nuestra naturaleza, porque, en esencia, todos somos unos combatientes formidables. Cada ser humano es por derecho un guerrero que ha logrado su lugar en el mundo en una batalla de vida o muerte.

Podemos verlo así, al menos una vez, como espermatozoides, todos libramos la carrera por la vida –una contienda única contra millones de otros competidores- ¡y ganamos! Ahora la batalla sigue, ya que estamos atrapados en las fuerzas del mundo. Una parte de nosotros lucha por desintegrarse y morir, y la otra intenta a toda costa mantener la vida y la conciencia. ¡No hay paz! Un guerrero se da cuenta de ello y lo usa en su favor. Su interés sigue siendo el mismo que animó a aquella chispa de vida que le dio origen: el acceso a un nuevo nivel de conciencia.

Al socializarnos, los seres humanos, hemos sido domesticados tal como se amansa a un animal, a fuerza de estímulos y castigos. Se nos ha entrenado para vivir y morir dócilmente, siguiendo códigos de conducta antinaturales que nos ablandan, haciendo que perdamos el ímpetu inicial, hasta que el espíritu del hombre ya casi no se nota. Puesto que nacimos de la disputa, al negar nuestra tendencia básica, la sociedad en que vivimos extirpa la herencia guerrera que nos convierte en seres mágicos. El único camino abierto al cambio, es que nos aceptemos tal como somos para trabajar a partir de ahí.

El guerrero sabe que vive en un universo depredador. No puede bajar la guardia. A donde quiera que mire, él ve una lucha incesante, y sabe que esa lucha es merecedora de respeto, porque es una lucha a muerte.

Un guerrero siempre se está moviendo, yendo o viniendo, apoyando o rechazando, provocando tensiones o descargándose como un rayo, gritando su intento o callando, haciendo algo. Está vivo, y su vida refleja el "estira y afloja del universo". Desde el momento en que ocurrió la explosión que nos dio origen hasta el momento de nuestra muerte, vivimos en un flujo. Esos dos episodios son únicos, porque nos preparan para enfrentar a lo que hay más allá. ¿Y qué nos alinea con ese flujo? Una batalla incesante, que sólo un guerrero intenta; por eso vive en profunda armonía con el todo.

Para un guerrero, ser armónico es fluir, no detenerse en medio de la corriente a intentar un espacio de paz artificial e imposible. Él sabe que puede dar lo mejor de sí en condiciones de máxima tensión. Por eso busca a su adversario como el gallo de pelea, con avidez, con deleite, sabiendo que el próximo paso es decisivo. Su adversario no es su semejante, sino sus propios apegos y debilidades, y su gran reto es apretar las capas de su energía para que no se expandan cuando cese la vida, para que no muera su conciencia.

Un guerrero se hace a sí mismo estas preguntas: ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Tiene un propósito? ¿Está lo suficientemente ajustada? Un guerrero acepta su destino, sea cual sea. Sin embargo, lucha por cambiar las cosas y hace de su paso por el mundo algo exquisito. Templa su voluntad de tal forma, que ya nada puede moverle de su propósito.

Los guerreros intentan la libertad, no aceptan compromisos con la gente. La responsabilidad es frente a uno mismo, no frente a otros. ¿Sabes para qué fue colocado en ti el poder de la percepción? ¿Has descubierto a qué propósito sirve tu vida? ¿Cancelarás tu destino animal? Estas son preguntas de guerreros, las únicas que de veras pueden cambiar algo. Si te interesan los demás, ¡respóndete eso!. Un guerrero sabe que lo que le da sentido a la vida es el reto de la muerte, y la muerte es un asunto personal. Es un desafío para cada uno de nosotros, que sólo los guerreros de corazón aceptan. Desde esta óptica, las inquietudes de la gente son sólo egomanía.

El compromiso de un guerrero es con "el puro entendimiento" -un estado de ser que surge del silencio interior-, no con los apegos transitorios de la modalidad de la época en que le ha tocado vivir. El interés social es una descripción que nos han implantado. No parte de un desarrollo natural de la conciencia. Más bien, es producto de la mente colectiva, del desajuste emocional, el miedo y los sentimientos de culpa, del afán por conducir a otros o ser conducidos".

