Algunas imágenes de este Blog, han sido sacadas de Internet.
Si alguien tiene derechos y quiere que no salgan en este espacio,
nos lo hacen saber y serán retiradas inmediatamente.

Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

¡Ponte en Contacto hoy mismo para Informarte sin compromiso!


CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA

México - Tels. 229 115 66 26 - 229 913 80 88

España - Tels. 680 53 75 56 - 965 78 63 38


Mostrando entradas con la etiqueta Acecho. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Acecho. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de abril de 2020

Las Batallas del Nagual

Perder la forma humana significa entrar en un estado de desprendimiento, de desapego, pero que no llega poco a poco, como un conocimiento o un "darse cuenta" de la importancia de perder ese apego, sino que llega de golpe. Un día sin previo aviso llega en que se pierde la forma humana y al día siguiente uno está envuelto en un sentimiento desconocido, inexplicable. Un momento en que el guerrero siente que no tiene más apego, que el mundo no tiene la fuerza ni el valor coercitivo que había tenido hasta ese momento. En el Camino del Guerrero, el mundo nos obliga a actuar de cierta manera, en ese sentido son importantes y de una sofisticación extraordinaria las conclusiones a las que se llega: "el mundo es una percepción y nosotros somos los que lo perciben", y de nosotros depende que le demos significado de uno o de otro modo. Debemos entender que el mundo es una percepción y como tal es posible actuar sobre él y cambiarlo, al cambiar la interpretación de esas percepciones y lograr el cambio de una manera sutil y al mismo tiempo dramática. También cambia el significado del mundo; éste deja de ser fijo, estéril, interminable, incompleto, tal y como lo percibimos normalmente. Un guerrero abarca todo eso y lo lleva a su punto culminante. "Perder la forma humana" es un cambio somático al nivel del campo de energía y no significa simplemente una transformación espiritual.


El hombre como campo de energía se transforma mediante la presión que el entrenamiento como guerrero le somete. Llega un momento en que esa presión es tan fuerte que impulsa el cambio orgánico, entonces el cambio es total, y no es que uno se esté reprimiendo, uno se libera. No se trata desesperadamente, por ejemplo, de no enojarse o de ser desprendido. Es el no tener interés, se extinguió el interés y, ¿cómo me relaciono con el mundo? Lo que es importante en un guerrero es que ya no tiene ningún vínculo que le ate al mundo como persona, y el único modo de entablar este puente con el mundo es a través de un personaje, como un actor, que no tiene historia personal.

Los chamanes del antigüo México aseguran que, según la tradición Tolteca, se puede trascender el sentido biológico de la muerte, es decir un hombre puede liberarse de la compulsión de morir y puede morir de una manera diferente, ellos lo llaman la "búsqueda de la libertad" que es un ciclo extraordinario que no tiene nada que ver con las unidades perceptivas de nuestro mundo cotidiano.
La muerte es el "mundo" de referencia de un guerrero. El Guerrero debe referirse constantemente a ese final inevitable y solo cuando toma a la muerte como punto de referencia, sin morbidez y sin sentirse abatido u ofendido, se puede en realidad superar la mezquindad natural de la vida. El hombre ordinario vive como si fuera inmortal, sin dar cuenta de sus actos a nadie, como si fuera eterno, dándose el lujo de perder el tiempo y andarse en idioteces. Tener a la muerte como punto de referencia es una manera mucho más interesante de enfocar la vida que vivirla aterrados por la muerte y sin embargo desperdiciarla. Es una manera espantosa de no darse cuenta de lo que se hace.
Hay dos actitudes frente a la muerte. La primera es tener una idea mórbida, rendirle culto. La otra es la represión: no pensar más en ella y tratar de olvidar a toda costa que un día vamos a morir.

La tradición tolteca, considera que la muerte es un punto de disolución, una referencia a todo lo que hacemos. Un guerrero quiere trascender la muerte y cambiarla. Sabe que va a morir, que se va a extinguir inevitablemente; pero adopta la opción de cambiar la finalidad de la muerte y la transformar conscientemente en algo diferente, sin dejar su cuerpo. Quizá esto puede parecer una idea absurda, imposible concebir lógicamente como occidentales que la intención de trascender la muerte tenga validez. Para el hombre corriente no dejar el cuerpo es absurdo y, sin embargo, eso es lo que un guerrero quiere para él y para su grupo. Ser capaces de trascender la inevitabilidad de la muerte mientras la fuerza viviente se escapa del cuerpo. Los chamanes de la tradición tolteca consideran que la fuerza viviente tiene la suficiente capacidad como para transformar al cuerpo en energía pura, lo opuesto a lo que le pasa al hombre del mundo cotidiano, que deja que la fuerza viviente se escape del cuerpo y que éste se extinga como un organismo muerto. Esas son las batallas del Nagual: la búsqueda de la libertad y la transformación del cuerpo en energía pura.

Leer más...

miércoles, 22 de abril de 2020

Experiencia Corporal del Guerrero

Se no escapa el hecho de que la experiencia es un fenómeno corporal. La información o los datos no se convierten en saber mientras no se relacionen con la experiencia. Solo se experimenta lo que tiene lugar en el cuerpo. La experiencia puede ser vívida o débil según el grado de vitalidad del cuerpo. Cuando lo que ocurre en el mundo exterior afecta al cuerpo, el guerrero lo experimenta, pero la experiencia que en realidad le llega es su efecto en el cuerpo.

El conocimiento se convierte en entendimiento cuando va asociado con el sentimiento. Solo una comprensión profunda, cargada de un valor emocional fuerte, es capaz de modificar los patrones estructurados de la conducta. La mente ejerce una función directiva sobre el cuerpo. Un guerrero puede a través de su mente dirigir la atención a diferentes partes de su cuerpo, hacia adentro o hacia afuera, también hacia su propio cuerpo o hacia los objetos externos. La energía se enfoca, de hecho, sobre uno mismo o se proyecta sobre el mundo exterior. Un geurrero puede variar la concentración entre estos dos puntos con facilidad y rapidez, de forma que al mismo tiempo es consciente de su cuerpo y del medio que lo rodea. Se da cuenta de lo que le está ocurriendo y, al mismo tiempo, de lo que está pasando a los demás. Pero no todos tienen esta capacidad. Algunos piensan demasiado en sí mismos y desarrollan una conciencia confusa. Otros, en cambio, se fijan tanto en lo que está ocurriendo en torno suyo, que pierden la conciencia de sí mismos.

Darse cuenta del propio cuerpo es la manera que un guerrero tiene para saber quién es, es decir, de conocer su propia mente. De esta manera la mente funciona como un órgano perceptivo y reflexivo, que siente y define el propio estado de ánimo, los sentimientos y deseos propios, etc. Conocer la propia mente es saber lo que se quiere y lo que se siente.

Cuando el guerrero no puede decidirse o tomar una determinación, es que tiene conciencia de dos sentimientos opuestos igualmente fuertes. En estos casos, la decisión es imposible casi siempre, hasta que un sentimiento se imponga al otro. Cuando la mente está abrumada de sentimientos que no puede aceptar y el guerrero no se atreve a concentrarse sobre ellos, éste se separa y disocia su percepción consciente del cuerpo. De este modo, queda despersonalizado y actúa sin control, abandonando todo intento de recuperar el propio dominio.

El hombre ordinario reprime muchas veces sus miedos porque los considera amenazantes, su ira porque es demasiado peligrosa y su desesperación porque ejerce una influencia demasiado desalentadora. También reprime su conciencia de dolor, como cuando ha experimentado un desengaño, porque no pueden tolerar tal sufrimiento. La represión del sentimiento disminuye la exaltación del cuerpo y la capacidad de la mente para concentrarse. Es la causa principal de la pérdida de su poder. La mayor parte de las veces su mente está preocupada por la necesidad de conservar su control a expensas de sentirse más vivo.

