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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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domingo, 7 de junio de 2015

Una Ruptura en la Continuidad del Tiempo

Los chamanes consideran que uno de los resultados más codiciados del “silencio interno” es una interacción específica de energía que siempre se anuncia con una profunda emoción. Tal interacción se manifiesta a través de matices que se proyectan en el horizonte del mundo de la vida cotidiana, fuera una montaña, una muralla, o simplemente la palma de la mano. Esa interacción empieza con la apariencia de una tenue pincelada de color lavanda, sobre el horizonte. Con el tiempo, la pincelada lavanda se expande hasta que cubre el horizonte visible, como las nubes de una tormenta que avanza.


También se ve un punto rojizo, de un peculiar y rico color granate, como si hiciera explosión dentro de las nubes de color lavanda. Y al adquirir, un guerrero, mayor disciplina y experiencia, el punto de color granate se expande y finalmente estalla en pensamientos o visiones, también en palabras escritas.
Cuando esta experiencia llega a tener lugar, es un descenso del “infinito” sobre el guerrero. Un descenso que es como un asalto. Una toma de posesión de todas las facultades de la persona. A partir de ese momento la energía aparece ante uno como proyectada en una pantalla de cine. Entender o no la proyección es cuestión de experiencia. Por ello hay que empezar cuanto antes a leer la energía sobre la pared, cuando ésta aparece. Eso quiere decir que está emergiendo la verdadera mente de uno y no tiene nada que ver con la mente que es “instalación foránea”. Hay que dejar a la mente que se ajuste a la velocidad de la energía manteniéndonos en silencio y sin preocupaciones pase lo que pase.

El “silencio interno” se acumula instante a instante, momento a momento. El “silencio interno” es algo más directo y más misterioso que el “ensoñar”. “Ensoñar” es el acto de cambiar el punto de encaje con el “oscuro mar de la conciencia”.
El arte del chamanismo consiste en manipular el “punto de encaje” y hacerlo cambiar de posiciones a voluntad sobre las esferas luminosas que son los seres humanos. El resultado de esta manipulación es el cambio en el punto de contacto con el “oscuro mar de la conciencia”, que nos trae como su concomitante, un fardo diferente de billones de campos de energía bajo la forma de filamentos luminosos que convergen sobre el “punto de encaje”. La consecuencia de estos nuevos campos de energía que convergen sobre el “punto de encaje”, es que una conciencia diferente a la necesaria para percibir el mundo cotidiano entra en acción, transformando esos nuevos campos de energía en datos sensoriales, datos sensoriales que se interpretan y se perciben como un mundo diferente porque los campos de energía que lo engendran son diferentes a los conocidos.

Los viajes por el “oscuro mar de la conciencia” que se hacen desde el “silencio interior” son muy parecidos a lo que se hace en el “ensueño” cuando uno está dormido. Sin embargo, cuando se viaja por el “oscuro mar de la conciencia” no hay interrupción del tipo que ocurre cuando uno se va a dormir, ni hay ningún esfuerzo de controlar la atención de uno mientras se sueña. El viaje por el “oscuro mar de la conciencia” implica una respuesta inmediata. Hay una irresistible sensación del aquí y ahora.

Cuando pensamos que estamos en algún lugar de nuestra selección, en realidad lo que hacemos es fijar el “punto de encaje” directamente sobre la posición específica del “oscuro mar de la conciencia” que nos permite ese viaje. Entonces el “oscuro mar de la conciencia” nos prepara con todo lo necesario para hacer el viaje. No hay ninguna manera de elegir ese lugar por voluntad propia. Los chamanes dicen que el “silencio interno” lo selecciona sin falla.
La elección para el guerrero no es en verdad un acto de elección, sino el acto de asentir elegantemente a las solicitudes del “infinito”. El “infinito” elige. El arte del guerrero es tener la habilidad de moverse con la más tenue insinuación, el arte de asentir a todo mando del “infinito”. Para hacer esto, el guerrero necesita destreza, fuerza y, sobre todo, sobriedad. Estos tres juntos, dan como resultado… ¡la elegancia!

Tenemos que viajar por el “oscuro mar de la conciencia”, pero nunca sabremos cómo se hace. Diremos que lo hace el “silencio interno”, siguiendo caminos inexplicables, caminos que no pueden ser comprendidos, sino solo practicados. El “silencio interno” crea una ruptura en la continuidad del tiempo.
El mundo de los chamanes no es un mundo inmutable como el mundo cotidiano, donde te dicen que una vez alcanzada la meta eres campeón para siempre. En el mundo de los chamanes, llegar a cierta meta quiere decir que simplemente has adquirido las herramientas más eficaces para continuar tu lucha, que, a propósito, nunca termina.

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jueves, 28 de mayo de 2015

Acechando la Importancia Personal

Nos acechamos a nosotros mismos no desde el punto de vista de lo que somos, sino de lo que podemos llegar a ser; de modo que cuando hemos observado ciertas conductas durante un tiempo suficiente, nos ocupamos en cambiarlas. El acecho que se realiza con la suficiente seriedad produce en sí mismo algún cambio, pero todos los resultados de este cambio pueden ser estropeados por la importancia personal. Si se comienza con el acecho sin haber conquistado el falso orgullo, nuestro acecho va a ser boicoteado por esa parte de nosotros mismos que está llena de vanidad y arrogancia, de modo que después de un tiempo uno puede encontrarse en un estado peor que en el que empezó. Ocurre muchas veces que uno se da cuenta del peligro de su importancia personal y si fracasa en sus esfuerzos por erradicarla, ésta se hace más fuerte. Hay que explicar una vez más que el solo deseo de querer erradicar la importancia personal destruye la mayor parte; por ello, es importante aprender a cultivar la actitud correcta desde el principio.

Una actitud correcta es el resultado de actos impecables. Casi toda nuestra importancia personal se basa en la acusación y en la culpabilidad. Si por medio de la disciplina nos damos cuenta de que nosotros somos la causa de todo lo que nos ocurre, nuestra condición hacia la importancia personal comenzará a cambiar. Con el tiempo, esta acción impecable llega a convertirse en un proceso permanente, y entonces la importancia personal deja de mostrar su cara, y apenas, en ocasiones cada vez menos frecuentes. Precisamente por ser permanente este proceso tiene poder sobre la importancia personal y la controla justo desde el primer momento.

Tenemos en nosotros ciertos potenciales que no usamos. Somos muy predecibles pero existen en todos nosotros un atisbo de luminosidad del que podemos asirnos para comenzar a desarrollar nuestra acción impecable. Se puede saber lo que se puede hacer para deshacernos de la importancia personal, porque la posibilidad de hacer algo en lugar de dejar que las cosas ocurran puede aumentarse rápidamente. Uno se puede sentir obligado a hacer algo de una manera establecida; pero, cuando sea necesario, también puede obligarse a no-hacer.

Existe un enorme poder en la atención. El poder está en el hecho de acechar todo lo que somos y hacemos. A este acto de poner atención le llamamos “acecho” y al incorporarlo como parte de nuestro hábito se convierte en una actitud permanente que se desarrollará eternamente.

Cuando uno encuentra en sí mismo una inclinación hacia la manifestación de su importancia personal, no puede hacer nada acerca de ella en ese preciso momento, porque está acostumbrado a ese tipo de reacciones; pero después de algún tiempo de acechar las debilidades de su importancia personal sus reacciones van a cambiar de manera espontánea y natural. Este procedimiento tiene que ser muy bien entendido y este entendimiento tiene que ser bastante profundo. El acecho es un procedimiento que puede aplicarse a muchas cosas diferentes, de hecho hay que aplicarlo a todas las facetas de uno mismo. Ésta es realmente la única cosa que se puede hacer, no se puede hacer nada más. Este es el modo directo de luchar contra la importancia personal, acechándola como a conejos, ya que no hay modo de prevenirlas excepto estando preparado para ella de antemano. Un darse cuenta “de pasada” nos ayudará. Es fundamental darse cuenta de cuánto se pierde por actuar desde la importancia personal, pues hace imposibles muchas cosas deseables y se pierde exactamente aquello que se quiere conseguir.

