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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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domingo, 27 de agosto de 2017

Ejercicio (la Accion) de Observarse a Sí Mismo

Esta práctica es para realizarla a lo largo de la vida, varias veces al día, durante algunos minutos cada hora; abordándolo gradualmente, después de algunos días de preparación preliminar.


Se trata de describirse a uno mismo con palabras explícitas y concisas, pero expresando también que uno mismo puede, en ese momento, ser consciente. Se puede comenzar cada descripción por «aquí y ahora», o bien por «en este preciso momento»; dejando que la atención se desplace de un objeto a otro, o de una persona a otra, o hacia otros objetos, al agrado de cada uno, notando bien la naturaleza de lo que se mira verdaderamente, es decir, lo que retiene la atención de uno en ese momento.
Hay que mirar lo que hay alrededor y formular, silenciosamente para uno mismo o en voz alta cuando se está solo, cada experiencia consciente, sin omitir nada, diciéndose: «aquí y ahora soy consciente de...» o «ahora y aquí soy consciente de que...»; a la vez que se observan al mismo tiempo los sentimientos, las emociones, los pensamientos en relación a la persona, objeto o acontecimiento que atrae nuestra atención y, por ello, darse uno cuenta de que es consciente.
Después se hace una formulación exacta de lo que se observa: «esto me gusta / me disgusta...», o bien «siento hacia ella, él o esto, la emoción o el pensamiento de...». Se ha de diferenciar entre las diversas partes de sentimientos o pensamientos: «es esto en él, ella o eso lo que me gusta / me disgusta...». También: «pienso esto acerca de ella, él o eso».

Para comenzar, se debe observar y prestar atención a los acontecimientos externos percibidos por los sentidos, pero sin suprimir el resto de experiencias.
Más tarde, se adjunta la observación simultánea de los acontecimientos y procesos interiores: asociaciones, pensamientos, emociones, sensaciones, tensiones musculares, sueños, etc.
Hay que distinguir los diferentes procesos internos considerándolos uno a uno en relación a los otros, y concentrándose durante cierto tiempo sobre cada uno de ellos: por ejemplo, sobre las emociones y sentimientos al principio, luego sobre los pensamientos, después sobre las tensiones musculares u otras reacciones corporales, etc. Hay que seguir cada uno de los acontecimientos externos e internos que uno asocia, reconociendo, con el máximo de detalles, los diversos objetos y acontecimientos.
Se debe conseguir, también, ser consciente de la trama entera del acontecimiento o acontecimientos dramáticos, cuyas partes componentes, dentro de uno mismo, son las reacciones personales.

Llegado ese momento, se debe mantener durante el máximo tiempo la presencia de la constatación o sensación de «aquí y ahora soy consciente de... y observo activamente...», la sensación de actualidad, de presencia de lo que ocurre, la constatación de que la consciencia existe verdaderamente o que, en todo caso, puede existir con un poco de esfuerzo, y por tanto, uno existe también.
Es preciso asegurarse de que es uno mismo quien está viviendo esta experiencia, que es uno mismo quien la provoca, quien la hace reaccionar, quien hace el esfuerzo de grabarla en la memoria.

Hay que prestar atención tanto a lo observado como a las experiencias internas, abstractas y mentales, las emociones y sentimientos, y las sensaciones corporales: lo que atrae a uno hacia el pasado, lo que lo empuja hacia el futuro, lo que uno desea ver llegar o debe llegar, o lo que llega espontáneamente, lo que uno invoca de forma voluntaria y, en consecuencia, provoca la realización, y aquello de lo que uno trata de escapar.

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miércoles, 2 de agosto de 2017

Estados de Conciencia Acrecentada

El acrecentamiento de conciencia es lo que nos hace pensar cada vez más relativamente. El pensamiento relativo, radica en ver la parte en relación con el todo y no ver tan solo la parte aislada. Una mente estrecha, con unos pocos juicios fijos y adquiridos, tendrá una vida desdichada debido a que siempre juzga desde una pequeña parte, algún detalle adquirido por su Importancia Personal. Cuando nos damos cuenta de nuestra total nulidad, cuando percibimos mediante un prolongado, imparcial y sincero acecho, que en realidad nada sabemos y no somos en absoluto lo que imaginamos ser, es cuando se produce en nosotros un acrecentamiento de la conciencia. Pero esta comprensión no puede ser alcanzada por uno mismo —de otro modo es autocompasión y emoción negativa. Esta comprensión es otorgada en destellos─. Es, de hecho, cercana a la emoción positiva, la que, como es sabido, es solo concebida como recompensa y es algo que nadie puede crear en sí mismo. Nunca una emoción positiva puede ser una recompensa. Lo que denominamos una emoción "positiva" está al servicio activo de una emoción negativa de tal modo que en la vida inconsciente el amor y el odio son casi siempre indistinguibles. Pero una emoción positiva carece de opuesto y nunca puede convertirse en aversión. En un estado acrecentado no hay opuestos. Cuanto más difícil y despreciable es una persona, tanto más opuestos tendrá —observación que se aplica a todos, en especial a aquellos que se imaginan, a causa de un retrato de sí mismos estar llenos de amorosa bondad, pero si se les golpea sagazmente, se convierten en demonios de aborrecimiento, desdén, venganza y todo lo demás.

Todo crecimiento de la comprensión significa un crecimiento del doble y un crecimiento de la conciencia. Después de trabajar sobre uno mismo durante mucho tiempo se advertirá muy gradualmente que la comprensión se vuelve cada vez más amplia. Y recapitulando, se verá que lo que antes se creía observación de uno mismo, en realidad no lo era.

Uno se da cuenta, sin buscarlo, que estaba tratando con cosas inservibles, y se empieza a percibir lo que significa la forma humana con su montón de defensas, de orgullo, vanidad, actitud fija, falsos retratos, mentiras, valores adquiridos y todo lo demás, a los que se consideraba en realidad como la verdad, y se lo ignoraba y no se podía hablar ni mencionarlo, porque de haberlo hecho habría sido mal interpretado por la insignificante importancia personal.

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miércoles, 22 de marzo de 2017

La Encrucijada de la Conciencia

Las acciones sistemáticas que un guerrero realiza en estados de conciencia acrecentada son un recurso para permitir que el otro yo se manifieste mediante el acto de recordarse a sí mismo. Cada uno de nosotros puede ir directamente a los recuerdos de nuestra luminosidad con resultados insondables, pero los únicos que se aventuran a hacerlo son los guerreros.

La conciencia tiene una brillantez peculiar. Para un guerrero que “ve”, la conciencia de la vida cotidiana es un destello en el lado derecho que se extiende desde el cuerpo físico hasta la periferia de nuestra luminosidad. La conciencia acrecentada se “ve” como un brillo más intenso que se asocia con gran velocidad y concentración, un resplandor que satura la periferia del lado izquierdo.

La claridad y la libertad de la conciencia del “lado izquierdo” están en oposición directa a las racionalizaciones y las interminables defensas del “lado derecho”. Todo guerrero ha de cruzar la misma encrucijada que esa polaridad modela, además esa escisión ha de reforzarse a fin de que el guerrero adquiera el convencimiento de que en los seres humanos hay una conciencia que no se ha explorado.

Intuir una realidad que trasciende el mundo que percibimos se queda en el nivel de las conjeturas. No obstante, un guerrero debe tratar de presenciar el flujo de impresiones y “ver” la manera como el hombre y otros seres vivientes lo usan para construir su mundo perceptible.