Leer más...

jueves, 7 de noviembre de 2019

Premisa para Manejar el Desatino Controlado

El propósito fundamental del acecho consiste en recuperar los filamentos que un guerrero ha ido dejando en el mundo a lo largo de su vida, y particularmente aquellos que otros seres luminosos dejaron en ellos. Sin esta premisa no hay posibilidad de manejar el desatino controlado. Esos filamentos ajenos son la base de nuestra ilimitada capacidad de sentirnos importantes. Para practicar el desatino controlado, puesto que no está hecho para engañar a la gente, uno tiene que ser capaz de reírse de sí mismo. Uno de los resultados de la recapitulación detallada es la capacidad de estallar en risa genuina cuando uno se encuentra cara a cara con las aburridas repeticiones que el yo personal hace acerca de su importancia.


La regla del nagual define el acecho y el ensueño como artes, por tanto, es algo que uno pone en práctica, algo que uno lleva a cabo. La naturaleza intrínseca del aliento es dar vida, y eso es lo que le da capacidad de limpiar el cuerpo luminoso. Esta capacidad es la que convierte a la recapitulación en una cuestión práctica. Una recapitulación profunda es el medio más expedito para perder la forma humana. De ahí que a los acechadores les es más fácil, después de recapitular sus vidas, hacer uso de todos los no-hacer del yo personal, como son borrar la historia personal, perder la importancia en uno mismo, romper las rutinas, etcétera.

Sólo un maestro acechador puede ser un maestro del desatino controlado. El desatino controlado no significa embaucar a la gente. Significa, que un guerrero aplica los siete principios básicos del arte de acechar en cualquier cosa que hacen, desde los actos más triviales hasta las situaciones de vida o muerte. Aplicar estos principios produce tres resultados. El primero es que los acechadores aprenden a nunca tomarse en serio: aprenden a reírse de sí mismos. Puesto que no tienen miedo de hacer el papel de tontos, pueden hacer tonto a cualquiera. El segundo es que los acechadores aprenden a tener una paciencia sin fin. Los acechadores nunca tienen prisa, nunca se irritan. Y el tercero es que los acechadores aprenden a tener una capacidad infinita para improvisar.

Los acechadores voltean la cabeza; sin embargo, no lo hacen para enfrentar una nueva dirección, sino para enfrentarse al tiempo de una manera distinta. Los acechadores encaran el tiempo que llega. Normalmente encaramos el tiempo cuando éste se va de nosotros. Sólo los acechadores pueden cambiar esta situación y enfrentar el tiempo cuando éste avanza hacia ellos. Voltear la cabeza no significa que uno ve el futuro, sino que uno ve el tiempo como algo concreto, pero incomprensible.

Somos guerreros, y los guerreros tienen una sola meta en la mente: ser libres. Morir y ser devorado por el Águila es el destino del hombre. Por otra parte, querer salirnos de nuestro destino, querer entrar serenos y desprendidos a la libertad, es la audacia final.

Leer más...

sábado, 2 de noviembre de 2019

El Elemento Clave de la Recapitulacion

La recapitulación es el soporte fundamental de los acechadores. Consiste en recordar la vida de uno hasta el detalle más insignificante. La razón por la que los acechadores deben recapitular sus vidas de forma tan meticulosa es que el don del Águila al hombre incluye la buena voluntad de aceptar un sustituto en lugar de la conciencia genuina, si tal sustituto en verdad es una réplica perfecta. Ya que la conciencia es el alimento del Águila, con una recapitulación perfecta en lugar de la conciencia misma, ésta puede quedar satisfecha.

Los aspectos fundamentales de la recapitulación consisten, durante la primera etapa, en un breve cómputo de todos los incidentes de nuestras vidas que de una manera patente se prestan a nuestro escrutinio.
La segunda fase es un cómputo más detallado, que empieza en un punto que podría ser el momento previo al que el acechador toma la decisión de empezar a recapitular, y sistemáticamente se extiende hasta el mismo momento del nacimiento.

Una recapitulación perfecta puede cambiar a un guerrero aún más que el control total del cuerpo de ensueño. En este aspecto, ensoñar y acechar conducen al mismo fin: el ingreso en la tercera atención. Sin embargo, para un guerrero es importante conocer y practicar ambos. Una mujer guerrera sólo puede dominar uno de los dos, según las configuraciones del cuerpo luminoso. Por otra parte, los hombres pueden practicar ambos con gran facilidad, pero jamás llegan a obtener el nivel de eficacia que las mujeres logran en cada arte.

El elemento clave de la recapitulación es la respiración. El aliento es mágico, porque se trata de una función que da la vida. Recordar se vuelve fácil si uno puede reducir el área de estimación en torno al cuerpo; después, la respiración misma fomenta recuerdos cada vez más profundos. Los acechadores tienen que recordar cada sentimiento que han tenido en sus vidas, y este proceso se inicia con una respiración.
El procedimiento comienza con una respiración inicial. Los acechadores empiezan cada sesión con la barbilla en el hombro derecho y lentamente inhalan en tanto mueven la cabeza en un arco de ciento ochenta grados. La respiración concluye sobre el hombro izquierdo. Una vez que la inhalación termina, la cabeza regresa a la posición frontal y exhalan mirando hacia delante.


Hay que compilar una lista de los eventos por revivir. Los acechadores entonces toman el evento que se halla a la cabeza de la lista y se quedan allí hasta que han sido recontados todos los sentimientos invertidos en él. A medida que recuerdan inhalan lentamente moviendo la cabeza del hombro derecho al izquierdo. Esta respiración cumple la función de restaurar la energía.
Debido a que el cuerpo luminoso crea constantemente filamentos que semejan telarañas, y que éstos son propulsados fuera de la masa luminosa por emociones de cualquier tipo; cada situación en la que hay acción social, o cada situación en que participan los sentimientos es potencialmente agotadora para el cuerpo luminoso. Al respirar de derecha a izquierda, cuando se recuerda un acontecimiento los acechadores, a través de la magia de la respiración, recogen los filamentos que dejaron atrás. La siguiente inmediata respiración es de izquierda a derecha, y es una exhalación. Con ella, los acechadores expulsan los filamentos que otros cuerpos luminosos, que tuvieron que ver en el acontecimiento que se recuerda, dejaron en ellos.

Leer más...

sábado, 20 de julio de 2019

Ladrones del Espiritu

Cuando un guerrero se desprende del cadáver que hay en él, sólo entonces puede decir: ahora el sueño se ha alejado de mí para siempre. Entonces se habrá cumplido el suceso en que los hombres no pueden creer -porque, engañados por sus sentidos, no comprenden que materia y fuerza son la misma cosa- y la maravilla de que, incluso si te entierran, no habrá cadáver en tu ataúd. Solo entonces, un guerrero, puede diferenciar lo que es realidad de lo que es apariencia. Solo entonces encontrará a aquél que ha emprendido el camino antes que él. Todos los demás son sombras.

Hasta allí no sabes si eres la criatura más feliz o la más desgraciada. Pero no temas nada. Ni uno de los que han tomado el sendero de la vigilia, aunque se haya extraviado, ha sido nunca abandonado por sus guías.
Quiero darte una señal por la que podrás reconocer si una aparición es realidad o sólo imagen: si se acerca a ti, si tu conciencia se turba, si las cosas del mundo exterior son vagas o desaparecen, desconfía. ¡Mantente en guardia! La aparición no es más que una parte de ti mismo. Si no la comprendes, es sólo un espectro, sin consistencia, un ladrón que consume una parte de tu vida.