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lunes, 12 de enero de 2015

Las Cuatro Adicciones Universales

Lo que llamamos adicciones individuales, como las drogas, el alcohol, etc., quizá sean en realidad síntomas de patrones de adicción más profundos que compartimos como especie. Al observar las adicciones desde una perspectiva intercultural, descubrimos que efectivamente es así, y que hay cuatro pautas básicas de adicción que los seres humanos compartimos:
1. La adicción a la intensidad. En este caso, el recurso humano no reconocido es la expresión del amor.
2. La adicción a la perfección. El recurso humano no reconocido es la expresión de la excelencia y el uso del justo poder.
3. La adicción a la necesidad de saber. El recurso humano no reconocido es la expresión de la sabiduría.
4. La adicción a estar atado a lo que no funciona más que a lo que funciona. El recurso humano no reconocido es la expresión de la visión y de la perspectiva holística.


La “adicción a la intensidad” suele estar presente en los individuos que no soportan el aburrimiento. Si las cosas se vuelven rutinarias y sin chispa, la gente adicta a la intensidad dramatiza y exagera sus experiencias para sentirse viva. Muchas de estas personas utilizan las drogas, el alcohol o el sexo para intensificar su vivencia y crear la ilusión de más chispa y vitalidad. La intensidad es el lado sombrío del amor. Si la adicción a la intensidad está bien desarrollada, el aspecto que espera ser integrado es el recurso humano del amor y el corazón apasionado.

La segunda de las adicciones es la “adicción a la perfección”. Hay una clara diferencia entre perfección y excelencia. La perfección no tolera errores, mientras que la excelencia los incorpora y aprende de ellos. Las personas adictas a la perfección muestran poca tolerancia hacia los errores o a exponerse a cualquier vulnerabilidad, sea del tipo que sea. Equiparan la vulnerabilidad con la debilidad más que con la fuerza.
Cuando somos adictos a la perfección, negamos nuestra humanidad y dedicamos toda nuestra energía a mantener la imagen que queremos dar, nuestra fachada, en lugar de mostrarnos tal como somos. La perfección es el lado sombrío de la excelencia y del uso correcto del poder. Si esta adicción está bien desarrollada, lo que espera ser integrado es el recurso humano del poder y unas excelentes dotes de mando.

La “adicción a la necesidad” de saber es la tercera de las adicciones compartidas por la humanidad. Es importante informarse y saber cosas, pero cuando esta adicción está presente uno se ve impulsado compulsivamente por la necesidad de saber o entender. A estos individuos no les gustan los sucesos inesperados ni las sorpresas. Cuando somos adictos a la necesidad de saber, nos convertimos en maestros del control y tenemos fuertes problemas de desconfianza. Todo tiene que ser analizado, la información ha de ser controlada y debemos seguir una estrategia en las relaciones.
Nos hacemos dogmáticos, justicieros, críticos y arrogantes. Estas características son el lado sombrío de la sabiduría. Si esta adicción está bien desarrollada, el recurso humano de la sabiduría, que conlleva características como la objetividad, la claridad y el discernimiento, está esperando ser integrado.

La cuarta es la “adicción a estar atado a lo que no funciona” en lugar de a lo que funciona. La verdad es que la mayor parte de nuestra vida, cuando la miramos como una totalidad, funciona. Tan solo es una porción, una parte de la vida la que no funciona… no su totalidad. Si esta adicción está muy desarrollada, existe una tendencia a exagerar las experiencias negativas y a ampliarlas desproporcionadamente. Tendemos a mirar la vida desde una perspectiva fija, no reconocemos nuestros ciegos y somos incapaces de confiar en la intuición.
Esta adicción es el lado oscuro de las cuatro formas de ver: intuición, visión interior, percepción y visión holística. Las cuatro formas de ver nos permiten integrar plenamente el don de la visión y liberarnos de la adicción que nos fija a lo que no funciona. Cuando esta adicción está plenamente desactivada, comenzamos a mirar y valorar las bendiciones, dones, talentos y recursos de que disponemos en nuestra vida.