La percepción es una facultad física que cultivan los seres vivos y se le conoce como “atención”. Ese acto es nuestra hazaña más singular, que cubre toda la gama de alternativas y posibilidades humanas. Las alternativas son las que estamos capacitados para escoger como personas que funcionan dentro del medio social. Las posibilidades humanas son aquellas que estamos capacitados para lograr como seres luminosos.

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viernes, 10 de marzo de 2017

Prescindiendo de las Circunstancias Exteriores

Lograr ser feliz prescindiendo de las circunstancias exteriores es una meta que merece que se luche por ella. Nuestra felicidad, tal como somos, depende de condiciones externas. El hombre que ha llegado a una etapa en la cual tiene algo independiente de las condiciones exteriores, algo que es independiente del fracaso o del éxito, del calor o del frio, de la comodidad o de la incomodidad, del hambre o de la saciedad, tal hombre vive en una Segunda Atención.

El hombre tiene la posibilidad de formar otro cuerpo en sí mismo. Ese Segundo Cuerpo no depende del cuerpo físico sino que de hecho lo controla. En la práctica de la no identificación empezamos a formar el Segundo Cuerpo y, de hecho, todo cuanto por lo que un guerrero lucha está conectado con esta meta.

Cuanto sucede en la vida es un medio y no un fin. Las gentes toman la vida como un fin y hacen las cosas en la vida desde este punto de vista. Siempre buscan resultados. Trabajan para lograr resultados. Si llegan a fracasar se sienten desdichados. Pero un guerrero no hace las cosas por el resultado, sino que en todo lo que hace, practica la no identificación y se recuerda a sí mismo.

Cada persona desempeña varios papeles típicos. Una persona tiene probablemente múltiples papeles que utiliza en la vida ordinaria. Ahora bien, es equivocado decir que las gentes utilizan esos papeles. Lo justo es decir que esos papeles utilizan a la gente.

Un guerrero ya no puede desempeñar los papeles de la vida ordinaria. Al no tener algo a lo que aferrarse se siente desorientado, por un tiempo. Esto quiere decir que el estado artificial en que vivía deja de formar parte de su realidad.

Las actitudes que se manifiestan en el hombre ordinario le impiden una verdadera comprensión de su verdadero papel en la vida, haciendo que dependa de las condiciones exteriores.

Para formar el segundo cuerpo, un guerrero debe desprenderse de la imagen que tiene de sí mismo, así como de sus papeles y actitudes mecánicas. Necesita separase de lo que ha creído ser hasta este momento. El único remedio es acechar gradualmente la imagen de sí, llegar a percibir los papeles que desempeña de manera mecánica y tener conciencia de sus actitudes ante la vida. Las actitudes se forman fácilmente por la educación, se enseña a un niño que cierto punto de vista es correcto y de tal modo se establece una actitud desde los primeros años, por ello es necesario realizar una profunda recapitulación.

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martes, 7 de marzo de 2017

Mover la Rueda del Tiempo

El tiempo, en el camino del guerrero, no es algo que se mida con los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo.

La rueda del tiempo es un estado de conciencia acrecentada del yo real, así como la conciencia del lado izquierdo es el estado de conciencia acrecentado del yo ordinario. La rueda del tiempo podría describirse físicamente como un túnel infinito de largo, un túnel con surcos que brillan. Cada surco es infinito, y hay cantidades infinitas de ellos.

Todos los seres vivos están obligados, por la fuerza de la vida, a contemplar compulsivamente esos surcos. Contemplarlo significa ser atrapado por él.

Lo que un guerrero llama voluntad pertenece a la rueda del tiempo. Es algo parecido a un tentáculo intangible que todos nosotros poseemos. El designio final de un guerrero consiste en aprender a concentrarlo en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Un guerrero que ha logrado hacer girar la rueda del tiempo puede contemplar cualquier surco y extraer de él lo que desee.

Ser atrapado compulsivamente en cualquier surco del tiempo implica ver las imágenes de ese surco conforme se alejan. Ser libre de la fuerza fascinante de esos surcos significa que uno puede ver en cualquier dirección, ya sea cuando las imágenes se alejan o cuando se aproximan.

Un guerrero no tiene vida propia; a partir del momento que comprende la naturaleza de la conciencia, dejan de ser personas y la condición humana ya no forma parte de su visión.

El reto de un guerrero consiste en llegar a un equilibrio muy sutil de fuerzas positivas y negativas. Esto significa que el guerrero debe luchar por enfrentar cualquier situación concebible, lo esperado y lo inesperado con igual eficiencia.

Se requiere una enormidad de fuerza para abandonar el intento de la vida de todos los días. En la mirada está el secreto. Los ojos convocan el intento.

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domingo, 5 de marzo de 2017

Algo Sobre la Astucia

Un guerrero actúa con astucia acechando sus propias debilidades, porque “ve” que en él hay algo que anda mal y lo reconoce, y comienza después a trabajar personalmente sobre ese aspecto de él mismo.

Solo por el acecho personal y la formulación de lo que “ve”, se discierne el esfuerzo que es necesario realizar en un momento dado para mantenerse despierto. Lo que un guerrero necesita en un momento dado suele ser por completo diferente de lo que necesita otro.

Debe ser concebido por la mente y su significado ha de ser entendido internamente en relación con el propio estado de Ser. Cada acto debe ser hecho conscientemente con pleno significado.

Cuando se nos muestra algo sobre nuestro estado de Ser, ya sea por medio de la percepción interior, ya sea por una sugerencia exterior o insinuación, y se acepta como la verdad acerca de nosotros mismos, esto nos llevaría a un esfuerzo directo e inteligente fundado sobre la comprensión. Esto es ser astuto —esto es, el Hombre inteligente—, y es inconmensurablemente superior a los ejercicios de respiración, a los ritos, los ayunos, las torturas del cuerpo, al seguimiento de disciplinas mecánicas, y todo lo demás. El camino del guerrero se basa en la comprensión.

En este camino la comprensión es la cosa más poderosa que un hombre puede desarrollar. Por lo tanto es necesario empezar con el intento de comprender para poder llegar a “ver” por uno mismo.

Esto significa que es preciso comprender qué aspectos son los que nos hacen perder y desgastar la energía disponible, comprender que la autocompasión debe desaparecer, así como la mentira y el engaño en relación con nosotros mismos, sobre todo, y con todo a nuestro alrededor. La ignorancia ha de ser reemplazada por un verdadero e imparcial conocimiento mediante el acecho a nuestras propias debilidades, porque es preciso comprender y recordarnos a nosotros mismos completamente en todo momento si se quiere despertar del gran sueño inducido por el poder del volador y del creciente hipnotismo masivo del mundo. Todo esto constituye el camino y enseña lo que tenemos que hacer para despertar del estado de sueño en que vivimos.

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lunes, 27 de febrero de 2017

Acechando la Personalidad

La historia personal debe llegar a ser pasiva en nosotros antes que puedan tener lugar todas las transformaciones interiores que son posibles al hombre. La personalidad es al presente un caos, una confusión. Carece de organización, si bien a través de la acción de la importancia personal pretende tenerla y así nos engaña. Tu personalidad no es sino una multitud de aspectos contradictorios adquiridos y cada uno de estos aspectos o máscaras en un momento dado pueden dominarte por completo. Ahora bien, si eres capaz de oír, comprender y acatar la enseñanza que propone el camino del guerrero esto sería imposible, porque el intento se haría cargo de ti. Un hombre que al presente se deja llevar por los cambiantes aspectos de su personalidad —un hombre ordinario— no tiene verdadera voluntad y no es sino un autómata.