Los ladrones que roban la fuerza del espíritu son peores que los ladrones del mundo. Te atraen como fuegos fatuos al pantano de una esperanza engañosa, para dejarte solo en las tinieblas y desaparecer para siempre.
No te dejes cegar por ningún milagro que parezca realizado en tu favor, por ningún nombre sagrado que te den, por ninguna profecía que formulen, aunque ésta se cumpla; son tus enemigos mortales, arrojados del infierno de tu propio cuerpo, y con los cuales luchas por el dominio.
Has de saber que las fuerzas maravillosas que poseen son las tuyas propias desviadas por ellos para mantenerte en la esclavitud. No pueden vivir fuera de tu vida, pero, si los vences, se hundirán y se convertirán en instrumentos mudos y dóciles que podrás emplear según tus necesidades.

Leer más...

jueves, 18 de julio de 2019

Despertar Lo Es Todo

La llave que nos hará dueños de la naturaleza interior se llama: Acechar.
Acechar lo es todo. El hombre está firmemente convencido de que está despierto; pero, en realidad, está preso en una red de sueño y de sueños que ha tejido él mismo. Cuanto más se aprieta la red, mejor impera el sueño. Los que están sujetos por sus defensas son los durmientes que caminan por la vida como rebaños de ganado llevados al matadero, indiferentes y sin pensar.

Los soñadores sólo ven, a través de las redes, un mundo detenido, no perciben más que aberturas engañosas, obran en consecuencia y no saben que estos cuadros son simplemente los restos insensatos de un todo enorme. Estos soñadores no son, como tal vez tú crees, los fantasiosos y los poetas: son los trabajadores, los “sin-paz” del mundo, los que están roídos por la locura de producir. Se parecen a los torpes escarabajos laboriosos que suben a lo largo de un tubo liso para hundirse en él en cuanto han llegado arriba. Dicen que están despiertos, pero lo que creen que es vida no es en realidad más que un sueño, determinado anticipadamente hasta en sus menores detalles y sustraído a la influencia de su voluntad.

Ha habido y hay todavía algunos hombres que sabían que soñaban, pioneros que avanzaron hasta las murallas detrás de las cuales se ocultaba el yo eternamente despierto. Pero que no poseían las armas necesarias para el asalto de la fortaleza, y su llamada a combate no despertó a los durmientes. Despertar lo es todo. El primer paso hacia este fin es tan sencillo que un niño puede darlo. Solo el que tiene el espíritu falseado ha olvidado cómo se anda y permanece paralizado sobre sus dos pies, porque no quiere prescindir de las muletas que ha heredado de sus predecesores.

¡Acecha en todo lo que hagas! No te creas ya despierto, porque tú duermes y solo sueñas que estás despierto.
Reúne todas tus fuerzas y haz por un instante resplandecer en todo tu cuerpo este sentimiento: ¡ahora, estoy despierto!
Si esto te da resultado, reconocerás en seguida que el estado en que te encontrabas te parece ahora un embotamiento y un sueño.

Éste es el primer paso vacilante del largo, larguísimo viaje que conduce de la servidumbre al poder.
Avanza de esta manera, de despertar en despertar.
No existe idea atormentadora que no puedas rechazar de esta manera. Se queda atrás y ya no puede alcanzarte. Te extiendes por encima de ella, como la copa de un árbol se eleva sobre las ramas secas.
El dolor se aleja de ti como las hojas muertas cuando este despertar se apodera igualmente de tu cuerpo.

Tienes que subir uno tras otro los peldaños del despertar, si quieres vencer a la muerte.
En este camino del despertar, el primer enemigo que encontrarás será tu propio cuerpo. Lucharás contigo hasta la llegada de la primera estrella de la mañana. Pero si percibes el día del despertar eterno que te aleja de los sonámbulos que creen ser hombres y que ignoran que son dioses dormidos, entonces el sueño de tu cuerpo desaparecerá también y dominarás el Universo.

Leer más...

viernes, 12 de julio de 2019

La Luz es Fuego

La idea del fin de los tiempos ha penetrado en las conciencias. Aislados del pasado, dudando del porvenir, el hombre ha descubierto el presente como valor absoluto, ha vuelto a encontrar la eternidad en esta débil frontera. En un mundo en que lo trágico y lo extraño se suceden de este modo, cabe preguntarse de qué estará hecha la gente que no tiene fe y que tampoco quiere divertirse.

¿Por qué tendríamos que preocuparnos por el fin del mundo? Esto ya ha ocurrido varias veces. Después de un millón de años de vagar por el mundo, sin duda los hombres han conocido más de un apocalipsis. La inteligencia se ha apagado y ha vuelto a encenderse varias veces. El hombre camina a lo lejos por la noche, con una linterna en la mano, es alternativamente sombra y fuego. Todo nos invita a pensar que el mundo ha llegado una vez más al final y que hacemos un nuevo aprendizaje de la existencia inteligente en un mundo nuevo: el mundo de las grandes masas humanas, de la energía nuclear, del cerebro electrónico y de los cohetes interplanetarios. Tal vez necesitaríamos un alma y un espíritu distintos para esta Tierra diferente.

Los hombres de esta Tierra, ¿somos los únicos? Porque, bajo las estrellas, se encuentran nuestros rostros invertidos, llevados por la misma curiosidad que acompaña a una infinita dilatación del espíritu. La religión nos es demostrada por lo absurdo. Ya no es la doctrina desconocida la que se oye, ya no. Es la conciencia no escuchada la que grita. Los hechos hablan a grandes voces. La verdad abandona las alturas de la palabra y entra en el pan que comemos. ¡Y la luz es fuego!

A la idea desconcertante de que acaso la inteligencia humana no es la única que vive y que actúa en el Universo, ha venido a sumarse la idea de que nuestra propia inteligencia es capaz de recorrer mundos diferentes del nuestro, de comprender sus leyes, de ir, en cierto modo, a viajar y a trabajar al otro lado del espejo. Viajando de este modo por otros universos, vuelve de sus exploraciones cargado de útiles eficaces para la transformación del mundo en que vivimos. Posee a la vez el ser y el hacer, tan próximo al genio de la música pura, es, al propio tiempo, aquel cuya eficacia sobre la materia es mayor. Del “más allá absoluto” ha nacido “el arma absoluta”.

En fin, al elevar el pensamiento a su más alto grado de abstracción, el hombre se da cuenta de que este pensamiento no es tal vez de su propiedad exclusiva. Descubre que los insectos, por ejemplo, parecen tener conciencia de propiedades del espacio que se nos escapan, y que acaso existe un pensamiento universal, y que tal vez un cántico del espíritu superior brota de la totalidad de lo viviente... De este mundo en que, para el hombre, ya no hay nada seguro, ni él mismo, ni el mundo tal como lo definían las leyes y los hechos antaño admitidos, nace a toda velocidad una mitología. La cibernética ha hecho nacer la idea de que la inteligencia humana ha sido rebasada por la del cerebro electrónico, y el hombre ordinario sueña en el ojo verde, la máquina “que piensa” con la misma preocupación y el mismo espanto con que el antiguo egipcio soñaba con la Esfinge.

A la pregunta: ¿Somos los únicos?, viene a añadirse otra: ¿Somos los últimos? ¿Se detiene la evolución en el hombre? ¿No estará ya formándose el Superior? ¿No estará ya entre nosotros? Y este Superior, ¿tenemos que imaginarlo como un individuo o como un ser colectivo, como la masa humana entera en vías de fermentar y coagularse, arrastrada toda ella al logro de la conciencia de su unidad y de su ascensión? En la era de las masas, el individuo muere, pero es la muerte salvadora de la tradición espiritual: morir para nacer al fin. Muere a la conciencia psicológica para nacer a la conciencia cósmica. Siente la formidable presión del dilema: morir resistiéndose, o morir obedeciendo. Del lado de la negativa, de la resistencia, está la muerte total. Del lado de la obediencia, está la muerte-rellano que conduce a la vida total, pues se trata de preparar a la multitud para la creación de un psiquismo unánime regido por la conciencia del Tiempo, del Espacio y del afán de descubrimiento. Mirándolo de cerca, todo esto refleja mejor el fondo de los pensamientos y de las inquietudes del hombre de hoy que los análisis de la novela neonaturalista o los estudios político-sociales; pronto nos daremos cuenta de ello, cuando los que usurpan la función de testigos y ven las cosas nuevas con ojos antiguos, sean fulminados por los hechos.