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miércoles, 20 de mayo de 2015

Preparando el Ensueño

El primer paso para ser un ensoñador es plantearse serlo con firmeza, con ánimo de investigador y apartando todos los miedos. Antes de practicar ninguna técnica de inducción de ensueño se deben recordar al menos un sueño normal por noche.

Los sueños tienden a olvidarse con mucha facilidad pasados tan sólo unos instantes después de despertar. Aunque creamos tenerlos fijados en la memoria, si no se anotan inmediatamente descubriremos que hemos perdido muchos detalles o quizás el sueño completo. El simple cambio de posición del cuerpo en la cama ya distrae nuestra atención y nos hace olvidar parte del guion de los sueños.


Uno de los factores principales del olvido de los sueños es el miedo. Los sueños nos muestran, en ocasiones, todo aquello que nos impide desarrollarnos en plenitud: fracasos, temores, deseos no cumplidos... Esto hace que muchas personas deseen olvidarlos en vez de enfrentarse con sus temores y superarlos. Si consideramos a los sueños como a un amigo, y no como a un censor, lograremos superar esos temores. Los sueños normales son una vía para descubrirse a sí mismo y para superar muchas de las tendencias negativas por las que dirigimos la vida.

Tres Pasos Hacia el Recuerdo de los Sueños
1) Comienza un diario de sueños. Consigue un cuaderno o un diario donde te resulte fácil anotar todos los sueños que tengas durante la noche. El diario debe ser manejable, para utilizarlo cómodamente sin necesidad de levantarte de la cama. Un bolígrafo con luz incorporada también es muy útil. Deja el diario y el bolígrafo cerca de tu cama.

2) No te muevas al despertarte. Cuando despiertes, mantén los ojos cerrados, relájate, no hagas ningún movimiento y rememora las imágenes del sueño de atrás hacia adelante. Si después de unos minutos no recuerdas ningún sueño vuelve a dormirte con el deseo de recordar tus sueños la próxima vez. Aleja de tu mente todos los demás pensamientos (la hora que es, lo que tienes que hacer al día siguiente, el posible significado del sueño, etc.).

3) Escribe la pauta del sueño. Al principio sólo recordarás algunos fragmentos. No los ignores. Junta los fragmentos que lleguen a tu mente en un orden lógico (si lo tienen) y escribe la pauta del sueño. Recuerda todos los detalles: emociones, conversaciones, pensamientos, acciones, imágenes... Todo lo que esté relacionado con el sueño es importante. Plantéate que es probable que te despiertes varias veces a lo largo de la noche y que has de utilizar unos minutos para escribir todos los detalles de tus sueños que recuerdes. Si tu ánimo en mitad de la noche no es precisamente el de un escritor, entonces anota sólo las palabras clave para retomar la pauta por la mañana y completarla. Es probable que pierdas todos los fragmentos que no anotes de inmediato. Cuando vuelvas a dormirte es posible que sueñes y despiertes de nuevo. Anota todos los sueños. Debes tener fuerza de voluntad para hacerlo, aunque te sientas muy adormecido en el momento de despertar.

Algunas Recomendaciones Adicionales
El primer sueño de la noche es el más corto, de unos diez minutos, mientras que en las primeras horas de la mañana pueden durar de cuarenta y cinco minutos a una hora.
Conseguirás despertarte después de cada sueño tan sólo con desearlo antes de irte a dormir.
Dormir durante períodos más cortos, con una siesta por la tarde, reporta un mayor número de sueños además de hacerte sentir más descansado.
Todo lo que sentiste, viste u oíste en el sueño es importante y debería ser registrado en tu diario.
Si sigues estos primeros consejos puedes conseguir una media de cuatro a cinco sueños muy vívidos al día. El objetivo es que alguno de esos sueños vívidos se convierta en ensueño.

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miércoles, 6 de mayo de 2015

Instalacion Foranea y las Emociones Negativas

Uno de los asuntos más inquietantes e inútiles que la instalación foránea provoca en los seres humanos son las llamadas emociones negativas. Para poder empezar a luchar contra las emociones negativas, lo primero es convencerse de que no hay una sola de ellas que resulte útil. Todas las emociones negativas son igualmente destructivas y constituyen un signo de debilidad. Lo segundo de lo que tenemos que convencernos es que se puede luchar contra ellas, se pueden apresar y desterrar porque no tienen un centro real. Si hubiera un centro real para ellas, no tendríamos oportunidad alguna; permaneceríamos para siempre bajo el poder de las emociones negativas.


Afortunadamente para nosotros, existen en un centro artificial que puede ser destruido y disipado, y nos sentiremos mucho mejor si lo hacemos. Incluso la toma de conciencia de que esto es posible ya es mucho, el problema es que la instalación foránea nos ha dado tantas convicciones, prejuicios e incluso principios al respecto, que nos resulta difícil librarnos de la idea de que las emociones negativas son necesarias y obligatorias. En tanto que sigamos pensando que resultan necesarias, inevitables e incluso útiles para la autoexpresión o para muchas otras cosas, no podemos hacer nada, es por eso que es necesario desarrollar una cierta lucha mental para convencernos de que las emociones negativas no desempeñan ninguna función útil en nuestras vidas y que, al mismo tiempo, toda la vida está basada en ellas. Esto es lo que nadie percibe.

Una de las ilusiones más fuertes es pensar que las emociones negativas son producidas por las circunstancias, y así hablamos de estar airados “por alguna razón perfectamente justa”, pero todas las emociones negativas están en nosotros, dentro de nosotros. para poder empezar a luchar contra ellas debemos convencernos de que no hay razones justificadas para estar airados. Pensamos, y nos gusta pensar, que nuestras emociones negativas se producen bien por fallos de otros, bien por fallos de las circunstancias. Esto es una ilusión. Las causas de las emociones negativas no están en las circunstancias externas, están en nosotros mismos. No hay ni una sola razón inevitable por la que cierta acción de otra persona, o cierta circunstancia, tenga que producir una emoción negativa en nosotros. Solo nuestra debilidad.
Si uno se observa a sí mismo, verá que aunque las causas externas permanezcan iguales, a veces producen una emoción negativa y a veces no. La razón es que la verdadera causa de la emoción negativa está en uno y que el suceso externo es solo la causa aparente. Si uno se halla en un buen estado, si se está dando cuenta de sí mismo, si no se está identificando, entonces nada de lo que suceda fuera puede producir una emoción negativa.

En un intento por demostrar que las emociones negativas están producidas por causas externas, suelen plantearse preguntas tales como qué pasa con el dolor producido por la muerte de un amigo, así como con otros tipos de sufrimiento. El sufrimiento, en sí mismo, no es una emoción negativa. Solo producirá emociones negativas si uno se identifica con él. El sufrimiento puede ser real; las emociones negativas no. Después de todo, el sufrimiento solo ocupa una pequeña parte de nuestra vida, mientras que las emociones negativas ocupan una gran parte –ocupan la totalidad de ella−. ¿Por qué? Porque las justificamos. Por supuesto que aquellos llenos de emociones negativas e identificaciones van con toda probabilidad a producir similares reacciones en los demás, pero, de nuevo, uno puede aprender a aislarse en tales casos mediante la conciencia de sí y la no identificación, asumiendo al mismo tiempo que aislamiento no significa indiferencia. Las emociones negativas desaparecen cuando llegamos al pleno apercibimiento de que efectivamente no pueden ser producidas en nosotros si no queremos tenerlas y mucho menos por ninguna causa externa. Si están ahí es porque las toleramos, justificando su presencia en función de las circunstancias externas, eludiendo la responsabilidad para de ese modo no luchar contra ellas.

El solo padecimiento de un dolor no es una emoción negativa, pero puede convertirse en una cuando la ilusión y las identificaciones entran en juego. El dolor emocional, al igual que el físico, no es una emoción negativa en sí mismo, pero se transforma en una cuando empezamos a tejer sobre él todo tipo de adornos y bordados.