Ahora bien, por medio de un prolongado acecho de esta falsa idea de nosotros mismos se desvanece. Esto sucede cuando el intento empieza a hacer pasiva a la personalidad. Tal como somos, somos víctimas de los pequeños aspectos de la personalidad, de los más estúpidos y tontos que se hacen cargo de nosotros y a los cuales imaginamos que conocen realmente lo que es bueno y lo que es malo.

Sin embargo, si comprendemos y acatamos la enseñanza del camino del guerrero, se nos mostrara gradualmente lo que es verdaderamente bueno y malo. Por ejemplo, es preciso trabajar contra todas las emociones negativas son con el máximo de nuestra capacidad en la vida diaria. Además, contra todas las formas de consideración interior, de hacer cargos contra los otros. Todas las formas de auto-justificación hay que combatirlas, así es preciso luchar contra la identificación de todas las maneras posibles en lo que nos queda de vida.

En otras palabras, el único acceso a un mayor desarrollo interior se logra por medio de la humildad, por medio de una experiencia verdadera, constantemente renovada, de que no se sabe —de hecho, de que nada se sabe aunque siempre se pretenda saber.

Un guerrero debe llegar al punto en que se dé claramente cuenta que no es nada. Entonces puede llegar a ser algo. El orgullo de un hombre es un obstáculo que se opone a la acción muchas formas de cognición y percepción interna que están asociadas con la ausencia de orgullo.

Cuando un hombre vive y actúa como guerrero es por completo diferente, pero cualquier circunstancia exterior puede trasladarlo de pronto a la falsa personalidad, por ello un guerrero tiene que estar siempre alerta y luchar entre lo que le muestran sus sentidos y la llamada del espíritu.

Ahora es preciso recordar que no hay razón alguna para seguir este Camino. Recuérdalo siempre. Tenlo siempre presente —que no hay razón alguna para que sigas este camino—. Puedes proseguir tu vida como siempre lo has hecho. Nadie te ha pedido que siguieras este camino. Es simplemente una cuestión que debes decidir por ti mismo. No has pronunciado voto alguno. Pero si empiezas a escucharlo y lo que oyes penetra en un nivel más profundo y ya empiezas a comprenderlo y trata de cumplirlo en tu vida cotidiana, entonces la parte interna que te mantiene asegurado a este Camino será tu comprensión. No le cuesta nada a un hombre ir en contra de su comprensión, pero en este caso se encontrara en la vida en el mismo lugar en que estaba antes. Y si para él este orden de cosas es más satisfactorio, le basta regresar a la vida y olvidar lo antes posible toda la comprensión que había logrado del Camino. De hecho, no es menester que olvide porque el Camino desaparecerá por sí mismo de él. En tal caso ese hombre permanecerá en el mismo estado de conciencia en que estaba antes.

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jueves, 23 de febrero de 2017

Despertando del Sueño

Tal como el hombre es, vive en el así llamado estado de vigilia en el cual todo sucede de la única manera en que puede suceder debido a las innumerables cadenas de Causa y Efecto. La evolución de la humanidad es imposible en un sentido general. Un hombre puede evolucionar y llegar a ser más consciente pero la humanidad no lo puede hacer a menos que cada persona trabaje para acrecentar la conciencia, y tal cosa es muy improbable —de hecho, totalmente imposible debido a muchas razones.

El estado de Conciencia al que intentamos llegar es la Tercera Atención —el Estado de Recuerdo de Si—

Sin embargo, el primer paso que hay que dar es comprender mediante el esfuerzo de un largo e imparcial acecho de uno mismo que no nos recordamos a nosotros mismos y que, de hecho, estamos siempre en un estado de sueño. En ese estado de sueño vivimos, decimos todos los días miles de palabras, hacemos el amor, escribimos libros, nos matamos los unos a los otros. Todo eso se hace dormido. Esta es una de las primeras cosas, cuya verdad hemos de comprender nosotros mismos. La humanidad está dormida, pero también nosotros estamos dormidos. Este es el punto que es preciso darse cuenta mediante una imparcial observación de nosotros mismos. Tan solo cuando comprendemos que estamos dormidos, que somos compulsivos y no seres conscientes, se produce el comienzo del despertar.

La Tercera Atención de Conciencia significa despertar, llegar a ser consciente de todo cuanto hacemos y decimos, a recordarnos a nosotros mismos, a acecharse a uno mismo para llegar a tener la percepción de que hay algo en mi que es distinto de quien creo ser y que está situado en mi interior por detrás de las falsas apariencias que creo ser. De esta manera la Personalidad se vuelve pasiva y la Esencia es activada, que es la que en última instancia nos permite acceder a la Tercera Atención. La Esencia está detrás de la Personalidad. La Personalidad que la vida ha formado en ti no eres tú. No eres tú, pero crees serlo. Esto es estar dormido.

Con el fin de recordarse a sí mismo cada vez más profundamente, un guerrero debe creer en la existencia de una Poder Superior, para sentir otra realidad diferente de la que ha tenido desde su infancia.

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lunes, 20 de febrero de 2017

Acechando el Recuerdo de Si

El Primer Choque Consciente es el Recuerdo de Sí y se le llama consciente porque es menester hacerlo deliberadamente. En la naturaleza no se produce. El choque natural que es dado al cuerpo es el acto de respirar. No obstante, este es un choque mecánico. El Primer Choque Consciente es la cosa más importante y más práctica que podemos hacer. Es preciso aprender lo que significa recordarse a sí mismo y practicarlo cada día.

El Recuerdo de Sí requiere de inteligencia, conciencia y visión. En el acto de recordarse a sí mismo hemos de actuar con la astucia y disimulo necesarios para conseguir nuestro propósito, recordándonos de diferentes maneras y bajo diferentes condiciones.

La diferencia entre el deseo y la voluntad es que podemos hacer lo que deseamos pero si hacemos lo que no deseamos esto demuestra Voluntad. Todo Recuerdo de Sí ha de contener un elemento de control-Voluntad. Es un acto de hacer —el único que podemos realizar─.

Sabemos que la única manera correcta de interferir en nuestros comportamientos compulsivos es la de darle el Primer Choque Consciente, o Recuerdo de Sí. Por ello, nuestro propósito debe estar en conexión con el Recuerdo de Si. Tratar de cumplir un propósito sin que lo acompañe un estado de Recuerdo de Si es intentarlo desde un lugar equivocado. Recuérdate a ti mismo y luego recuerda tu propósito.