Se deberían modificar necesariamente lo que pensábamos hasta hoy de la naturaleza del conocimiento humano, conmover las ideas sobre las relaciones del hombre con su propia inteligencia; en una palabra, exigir una actitud muy diferente de lo que todavía ayer llamábamos actitud moderna. A una invasión de lo fantástico exterior debería corresponder una exploración de lo fantástico interior. ¿Existe lo fantástico interior? Y lo que el hombre ha hecho, ¿no sería proyección de lo que es o de lo que llegará a ser?

Inteligencia total, conciencia despierta; parece que el hombre se encamina a estas conquistas esenciales, en el seno del mundo en pleno renacimiento y que parece exigirle ante todo la renuncia a la libertad. Pero, la libertad, ¿para hacer qué? Efectivamente, la libertad de ser lo que era, le está siendo retirada poco a poco. La única libertad que pronto le será otorgada es la de ser otro, la de pasar a un estado superior de inteligencia y de conciencia. Esta libertad no es de esencia psicológica, sino mística, al menos ateniéndonos a los esquemas de antaño, al lenguaje de ayer. En cierto sentido, pensamos que la civilización consiste en que el avance llamado místico se extienda, sobre la tierra humeante de fábricas y vibrante de artefactos, a la Humanidad entera. Y se verá que este avance es práctico, que es, en cierto modo, el “segundo soplo” necesario a los hombres para acoplarse a la aceleración del destino de la Tierra.

La libertad, este poder de ser la causa, esta facultad del mérito, quiere que el hombre se rehaga él mismo.

Leer más...

domingo, 16 de junio de 2019

Desafíos de un Guerrero

Cambiar depende de uno mismo y eso no es posible sin andar un camino. Una persona puede conocer muchas cosas y quedarse como está. La posibilidad de cambiar no es fácil. El hombre corriente tiene aun la idea que puede hacer lo que quiera a pesar de todos sus estudios de liberación y el determinismo, sin embargo todavía no ha comprendido que no puede hacer nada, porque en su interior no hay libertad a pesar de su conocimiento y de todo lo que hace; él no se liberará, porque no tiene la particularidad de estar presente.

Tenemos muchos enemigos independientes, pero los principales y más activos son la autosuficiencia y la importancia personal. Hay una enseñanza que los llama representantes y mensajeros del diablo mismo. Hay muchos enemigos más, aunque estos dos son los más fundamentales, y ya que sería difícil enumerarlos a todos y trabajar directa y específicamente en cada uno de ellos, además de que tomaría demasiado tiempo ya que hay tantos; así que tenemos que habérnoslas con ellos indirectamente para liberarnos de varios a la vez.

Estos representantes del volador se mantienen incesantemente en el umbral que nos separa del mundo exterior, e impiden la entrada no sólo a buenas, sino también a malas influencias externas. De modo que tienen un lado bueno, como también un lado malo.
Para un hombre que desea discriminar entre las influencias que recibe, es una ventaja tener estos guardianes. Pero si quiere que entren todas las influencias, sin importar lo que puedan ser —pues es imposible sólo elegir las buenas— debe liberarse lo más posible, y finalmente por completo, de estos guardianes, que algunos consideramos indeseables.
Para esto hay muchos métodos y un gran número de recursos. Personalmente, yo les aconsejaría que traten de liberarse y hacerlo sin teorizar innecesariamente, por simple razonamiento activo consigo mismos.
A través de un razonamiento activo, esto es posible, pero si alguien no tiene éxito, si no lo logra a través de este método, no quedan otros recursos para lo que vendrá después. Tomemos, por ejemplo, la importancia personal, que ocupa casi la mitad de nuestro tiempo y de nuestra vida. Si alguien, o algo, ha ofendido a nuestra importancia personal, entonces no sólo en ese momento sino durante mucho tiempo después, cierra todas las puertas y por lo tanto impide que entre la vida. Cuando estoy conectado con el exterior, vivo. Si sólo vivo dentro de mí, esto no es vida; sin embargo, todo el mundo vive así. Cuando me observo a mí mismo, me conecto con el exterior.

Leer más...

lunes, 10 de diciembre de 2018

El Control Interior es el Comienzo de Hacer

Cuando uno empieza a transitar por el camino del guerrero hay que hacer el intento de llevar a la práctica ciertas cosas. En el camino del guerrero hemos de "hacer", pues si no hacemos el intento de "hacer", no sucederá nada. Hemos de "hacer" desde el comienzo mismo: no muchas cosas, pero muy definidas. Si no te identificas, ya es el comienzo de "hacer". Si puedes abstenerte de hablar cuando tiene una inclinación hacia la charla, eso es ya "hacer". El "hacer" empieza al ir contra la corriente de los hábitos: primero en uno mismo, en las cosas personales. Puedes tratar de recordarte; luego, cuando empiezas a recordarte, podrás obtener ciertos resultados y verás que puedes hacer más cosas, pero todo con respecto a ti mismo. Podrás hacer algo sobre las emociones negativas, por ejemplo, y pensar de un modo nuevo. Pero fuera de ti, las cosas continuarán sucediendo y el mundo continuara girando como siempre.

Una vez más es necesario recordar que el hombre corriente no puede "hacer" nada; en su caso, todo "sucede". Si hace cosas buenas, eso significa que no puede hacer cosas malas; si hace cosas malas, eso significa que no puede hacer cosas buenas. Una cosa no es mejor que otra en ese sentido, porque todo es inconsciente. No obstante, uno empieza a darse cuenta, al seguir las enseñanzas del camino del guerrero, y tiene que aprender a "hacer". Uno ha de empezar con uno mismo: a conocerse, a acecharse, a tratar de eliminar ciertas cosas, a tratar de controlar otras cosas, etc.

Es muy útil observar cómo el hombre corriente siempre reacciona del mismo modo. Sólo tiene cinco o seis modos de reaccionar; sólo le suceden ciertas cosas y siempre reacciona de la misma manera ante ellas. Pero si trata de hacer todo lo que se le sugiere, y de no hacer todo lo que se le dice que se abstenga de hacer, las cosas cambiarán en el sentido correcto y un día, muy inesperadamente, podrá hacer algo que antes no podría haber hecho.

Si un hombre corriente dirige las cosas en sí mismo. Si en él no sucede nada innecesario, empezará a poder controlar las cosas que suceden fuera, pero primero debe controlar las cosas en él mismo. Mientras deje que las cosas "sucedan" en él, no podrá controlar nada afuera. ¿Cómo puede ser de otro modo? Una parte de él decide controlar las cosas, pero en lugar de eso toda su atención se ocupará de las cosas que le suceden tanto en su interior como en el mundo que le rodea.

Un guerrero aprende a controlar sus reacciones, luego, después de algún tiempo, descubrirá que puede controlar cada vez más, y después sucederá que podrá controlar, nuevamente no todos, pues hay una grandísima graduación, dentro del contexto que configura su existencia.

Leer más...

sábado, 8 de diciembre de 2018

Volverse Consciente

Tenemos muchas cosas ya establecidas, como los hábitos, los modos usuales de pensar, las asociaciones, las defensas y muchas otras cosas. De modo que nuestras acciones no son todas controladas por influencias externas y por las que tengamos una respuesta natural. Muchas cosas son el resultado de influencias primordiales.