Prueba a hacer el siguiente proceso:
1º Pregúntate de las cuatro adicciones, ¿en cuál tengo más experiencia y cuál está más desarrollada en mí?

2º Identifica tu herida: esa historia personal que siempre compartes y que está vinculada con algún suceso traumático.

3º Ofrece esa herida a un árbol especial y no vuelvas a hablar de ella.

Esta práctica se utiliza para que nos comprometamos con la sanación de nuestras heridas.

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martes, 6 de enero de 2015

Respiracion de Equilibrio

Esta respiración ha sido un secreto desde hace generaciones. Esta respiración refleja las fuerzas duales de la creación y la destrucción, la luz y la oscuridad, el ser y el no ser.

Hay que sentarse con la columna encorvada y hay que pegar las rodillas contra el pecho.

Sin despegar los pies del suelo, hay que abrazar las pantorrillas entrelazando los dedos firmemente.

Suavemente hay que ir bajando la cabeza, hasta que el mentón toque el pecho.

Esta es una respiración poderosa. Puede hacer que uno se desmaye o se duerma.

Hay que inhalar rápida y superficialmente.

Continuar respirando de esta manera durante al menos diez minutos.

Después, dar un empujón a la persona que le haga rodar hacia atrás, hasta quedar acostada en el suelo, pero sin soltar la presión de los brazos.

Primero la espalda toca el suelo, y se queda uno observando las sensaciones.

Después, se sueltan los brazos y se observan las sensaciones.

De ejecutarse regularmente, con calma y deliberación, esta respiración equilibra de manera gradual nuestra energía interna

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martes, 23 de diciembre de 2014

Los Actos a Proposito

La solidez aparente del yo, que nos fuerza a desarrollar una manera de comprender el mundo, de ser y de comportarnos, puede llegar a derrumbarse voluntariamente. De la misma forma que con ciertos “no-haceres” interrumpimos la descripción ordinaria del mundo que nos rodea, también podemos llegar a suspender definitivamente la descripción de nuestra propia persona, hasta reinventarnos totalmente a nosotros mismos y experimentarnos como campos de energía en libertad.


Cada día, de la vida de un buen ciudadano, sucede en el seno del Tonal, que da sentido a todas sus acciones, pensamientos y deseos. Todo lo que es, dice, piensa y hace a lo largo de su vida, desde el nacimiento hasta la muerte, pertenece al Tonal; cuya misión es poner orden y estructura en el caos y proteger al Ser del impacto impredecible de lo Ilimitado.

La manera de actuar del guerrero es el “acto a propósito”, que transforma cada situación cotidiana en una estrategia, que no solo acaba con el drenaje de energía que le producen los actos mecánicos, sino que convierte hasta las más simples acciones en poder personal. Así emprende la batalla contra sus debilidades y limitaciones, contra las fuerzas que obstaculizan su Conocimiento, Amor y Voluntad, y que están determinadas por la historia personal. Intenta encontrar la impecabilidad hasta en las más pequeñas acciones, dando lo mejor de sí mismo en cada cosa que hace o en cada proyecto que emprende. Su propia sobriedad le mantiene en los momentos difíciles de su camino hacia el verdadero sentimiento, después de disolver las necesidades y deseos, y le transmite el equilibrio y la entereza que le sostienen ante los desafíos del pensamiento y la emoción.

El guerrero sabe que cada acto que realiza, debilita o fortalece su energía, y por eso intenta ser impecable en cada acción por insignificante que pueda parecer. Así construye su vida sobre la comprensión de que es de su sola responsabilidad la creación de su vida, poder gozar de buena salud, y ser digno de alcanzar el contacto íntimo con el Espíritu. Para ello, lo primero que aprende es a redirigir su energía, por medio de acciones inusuales o actos a propósito (“no-haceres”) que no se derivan mecánicamente de los condicionamientos del pasado. Y, poco a poco, estos “actos a propósito” borran las tendencias producidas por la historia personal; se deshace de los vicios desgastantes, se comunica con los árboles, realiza largas caminatas de atención silenciosa, entiende el mensaje de las aves, vive los mundos arquetípicos, ensueña en pareja…

La autojustificación, la crítica, el lamento social, la palabrería, la prepotencia, el exceso de explicaciones, el recuerdo de la historia personal, las discusiones, el dormir mucho o demasiado poco, el pensar en exceso, y un largo etc., son un buen ejemplo del despilfarro diario de energía en asuntos sin trascendencia, por no mencionar la enorme fuerza que se pierde a través de las emociones, que son hijas del pensamiento mecánico. Más nos hablamos a nosotros mismos, caemos en las emociones desgastantes y nos perdemos de percibir la Realidad.

