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Tradicion Tolteca
La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.
Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.
La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.
Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.
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viernes, 17 de febrero de 2017
La Esclavitud del Hombre
Uno de los problemas radica en que la Importancia Personal solo se ama a sí misma, y este tipo de amor nos mantiene en la ansiedad porque teme la perdida de estima y posición. Ahora bien, la Importancia Personal nunca admite cosa alguna. Siempre tiene razón. Si finge confesar sus pecados, lo hace debido a la vanidad, como una pose, para jactarse, para lograr méritos y aplausos. Esta cosa absurda compuesta de mentiras evidentes y de falsa imaginación no es fácil de descubrir y destruir. Por el contrario, su existencia es muy difícil de descubrir y su fuerza es extraordinaria. No permite que se la descubra ni que nos descubramos a nosotros mismos —esto es, que descubramos lo que somos realmente—. Si lo hiciera, su poder quedaría destruido, y nos veríamos libres de nuestro mayor enemigo —esto es, de la persona que imaginamos ser, a quien servimos como esclavos desde el momento en que despertamos por la mañana hasta que nos dormimos por la noche. Cuando estamos al servicio de la Importancia Personal, ésta nos obliga a corresponder a lo que ella imagina ser. No permite que una persona descanse, sino que la aguijonea para que actúe de la manera que supone debe actuar, para que mantenga su reputación, el papel que desempeña.
Por esa razón si un hombre se forja el retrato de ser un trabajador infatigable, la Importancia Personal lo obligará a trabajar infatigablemente hasta la muerte. Hace que cada uno de nosotros mantenga la imagen que se ha forjado de sí mismo.
Ahora bien, la fuerza de la Importancia Personal depende de las defensas que hemos levantado en torno a nuestro ser. Su fuerza no está en las mentiras evidentes ni en la falsa imaginación, sino en las defensas que se levantan como muros y nos impiden ver más de un lado a la vez. Por eso no vemos las contradicciones interiores. Nos impiden poner juntas dos cosas, de las cuales vemos cada una separadamente.
Porque ejercen esta extraña acción, las mentiras y la imaginación gozan del poder de dominarnos. Una de las maneras en que podemos lograr descubrir la Importancia Personal es estableciendo una contradicción de la que seamos conscientes —esto es, hacer que seamos simultáneamente cada vez más conscientes de lo que está a cada lado del muro de las defensas. Por lo común solo tenemos conciencia de un lado y al cabo de un tiempo del otro lado, así no vemos contradicción alguna. Así la Importancia Personal, mediante la acción de nuestras defensas, nos impide hallarnos a nosotros mismos. Impide a un hombre lograr sin excepción alguna el descubrimiento de sí mismo. Por eso es necesario practicar el acecho sobre uno mismo durante un prolongado periodo hasta que la memoria, que registra ambos lados de un muro de defensa, sea lo bastante fuerte como para que sintamos su influencia.
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