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martes, 3 de marzo de 2015

El Convocador

Un convocador es un recurso de la atención, una manera de acceder a otro nivel de conciencia. Podemos usar, así, cualquier cosa para sintonizar con el Espíritu porque, finalmente, está detrás de todo lo que existe. Pero ciertas cosas nos atraen con más fuerza que otras.
Por lo común la gente tiene sus oraciones, sus rezos y sus amuletos, o elabora rituales privados o colectivos. Los guerreros de la vieja guardia eran propensos al misticismo; usaban la astrología, oráculos y conjuros, objetos de poder, cualquier cosa que burlase la vigilancia de la razón.
Pero para los nuevos guerreros esos recursos son un despilfarro y ocultan un peligro, pudiendo desviar la atención de la persona que, en lugar de enfocarse en su vínculo inmediato con el Espíritu, se hace adicta al símbolo. Los guerreros actuales prefieren métodos menos teatrales. Lo recomendable es intentar directamente el silencio interior.


El camino del guerrero es el arte del silencio. El silencio es un pasadizo entre los mundos. Al dejar a un lado nuestra mente, emergen aspectos increíbles de nuestro ser. A partir de ese momento, la persona se hace vehículo del intento y todos sus actos comienzan a rezumar poder.
El intento no es un concepto que se pueda o se quiera definir. Cuando se practica, uno lo percibe. Si se trata de entender, se bloquea. No hay que verlo como algo difícil o complejo, porque no es nada del otro mundo; tan solo es, acallar la mente. El silencio mental no es solamente la ausencia de pensamientos. Más bien, se trata de suspender los juicios, de atestiguar sin interpretar. Entrar al silencio se puede definir, según el contradictorio modo de los guerreros-viajeros, como “aprender a pensar sin palabras”.
Existen guerreros que consiguieron parar su dialogo interno y ya no interpretan, son pura percepción; nunca se desilusionan ni arrepienten, pues todo lo que hacen parte del centro de la decisión. Han aprendido a lidiar con su mente en términos de autoridad y viven en el más auténtico estado de libertad.

Somos animales predatorios que, a fuerza de domesticarnos, hemos terminado por convertirnos en rumiantes. Pasamos la vida regurgitando una lista interminable de opiniones sobre casi todo. Los pensamientos nos llegan en racimos; uno empalma con el otro, hasta rellenar todo el espacio de la mente. Ese ruido no tiene ninguna utilidad, porque, prácticamente en su totalidad, está dirigido al engrandecimiento del ego.
Los resortes del dialogo interno se nutren de nuestra historia personal, por lo tanto llegar al silencio interior es un asunto muy privado.
Sin embargo, a través de milenios de prácticas, los chamanes han observado que, en el fondo, somos muy parecidos y hay situaciones que tienen el efecto de silenciarnos a todos por igual.

El silencio empieza con una orden, un acto de voluntad que se convierte en el comando del Águila. Sin embargo hemos de tener en cuenta que, mientras nos impongamos el silencio, nunca estaremos verdaderamente ahí, sino en la imposición. Hay que aprender a transformar la voluntad en intento.
El silencio es tranquilo, es un abandonarse, dejarse ir. Produce una sensación de ausencia, como la que tiene un niño cuando se queda mirando al fuego. ¡Qué maravilla recordar ese sentimiento, y saber que se puede volver a evocar!

La técnica de observar, es decir, de contemplar el mundo sin ideas preconcebidas, funciona muy bien con los elementos. Por ejemplo, con las llamas, la caída del agua, las formas de las nubes o la puesta del Sol. Los chamanes le llaman “engañar a la máquina”, porque, en esencia, consiste en aprender a intentar una nueva descripción.
Lo importante es que nuestro intento sea inteligente. De nada sirve que nos esforcemos por llegar al silencio si primero no le creamos condiciones favorables para que se sostenga. Por lo tanto, además de ejercitarse en la observación de los elementos, un guerrero está obligado a hacer algo muy simple, pero muy difícil: ordenar su vida.

Los chamanes de la antigüedad solían emplear plantas de poder para detener el dialogo interno. Pero los guerreros actuales prefieren condiciones menos arriesgadas y más controladas. El método preferido de los guerreros es la recapitulación. La recapitulación detiene la mente de una forma natural.
El principal alimento de nuestros pensamientos son los asuntos pendientes, las expectativas y las defensas del ego. Es muy difícil encontrar una persona cuyo dialogo interno sea sincero; lo común es que disimulemos nuestras frustraciones yéndonos al extremo opuesto. Así, el contenido de nuestra mente se convierte en una exaltación al yo.
Recapitular acaba con todo eso. Después de un tiempo de esfuerzo sostenido, algo se cristaliza dentro de nosotros. El dialogo habitual se nos hace incoherente, incomodo; y no queda otro remedio que pararlo.

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sábado, 21 de febrero de 2015

Entrenamiento para Desarrollar la Atencion de Ensueño

Sentados en una colchoneta

Se cierran los ojos

Se toman respiraciones profundas y le prestamos la atención a nuestro ritmo de respiración.

Tomamos conciencia de nuestras manos. Es decir, ponemos nuestra atención en las manos.

¿Cómo las tenemos colocadas? ¿Cómo las sentimos?

Poco a poco empezamos a “ver” como las manos suben, desde la posición que normalmente tienen en ese momento, hasta la altura de los ojos.

La actividad del soñar es una instrucción que consiste en hallar las propias manos durante un sueño. Uno debe soñar deliberadamente que busca y encuentra sus manos en un sueño que consiste en soñar que uno alza las manos al nivel de los ojos.

Una vez que algo dentro de uno cede para permitir observar el dorso de las manos; las instrucciones siguientes estipulan que, apenas la percepción de las manos empieza a disolverse o transformarse, se debe trasladar la mirada a cualquier otro elemento en el ámbito del sueño. Cada vez que la nueva apariencia empieza a disiparse, hay que volver a prestar atención a otros elementos ambientales.

Cada guerrero tiene su propio modo de soñar. Todos son distintos. Lo único que tenemos en común es que algo en nosotros tiende trampas para obligarnos a abandonar la empresa. El remedio es persistir a pesar de todas las barreras y desilusiones.

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viernes, 30 de enero de 2015

Espejos que Reflejan

En el camino del guerrero todo es posible. Pero una cosa es cierta: el mundo no es algo que pueda darse por sentado. En él debemos expresar nuestro agradecimiento ahora mismo, porque no existe el mañana. El futuro no existe, y cuando uno termina de recapitular y ha borrado el pasado por completo, solo le queda el presente. Entonces sabemos que el presente es solo un instante, nada más.

La conciencia universal parece tener dos niveles: el nivel de lo visible, del orden, de todo lo que es posible pensar o nombrar; y el nivel no manifiesto de la energía, que crea y sostiene todas las cosas.
Puesto que nos atenemos al lenguaje y a la razón, el nivel de lo visible es lo que consideramos como la realidad. Parece poseer un orden, es estable y predecible. Sin embargo, en realidad es escurridizo, temporal y siempre cambiante. Lo que juzgamos como la realidad permanente solo es la apariencia superficial de una fuerza insondable.

En el mundo del nagual debemos ser responsables de nuestras acciones. En el camino del guerrero nadie se siente importante, porque la importancia mitiga la fiereza.

Sabemos que una proyección está en marcha cuando sentimos un cambio energético. Las proyecciones son percepciones que no reivindicamos, ya que nos resulta más cómodo excluir de nosotros estos aspectos antes que asumirlos.
El concepto de oscuridad incluye, en realidad, a cualquier parte de nosotros, positiva o negativa, que no hayamos integrado o aceptado. Estas partes sombrías de nosotros seguirán activas y nos dominarán hasta que sean integradas.

Los seres humanos se abandonan fundamentalmente por cinco motivos que son universales: por el amor de otra persona, por la aceptación y la aprobación de alguien, para mantener la paz, para mantener el equilibrio, o para mantenerse en un estado de armonía.
Cuando pretendemos ser quienes no somos para conseguir el amor, la aceptación, o la aprobación de alguien, entramos en una forma de auto-abandono. Otra manera de abandonarnos a nosotros mismos –para mantener la paz, el equilibrio y la armonía− es evitar las cuestiones difíciles y no decir lo que pensamos.

No tener compasión significa ser auténtico diciendo la verdad sin culpabilidad ni juicio. Decir la verdad es un valor universal que hace colapsar las pautas de negación e indulgencia.
Decir la verdad aumenta la riqueza de las relaciones interpersonales. Para presentarnos ante los demás tal como somos y para tener relaciones humanas más satisfactorias, debemos ser al mismo tiempo conscientes y honestos.
Expresar la verdad sin culpabilidad ni juicio es ser capaz de decir las cosas tal como son.