Hay diferentes clases de Recuerdo de Si y es preciso descubrirlo gradualmente. Tiene que ver con diferentes influencias, de las cuales una se ejerce sobre una persona, otra sobre otra persona, y así son diferentes para cada persona. En diferentes horas del día las influencias son diferentes en cada persona. Esto significa que aprender a recordarnos a nosotros es separarse y dejar de identificarse con algo que se estaba apoderando de uno. Solo a este respecto es siempre lo mismo. Es siempre lo mismo porque es un elevarse de sí mismo por encima del nivel de la personalidad ordinaria, por encima de la corriente de pensamientos, preocupaciones y estados de ánimo, tomando una dirección diferente. El Recuerdo de Sí siempre significa un estado más pleno de conciencia, pero no se logra un estado más pleno de conciencia mirando siempre las cosas de la misma manera. Si siempre se mira por la ventana orientada al este, no se verá el Sol todo el día. Si se está en un mal estado de ánimo se recuerda a sí mismo de una manera, y cuando se está en un buen estado de ánimo hay que recordarse a sí mismo de otra manera, y muchas veces no es fácil. Pero en ambos casos no se cree plenamente en ese estado sino en algo que podría llegar a ser y en verdad fue una vez —algo que se ha olvidado—. En el acto de Recuerdo de Si se establece una distinción entre uno mismo y la persona que se ha llegado a ser en la vida. Y uno se diferencia a sí mismo de su pensamiento y de su estado de ánimo presentes. Nos es dado lentamente “ver” que todo ello no es "Yo". De otro modo se sigue siendo simplemente los propios pensamientos desatinados y estados inútiles que se suceden sin orden ni armonía y esto es estar dormido en estados compulsivos, en faltas distintivas. Entonces estamos a merced de cada serie de personalidades negativas, que buscan destruirnos —y tenemos de sobra de ellos─. Todos somos comidos en todo momento por los malos estados, por los malos pensamientos, por la inútil identificación, y así alimentamos al volador. En un estado de Recuerdo de Sí esto es imposible. Las influencias del volador no penetran en la Tercera Atención. Cuando se llega a comprender, sabemos que es preciso luchar para recordarnos a nosotros mismos. Debemos simplemente recordarnos a nosotros mismos y detener el considerar a los demás. Hemos de esforzarnos por no creer en nuestros estados —solo en el estado de Recuerdo de Si─.

Un hombre debe ser capaz de girar por completo en sí mismo. Ahora bien, esto significa que no está apegado a nada en sí mismo. Al identificarnos nos apegamos a las cosas y por eso no podemos liberarnos ni podemos girar. Un hombre puede pasar a un estado de Recuerdo de Si sin ningún esfuerzo directo. Lo único que advierte es que está en un estado desacostumbrado y no identificado con cosa alguna. Toda la vida y sus preocupaciones se desvanecen y ve las cosas muy claramente.

Ahora bien, cuando practicamos el Recuerdo de Si podemos lograr cuanto deseamos mientras no nos identifiquemos con ello, porque identificarse es dejar de recordar. Todo lo que hay que hacer es recordarse a sí mismo. Esto no es renunciar a sí mismo, sino hallarse a uno mismo y perder lo que se creía que era uno mismo —todo ese enredo en el cual uno está─.

Recordarse a uno mismo, no es tan solo pensarlo o discutirlo, sino tratar de hacerlo a solas, en la intimidad; y si no puedes hacer algo mejor, trata de detener tus pensamientos, trata de separarte de tu estado interior tal como es ahora y contémplalo como carente de importancia y como si no fueras tu mismo.- Este acto puede abrir algo, elevar algo hasta el nivel de la Tercera Atención. Entonces ese algo que está en un nivel superior lo reconocerá, lo percibirá, como si hubieras entrado a través de una puerta.

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domingo, 19 de febrero de 2017

Vislumbres de la Tercera Atención

La causa fundamental de casi todos los malentendidos que surgen en el mundo interior del hombre, así como también en la vida común de la gente, se deben sobre todo a un factor que se encuentra en su conciencia, que desde una edad temprana y debido a la educación, producen estímulos que dan nacimiento en él a los impulsos de "vanidad" y "orgullo".

A este respecto hay que señalar solemnemente que la felicidad del hombre, que depende de alcanzar la Tercera Atención —esto es, el Estado de Recuerdo de Sí o de Conciencia de Sí— empieza en todos los casos con la ausencia en nosotros de los sentimientos de vanidad y de orgullo La actividad de la Instalación Foránea cesa en la Tercera Atención y logramos estados en los cuales la es dejada enteramente a un lado experimentando una signo de iluminación y felicidad que nos es completamente desconocida en los estados ordinarios de conciencia en los cuales pasamos la mayor parte de nuestra existencia. Todo sentido de preocupación desaparece como también los sentimientos acostumbrados de "Yo". Todas las formas de celos, todas las formas de consideración interna se desvanecen. Se está solo consigo mismo y se saborea una nueva clase de conciencia, que llamamos Conciencia Acrecentada.

Entrar en la Tercera Atención es un derecho que tenemos por nacimiento, pero que lo perdemos debido a la enseñanza, la educación y la guía de nuestros familiares, maestros y adultos en general, entrando así en el llamado estado de vigilia –es decir, de la primera atención-, muy semejante a caer del cielo al infierno. En este Estado nos atacan, por todos lados, toda la variedad de desdichados estados interiores de los cuales solo un sincero acto de Recuerdo de Si puede separarnos. En lugar de hacerlo nos identificamos con todo lo que nos acontece en el estado de la primera atención —esto es, el estado de adormecimiento en el que vive la humanidad y que, como un sarcasmo, es llamado plena conciencia—.
Por eso conviene recordar que en la Tercera Atención, la Instalación Foránea pierde todo el poder que manifiesta sobre nosotros y pasamos a un terreno enteramente nuevo de experiencias interiores y exteriores.

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viernes, 17 de febrero de 2017

La Esclavitud del Hombre

Un hombre plenamente despierto carece de Importancia Personal. Una persona con Importancia Personal carece de verdadera existencia porque está dormida. Un hombre debe abrirse por completo a sí mismo sin excepción alguna. Debe dejar de mantener ciertas creencias sobre sí mismo, posturas, imágenes, ideas de sí mismo. La ansiedad y el temor, que nos impiden relajarnos, surgen sutilmente cuando un hombre intenta mantener algo que no es él mismo. La Importancia Personal, siempre está preocupada con diferentes formas de consideración interna, con cuestiones de si produjo una buena impresión, si se mantienen las apariencias, todo ello provoca una tensión en el Ser. Es como si un hombre se empeñara en mantenerse en puntillas todo el tiempo y no comprendiese por qué se siente agotado. Mantiene todo el tiempo algo que no es él mismo —algo imaginario— algo que no le conviene. Si no tuviéramos Importancia Personal, toda la ansiedad y el nerviosismo que todos sentimos secretamente, admitiéndolo o no, desaparecería. No solo nuestras relaciones con los otros cambiarían, sino que también lo harían nuestras relaciones con nosotros mismos. Entonces comprenderíamos lo que es relajarse.

Uno de los problemas radica en que la Importancia Personal solo se ama a sí misma, y este tipo de amor nos mantiene en la ansiedad porque teme la perdida de estima y posición. Ahora bien, la Importancia Personal nunca admite cosa alguna. Siempre tiene razón. Si finge confesar sus pecados, lo hace debido a la vanidad, como una pose, para jactarse, para lograr méritos y aplausos. Esta cosa absurda compuesta de mentiras evidentes y de falsa imaginación no es fácil de descubrir y destruir. Por el contrario, su existencia es muy difícil de descubrir y su fuerza es extraordinaria. No permite que se la descubra ni que nos descubramos a nosotros mismos —esto es, que descubramos lo que somos realmente—. Si lo hiciera, su poder quedaría destruido, y nos veríamos libres de nuestro mayor enemigo —esto es, de la persona que imaginamos ser, a quien servimos como esclavos desde el momento en que despertamos por la mañana hasta que nos dormimos por la noche. Cuando estamos al servicio de la Importancia Personal, ésta nos obliga a corresponder a lo que ella imagina ser. No permite que una persona descanse, sino que la aguijonea para que actúe de la manera que supone debe actuar, para que mantenga su reputación, el papel que desempeña.