Nuestro poder de elección sólo empieza cuando comenzamos a comprender nuestra situación, nuestra forma automática de actuar, y cuando comenzamos a luchar por algo más. Para eso hay posibilidades. Pero este es un modo diferente de vivir: o determinismo o libertad. Algunas cosas están en nuestro poder si sabemos cómo cambiarlas o cómo hacerlas girar. Sólo que debemos saberlo. Todo es relativo.

La inconsciencia es la forma o el nivel de nuestro ser. Uno empieza a despertar cuando comienza a seguir las directrices del camino del guerrero, si se le muestra el modo, pero estar despierto indica el nivel del ser mismo. De modo que toda esta lucha con las emociones negativas, tratando de detener las acciones desgastantes de energía, tratando de recordarse, todo esto conduce al despertar, pero un guerrero no podrá despertar antes de despertar.

Cuando el hombre corriente trata de volverse consciente, ve que no puede. Al tratar de volverse consciente, todo el trabajo del guerrero es suyo propio. Sólo en este camino se dice claramente que no se puede "hacer" nada. Todos los demás empiezan con "hacer" en un sentido u otro, pues dicen: haga esto o haga aquello.

En el camino del guerrero uno ha de empezar en las condiciones de la vida corriente; no es necesario acudir a una escuela cerrada ni a un monasterio. Debido a eso, es particularmente necesario entender, primero de todo, que uno no puede "hacer" nada, y que lo único que uno puede empezar a "hacer" es tratar de recordarse: entender una cosa y practicar la otra.

Leer más...

jueves, 6 de diciembre de 2018

En la Vida Todo Sucede
La Ilusión de "Hacer"

El hombre corriente piensa que puede "hacer" o "no hacer". Pero si trata de pensar del modo correcto, se daría cuenta que no puede "hacer" nada, que las cosas simplemente suceden. Una cosa viene después de otra y tan sólo sucede o no sucede, y nadie puede remediarlo. Lo más simple es tratar de observarse.
Está tan acostumbrado a pensar que las cosas podrían ser diferentes que no trata de cambiar las cosas que podría cambiar. Puede cambiar hoy, pero ayer terminó. Si cambia hoy, mañana las cosas pueden suceder de manera diferente. Esto parece una contradicción, pero es precisamente su creencia de que las cosas pueden ser diferentes lo que le impide hacer lo que puede para tornarlas diferentes.

El hombre corriente no quiere renunciar a la idea de que puede "hacer", de modo que aunque comprenda que las cosas suceden, encuentra excusas, como: "Esto es una casualidad, pero mañana será diferente".
He aquí por qué no puede comprender esta idea. A lo largo de toda su vida ve cómo suceden las cosas, pero aún las explica como accidentes, como excepciones a la regla de que puede "hacer". Olvida, o no ve, o no presta demasiada atención. Siempre piensa que, a cada momento, puede "hacer". Si ve en su vida un tiempo en el que trató de hacer algo y fracasó, ese será un ejemplo, porque descubrirá que explicó su fracaso como un accidente, como una excepción. Si la misma situación se repite, pensará que será capaz de "hacer", y si fracasa nuevamente, explicará otra vez su fracaso tan sólo como un casualidad. Es muy útil recorrer tu vida desde este punto de vista. Te propusiste una cosa y sucedió algo diferente. Si eres realmente sincero, lo verás, pero si no lo eres, te persuadirás de que lo sucedido fue exactamente lo que querías.

Cuando las cosas suceden de cierto modo, el hombre ordinario es llevado por la corriente pero piensa que es él quien lleva a la corriente.
Por ejemplo, si se prepara para hacer algo, aprende a seguir cierta dirección de los acontecimientos, o si prefieres, a poner en marcha ciertos acontecimientos, y luego éstos se desarrollan, y corre detrás de ellos aunque piense que es él quien los conduce.

Leer más...

domingo, 2 de diciembre de 2018

Un Guerrero No puede Hacer

La parte central del propio compromiso es entender el hecho de que no podemos "hacer". Haciendo el intento de hacer lo que nunca hiciste antes o haciendo las cosas de otro modo, es cómo puedes entender esto. Entonces verás si puedes "hacer" o no. La mitad de las cuestiones formuladas versan sobre el "hacer": cómo cambiar esto, destruir aquello, evitar alguna cosa, etc. Pero es necesario un enorme esfuerzo para cambiar incluso una sola insignificancia. Hasta que lo intentes, nunca lo comprenderás.

Comprende… no piensas suficiente, no observas bastante. No puedes cambiar nada, salvo a través del camino del guerrero. Esto, por lo general, se olvida. El camino muestra cómo las cosas pueden cambiarse y realizarse de modo diferente, y desde dónde puede empezarse. Incluso estando en el camino del guerrero esto es tremendamente difícil, pero fuera de él es imposible, absolutamente imposible. Cuando se comprenda eso, se empezará a entender el valor del camino del guerrero, porque en él hay una oportunidad, sin él no hay ninguna.

La idea de que no podemos "hacer" es importantísima y debemos volver a ella siempre. Si esta idea no está clara, o ciertos rasgos de ella no están claros, hay que formular preguntas sobre ella porque es necesario entenderla y recordarla. Todo "sucede". Un guerrero no puede "hacer" nada. Desde el momento en que nacemos hasta que morimos suceden, suceden y suceden cosas, y pensamos que estamos haciendo. Este es nuestro estado natural en la vida, y hasta la mínima posibilidad de hacer algo llega solamente a través del acecho, y primero solamente en uno mismo, no externamente. Incluso en uno mismo, "hacer" comienza muy a menudo con “no hacer”. Antes que se pueda hacer algo que no se puede hacer, deberás no hacer muchas cosas que hiciste antes. Por ejemplo, no podrás despertar queriendo tan sólo despertar, pero podrás impedirte dormir demasiado y demasiado tiempo.

Leer más...

sábado, 29 de septiembre de 2018

La Maravillosa Aventura de Vivir

El Camino del Guerrero es un compendio de actividades prácticas que sitúan a la persona en una posición inmejorable para enfrentar de manera óptima los desafíos que se le presentan en su vida cotidiana. Este mejoramiento se consigue mediante la recuperación de capacidades innatas que toda persona lleva dentro de sí, pero que han sido ocultadas por la represión, la educación y los condicionamientos culturales desde el momento del nacimiento.

El Camino del Guerrero nos permite descubrir, no solo la forma de dejar de lado el alineamiento al que parece estar condenado el ser humano moderno, sino también la manera de obtener el impulso y el coraje necesarios para sorprendernos con la maravilla que es la aventura de estar vivos en un mundo en constante cambio, y crear las condiciones necesarias para vivir nuestras vidas de una manera plena y altamente satisfactoria.

Aprender a “ver” y rastrear la energía, fluyendo en la dirección que nos muestra para estar en armonía con la vida, es una de las consecuencias que nos otorga el Camino del Guerrero. Un guerrero salta los muros en lugar de golpearse contra ellos. Este es el espíritu de guerrero que ahora nos impregna y que reconocemos como propio, porque desde siempre ha estado en el interior de nuestros corazones y ahora nos permitimos sentirlo y dejar que sea él quien tome las riendas de nuestros actos.

Mediante trabajos específicos de “darse cuenta”, “no-hacer”, “acecho” y “recapitulación”, el Camino del Guerrero permite ampliar la visión que tenemos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, lo cual conlleva desarrollar la confianza como seres humanos, pero no la confianza del hombre común, sino la confianza del guerrero; llegando a la humildad que implica ser impecable en los propios actos y sentimientos.

Leer más...

jueves, 23 de agosto de 2018

La Necesidad de Anular la Dualidad

Un guerrero que cuenta con su humildad sabe que su destino es el mismo que el de cualquier otro ser vivo de la tierra. Así que, en lugar de ilusionarse con falsas esperanzas, trabaja concreta y duramente para salir de su condición humana y acogerse a la única salida que tenemos: la ruptura de nuestra barrera perceptual.