La importancia personal consume más del noventa por ciento de nuestra energía, sin que nos aporte nada que valga, salvo enfermedad, soledad o debilidad. Así la disminución de la importancia personal es el objetivo prioritario de un guerrero.

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martes, 16 de diciembre de 2014

El No-Hacer de la Percepcion
y la Atencion que Detiene el Mundo

Cómo Liberar tu Mente
Cuando miramos un objeto solo podemos ver un lado a la vez; así es la naturaleza de la visión. Exactamente de la misma manera, cuando pensamos en algo, solo podemos pensar en ello dentro de un contexto a la vez; así es la naturaleza del pensamiento. El contexto determina lo que la mente piensa con la misma seguridad en que el ángulo de visión determina lo que ven los ojos.

“Contenido” significa “la cosa en sí” y “contexto” significa la manera en cómo se interactúa con ella.
Entender cómo el cambio de contexto cambia la experiencia humana es fundamental para entender la vida humana de manera práctica.


La Mente es Reductiva
La mente es incapaz de saber qué es algo, y también es incapaz de entender completamente que no lo puede saber. Todo lo que puede hacer la mente es crear modelos, y luego insistir en que la realidad encaje en estos modelos, lo que en la realidad raras veces ocurre.

Describir cualquier cosa completamente requeriría una cantidad infinita de declaraciones. Puesto que es muy inconveniente para la mente crear un número infinito de declaraciones, tiene que decidir qué aspecto de una cosa es importante, y luego usar ese aspecto como símbolo de la totalidad. La elección del aspecto a usar de esta manera determina en gran medida con qué eficiencia la mente creará felicidad y poder para el individuo.
Cuando una persona está experimentando dificultades para conseguir algo es porque esa persona está manteniendo la situación en un contexto inapropiado. La limitación es realmente una función del contexto y el cambio apropiado de contexto hace que lo que parecía ser una limitación tome otro aspecto.

No Existe ningún Contexto Universalmente Apropiado
No existe contexto alguno en el que una persona quisiera sabiamente mantenerse todo el tiempo; la capacidad de cambiar de contextos libremente es altamente deseable. “El pensamiento positivo” no es siempre deseable y si uno se atiene a él con demasiada rigidez, puede ser limitador e incluso peligroso. Lo deseable es el “pensamiento apropiado”.
El pensamiento positivo es maravilloso y desde luego tiene su lugar apropiado, pero no es sustituto para el sentido común y la acción diligente. Cada modelo tiene su limitación y cualquier modelo al cual uno se aferra rígidamente se convertirá en una trampa.

La Mente es una Biblioteca de Contextos
Para interactuar con el mundo que nos rodea tenemos que clasificar los datos que recibimos con nuestros sentidos y luego ordenar todo según el tipo y su función. Desempeñamos esta tarea compleja con sorprendente velocidad y además lo damos por sentado. Para hacer esto posible llevamos con nosotros una biblioteca de contextos “computarizada” de alta velocidad conocida como “la mente”. La interacción entre la mente y la experiencia determina en qué contexto se mantendrá una experiencia, y esa interacción se conoce como “pensamiento”.

El Origen de Toda Negatividad
Podemos definir la negatividad como el “uso habitual de contextos inapropiados para optimizar la propia felicidad y el propio poder”.