Por esa razón si un hombre se forja el retrato de ser un trabajador infatigable, la Importancia Personal lo obligará a trabajar infatigablemente hasta la muerte. Hace que cada uno de nosotros mantenga la imagen que se ha forjado de sí mismo.

Ahora bien, la fuerza de la Importancia Personal depende de las defensas que hemos levantado en torno a nuestro ser. Su fuerza no está en las mentiras evidentes ni en la falsa imaginación, sino en las defensas que se levantan como muros y nos impiden ver más de un lado a la vez. Por eso no vemos las contradicciones interiores. Nos impiden poner juntas dos cosas, de las cuales vemos cada una separadamente.

Porque ejercen esta extraña acción, las mentiras y la imaginación gozan del poder de dominarnos. Una de las maneras en que podemos lograr descubrir la Importancia Personal es estableciendo una contradicción de la que seamos conscientes —esto es, hacer que seamos simultáneamente cada vez más conscientes de lo que está a cada lado del muro de las defensas. Por lo común solo tenemos conciencia de un lado y al cabo de un tiempo del otro lado, así no vemos contradicción alguna. Así la Importancia Personal, mediante la acción de nuestras defensas, nos impide hallarnos a nosotros mismos. Impide a un hombre lograr sin excepción alguna el descubrimiento de sí mismo. Por eso es necesario practicar el acecho sobre uno mismo durante un prolongado periodo hasta que la memoria, que registra ambos lados de un muro de defensa, sea lo bastante fuerte como para que sintamos su influencia.

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lunes, 3 de octubre de 2016

La Oportunidad del Ave de la Libertad

Nunca dije que nada puede ser cambiado. Dije que tú no puedes cambiar nada, y que nada se cambiará por sí mismo. Ya te he dicho que para cambiar algo, primero debes cambiar tú mismo. Y esto es mucho más difícil de lo que piensas. Requiere esfuerzo constante y por mucho tiempo, y mucho conocimiento. Tú eres incapaz de tal esfuerzo y aún no sabes cómo empezar. Nadie es capaz de eso por sí mismo.

La gente siempre repite los mismos errores. Primero simplemente no saben que se mueven en un círculo: y si oyen acerca de esta idea, rehúsan creerla. Después si empiezan a ver la verdad de ella y aceptarla, piensan que esto es todo lo necesario. Ellos llegan a estar plenamente convencidos que ahora saben todo lo que necesitaban saber y de que pueden cambiar todo. E inmediatamente encuentran charlatanes que les aseguran que todo es muy fácil y simple. Esta es la mayor ilusión de todas. En esta forma los hombres pierden las oportunidades que han adquirido a través de mucho sufrimiento y algunas veces aún por medio de grandes esfuerzos.

Hay que recordar que uno puede saber muchas cosas y ser incapaz de cambiar cualquier cosa, porque cambiar requiere diferente conocimiento y también algo que tú no posees.
Te debes dar cuenta que tú mismo no puedes cambiar nada y que debes buscar ayuda. Y ésta debe ser una muy profunda comprensión, porque darse cuenta hoy, y olvidar mañana no es suficiente. Uno debe vivir con esta comprensión
Para saber, uno debe aprender; y para aprender, uno debe hacer sacrificios. Nada puede adquirirse sin sacrificio. Esta es la cosa que tú no entiendes, y hasta que no la entiendas, nada puede hacerse.

A un hombre sólo se le puede dar lo que puede usar; y él únicamente puede usar aquello por lo que ha sacrificado algo. Esta es la ley de la naturaleza humana. Así que si un hombre quiere tener ayuda para adquirir un conocimiento importante o nuevos poderes, debe sacrificar otras cosas importantes para él al momento. Además, él únicamente puede lograr tanto como lo que haya dado por ello. Hay dificultades adicionales debidas a su estado. Él no puede saber exactamente lo que puede lograr, pero si él se da cuenta de lo desesperado de su situación estará de acuerdo en hacer sacrificios, aún sin saberlo. Y estará orgulloso de hacerlo, porque únicamente de esta manera puede adquirir la posibilidad de ganar algo nuevo o el cambio propio; pues si no sacrifica nada, luego todo quedará igual para él o puede incluso llegar a ser peor.

Tú puedes saber qué es a lo que tienes que renunciar y lo que puedes adquirir con esa renuncia. Tú puedes saber lo que puedes lograr con la comprensión de qué es lo que quieres. Por algunas muy complicadas razones, que las tienes, ha ocurrido que conjeturaste un gran secreto, el cual, la gente, generalmente no lo conoce. Por sí misma tu suposición es inútil porque no puedes aplicarla a nada. Pero el hecho de que sepas este secreto te abre ciertas puertas. Tú sabes que todo se repite de nuevo y de nuevo. Ha habido otras gentes que han hecho el mismo descubrimiento, pero no pudieron hacer nada con él. Si pudieras cambiar algo en ti, serás capaz de emplear este conocimiento para tu propia ventaja. Así que, tú sí sabes lo que quieres y lo que puedes lograr.

Hay algo más que puede decirse. La gente que hace las mismas suposiciones que has hecho, tiene ciertas ventajas y ciertas desventajas en comparación con otras personas que no presuponen nada. Su ventaja consiste en que a ellas se les pueden enseñar lo que no se les puede enseñar a otras personas, y su desventaja es que, para ellos, el tiempo les llega a ser muy limitado. Un hombre ordinario puede dar vueltas y vueltas a la rueda y nada le sucede hasta que finalmente desaparece.

De nuevo, hay muchas cosas que no sabes sobre esto; pero debes comprender que en el transcurso del tiempo, aún la posición de las estrellas en relación a las otras cambian -y los hombres dependen de las estrellas mucho más de lo que ellos se dan cuenta, aunque no en la misma manera que ellos lo piensan, si ellos por acaso piensan sobre esto-. Nada permanece lo mismo en el tiempo. Pero un hombre que ha empezado a presagiar el gran secreto debe utilizarlo. De otra manera se volverá contra él. No es un secreto seguro. Cuando uno ha llegado a percibirlo, uno debe seguirlo o fracasará. Cuando uno ve pasar el ave de la libertad solo tiene una oportunidad, porque quizá no vuelva a pasar por su vida otra vez más.

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martes, 14 de junio de 2016

El Punto de Partida

Muchas cosas se olvidan y se oscurecen porque olvidamos el punto de partida. Pero, en el momento en que conectamos las cosas con el comienzo, vemos por qué sobrevinieron, dónde van y qué queremos obtener. Entonces, nos damos cuenta de lo que hemos conseguido a lo largo del camino y vemos que si no podemos esperar más es porque el bagaje que llevamos no está suficientemente comprendido.

Debemos recordar siempre el punto de partida. Recordar no está simplemente conectado con las palabras sino con la búsqueda de lo prodigioso. El camino del guerrero no tendría significado si no fuera por la búsqueda de lo extraordinario.

Por ejemplo, resulta asombroso que no se tengan en cuenta cuestiones como la separación entre "el verdadero yo" y "la personalidad", porque es uno de los asuntos más importantes, sino el más importante, que se puede observar en nuestro verdadero caminar por la vida.

Al hablar, al escribir, al pensar cuando uno quiere recordarse a sí mismo, es preguntarse siempre: "¿Quién está hablando?", "¿Quién está escribiendo?", "¿Quién está pensando?"