Previa al nacimiento, la dualidad impuesta al hombre no existe, pero a partir del nacimiento las dos partes son separadas. Una parte se vuelve hacia el exterior y se convierte en el cuerpo físico; la otra, hacia el interior y se convierte en el doble. Al morir la parte más pesada, el cuerpo, regresa a la Tierra para ser absorbida por ella, y la parte ligera, el doble, se libera. Pero desafortunadamente, puesto que el doble no fue perfeccionado nunca, experimenta la libertad por sólo un instante antes de dispersarse en el universo.

Si morimos sin haber borrado nuestro falso dualismo del cuerpo y la mente, morimos una muerte ordinaria. Morimos porque la posibilidad de ser transformados no forma parte de nuestros conceptos. Esta transformación tiene que lograrse mientras estemos vivos y, llevar a cabo nuestra tarea con éxito, es el único propósito verdadero que un ser humano puede tener. Todos los demás son logros transitorios, puesto que la muerte los disuelve en la nada.

Leer más...

viernes, 12 de enero de 2018

Pórtico del Infinito

El punto de enfoque de la muerte es prodigioso, restituye los verdaderos valores de la vida.

El "no-hacer" es una actividad especialmente diseñada para desterrar de nuestras vidas todo vestigio de cotidianidad. El "no-hacer" introduce a un guerrero en un ámbito de maravilla y desconcierto muy refrescante para la energía, a cuyo efecto sobre la conciencia se le llama "parar el mundo".
El "no-hacer" no se puede razonar. Cualquier esfuerzo encaminado a comprenderlo, en realidad es una interpretación de la enseñanza que cae automáticamente en el campo del hacer.

La premisa de un guerrero para tratar con este tipo de prácticas es el silencio mental, y la calidad de silencio requerida para algo tan descomunal como parar el mundo, sólo puede venir de un contacto directo con la gran verdad de nuestra existencia, la de que todos vamos a morir.
Conocerse a sí mismo, ser conscientes de la muerte personal. Ella no es negociable, es lo único que de veras se tiene. Todo lo demás podrá fallar, pero la muerte no, a ella puede darse por segura. Podemos aprender a usarla para producir efectos verdaderos en la vida.

Un guerrero que cuenta con su humildad sabe que su destino es el mismo que el de cualquier otro ser vivo de la tierra. Así que, en lugar de ilusionarse con falsas esperanzas, trabaja concreta y duramente para salir de su condición humana y acogerse a la única salida que tenemos: la ruptura de nuestra barrera perceptual.
Al mismo tiempo que escucha el consejo de la muerte, un guerrero se hace responsables de su vida, de la totalidad de sus acciones. Se observa, se reconoce y vive intensamente. La intensidad es lo único que puede salvarnos del aburrimiento.
Una vez alineados con la muerte se está en condiciones de dar el siguiente paso, reducir al mínimo el equipaje. Este es un mundo-prisión y hay que salir como fugitivos, sin llevar nada. Los seres humanos somos viajeros por naturaleza. Volar y conocer otros horizontes es nuestro destino.

El poder que nos rige nos ha dado a elegir. O pasamos la vida merodeando en torno a nuestros hábitos, o nos animamos a conocer otros mundos. Sólo la conciencia de la muerte puede darnos el empujón necesario.
La persona común pasa su existencia entera sin detenerse a reflexionar, porque piensa que la muerte está al final de la vida; al fin y al cabo, ¡siempre tendremos tiempo para ella! Pero un guerrero ha descubierto que eso no es cierto. La muerte vive a un costado, a un brazo de distancia, permanentemente alerta, mirándonos, dispuesta a saltar a la menor provocación. El guerrero convierte su miedo animal a la extinción en una oportunidad de gozo, pues sabe que todo lo que tiene es este momento. Piensen como guerreros, ¡todos vamos a morir!.

Los humanos tenemos una visión egocéntrica y extremadamente simplista del universo. Jamás nos detenemos a considerar nuestro destino como seres transitorios. Sin embargo, la obsesión por el futuro nos delata.
No importa la sinceridad o el cinismo de nuestras convicciones, en el fondo, todos sabemos qué es lo que va a pasar. Por eso dejamos señales. Construimos pirámides, rascacielos, hacemos hijos, escribimos libros o, por lo menos, dibujamos nuestras iniciales en la corteza de un árbol. Detrás de ese impulso subconsciente está el temor ancestral, la convicción callada de la muerte.

A diferencia del hombre común, un guerrero está ávido de cualquier situación que le lleve más allá de la interpretación social. ¿Qué mejor oportunidad que su propia extinción?
Gracias a sus frecuentes incursiones por lo desconocido, él sabe que la muerte no es natural, es mágica. Las cosas naturales están sujetas a leyes, la muerte no. Morir es siempre un suceso personal, y por esa sola causa, es un acto de poder.
La muerte es el pórtico del infinito. Una puerta hecha a la medida de cada uno de nosotros, que cruzaremos un día de vuelta al origen. Nuestra falta de comprensión nos mueve a verla como el reductor común. Pero no, no hay nada de común en ella; todo a su paso se torna extraordinario. Su sola presencia da poder a la vida, concentra los sentidos.

Nuestra existencia está hecha de hábitos. Al nacer, ya estamos programados como especie, y nuestros padres se encargan de estrechar aun más ese programa al conducirnos hacia lo que la sociedad espera de nosotros. Pero nadie puede morir como rutina, porque la muerte es mágica. Ella te hace saber que es tu inseparable consejera y te dice: "Sé impecable; la única opción es ser impecable."

Un guerrero no es negativo, no busca el fin. Pero él saben que lo que le da valor a la vida es tener un objetivo por el cual morir. El futuro es imprevisible e inevitable. Algún día ya no vas a estar aquí, así que ya te fuiste.
Tanto para el guerrero como para el hombre común la urgencia de vivir es la misma, porque ninguno de los dos sabe cuándo se acabarán sus pasos.
¡La muerte no es un juego! Si no fuera por ella no habría fuerza alguna en lo que hace un guerrero. Ella te involucra personalmente, quieras o no. Tú puedes ser tan cínico como para descartar otros tópicos de la enseñanza, pero no puedes burlarte de tu final, porque está más allá de tu decisión y es implacable.
Todos estamos ahí, esperando en el andén de la eternidad, pero no todos lo sabemos. La conciencia de la muerte es un arte mayor.

Cuando un guerrero pone en jaque a sus rutinas, cuando ya no le importa estar acompañado o estar solo, porque ha escuchado el susurro silencioso del espíritu, entonces se puede decir que, verdaderamente, ha muerto. A partir de ahí, aun las cosas más simples de la vida se vuelven para él extraordinarias. Por eso un guerrero aprende a vivir de nuevo. Saborea cada momento como si fuera el último. No se consume en disgustos ni derrocha su energía. No espera a ponerse viejo para reflexionar sobre los misterios del mundo. Se adelanta, explora, conoce y se maravilla.

Si quieres hacer espacio a lo desconocido, dale entrada a tu extinción personal. Acepta tu destino como el hecho inevitable que es. Purifica ese sentimiento, haciéndote responsable por el increíble suceso de estar vivo. No le supliques a la muerte, ella no es condescendiente con quienes claudican. Invócala, consciente de que viniste a este mundo para conocerla. Desafíala, aun sabiendo que, hagas cuanto hagas, no tienes la menor posibilidad de vencerla.

Leer más...

lunes, 8 de enero de 2018

El Control de la Instalación Foránea

La condición de un guerrero es librarse de la persona que cree ser, de no identificarse con ella. Un guerrero sólo puede estar en el estado de conciencia de sí, y cada paso en el camino en esa dirección significa esfuerzo. Nada puede ocurrir por sí mismo. Si cambiamos nuestro ser, las cosas serán diferentes, pero en este estado nada puede ser diferente.