Cuando la comunicación es íntegra siempre tiene en cuenta el contexto y el momento adecuado para expresar sus contenidos. La comunicación directa implica tener en cuenta que la palabra, el tono de voz y la postura corporal deben estar alineados.

El incesante poder interno que nos invita constantemente a ser quienes somos requiere la expresión de nuestra autenticidad, de nuestra visión y de nuestra creatividad.

Quien se acoge al mundo del nagual tiene que estar dispuesto a someterse a la más absoluta soledad. En el mundo del nagual soledad no significa desamparo sino que es un estado físico de aislamiento. Cuando recordamos quiénes somos, manifestamos nuestra auténtica identidad.

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viernes, 23 de enero de 2015

El Compromiso de un Guerrero

Al hombre moderno se le ha concedido una increíble oportunidad frente a las revelaciones de los guerreros de tiempos antiguos. ¡A ellos no les interesa nuestro destino como hombres comunes y corrientes! Un guerrero está hecho para combatir, su descanso es la guerra.

A diferencia de las mezquinas contiendas en las que los humanos nos involucramos cada día por intereses sociales, religiosos o económicos, la guerra del guerrero no está dirigida contra los demás, sino contra sus propias debilidades. Asimismo, su paz no es la condición sumisa a la que ha sido reducido el hombre moderno, más bien, se trata de un imperturbable estado de silencio interno y disciplina. La pasividad es una violación de nuestra naturaleza, porque, en esencia, todos somos unos combatientes formidables. Cada ser humano es por derecho un guerrero que ha logrado su lugar en el mundo en una batalla de vida o muerte.

Podemos verlo así, al menos una vez, como espermatozoides, todos libramos la carrera por la vida –una contienda única contra millones de otros competidores- ¡y ganamos! Ahora la batalla sigue, ya que estamos atrapados en las fuerzas del mundo. Una parte de nosotros lucha por desintegrarse y morir, y la otra intenta a toda costa mantener la vida y la conciencia. ¡No hay paz! Un guerrero se da cuenta de ello y lo usa en su favor. Su interés sigue siendo el mismo que animó a aquella chispa de vida que le dio origen: el acceso a un nuevo nivel de conciencia.

Al socializarnos, los seres humanos, hemos sido domesticados tal como se amansa a un animal, a fuerza de estímulos y castigos. Se nos ha entrenado para vivir y morir dócilmente, siguiendo códigos de conducta antinaturales que nos ablandan, haciendo que perdamos el ímpetu inicial, hasta que el espíritu del hombre ya casi no se nota. Puesto que nacimos de la disputa, al negar nuestra tendencia básica, la sociedad en que vivimos extirpa la herencia guerrera que nos convierte en seres mágicos. El único camino abierto al cambio, es que nos aceptemos tal como somos para trabajar a partir de ahí.

El guerrero sabe que vive en un universo depredador. No puede bajar la guardia. A donde quiera que mire, él ve una lucha incesante, y sabe que esa lucha es merecedora de respeto, porque es una lucha a muerte.

Un guerrero siempre se está moviendo, yendo o viniendo, apoyando o rechazando, provocando tensiones o descargándose como un rayo, gritando su intento o callando, haciendo algo. Está vivo, y su vida refleja el "estira y afloja del universo". Desde el momento en que ocurrió la explosión que nos dio origen hasta el momento de nuestra muerte, vivimos en un flujo. Esos dos episodios son únicos, porque nos preparan para enfrentar a lo que hay más allá. ¿Y qué nos alinea con ese flujo? Una batalla incesante, que sólo un guerrero intenta; por eso vive en profunda armonía con el todo.

Para un guerrero, ser armónico es fluir, no detenerse en medio de la corriente a intentar un espacio de paz artificial e imposible. Él sabe que puede dar lo mejor de sí en condiciones de máxima tensión. Por eso busca a su adversario como el gallo de pelea, con avidez, con deleite, sabiendo que el próximo paso es decisivo. Su adversario no es su semejante, sino sus propios apegos y debilidades, y su gran reto es apretar las capas de su energía para que no se expandan cuando cese la vida, para que no muera su conciencia.

Un guerrero se hace a sí mismo estas preguntas: ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Tiene un propósito? ¿Está lo suficientemente ajustada? Un guerrero acepta su destino, sea cual sea. Sin embargo, lucha por cambiar las cosas y hace de su paso por el mundo algo exquisito. Templa su voluntad de tal forma, que ya nada puede moverle de su propósito.

Los guerreros intentan la libertad, no aceptan compromisos con la gente. La responsabilidad es frente a uno mismo, no frente a otros. ¿Sabes para qué fue colocado en ti el poder de la percepción? ¿Has descubierto a qué propósito sirve tu vida? ¿Cancelarás tu destino animal? Estas son preguntas de guerreros, las únicas que de veras pueden cambiar algo. Si te interesan los demás, ¡respóndete eso!. Un guerrero sabe que lo que le da sentido a la vida es el reto de la muerte, y la muerte es un asunto personal. Es un desafío para cada uno de nosotros, que sólo los guerreros de corazón aceptan. Desde esta óptica, las inquietudes de la gente son sólo egomanía.

El compromiso de un guerrero es con "el puro entendimiento" -un estado de ser que surge del silencio interior-, no con los apegos transitorios de la modalidad de la época en que le ha tocado vivir. El interés social es una descripción que nos han implantado. No parte de un desarrollo natural de la conciencia. Más bien, es producto de la mente colectiva, del desajuste emocional, el miedo y los sentimientos de culpa, del afán por conducir a otros o ser conducidos".

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lunes, 1 de diciembre de 2014

La Magia de la Atencion

El mundo que nos rodea, y que percibimos cotidianamente, aparece como algo estable y bien definido solo en la superficie, debido esencialmente a la limitación perceptiva de nuestros sentidos. La Realidad no está constituida por objetos, sino por Campos de Energía interconectados, que los pueblos indígenas denominan las Emanaciones del Águila, las Cuerdas de Luz que sostienen el Universo, o las Venas de lo Eterno. Estas emanaciones tienen no sólo una naturaleza auto-consciente, sino trascendente, manifestándose como puertas interdimensionales y espacios de “poder” donde todas las leyes físicas conocidas pueden ser superadas o transformadas.

Todo lo que somos, pensamos, recordamos y hacemos en la vida, está encerrado dentro de esta ínfima parte del universo que designamos como “lo conocido”. Nuestra asignatura pendiente como seres humanos es alinear y percibir este inmenso universo que llamamos el Misterio desconocido.

Como seres humanos solo tenemos la libertad de encauzar nuestras energías y en plena conciencia, saltar fuera de los estrechos límites de la percepción ordinaria y completando nuestra intensa experiencia en el Tonal con el conocimiento de otros mundos increíbles que forman parte del Nagual.
El primer paso es ahorrar ese auténtico chorro de energía que cotidianamente invertimos en estallidos emocionales, en pensamientos obsesivos, en criticar y condenar a los demás, en la defensa de nuestra imagen e historia personal, en los hábitos debilitantes, en la impaciencia y la prisa, en tensiones musculares… es decir, en todo eso que integra nuestra importancia personal.
Con la energía disponible que vamos acumulando, con la práctica sistemática del no-hacer de la personalidad, cargamos intensamente nuestro intento, conocer los mundos del ensueño y recapitular nuestra existencia hasta quedar vacíos de ego.

Lo único que tiene verdadera importancia para el guerrero es el descenso del espíritu y el movimiento del punto de encaje que este descenso produce en su interior. Pero, paradójicamente, ninguna técnica ni conocimiento puede lograr esta manifestación del más allá. La senda que conduce al espíritu es intransmisible, y está en función de los actos más que de las creencias; de la confianza y entrega al Poder más que del convencimiento de los méritos propios o del orgullo derivado de la autodisciplina; de lo que uno se ha olvidado más que de lo que se recuerda; de la sinceridad y el desapego del énfasis ante lo desconocido, más que de la repetición de un programa o de la obediencia a un guía.