Si se hace eso, entonces, después de poco tiempo, se podrá distinguir quién está hablando y empezarás a reconocer las diferentes voces. Deberás conocer tu falsa personalidad y descubrir sus rasgos, sus rostros, sus manifestaciones y voces. Deberás saber en qué consiste. A veces, podrás oír realmente cuando la falsa personalidad hable. No es de mucha utilidad seguir sin eso, pues sólo seguirás dando vueltas y vueltas en el mismo círculo y retornando siempre al mismo sitio. Cuando puedas estar seguro de que eres realmente "tu", entonces podrás hablar. Por el momento, ya debes conocer y desconfiar de tu falsa personalidad.

Lo importante sería hacer esto sin esperar recompensa futura, porque la idea de la separación es suficientemente importante en sí misma. Atrapar un momento en el que tu falsa personalidad quiera hacer algo o no quiera hacer algo, y detenerla. Cuando descubras un conflicto entre tú y ella, de ti va a depender cómo actuar. Si empiezas peleando, esto crea una tormenta emocional. Si no hay lucha, las emociones están dormidas. Todas las cosas sobrevienen a través de la fricción, la fricción entre el lugar en el que puede crecer el "verdadero yo" y la falsa personalidad. El verdadero viaje empieza en el momento que uno siente esta división entre aquello en lo que uno confía dentro de sí mismo y aquello en lo que no confía. Aquello en lo que uno confía es creado enteramente por el intento. Antes era tan sólo un lugar vacío, pero si uno empieza a acecharse, algo empieza a solidificarse. No obstante, te podrás conocer mejor y tener más confianza solamente si conoces tu propia falsa personalidad, de lo contrario, la falsa personalidad se mezclará con tu intento y pretenderá ser el "yo" real, o el comienzo del "yo" real.

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lunes, 11 de abril de 2016

Dimensión de lo Sagrado

La verdad de lo que somos puede ser percibido solo desde una energía más fina, una inteligencia en uno mismo que puede ver. Eso exige una relación precisa entre la manera habitual de pensar y eso que se esté viendo. Uno debe seguir al otro, sino uno se pierde en la substancia del pensamiento.

No se puede estar en contradicción con uno mismo, no importa lo pequeña que ésta sea. Si no, no se puede ver. Una contradicción significa de un lado, una necesitad de saber quién uno es y del otro una cabeza que funciona sola, por sí misma; una emoción que funciona sola, por sí misma; y tensiones que nos apartan de las sensaciones.

Cuando te ves perdido en la oscuridad sientes que necesitas claridad, necesitas una visión. Percibes la necesidad de ver, en un sentido totalmente diferente que el deseo de cambiar, porque ayer te sentiste en un estado más cómodo. Entonces, poco a poco, las tensiones del cuerpo empiezan a soltarse de uno mismo. La mente puede ver sin querer un resultado y el cuerpo se abre a una disposición diferente. La energía se libera y una realidad interior aparece. No hay más contradicción. Ves, solo eso… solo estás viendo.

Observar sin contradicción es como seguir un corriente de agua rápida, un torrente ardiente, con anticipación por cada movimiento del agua con un ojo, y mirando cada pequeña ola con el otro. No hay tiempo para pensar, para comentar o juzgar. No hay más pensamiento. La mente empieza a estar tranquila y sensible ─muy activa pero tranquila─. Ves sin distorsión. Una observación silenciosa da luz a la comprensión pero esta verdad debe ser vista –percibida─.
El orden nace del desorden. Estar en desorden y, al mismo tiempo, presente al desorden da el conocimiento de otra posibilidad, otro orden de las cosas; entonces, hay una posibilidad diferente.

Este método es perfecto para aquellos que lo desean, para los que tienen determinación. La dificultad no es tanto en un nivel físico, porque los movimientos son relativamente sencillos y los aprendemos desde el principio, progresando conforme sucede la integración. Desarrollamos nuestras capacidades cerebrales practicando la atención dividida, un camino para dominar la mente más que ser dominado por ella y dándole una expansión creativa.
En muchas ocasiones utilizamos esta ‘atención dividida’ en nuestras vidas, generalmente inconscientemente, como cuando conducimos un coche, por ejemplo. Mientras este tipo de función se mantenga mecánica, nos ubica fuera de nosotros mismos y nos deja fragmentados. Esto es lo que crea estrés, dispersión, falta de concentración e inquietud en general: un bajo nivel de vitalidad.

Debido a su geometría precisa y ritmo poco común, los movimientos nos regresan constantemente al aquí y el ahora. Rompemos el patrón mecánico del lenguaje corporal, personal y limitado, al volvernos disponibles a un nuevo vocabulario, físico y energético.
Cuando buscamos un estado de atención sin tensión, una colaboración cercana es necesaria entre nuestros cuerpos físico, emocional e intelectual. Algunas veces, después de un intenso esfuerzo, surge un momento de presencia que nos conecta a lo que es esencial. Momento de iniciación, momento de gracia que nos afecta para siempre. En cada movimiento, en cada medida, este es el momento que invitamos, para entrar en contacto con lo que todos buscamos con mayor o menor conciencia, la dimensión de lo sagrado; para que esta dimensión se vuelva presente como una cualidad básica en cada día de nuestras vidas.

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viernes, 25 de marzo de 2016

La Línea del Tiempo

Si tomamos el tiempo como un círculo, en éste caso, lo que en una parte del círculo es pasado, ya dentro de poco será futuro, y el futuro otra vez dando vuelta por el círculo, ya será pasado.
El pasado está siempre conectado con lo enredado, envuelto, pesado, con lo conservador, con lo regresivo.
Ahí está mi historia personal, en el pasado. Entonces en el momento que entro al presente realmente, puedo trabajar en el presente sobre el pasado. Trabajar en el presente sobre el pasado, sobre mi historia personal, deshacer causas, deshacer cosas indeseables, cosas falsamente cristalizadas, cosas prematuramente petrificadas... Esto lo puedo hacer solamente cuando estoy presente frente a mi pasado. Estoy en el presente y estoy presente... Si no, no tengo poder sobre esto.
En el momento que estoy presente, tengo sobre mi pasado un poder exento, un poder que puede deshacer causas.


Mi historia personal también se proyecta al futuro, por eso mi futuro es como el pasado. En el futuro tenemos normalmente la fuerza activa, al futuro me lanzo con entusiasmo, con identificación, con esperanza, con ímpetu, con muchas cosas. Pero no es real tampoco: lo real es el Presente. En el presente escapo por un momento al tiempo; en el momento que estoy antes del momento que para mí es el futuro, tengo posibilidad de entrar en la línea vertical sobre el tiempo y la eternidad. La línea es vertical.

La línea del tiempo también se mueve en una forma lineal, uno después del otro. En esos momentos uno no ve el mundo esféricamente, como por ejemplo una onda sonora que en realidad se expande como una esfera, se ve siempre linealmente, y así ve también su vida.
Entonces cuando estamos en el presente y realmente estamos con el cuerpo, el cuerpo en ese momento no lo tiene a uno, sino que es un instrumento vibrante que puede ayudarnos a oscilar con otra energía. Y la mente está en ese momento, libre de la ley del flujo de las asociaciones, y esto es muy importante porque las asociaciones nos arrastran constantemente hacia el pasado y hacia el futuro...
Este flujo nunca para, sigue hasta en la noche, a pesar de que en el sueño, ya no existe la noción del tiempo, y entonces una cosa que se extiende en el tiempo, sobre años, se puede soñar en un momento, estando desajustado de nuestras funciones.