La instalación foránea realmente no se adapta. Adaptarse en el sentido corriente significa, más o menos, una acción controlada. La instalación foránea reacciona de modo diferente, según lo que es, pero no puede adaptarse. Y necesariamente no torna más cómodas las cosas, no se puede confiar en ella. Se debe entender que no se puede tener el mínimo control de la instalación foránea. Cuando empezamos a verla, comprendemos que lo controla todo y que nada puede controlarla. Un guerrero debe separar en él lo que puede controlar y lo que no puede controlar. Lo que no puede controlar pertenece a la instalación foránea, y lo que puede controlar pertenece a su ser real.

Primero, se deben conocer todos sus rasgos, y luego debe pensar correctamente, antes de intentar destronar a la instalación foránea. Cuando se piensa correctamente, hallarás modos de tratarla. No debes justificarla; ella vive de la justificación, e incluso de la glorificación, de todos sus rasgos. En cada momento de nuestra vida, incluso en los momentos tranquilos, estamos siempre justificándola, considerándola legítima y encontrándole todas las excusas posibles; eso es pensamiento equivocado.

Al empezar a acechar la instalación foránea, empezamos a ver cada vez más las rutinas. Paralelamente con la comprensión de nuestras rutinas, hacemos el intento de cómo salir de ellas por medio de la creación de algo que no sea automático. ¿Cómo podemos hacerlo? Primero, debemos pensar sobre lo que queremos, separar lo importante de lo no importante. Acecharse a uno mismo, el deseo de conocer las propias debilidades y seguir las premisas del camino, la lucha por ser conscientes, no son actos mecánicos; de eso podemos estar seguros. Y si miramos desde este punto de vista, veremos en nosotros muchas cosas imaginarias. Estas cosas imaginarias pertenecen a la instalación foránea: las emociones imaginarias, los intereses imaginarios, las ideas imaginarias sobre nosotros mismos. Debemos comprender cuánto estamos en poder de la instalación foránea y de cosas inventadas por ella, que no tienen existencia real. Hay que aprender a separar en nosotros aquello de lo que realmente depende nuestra vida, de aquello de lo que no depende. Eso puede servir como comienzo. Conocernos mejor nos ayudará a despertar.

Leer más...

jueves, 16 de noviembre de 2017

La Cualidad del Guerrero

Ser guerrero es una cualidad de la mente. Un guerrero es alguien que lo arriesga todo. Un guerrero no va detrás del beneficio; un guerrero va buscando alcanzar una experiencia trascendente.

La cualidad del guerrero es la acción que llega sin pensar, la acción es sin mente; la acción es total. Cuando un guerrero se enfrenta ante un peligro inminente, no hay tiempo para el pensamiento. Cuando la posibilidad de morir le acecha, a un guerrero, no puede permitirse dejar funcionar a la mente, ya que los pensamientos necesitan tiempo y en las emergencias, un guerrero, no puede dejar funcionar a la mente. Se puede pensar cuando se está sentado en una silla, pero cuando estás frente a un enemigo solo puedes actuar.

Para un guerrero toda la vida es una situación de emergencia y en cualquier momento puede atacarle el principal de sus enemigos, así como encontrarse con feroces circunstancias que no dejan de acecharle. Toda la vida es una guerra. Si estás alerta verás que toda la vida es una guerra, y que en cualquier momento puedes morir; por eso la situación de emergencia es permanente. Estate alerta, sé como un guerrero moviéndose entre el enemigo. En cualquier momento, en cualquier lugar, puede saltar sobre ti la muerte; no dejes entrar a la mente. Y sé un guerrero; este salto sólo pueden darlo los guerreros impecables. El salto es tan grande que aquellos que están pensando en beneficios no pueden darlo. Es un gran riesgo; podrías perderlo todo y podrías no ganar nada.

Un hombre ordinario tiene una mente calculadora. Todo niño es un guerrero y cómo pierden la cualidad todos los guerreros es una larga historia: toda la sociedad, la educación, la cultura, el condicionamiento, te vuelve más miedoso, más asustado. No puedes correr riesgos, y todo lo que es hermoso es arriesgado.
El amor es un riesgo. La vida es un riesgo. La libertad es el riesgo supremo, y no la alcanzarás por medio de las matemáticas, sino tomando el mayor riesgo, arriesgando todo lo que tienes. Y tú no conoces lo desconocido: arriesgas lo conocido y no conoces lo desconocido.

Un hombre ordinario te dirá: ¿Qué estás haciendo, perdiendo todo lo que tienes por aquello que nadie sabe si existe o no? Un guerrero dice: Lo conocido ya ha sido conocido, deja de tener interés; se ha convertido en una carga y es inútil transportarla. Lo desconocido debe ser conocido ahora, y debo de arriesgar lo conocido por lo desconocido.

Y si puedes arriesgar, arriesgando totalmente, sin guardarte nada, sin hacerte trampas, sin ocultar nada; de repente lo desconocido te envuelve. Y cuando llega, te das cuenta de que no es solo lo desconocido, también es lo incognoscible. No está en contra de lo conocido, está más allá de lo conocido. Para adentrarse en esa oscuridad, para adentrarse en ese lugar inexplorado sin mapas, sin senderos, para adentrarse sólo en ese absoluto, hace falta tener la cualidad del guerrero.

A muchos de vosotros todavía os queda algo de esto porque una vez fuisteis niños; erais todos guerreros, soñabais con lo desconocido. Esa esencia está oculta pero no puede ser destruida; está ahí, todavía tiene un rincón propio en vuestro ser. Sacadla a la luz del día y seréis de nuevo guerreros.

Y no te deprimas por tener una mente calculadora. No te deprimas; puedes volver a ser un guerrero en cualquier lugar, en cualquier momento. Tomar riesgos es una cualidad de la mente, confiar es ir más allá de lo que es seguro.
El más grande de los guerreros no tiene que luchar contra otros. La lucha es con algo dentro de sí mismo. Y para conseguir la victoria, uno tiene que estar muy alerta, como un guerrero.

Leer más...

domingo, 27 de agosto de 2017

Ejercicio (la Accion) de Observarse a Sí Mismo

Esta práctica es para realizarla a lo largo de la vida, varias veces al día, durante algunos minutos cada hora; abordándolo gradualmente, después de algunos días de preparación preliminar.


Se trata de describirse a uno mismo con palabras explícitas y concisas, pero expresando también que uno mismo puede, en ese momento, ser consciente. Se puede comenzar cada descripción por «aquí y ahora», o bien por «en este preciso momento»; dejando que la atención se desplace de un objeto a otro, o de una persona a otra, o hacia otros objetos, al agrado de cada uno, notando bien la naturaleza de lo que se mira verdaderamente, es decir, lo que retiene la atención de uno en ese momento.
Hay que mirar lo que hay alrededor y formular, silenciosamente para uno mismo o en voz alta cuando se está solo, cada experiencia consciente, sin omitir nada, diciéndose: «aquí y ahora soy consciente de...» o «ahora y aquí soy consciente de que...»; a la vez que se observan al mismo tiempo los sentimientos, las emociones, los pensamientos en relación a la persona, objeto o acontecimiento que atrae nuestra atención y, por ello, darse uno cuenta de que es consciente.
Después se hace una formulación exacta de lo que se observa: «esto me gusta / me disgusta...», o bien «siento hacia ella, él o esto, la emoción o el pensamiento de...». Se ha de diferenciar entre las diversas partes de sentimientos o pensamientos: «es esto en él, ella o eso lo que me gusta / me disgusta...». También: «pienso esto acerca de ella, él o eso».