En cualquier momento dado, una persona puede estar experimentando exactamente lo que está experimentando. La persona puede estar agradecida por esa experiencia o puede estar comparándola con un estándar imaginario, como “lo que quisiera que estuviera aquí”, “lo que debiera estar aquí” o “lo que solía estar aquí”, etc., y decidir que lo que realmente está experimentando no llega a lo que se puede imaginar. La primera opción se llama “celebrarlo”, la segunda se llama “mal-hacer”.
La gente tiene tremendas ganas de sentirse bien y al mismo tiempo un fuerte impulso por tener razón. Entonces insisten en que lo que están “mal-haciendo” realmente es malo en sí, y luego retiran su conciencia del hecho en un esfuerzo por sentirse bien. Esta retirada de conciencia es conocida como “represión”.
Después de “mal-hacer” y de reprimir, lo que se “mal-hizo” se convierte en algo de lo cual la persona se esconde, o se aleja. La sensación desagradable se almacena en el cuerpo como una tensión crónica o algún otro problema físico. Lo que pasa en la mente es algo como esto: Un mecanismo nuevo se crea en la mente (inconscientemente) y este mecanismo evalúa constantemente la experiencia de la persona en cada momento y la compara con su estándar imaginario. Así, una vez que se haya “mal-hecho” algo y se haya reprimido, se seguirá “mal-haciéndolo”, de la misma manera en cada momento.

El Origen de Comportamientos y Experiencias No Deseados
Cuando se hace algo mal (“mal-hacer”), se crea un deseo para que sea mejor, y la mente empieza a hacer planes para mejorarlo. En el momento de la represión, el mejor plan que puede inventar la mente hasta ese momento se convierte en una parte importante del mecanismo nuevo.
Subsiguientemente, si la experiencia actual en algún momento es evaluada por la mente como siendo demasiada baja, entonces ese plan, que ahora es conocido como “adaptación compulsiva”, es puesto en acción inmediatamente por la mente inconsciente.

Como experiencia estas adaptaciones compulsivas se conocen como “impulsos”. La mayoría de la gente tiene uno o más impulsos que dan la impresión de no terminar nunca. Es fácil entender que los impulsos muchas veces son para cosas que no ayudan ni en la felicidad, ni en la buena salud, ni en la prosperidad de una persona. Esto no es sorprendente si consideramos que los impulsos surgen de mecanismos de dualidad de “mal-hacer”.
La mayoría de la gente tienen un impulso u otro operando en todo momento. Mucha gente piensa que el propósito de sus vidas es satisfacer sus impulsos: nada más hayan terminado de satisfacer un impulso, llegará otro en su lugar y seguirán su rumbo satisfaciéndolo.

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lunes, 1 de diciembre de 2014

La Magia de la Atencion

El mundo que nos rodea, y que percibimos cotidianamente, aparece como algo estable y bien definido solo en la superficie, debido esencialmente a la limitación perceptiva de nuestros sentidos. La Realidad no está constituida por objetos, sino por Campos de Energía interconectados, que los pueblos indígenas denominan las Emanaciones del Águila, las Cuerdas de Luz que sostienen el Universo, o las Venas de lo Eterno. Estas emanaciones tienen no sólo una naturaleza auto-consciente, sino trascendente, manifestándose como puertas interdimensionales y espacios de “poder” donde todas las leyes físicas conocidas pueden ser superadas o transformadas.

Todo lo que somos, pensamos, recordamos y hacemos en la vida, está encerrado dentro de esta ínfima parte del universo que designamos como “lo conocido”. Nuestra asignatura pendiente como seres humanos es alinear y percibir este inmenso universo que llamamos el Misterio desconocido.

Como seres humanos solo tenemos la libertad de encauzar nuestras energías y en plena conciencia, saltar fuera de los estrechos límites de la percepción ordinaria y completando nuestra intensa experiencia en el Tonal con el conocimiento de otros mundos increíbles que forman parte del Nagual.
El primer paso es ahorrar ese auténtico chorro de energía que cotidianamente invertimos en estallidos emocionales, en pensamientos obsesivos, en criticar y condenar a los demás, en la defensa de nuestra imagen e historia personal, en los hábitos debilitantes, en la impaciencia y la prisa, en tensiones musculares… es decir, en todo eso que integra nuestra importancia personal.
Con la energía disponible que vamos acumulando, con la práctica sistemática del no-hacer de la personalidad, cargamos intensamente nuestro intento, conocer los mundos del ensueño y recapitular nuestra existencia hasta quedar vacíos de ego.