Cuando estamos en la línea vertical, a la que se le ha dado en llamar el Eterno Ahora, se puede cruzar la línea del tiempo en cualquier momento, entonces podemos estar presentes en cualquier momento. No es una cosa estática. Y nuestra emoción puede sentir en ese momento algo de la eternidad: estamos vivos, sentimos gratitud y sentimos alegría de vivir. En ese momento que nos sentimos vivos, nuestra emoción no está cargada necesariamente de la historia personal, el pasado, ni la expectativa del futuro, no esperamos nada en ese momento, sino que simplemente se es.
En realidad es un estado de abstracción relámpago, comparado con el estado que lentamente se produce en la meditación y que es análogo, pero ahí es generado lentamente, mientras que aquí es generado espontáneamente, porque uno de los elementos del conocimiento es que debe ser espontáneo.

¡Aquí! ¡Ahora! Son las mejores palabras. El viejo "hic et nunc" de los alquimistas. Esta espontaneidad la tenemos todos. Hay una potencialidad en el Conocimiento, que puede ser parcial o puede ser total... Lo ideal sería que estuviéramos presentes trascendiendo todas nuestras funciones para realmente realizarnos o morar por un momento o varios momentos, en el Eterno Ahora. Para conseguirlo hemos de ser permeables con la historia personal, los bloqueos, la sexualidad, las represiones, ya que todo eso nos hace muy impenetrables, muy opacos, estando constantemente con nuestra importancia personal a la defensiva, mirando a todo el mundo para quedar bien, defendiendo nuestra imagen, o nos retiramos ensimismados en nosotros mismos, ya que no hay una permeabilidad que permita una participación.

Para alcanzar el Conocimiento, hay que hacerse más permeable, más osmótico, menos viscoso... Ese es el esfuerzo de cada uno. Los momentos intermitentes de Conocimiento pueden llevarnos más hacia el momento de recordarnos a nosotros mismos.

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domingo, 13 de marzo de 2016

Desarrollo de la Segunda Atención (El Intento que Surge del Silencio)

La segunda atención tiene la característica de enfocarse en detalles que pasan completamente desapercibidos en la vida cotidiana y este es uno de los motivos por los, para desarrollarla, es necesario poner en práctica actos de “no-hacer”.

Una de las paradojas de la segunda atención es la lucha que ha de llevarse a cabo para inmovilizarla y después batallar aun más para romper esa misma inmovilización. La segunda atención, cuando empieza a desarrollarse, tiene la tendencia a querer observarlo todo como un niño cuando mira el mundo por primera vez descubriendo todas sus maravillas, después la tendencia es a quedarse fijada en detalles de todo tipo, y si uno se queda fijo en los detalles de la segunda atención pierde el control.

Para intentar entender el control de la segunda atención, la manera de hacerlo es a través de la idea de la voluntad, que podría describirse como el máximo control de la energía luminosa del cuerpo; también puede describirse como el grado máximo de pericia o estado de conciencia al que un guerrero llega en un momento dado. A este estado se le experimenta como una fuerza que irradia desde la parte media del cuerpo después de un momento de silencio absoluto, de terror puro o de profunda tristeza; nunca después de un momento de felicidad, ya que la felicidad es demasiado perturbadora para permitirle a un guerrero la concentración requerida para usar la luminosidad de su cuerpo y convertirla en silencio.

La tristeza es tan poderosa como el terror. La tristeza hace que un guerrero derrame lágrimas de sangre. Ambas pueden conseguir llevar a un guerrero al momento de silencio interno. También, el silencio interior puede llegar por sí mismo, porque un guerrero lo persigue durante toda su vida.
El silencio interno es un momento de negrura, un momento aun más silente que el momento de parar el diálogo interno. Esa negrura, ese silencio, permite que pueda surgir el intento de dirigir la segunda atención, de dominarla, de obligarla a hacer cosas. Por eso se le llama voluntad. El intento y el efecto son la voluntad y las dos cosas están unidas.

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martes, 1 de marzo de 2016

Acerca del “No-Hacer”

La mitad de las cosas que la gente quiere saber son sobre el qué “hacer”, ─cómo cambiar esto, destruir aquello, evitar eso otro, y así sucesivamente─. Pero para cambiar, incluso una mínima cosa, hace falta un esfuerzo enorme. Uno no se da cuenta hasta que lo intenta por sí mismo. Solo a través del camino del guerrero se puede cambiar algo y esto es algo que suele olvidarse con frecuencia.

Todo sucede y nadie puede hacer nada. Desde el momento en que nacemos y hasta el momento en que morimos las cosas suceden, suceden y suceden, y nosotros pensamos que “hacemos”. Ésta es nuestra condición natural en la vida, e incluso la más pequeña posibilidad de “hacer” algo solo se presenta a través del intento, y primero en uno mismo, no fuera. Incluso en uno mismo, el “hacer” empieza la más de las veces por “no-hacer”. Antes de poder hacer algo que antes no se podía, se deben “no hacer” muchas cosas que antes se hacían.

La mayoría de la gente no quiere abandonar la idea de que puede “hacer”, de modo que si llegan a la conclusión de que las cosas suceden lo natural es buscar excusas, tales como “esto ha sido un accidente, pero mañana será diferente”. Es por esto que no podemos asimilar la idea. Resulta muy útil repasar la propia vida desde este punto de vista. Intentamos hacer algo, pero algo diferente sucedió. Si somos realmente sinceros, lo veremos; si no, llegaremos hasta a persuadirnos de que lo que sucedió era realmente lo que queríamos.

Se debe comenzar con alguna idea concreta. El intento es averiguar qué es lo que realmente nos impide el recuerdo de nosotros mismos y es necesario ser activos en ese acecho porque no se consigue nada siendo pasivos.
El objetivo es la libertad y ocurre que olvidamos desde el principio, dónde y por qué empezamos, perdiéndonos en los detalles. El recuerdo de nosotros mismos de nada sirve si olvidamos el objetivo primordial. Si no es recordado emocionalmente nuestro objetivo fundamental, pueden pasar años y uno permanecer en el mismo estado; y no basta con educar la mente, hay que educar la voluntad. Ya que nuestra voluntad no es nuestra en absoluto, hemos de acecharla. Si esto se entiende, se debe tener el coraje de renunciar a la falsa voluntad para entender el conocimiento silencioso a través del “no hacer”. Hay que manifestar esos momentos y acumularlos, sin posibilidad de que puedan escapar, en las “alforjas” de nuestro intento .

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jueves, 10 de mayo de 2012

Los Gestos del Guerrero

En términos de su vínculo con el "intento", el guerrero pasa por cuatro etapas. La primera cuando tiene un vínculo herrumbrado en el que no puede confiar. La segunda, cuando logra limpiarlo. La tercera, cuando aprende a manejarlo. Y la cuarta, cuando aprende a aceptar los designios de lo abstracto.
A la posición del conocimiento silencioso se le llama el tercer punto, porque, a fin de alcanzarlo, hay que pasar por el segundo punto, el lugar donde no hay compasión.

Ser doble significa, para un guerrero, que uno puede manejar el "intento"; es decir, estar en el mundo de la razón y el conocimiento silencioso, alternativamente o al mismo tiempo.
La humanidad está en el primer punto, el de la razón. Pero no todos los seres humanos tienen el punto de encaje localizado exactamente en el sitio de la razón. Quienes lo tienen justamente ahí son los verdaderos líderes de la humanidad. Casi siempre se trata de personas desconocidas cuyo genio es el ejercicio de la razón.