Cada persona tiene aficiones diferentes. Unos eligen la pintura, el cine, otros la música, la naturaleza, estos la fotografía, la cocina, aquellos la lectura, la televisión… Cada uno de estos apartados que pueden ser infinitos (la ecología, el alpinismo, coleccionar sellos, la huerta, escribir, bailar, los negocios, las relaciones sociales, la práctica religiosa, las artes marciales…) son semejantes a diferentes Emanaciones del Águila y, según sea elegido uno u otro, en su faceta oscura o luminosa, puede resultar ser tan distinto como un poeta, un asesino o una buena madre de familia. Ahora bien ¿qué es lo que pone orden en estos inmensos archivos universales? ¿Qué determina lo que te gusta, o no de los autores contemporáneos, de la pintura renacentista o del budismo? ¿cómo dar sentido a tus percepciones? Este es el papel de la Atención, cuya cualidad esencial es la de otorgar orden y sentido a todo lo que percibimos. Y esta Atención no solo funciona en el mundo conocido, sino que también pone orden en lo desconocido, fijando la realidad siempre cambiante del otro mundo, para que podamos movernos coherentemente en su interior.

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martes, 25 de noviembre de 2014

Romper el Convenio

En el camino del guerrero lo importante es el juego de la percepción. Ensoñar o acechar significa ensanchar el campo de lo que se puede percibir a un punto inconcebible para la mente.

En opinión de los guerreros, todos nosotros en general poseemos dones naturales de ensoñadores o de acechadores, y a muchos de nosotros nos resulta muy fácil ganar el control de la atención de ensueños, o el de la atención del acecho, y lo hacemos de una manera tan hábil y natural que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de haberlo realizado.
El camino del conocimiento es algo bastante abstracto: la habilidad que algunas personas desarrollan para expandir los límites de su percepción normal. La cualidad abstracta del camino del conocimiento anula automáticamente cualquier connotación positiva o negativa de los términos usados para describir a quienes la practican.

Expandir los límites de la percepción normal es un concepto que surge de la creencia de los guerreros de que nuestras opciones en la vida son limitadas debido a que están definidas por el orden social. Los guerreros creen que el orden social crea nuestra lista de opciones, pero que nosotros hacemos el resto; al aceptar solamente esas opciones limitamos nuestras casi ilimitadas posibilidades.
Por fortuna estas limitaciones son aplicables sólo a nuestro lado social, y no al otro, prácticamente inaccesible, que no cae dentro del dominio de la percepción ordinaria.
Por lo tanto el principal esfuerzo de un guerrero tiende a revelar ese lado. Esto lo logra quebrando el débil pero con todo resistente caparazón de las suposiciones humanas respecto a lo que somos y lo que somos capaces de ser.

Los guerreros aceptan que en nuestro mundo de los diarios quehaceres hay quienes tientan lo desconocido en busca de opciones diferentes de la realidad, pero argumentan que, por desgracia, tales búsquedas son esencialmente de naturaleza mental. Los actos de naturaleza mental nunca nos abastecen de la energía necesaria para cambiar nuestro modo de ser, y sin energía los nuevos pensamientos y las nuevas ideas casi nunca producen cambios en nosotros.
En el camino del guerrero, sin retirarse del mundo y sin dañarse en el proceso, se logra realizar la magnífica tarea de romper el convenio que ha definido la realidad.

Los guerreros del antiguo México practicaban dos artes: el arte de ensoñar y el arte de acechar. Practicar uno u otro arte estaba decretado por la aptitud innata de cada practicante. Ensoñadores son aquellos que poseen la habilidad de fijar lo que los guerreros llaman "la atención de ensueños", un aspecto especial de la conciencia, en los elementos de los sueños normales. Acechadores son aquellos que poseen una aptitud innata conocida como "la atención del acecho", otro estado especial de la conciencia que permite encontrar los elementos clave de cualquier situación en el mundo cotidiano y fijar dicha atención en ellos, a fin de alterarlos o de ayudarlos a permanecer en su curso.

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viernes, 14 de noviembre de 2014

Polvo en el Camino

En la vida hay muchos caminos que que se pueden recorrer, pero un ser humano antes de embarcarse en un camino, debe estar libre de miedo y ambición; entonces, deberá preguntarse si el camino tiene o no tiene corazón. Una vez hecha la pregunta, esa persona conocerá la respuesta. Un camino sin corazón nunca se disfruta; por el contrario, se vuelve contra uno y nos destruye. Un camino con corazón, en cambio, es aquel que nos hace disfrutar según lo vamos andando. El camino sin corazón, en todo su recorrido, nos da dolor y angustia. En cambio el camino con corazón nos da armonía y bienestar.


El ser humano que se adentra en el camino del guerrero tiene que dejar todo lo que antes conocía y amaba; el viaje es solitario y no es fácil, más no desolador. En este viaje no hay lugares familiares, ni gente conocida; está acechado por fantasmas, seres humanos con angustias y ansiedades comunes; "fantasmas" que llaman y buscan que el guerrero se pierda en el camino.

El arte del guerrero es equilibrar el prodigio de ser humano con el temor de ser humano. Para sobrevivir en el camino del guerrero se debe ser claro y estar mortalmente seguro de nuestra impecabilidad.

Es en el hacer de nuestro mundo, ahí mismo, donde encontramos el camino. A fin de cuentas lo que en principio debemos de trabajar es en despojarnos de toda la basura que llevamos dentro y remover el cúmulo de ideas fijas y preconcebidas con las que convivimos y creemos ser.

Todas las técnicas sobre el lado derecho tienen como finalidad guiar a un guerrero a aprender a ahorrar su energía. Es muy fácil "perderse" en la selva de las técnicas, es decir, tomarlas como fin, cuando tan sólo son medios.

El campo de batalla del guerrero está en el mundo cotidiano y en el trato con sus semejantes. A fin de cuentas y en pocas palabras, aprender a vivir de manera sobria y disciplinada, sin dilapidar nuestra energía. Todo lo que se requiere es impecabilidad, eso es energía. Todo comienza con un solo acto que tiene que ser premeditado, preciso y continuo. Si este acto se lleva a cabo por un periodo de tiempo lo suficientemente largo uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si se logra ese intento inflexible el camino queda despejado y, entonces el guerrero, empieza a emplear todo su potencial.

Lo que verdaderamente necesitamos es sobriedad, y nadie puede dárnosla, ni ayudarnos a obtenerla, salvo nosotros mismos. Sin ella, el movimiento del punto de encaje es caótico, como son caóticos nuestros sueños ordinarios. Así que, al fin y al cabo, el procedimiento para conseguir que el cuerpo energético se acerque a nosotros, y poder usarlo, es la impecabilidad en nuestra vida diaria.

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domingo, 2 de noviembre de 2014

Escudos Vacios

Los seres humanos se encuentran en un estado inquietante de socialización y esconden sus verdaderas necesidades detrás de placebos sin significado alguno, como escudos vacíos. Por ejemplo, la preocupación con la presentación y defensa del "yo" en la vida diaria es uno de esos escudos vacíos. Los guerreros-viajeros lo consideran un placebo porque no expresa en lo absoluto nuestras verdaderas necesidades, que serían mejor descritas por asuntos tan básicos como cuestiones sobre la naturaleza de la conciencia, el propósito de nuestras vidas, la incambiable condición de nuestra muerte. La forma de tratar dichas cuestiones es "el camino del guerrero".

Los movimientos mostrados en Tensegridad son maniobras energéticas diseñadas para aislar y mejorar lo que los guerreros-viajeros llamaban "cuerpo energético", o el conglomerado de campos energéticos que ellos consideran son la contraparte del cuerpo físico.
Los hombres y mujeres chamanes que vivieron en México en tiempos antiguos practicaron estas series de movimientos con el fin de almacenar energía en sus cuerpos y manipularla. Los movimientos en realidad no fueron inventados por ellos sino que fueron descubiertos por ellos a través de sus prácticas de ensueño.
El ensueño para los guerreros-viajeros, es el arte de transformar sueños normales, ordinarios, en medios auténticos para acrecentar su percepción. Ensoñando, esos hombres y mujeres, fueron capaces de alcanzar niveles óptimos de balance físico y también fueron capaces de descubrir los movimientos específicos que les permitieran reproducir, en sus horas de vigilia, esos mismos niveles de óptimo equilibrio físico.
La creencia de esos guerreros-viajeros, derivada de sus observaciones de ensueño, fue que la conciencia es un brillo localizado en un punto específico de nuestros cuerpos energéticos, un punto que es visible cuando somos vistos como campos de energía. Entre más energía pueda almacenar y manipular el cuerpo físico, más intenso será el brillo de la conciencia.