Lo único que tiene verdadera importancia para el guerrero es el descenso del espíritu y el movimiento del punto de encaje que este descenso produce en su interior. Pero, paradójicamente, ninguna técnica ni conocimiento puede lograr esta manifestación del más allá. La senda que conduce al espíritu es intransmisible, y está en función de los actos más que de las creencias; de la confianza y entrega al Poder más que del convencimiento de los méritos propios o del orgullo derivado de la autodisciplina; de lo que uno se ha olvidado más que de lo que se recuerda; de la sinceridad y el desapego del énfasis ante lo desconocido, más que de la repetición de un programa o de la obediencia a un guía.

Cada persona tiene aficiones diferentes. Unos eligen la pintura, el cine, otros la música, la naturaleza, estos la fotografía, la cocina, aquellos la lectura, la televisión… Cada uno de estos apartados que pueden ser infinitos (la ecología, el alpinismo, coleccionar sellos, la huerta, escribir, bailar, los negocios, las relaciones sociales, la práctica religiosa, las artes marciales…) son semejantes a diferentes Emanaciones del Águila y, según sea elegido uno u otro, en su faceta oscura o luminosa, puede resultar ser tan distinto como un poeta, un asesino o una buena madre de familia. Ahora bien ¿qué es lo que pone orden en estos inmensos archivos universales? ¿Qué determina lo que te gusta, o no de los autores contemporáneos, de la pintura renacentista o del budismo? ¿cómo dar sentido a tus percepciones? Este es el papel de la Atención, cuya cualidad esencial es la de otorgar orden y sentido a todo lo que percibimos. Y esta Atención no solo funciona en el mundo conocido, sino que también pone orden en lo desconocido, fijando la realidad siempre cambiante del otro mundo, para que podamos movernos coherentemente en su interior.

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viernes, 14 de noviembre de 2014

Polvo en el Camino

En la vida hay muchos caminos que que se pueden recorrer, pero un ser humano antes de embarcarse en un camino, debe estar libre de miedo y ambición; entonces, deberá preguntarse si el camino tiene o no tiene corazón. Una vez hecha la pregunta, esa persona conocerá la respuesta. Un camino sin corazón nunca se disfruta; por el contrario, se vuelve contra uno y nos destruye. Un camino con corazón, en cambio, es aquel que nos hace disfrutar según lo vamos andando. El camino sin corazón, en todo su recorrido, nos da dolor y angustia. En cambio el camino con corazón nos da armonía y bienestar.


El ser humano que se adentra en el camino del guerrero tiene que dejar todo lo que antes conocía y amaba; el viaje es solitario y no es fácil, más no desolador. En este viaje no hay lugares familiares, ni gente conocida; está acechado por fantasmas, seres humanos con angustias y ansiedades comunes; "fantasmas" que llaman y buscan que el guerrero se pierda en el camino.

El arte del guerrero es equilibrar el prodigio de ser humano con el temor de ser humano. Para sobrevivir en el camino del guerrero se debe ser claro y estar mortalmente seguro de nuestra impecabilidad.

Es en el hacer de nuestro mundo, ahí mismo, donde encontramos el camino. A fin de cuentas lo que en principio debemos de trabajar es en despojarnos de toda la basura que llevamos dentro y remover el cúmulo de ideas fijas y preconcebidas con las que convivimos y creemos ser.

Todas las técnicas sobre el lado derecho tienen como finalidad guiar a un guerrero a aprender a ahorrar su energía. Es muy fácil "perderse" en la selva de las técnicas, es decir, tomarlas como fin, cuando tan sólo son medios.

El campo de batalla del guerrero está en el mundo cotidiano y en el trato con sus semejantes. A fin de cuentas y en pocas palabras, aprender a vivir de manera sobria y disciplinada, sin dilapidar nuestra energía. Todo lo que se requiere es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si este acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo lo suficientemente largo uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado y, entonces el guerrero, empieza a emplear todo su potencial.

Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nadie puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios. Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para conseguir que el cuerpo energético se acerque a nosotros, y poder usarlo, es la impecabilidad en nuestra vida diaria.

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