En otros tiempos, la humanidad ha estado en el tercer punto, el cual, naturalmente, era entonces el primero. Pero después, la humanidad entera se movió al lugar de la razón.
En lo tiempos en que el primer punto era el conocimiento silencioso, tampoco todos los seres humanos tenían el punto de encaje localizado directamente en esa posición. Eso significaba que los verdaderos líderes de la humanidad han sido siempre los pocos seres humanos cuyos puntos de encaje están situados en el sitio exacto de la razón o del conocimiento silencioso. El resto de la humanidad son simplemente los espectadores. En nuestros días, son los amantes de la razón. En el pasado, fueron los amantes del conocimiento silencioso.
La humanidad ha pasado la mayor parte de su historia en la posición del conocimiento silencioso, lo que explica nuestra gran añoranza por él.

Un guerrero ha de mover su punto de encaje a la posición de la razón, para que así pueda ser un pensador activo, y no solo parte de un público masivo, sin sofisticación y con mucho emocionalismo que ame las ordenadas obras de la razón. Al mismo tiempo se entrena para ser un verdadero guerrero de lo abstracto, y no solo parte de un público mórbido e ignorante que ame lo desconocido.
Solo el ser humano que sea un dechado de la razón puede mover su punto de encaje con facilidad, para ser un dechado del conocimiento silencioso. Solo aquellos que están justamente en una de las dos posiciones puede ver con claridad la otra posición; y ese ha sido el modo como se inició la era de la razón. La posición de la razón se ve claramente desde la posición del conocimiento silencioso.

La conexión entre el conocimiento silencioso y la razón es, para un guerrero, como un puente de una sola mano, llamado "interés". Es decir, el interés que los auténticos hombres del conocimiento silencioso tienen por la fuente de lo que saben. Y el otro puente de una sola mano que conecta la razón con el conocimiento silencioso, es llamado el "puro entendimiento". Es decir, lo que le dice al hombre de razón que la razón es solamente como una estrella en un infinito de estrellas.
Cualquier ser humano que tenga ambos puentes en funcionamiento es un guerrero en contacto directo con el espíritu, la fuerza vital que posibilita ambas posiciones.

El espíritu solo escucha cuando el que le habla, le habla con gestos. Y los gestos no significa hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Como gesto para el espíritu, un guerrero saca de sí lo mejor que tiene; su abandono, su frialdad, su audacia y silenciosamente se la ofrece al espíritu.

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jueves, 16 de febrero de 2012

El Contenido de la Percepcion

Todo cuanto hacen los chamanes es consecuencia del movimiento de su punto de encaje y esos movimientos están regidos por la cantidad de energía que tienen a su disposición.
Dentro de todo ser humano hay un gigantesco y oscuro lago de conocimiento silencioso que cada uno de nosotros puede intuir. Los chamanes son los únicos seres en el mundo que, haciendo dos cosas trascendentales, llegan más allá del nivel intuitivo: primero, conciben la existencia del punto de encaje y segundo, logran que el punto de encaje se mueva.

Lo más sofisticado de los chamanes es el estar conscientes de su potencial como seres perceptivos, y el saber que el contenido de la percepción depende de la posición del punto de encaje.


El conocimiento silencioso es algo que todos poseemos. Algo que tiene total dominio, total conocimiento de todo. Pero no puede pensar; por lo tanto, no puede expresar lo que sabe.

Los chamanes creen que en una época, al comienzo, cuando el hombre comprendió que sabía y quiso estar consciente de lo que sabía, perdió de vista lo que sabía. El error del hombre fue querer conocer directamente lo que sabía, tal como conocía las cosas de la vida diaria. Cuanto más deseaba ese conocimiento, más efímero, más silencioso se volvía. El hombre renunció al conocimiento silencioso por el mundo de la razón. Y cuanto más se aferra al mundo de la razón, más efímero se vuelve el conocimiento silencioso.

El hombre antiguo sabía, del modo más directo, qué hacer y cómo hacerlo bien. Pero como hacía tan bien lo que hacía, comenzó a desarrollar cierto sentido de ser, con lo cual adquirió la sensación de que podría predecir y planear los actos que estaba habituado a hacer tan bien. Así surgió la idea de un “yo” individual; un yo individual que comenzó a dictar la naturaleza y el alcance de las acciones humanas. A medida que el sentimiento de tener un yo individual se tornaba más fuerte, el hombre fue perdiendo su conexión natural con el conocimiento silencioso. El hombre moderno, siendo el heredero de tal desarrollo, se encuentra tan irremediablemente alejado del conocimiento silencioso, la fuente de todo, que sólo puede expresar su desesperación en cínicos y violentos actos de destrucción.

La causa del cinismo y la desesperación del hombre es el fragmento de conocimiento silencioso que aún queda en él; un ápice que hace dos cosas: una, permite al hombre vislumbrar su antigua conexión con la fuente de todo, y dos, le hace sentir que, sin esa conexión, no tiene esperanzas de satisfacción, de logro o de paz.

Los chamanes descubrieron que cualquier movimiento del punto de encaje significa alejarse de la excesiva preocupación del yo individual: la característica del hombre moderno. Los chamanes están convencidos de que la posición del punto de encaje es lo que hace del hombre moderno un egocéntrico homicida, un ser totalmente atrapado en su propia imagen.

Habiendo perdido toda esperanza de volver al conocimiento silencioso, el hombre busca consuelo en su yo individual. Y al hacerlo, consigue fijar su punto de encaje en el lugar más conveniente para perpetuar su imagen de sí. Cualquier movimiento que aleje el punto de encaje de su posición habitual equivale a alejarse de la imagen de sí y, por consiguiente, de la importancia personal.

La importancia personal es la fuerza generada por la imagen de sí. Es esa fuerza la que mantiene el punto de encaje fijo en donde está en el presente. Por ese motivo, todo cuanto hacen los chamanes es el destronar la importancia personal.
Los chamanes habían desenmascarado a la importancia personal, encontrando que es, en realidad, la compasión por uno mismo disfrazada. El verdadero enemigo y la fuente de la miseria humana es la compasión por sí mismo. Sin cierto grado de compasión por sí mismo, el hombre, no podría existir. Sin embargo, una vez que esa compasión se emplea, desarrolla su propio impulso y se transforma en importancia personal. El espíritu al mover nuestro punto de encaje, alejándolo de su posición habitual, nos hace alcanzar un estado de ser que sólo podríamos llamar “el punto de no tener compasión”.

Los chamanes saben, gracias a su experiencia práctica, que en cuanto se mueve el punto de encaje se derrumba la importancia personal, porque sin la posición habitual del punto de encaje, la imagen de sí pierde su enfoque. Sin ese intenso enfoque se extingue la compasión por uno mismo y con ella la importancia personal, ya que la importancia personal es sólo la compasión por sí mismo disfrazada. La posición habitual y la imagen de sí obligan al punto de encaje a armar un mundo de falsa compasión, pero de crueldad y egoísmo muy reales. En ese mundo, los únicos sentimientos verdaderos son los que convienen a quien los tiene.

Para los chamanes, el no tener compasión no es ser cruel. El no tener compasión es la cordura, lo opuesto a la compasión por sí mismo y la importancia personal.

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