Con los movimientos de Tensegridad no solo se siente uno mejor practicando sino que uno se convierte en un mejor ser humano; la razón para tal afirmación es muy sencilla: el aumento de energía genera calma, eficiencia y propósito. La enfermedad colectiva de nuestros días es nuestra total falta de propósito. Sin la suficiente energía no hay manera siquiera de concebir alguna clase de propósito genuino en nuestras vidas. Los pases mágicos, al ayudarnos a almacenar energía, nos ayudan a comprender la idea de propósito en nuestros pensamientos y acciones.

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sábado, 25 de octubre de 2014

El Umbral del Silencio

El silencio interno es un pasadizo entre los mundos. Al callar nuestra mente, emergen aspectos increíbles de nuestro ser. A partir de ese momento, la persona se hace vehículo del intento y todos sus actos comienzan a rezumar poder.
El silencio mental no es solamente la ausencia de pensamientos. Más bien, se trata de suspender los juicios, de atestiguar sin interpretar.

Entrar al silencio se puede definir, según el contradictorio modo del chamanismo, como “aprender a pensar sin palabras”
Lo podríamos definir como un estado peculiar de ser, en que los pensamientos se cancelan y uno puede funcionar a un nivel distinto al de la conciencia cotidiana. El silencio interno consiste en suspender el diálogo interno, el compañero perenne del pensamiento y debido a eso, es un estado de profunda quietud.
Los chamanes de la antigüedad, le llamaron silencio interno porque es un estado en el cual la percepción no depende de los sentidos. Lo que funciona durante el silencio interno es otra facultad que posee el hombre, una facultad que hace de él un ser mágico, la misma facultad que ha sido restringida, no por el hombre mismo, sino por una influencia extranjera.

El silencio interno, es la postura de donde proviene todo en el chamanismo. En otras palabras, todo lo que hacemos conduce a esa postura, que como todo lo demás en el mundo de los chamanes no se revela hasta que algo gigantesco nos sacude.
Los chamanes del México antiguo concibieron interminables modos de sacudirse hasta los cimientos para llegar a ese estado codiciado del silencio interno. Consideraban los actos más estrafalarios, que parecen estar de lo más aislados de la búsqueda del silencio interno, como el saltar a una caída de agua, o pasar la noche colgado cabeza abajo de una rama de un árbol, como factores claves que lo hacían aparecer.
El silencio interno es acumulativo. Los chamanes del México antiguo descubrieron que cada individuo tenía un umbral diferente de silencio interno en cuanto a tiempo, es decir, que el silencio interno debe ser mantenido por cada uno de nosotros durante el período de tiempo de nuestro umbral específico antes de que funcione.
Cuando un guerrero para su dialogo interno ya no interpretan, se convierte en pura percepción; nunca se desilusiona ni se arrepiente, pues todo lo que hace parte del centro de la decisión. Ha aprendido a lidiar con su mente en términos de autoridad y vive en el mas autentico estado de libertad.
Pasamos la vida regurgitando una lista interminable de opiniones sobre casi todo. Los pensamientos nos llegan en racimos; uno empalma con el otro, hasta rellenar todo el espacio de la mente. Ese ruido no tiene ninguna utilidad, porque, prácticamente en su totalidad, está dirigido al engrandecimiento del ego.
Los resortes del dialogo interno se nutren de nuestra historia personal. Sin embargo a través de milenios de prácticas, los chamanes han observado que, en el fondo, somos muy parecidos y hay situaciones que tienen el efecto de silenciarnos a todos por igual.
El silencio empieza con una orden, un acto de voluntad que se convierte en el comando del Águila. Sin embargo hemos de tener en cuenta que, mientras nos impongamos el silencio, nunca estaremos verdaderamente ahí, sino en la imposición. Hay que aprender a transformar la voluntad en intento.
El silencio es tranquilo, es un abandonarse, dejarse ir. Produce una sensación de ausencia, como la que tiene un niño cuando se queda mirando al fuego. ¡Que maravilla recordar ese sentimiento, saber que se puede volver a evocar!
La técnica de observar, es decir, de contemplar el mundo sin ideas preconcebidas, funciona muy bien con los elementos. Por ejemplo, con las llamas, la caída del agua, las formas de las nubes o la puesta del Sol. Los chamanes del nuevo ciclo le llaman “engañar a la máquina”, porque, en esencia, consiste en aprender a intentar una nueva descripción.
Lo importante es que nuestro intento sea inteligente. De nada sirve que nos esforcemos por llegar al silencio si primero no le creamos condiciones favorables para que se sostenga. Por lo tanto, además de ejercitarse en la observación de los elementos, un guerrero está obligado a hacer algo muy simple, pero muy difícil: ordenar su vida.

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jueves, 23 de octubre de 2014

La Voz del Espiritu

Los parámetros de nuestra percepción normal nos han sido impuestos como parte del proceso de adaptación social, no en forma por completo arbitraria pero con todo prescritos de manera forzosa. Uno de los aspectos de dichos parámetros obligatorios es el sistema de interpretación que convierte los datos sensoriales en unidades significativas, las cuales convierten al orden social en una estructura de interpretación.

Nuestro funcionamiento ordinario dentro del orden social requiere una adhesión ciega y fiel a todos sus preceptos, ninguno de los cuales da cabida a la posibilidad de percibir energía de manera directa; por ejemplo, percibir a los seres humanos como campos energéticos en forma de enormes y blanquecinas esferas luminosas.

A fin de lograr la hazaña de aumentar nuestra capacidad de percepción requerimos energía interna. Tal aumento de la percepción debe constituir una nueva forma, mesurada y pragmática, de percibir. De ningún modo puede constituir, simplemente, la continuación de la percepción del mundo cotidiano.

Para cambiar tenemos que cumplir con tres condiciones. Primero, debemos anunciar en voz alta nuestra decisión de cambiar, para que el intento nos oiga. Segundo, debemos conservar nuestro firme propósito a lo largo de cierto periodo de tiempo. No podemos empezar algo y abandonarlo en cuanto nos desanimemos. Tercero, debemos ver el resultado de nuestras acciones con un sentido de desapego total. Esto significa que no podemos darnos a la idea de tener éxito o de fracasar. Siguiendo estos tres pasos se puede cambiar toda emoción y deseo indeseable en uno.

Todo tiene una forma, pero además de la forma exterior existe una conciencia interior que rige las cosas. Esta conciencia silenciosa es el espíritu. Es una fuerza que lo abarca todo y que se manifiesta de diferente manera en diferentes cosas. Esta energía se comunica con nosotros.
Lo que es llamado la voz del espíritu es más bien una sensación. También puede ser una idea que de pronto irrumpe en la cabeza. A veces es como un anhelo por ir a algún sitio vagamente familiar, o por hacer algo también vagamente familiar.
La voz del espíritu es una abstracción que nada tiene que ver con voces, pero es posible que a veces las escuchemos. El espíritu es una fuerza abstracta, ni buena ni mala. Una fuerza que no tiene interés alguno en nosotros, pero que a pesar de ello responde a nuestro poder. No a nuestras oraciones, sino a nuestro poder.
La voz del espíritu sale de la nada. Sale de la profundidad del silencio, del reino del no ser. Solo se escucha esa voz cuando estamos totalmente quietos y equilibrados.

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domingo, 5 de octubre de 2014

La Genuina Batalla

En el arte de la guerra, una vez que se tiene el valor y la decisión de ir a la pelea, lo primero que se debe hacer es observar al enemigo para conocerlo bien y saber cómo combatirlo.

Tomoe Gozen

Creo que somos bienes inmuebles, accesorios, ganado. Pienso que pertenecemos a algo; que antaño la Tierra era una especie de no man’s land que otros mundos exploraron, colonizaron y se disputaron entre ellos.
Charles Hoy Fort, 1910

Desde hace miles de años hemos sido colonizados por el volador, un ser inorgánico que drena nuestra luminosidad y nos convierte en unos egomaníacos. Los chamanes lo hicieron público a finales del siglo pasado. Los voladores nos han dado el sistema social, las religiones basadas en la súplica y la autocompasión, las ideas sobre el bien y el mal y, sobre todo, la creencia totalmente infundada de que somos los propietarios de este planeta y podemos enseñorearnos sobre todas sus formas de vida.
Cualquiera puede comprobar la existencia de los voladores si está dispuesto a disciplinarse y tiene el coraje para hacerlo. Te aseguro que después de comprobar empíricamente la existencia del volador nada vuelve a ser como antes. Los voladores nos han sometido a través de una maniobra muy sofisticada: han interrumpido nuestra evolución al darnos su mente, a la que los chamanes videntes llaman "instalación foránea". La mente foránea es mórbida, barroca, egomaníaca, paranoica, contradictoria y carente de concentración. Todo lo que se opone a estos aspectos permite tomar contacto con la no-mente, la conciencia humana propiamente dicha.

A la mayoría de la gente le puede parecer inconcebible esto que se plantea aquí, sin embargo es algo que se puede comprobar por uno mismo. Para los niños es más fácil ver a este depredador inorgánico. Durante la niñez, el volador va implantando su dominio, pero los niños tienen la ocasión de oponer resistencia y no dejarse drenar. Los niños tienen la capacidad de ver a los seres inorgánicos, muchos de los cuales pueden ser fabulosos guías y guardianes. Algunos de esos seres inorgánicos pueden ser nuestros aliados naturales si los tratamos como iguales, con afecto, aunque sean infinitamente más antiguos y sabios que nosotros.

Para combatir al volador hay básicamente cuatro armas: asombro, voluntad, humor, concentración. Cuando experimentamos genuino asombro ante algo que normalmente nos produce rabia, miedo o tristeza, el volador sale disparado porque nos volvemos desabridos y no se puede comer nuestra luminosidad. Cuando estamos atrapados en el yo de la importancia personal generamos llamaradas de energía de las que se alimenta esta conciencia. Todo lo que nos aleje de la mente del yo nos vuelve incomibles. Un elemento práctico para hacer esto es eliminar las quejas, la importancia personal en sus dos aspectos, ya sea como arrogancia o autocompasión. Por ejemplo creer que somos “especiales” o que nos merecemos mejores condiciones de vida sin hacer ningún esfuerzo para alcanzarlas. Todo lo que represente victimización, el sentimiento borrego de que somos unos pobrecitos a los que se les infligen injusticias y lloriqueamos por eso, todo eso nos convierte en comida de su majestad el volador.

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domingo, 14 de septiembre de 2014

La Conciencia Inorganica


Los voladores son una especie de seres inorgánicos que se alimentan de la conciencia humana. Estos "servidores del Águila" comen de nosotros hasta el punto de que la única conciencia que tenemos para los asuntos cotidianos, es usada para la autorreflexión. Los voladores nos han comido hasta los pies, literalmente. Cuánto más egomaníaca es nuestra preocupación, mejor sabor tenemos para los voladores. De todas maneras podemos producir una conciencia que es rechazada por los voladores, desarrollada a través de la disciplina y repugnante para ellos, y que podemos conservar. Los voladores son esencialmente energía impersonal, pero predatoria como todos los seres del universo.

"Todo es el producto de la interacción de dos fuerzas". Las situaciones siempre son resultado de una dicotomía, -por ejemplo, grupos enfrentados en el trabajo o en otras instituciones- y el camino del guerrero consiste en guiar esta dicotomía.

Los guerreros experimentan esta división para llegar a "lo que es permisible". El mismo tipo de dicotomía es verdadera para nuestro mundo. En una parte está el mundo de los orgánicos -incluyéndonos a nosotros y a otros organismos con conciencia. En la otra parte está el reino de los inorgánicos -entidades con conciencia pero sin organismo. "La estructura de su mundo es diferente pero complementaria a la nuestra". Los chamanes encontraron que los seres inorgánicos vienen hasta ellos en sueños. Los sueños, al menos cierta clase de sueños especiales, son "compuertas" que se abren para pasar a la parte del universo de los seres inorgánicos, y que les permite a ellos pasar a nuestro mundo. Solamente en sueños puede uno equilibrar nuestra energía suficientemente para percibir este otro reino. De otro modo, nuestra velocidad es demasiado rápida para percibirlos.

Los antiguos chamanes hallaron que los sueños daban acceso al reino de los inorgánicos y a otros reinos. Llamaron a los seres que allí habían "los aliados". Este término no es adecuado, desde luego, ya que esos seres no son capaces de actuar como aliados en ese reino. En el momento que usas la “puerta”, entras en un mundo verdadero y bien organizado tanto si te gusta como si no. Un guerrero entrena su atención de ensueño desarrollándola al principio al recordar que debe enfocar sus ojos en cada objeto y enfocarlos durante algo más de un vistazo, y entonces moverse a otro objeto, y luego otro.

Para cada individuo hay un umbral de objetos en los que podemos enfocarnos hasta que el sueño se transforma en algo más. En los sueños no ordinarios, una vez que se alcanza este umbral, uno se abre a algo más. Tales sueños especiales son anunciados por algo bastante inusual -por ejemplo, una imagen como un pez volador. Una vez que aprendes a atrapar tu atención, se puede llegar a la compuerta siempre que uno se "tropiece con un sueño que no es un sueño.,".

La atención de ensueño es otra fuente de disciplina que nos hace inalcanzables para los voladores. Una vez se cruza la puerta, algo acude para llevarnos a otra capa de la cebolla, o al universo dual de los seres inorgánicos. Se controla la dirección en la que se va, al decir en voz alta tu intento -esencialmente al dar una orden, como "Llévame a tu mundo". Lo único que escuchan es una orden directa, no es bueno suplicarles, gemir o actuar apaciguadoramente. Tú no les ordenas de modo arrogante, sino con fuerza, de manera convincente. Una vez que dices en voz alta tu deseo de ir, esas bolas de energía te llevan.

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viernes, 11 de julio de 2014

El Golpe del Nagual

Para que nuestra primera atención pueda enfocar el mundo que percibimos tiene que poner en relieve ciertas emanaciones. Las emanaciones seleccionadas provienen de la estrecha banda en la que se localiza la conciencia del hombre. Las emanaciones desechadas están al alcance, pero permanecen latentes, desconocidas para el hombre por toda la vida.

Las emanaciones puestas en relieve son conocidas, por los chamanes, como el lado derecho, la conciencia normal, el tonal, este mundo, lo conocido, la primera atención. El hombre común lo llama realidad, racionalidad, sentido común.
Las emanaciones desechadas, aun dentro de la banda del hombre, son consideradas como el preámbulo de lo desconocido. Lo desconocido propiamente dicho consiste en el resto de las emanaciones que son parte de la banda del hombre y jamás son acentuadas. Los chamanes las llaman la conciencia del lado izquierdo, el nagual, el otro mundo, lo desconocido, la segunda atención.

Este proceso de poner en relieve ciertas emanaciones fue descubierto y practicado por los chamanes del antiguo México al darse cuenta que un hombre nagual, o una mujer nagual, por el hecho de tener más energía que el hombre común, pueden empujar el resplandor de la conciencia y sacarlo de las emanaciones acostumbradas y moverlo a las emanaciones vecinas. Este empujón es conocido como el golpe del nagual.
El golpe del nagual es una técnica que en la actualidad se usa para guiar a un guerrero en la investigación de las posibilidades totales del hombre. Tiene que darse en un punto preciso, en el punto de encaje, y el lugar exacto varía en grados minúsculos de persona a persona. El golpe lo tiene que dar un nagual que “ve”. Es inútil tener la fuerza de un nagual y no “ver”, como “ver” y no tenerla fuerza de un nagual. En ambos casos los resultados son simplemente golpes en la espalda.

El punto de encaje no se encuentra en el cuerpo físico, sino en la esfera luminosa. El nagual identifica ese punto por su intensa luminosidad y, más que golpearlo, lo empuja. La fuerza del empujón crea una hendidura en la esfera que se siente como un golpe en el omóplato derecho, un golpe que saca todo el aire de los pulmones.
Una esfera endurecida por la absorción en sí misma no se ve afectada por el golpe del nagual. Sin embargo, en ocasiones la esfera del hombre es muy flexible y la más pequeña fuerza crea una hendidura, como un plato hondo, que varía desde una depresión del tamaño de una naranja a una que abarca la tercera parte del toda la esfera luminosa; o crea una grieta que puede recorrer a todo lo ancho de la esfera, o a lo largo, dando la impresión de que la esfera luminosa que se ha enroscado en sí misma.
Al desplazar el resplandor de la conciencia la hendidura agranda el área de la primera atención presionando a las emanaciones interiores. La fuerza de esa presión hace que el resplandor de la conciencia brille sobre otras áreas que generalmente son inaccesibles para la primera atención.

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viernes, 30 de mayo de 2014

Navegantes en el Mar de lo Desconocido

La navegación es un hecho práctico, y navegar quiere decir moverse de un mundo a otro sin perder sobriedad, sin perder fuerza; y, para lograr realizar esta hazaña de navegación, no puede haber procedimientos o pasos a seguir, sino un solo acto abstracto que define todo: el acto de reforzar nuestro lazo con la fuerza que se extiende a través del universo, una fuerza que los chamanes llaman el intento. Debido a que estamos vivos y conscientes estamos de por sí, ya, íntimamente relacionados con el intento. Lo que necesitamos es hacer que ese lazo forme parte de nuestros actos conscientes, y ese acto de volvernos conscientes de nuestro lazo con el intento es otra forma de definir el conocimiento silencioso.

Si existe algo que los seres humanos necesitan para poder alcanzar el conocimiento silencioso, es reforzar su bienestar, su claridad, su determinación. Para poder intentar, se debe poseer destreza física y mental y un espíritu claro.

Los chamanes son seres sumamente prácticos que descubrieron y desarrollaron un gran número de procedimientos para alcanzar bienestar físico y mental, procedimientos que llamaron pases mágicos. El efecto de los pases mágicos fue tan abrumador para ellos, que los pases se convirtieron, a través del tiempo, en uno de los componentes más importantes en sus vidas. Como eran dados a comportamientos rituales, esos chamanes ocultaron rápidamente los pases mágicos en medio de ritos, y velaron el acto de enseñarlos o practicarlos con gran sigilo.

Los rituales fueron perdiendo su ímpetu a medida que las nuevas generaciones de practicantes se interesaron más en la eficiencia y funcionalidad. Aunque parece que los chamanes no hacen nada, más que tomar decisiones, en realidad no toman ninguna decisión. Lo único que tienen son sus descubrimientos.

Los chamanes de la antigüedad recalcaban incesantemente en la necesidad de poseer un cuerpo flexible, ágil; que promoviera su elasticidad y fuerza como el medio más seguro para alcanzar el mayor logro en la vida de un chamán: el conocimiento silencioso.

La sensatez y la habilidad física eran las dos cosas más importantes en la vida de esos hombres y mujeres. La sobriedad y el pragmatismo son los dos únicos requisitos indispensables para alcanzar el conocimiento silencioso, para entrar en otros reinos de percepción. Para navegar de manera genuina en lo desconocido se necesita una actitud de osadía, pero no de descuido. Para establecer un balance entre la audacia y el descuido, un chamán tiene que ser extremadamente sobrio, cauteloso, hábil y estar en una soberbia condición física.

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martes, 20 de mayo de 2014

Misterios Insondables de la Conciencia

La sensibilidad que brota del camino del guerrero está profundamente vinculada con la Tierra. Ese ser majestuoso y exquisito es la suma de todo lo que somos. La Tierra es un mundo desconocido e inagotable, un mundo hermoso, atroz, sobrecogedor, terrible, exuberante. Un mundo para seres beligerantes que no se sienten víctimas de nada, seres en pie de guerra que no necesitan que los salven o los rediman y que están bien y quieren estar mejor. Es un mundo lleno de misterios que nos insta a luchar y no desfallecer, un mundo donde la victimización carece de sentido. Esto es, tal vez, lo que más le agradezco al camino del guerrero: haber elegido que la Tierra es mi ser amado y que acrecentar la conciencia que tengo de ella es el propósito de mi existencia.

No necesito ningún dios, ningún amo, ningún volador que me haga sentir “espiritual” o “chamán”. Me basta con la Tierra, con sus seres y sus elementos, en los que reconozco a mis aliados naturales. Y aunque muriera en este preciso momento, mi corazón estaría lleno de agradecimiento por haber tenido la extraordinaria suerte de vivir en este maravilloso mundo.


Pero si la instalación foránea prevalece y los esfuerzos por erradicarla continúan siendo esfuerzos individuales en una lógica del sálvese quien pueda, no va a haber lugar para la criatura de mar, para la criatura de tierra, para el bosque, el coyote o la lagartija. Van a ser recuerdos, mitos. En cuestión de décadas, sólo habrá humanos en sus “humaneros”. Monocultivos de humanos alienados que se sienten por encima del manantial, la lombriz o la secoya, interesados en colonizar otros planetas para llevar a ellos a sus amos.

Durante dos millones de años de ocupación foránea, nuestros amos han intervenido nuestra filogenia, auspiciando aquellas orientaciones culturales que hoy culminan con una civilización alienada que amenaza con destruir el mundo en el que coexistimos. Porque no es que la razón humana se haya levantado desde el lodo del mundo primitivo. Esa famosa “razón” no es más que el despliegue del intelecto bajo el dominio de los voladores, lo que nos ha llevado a comportarnos como una especie colonizadora extraterrestre que socava la Tierra y esclaviza a sus seres vivientes.
¿Cómo es que en todo ese tiempo la humanidad no ha sido capaz de combatir semejante dominio? Conozco a muchos que durante largo tiempo sostuvieron el intento de encontrar sus manos en un sueño y despertar en él. ¿Cómo es que no se nos ha dicho que es posible hacer lo mismo con el volador, hasta verlo en nuestro ensueño y saber a qué atenernos? ¿A qué tanto temor y suspicacia? ¿Quién se podría molestar si sumamos esfuerzos para ahuyentar a este parásito?

La idea oscurantista de que los misterios insondables de la conciencia no pueden ser explicados ha servido para reafirmar la supremacía de la razón alienada en el orden de los asuntos prácticos de la humanidad.

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viernes, 16 de mayo de 2014

Perseguidos


Somos perseguidos por todo tipo de cosas. Por ejemplo, por pensamientos que nos atrapan y nos empujan hacia una meta. Somos perseguidos por sentimientos que a veces hacen enloquecer a nuestro corazón y, sobre todo, por un fervor que nos arrastra de manera tal que olvidamos todo a nuestro derredor.

Así, perseguidos por otras cosas, también nosotros perseguimos. Por ejemplo, perseguimos al éxito, a menudo al dinero y a la seguridad. También perseguimos a una persona que nos atrae, hasta que al final la cazamos.

Lo que cazamos de esta manera está al servicio de nuestra vida al igual que el animal salvaje lo está al del cazador. También otros nos persiguen a nosotros, para que terminemos siendo su presa. Miramos alertas a nuestro derredor o nos escondemos, para escapar de ellos.

Cazar y ser cazados forman parte de nuestra vida. La pregunta es: ¿cómo cazamos al servicio de la vida y cómo nos comportamos para escapar de aquellos cazadores que atentan contra nuestra vida?

Permanecemos despiertos y nos sintonizamos con aquello que pretendemos cazar y con aquellos que pretenden cazarnos a nosotros. Si estamos en sintonía con aquello que pretendemos cazar, viene a nuestro encuentro. Se sabe al servicio de la vida al igual que nosotros, sólo que del otro lado. Al final detenemos la cacería y confiamos en aquel movimiento que guía todo de manera tal que esté mutuamente al servicio. En lugar de cazar y ser perseguidos nos entregamos a un movimiento eterno. ¿Cómo? Nos volvemos quietos.

Desde la quietud escuchamos y comprendemos muchas voces, también aquellas que se oponen entre sí. Se vuelven un coro con disonancias y armonías, pero todas sintonizadas entre sí. Se persiguen unas a otras como un incentivo y se pierden en el cierre en un gran final con la fuerza creadora que las quiere tal como son: uno en polifonía.

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