Para comenzar, se debe observar y prestar atención a los acontecimientos externos percibidos por los sentidos, pero sin suprimir el resto de experiencias.
Más tarde, se adjunta la observación simultánea de los acontecimientos y procesos interiores: asociaciones, pensamientos, emociones, sensaciones, tensiones musculares, sueños, etc.
Hay que distinguir los diferentes procesos internos considerándolos uno a uno en relación a los otros, y concentrándose durante cierto tiempo sobre cada uno de ellos: por ejemplo, sobre las emociones y sentimientos al principio, luego sobre los pensamientos, después sobre las tensiones musculares u otras reacciones corporales, etc. Hay que seguir cada uno de los acontecimientos externos e internos que uno asocia, reconociendo, con el máximo de detalles, los diversos objetos y acontecimientos.
Se debe conseguir, también, ser consciente de la trama entera del acontecimiento o acontecimientos dramáticos, cuyas partes componentes, dentro de uno mismo, son las reacciones personales.

Llegado ese momento, se debe mantener durante el máximo tiempo la presencia de la constatación o sensación de «aquí y ahora soy consciente de... y observo activamente...», la sensación de actualidad, de presencia de lo que ocurre, la constatación de que la consciencia existe verdaderamente o que, en todo caso, puede existir con un poco de esfuerzo, y por tanto, uno existe también.
Es preciso asegurarse de que es uno mismo quien está viviendo esta experiencia, que es uno mismo quien la provoca, quien la hace reaccionar, quien hace el esfuerzo de grabarla en la memoria.

Hay que prestar atención tanto a lo observado como a las experiencias internas, abstractas y mentales, las emociones y sentimientos, y las sensaciones corporales: lo que atrae a uno hacia el pasado, lo que lo empuja hacia el futuro, lo que uno desea ver llegar o debe llegar, o lo que llega espontáneamente, lo que uno invoca de forma voluntaria y, en consecuencia, provoca la realización, y aquello de lo que uno trata de escapar.

Leer más...

miércoles, 2 de agosto de 2017

Estados de Conciencia Acrecentada

El acrecentamiento de conciencia es lo que nos hace pensar cada vez más relativamente. El pensamiento relativo, radica en ver la parte en relación con el todo y no ver tan solo la parte aislada. Una mente estrecha, con unos pocos juicios fijos y adquiridos, tendrá una vida desdichada debido a que siempre juzga desde una pequeña parte, algún detalle adquirido por su Importancia Personal. Cuando nos damos cuenta de nuestra total nulidad, cuando percibimos mediante un prolongado, imparcial y sincero acecho, que en realidad nada sabemos y no somos en absoluto lo que imaginamos ser, es cuando se produce en nosotros un acrecentamiento de la conciencia. Pero esta comprensión no puede ser alcanzada por uno mismo —de otro modo es autocompasión y emoción negativa. Esta comprensión es otorgada en destellos─. Es, de hecho, cercana a la emoción positiva, la que, como es sabido, es solo concebida como recompensa y es algo que nadie puede crear en sí mismo. Nunca una emoción positiva puede ser una recompensa. Lo que denominamos una emoción "positiva" está al servicio activo de una emoción negativa de tal modo que en la vida inconsciente el amor y el odio son casi siempre indistinguibles. Pero una emoción positiva carece de opuesto y nunca puede convertirse en aversión. En un estado acrecentado no hay opuestos. Cuanto más difícil y despreciable es una persona, tanto más opuestos tendrá —observación que se aplica a todos, en especial a aquellos que se imaginan, a causa de un retrato de sí mismos estar llenos de amorosa bondad, pero si se les golpea sagazmente, se convierten en demonios de aborrecimiento, desdén, venganza y todo lo demás.

Todo crecimiento de la comprensión significa un crecimiento del doble y un crecimiento de la conciencia. Después de trabajar sobre uno mismo durante mucho tiempo se advertirá muy gradualmente que la comprensión se vuelve cada vez más amplia. Y recapitulando, se verá que lo que antes se creía observación de uno mismo, en realidad no lo era.

Uno se da cuenta, sin buscarlo, que estaba tratando con cosas inservibles, y se empieza a percibir lo que significa la forma humana con su montón de defensas, de orgullo, vanidad, actitud fija, falsos retratos, mentiras, valores adquiridos y todo lo demás, a los que se consideraba en realidad como la verdad, y se lo ignoraba y no se podía hablar ni mencionarlo, porque de haberlo hecho habría sido mal interpretado por la insignificante importancia personal.

Leer más...

domingo, 25 de junio de 2017

El Metodo de los Acechadores en el Trato con la Gente

Estamos inmersos en el misterio. Formamos parte de lo inexplicable. Por lo tanto, no podemos deshonrar el misterio del hombre sintiendo lástima por uno mismo o tratando de razonar ese misterio, del que formamos parte. Podemos degradar lo disparatado del hombre comprendiéndolo. Pero no hemos de pedir disculpas ni por una ni por otra cosa; ambas son necesarias.
Una de las de las maniobras de los acechadores es poner el misterio y los disparates frente a frente en cada uno de nosotros. Las prácticas de acecho no son algo para disfrutar abiertamente; ya que son en realidad prácticas censurables, hasta ofensivas. No es recomendable discutir o practicar los principios del acecho en la conciencia normal.
El propósito del acecho es doble; primero, mover el punto de encaje con la mayor constancia y el menor peligro posibles; y segundo, imprimir sus principios a un nivel tan profundo que el inventario humano sea pasado por alto, como lo es también la reacción natural de desechar y menospreciar algo que puede ser ofensivo a la razón.

Hay dos grupos principales de seres humanos: aquellos a quienes les importan los demás y aquellos a quienes no les importan. Entre estos dos extremos existe una combinación interminable de los dos.
Un hombre, que no sólo sea generoso; también que sea un hombre absolutamente encantador, irresistible. Que siempre esté profunda y sincera mente interesado en todos los que le rodean. Amable y abierto, dado a regalar todo lo que tenga a quien lo necesite, o a cualquier persona que le caiga simpática. A su vez, los demás lo adoran porque, siendo un maestro del acecho, les comunica a todos sus verdaderos sentimientos: nadie le importa lo más mínimo.
Eso es el acecho. Nadie importa un pepino y, por ello se puede ayudar a la gente. Dar todo lo que se tenga y aún lo que no se tenga, porque dar o no dar no importa en lo absoluto.

Ahora bien, cuando a un hombre le importan sus semejantes, siempre exige que le honren. Los que se preocupan por los demás se preocupan por sí mismos y exigen que se reconozcan los méritos de quien lo merezca.
Aquéllos que se preocupan por sus semejantes, jamás ayudan a nadie. La generosidad los incomoda; ni siquiera pueden concebir que alguien le tenga cariño, y se sienten ciertamente estúpidos regalándole a alguien la camisa que traigan puesta. Les importan tanto sus semejantes, que no hacen nada por ellos. No sabrían qué hacer. Y si hicieran algo, siempre tendrían la irritante sensación de estarles imponiendo su voluntad con sus regalos.

Cualquier guerrero puede tener éxito con la gente, siempre y cuando mueva su punto de encaje a una posición en la que no tenga ninguna importancia si la gente lo quiere o no lo quiere o si lo ignoran. Pero eso no es lo mismo.
Los acechadores a los que no les importa la gente suelen ser líderes naturales. Pueden ayudar a una persona a hacer cualquier cosa. Estos guerreros pueden ayudar a la gente a curarse, o los pueden ayudar a enfermarse. Los pueden ayudar a encontrar la felicidad o los pueden ayudar a encontrar la desgracia. En realidad, en lugar de decir que estos guerreros ayudan a la gente, deberíamos decir que la afectan. Y, no sólo afectan a la gente, sino que la llevan y la traen activamente, como manejen las circunstancias.

Todos los entendimientos son de dos tipos. Uno es simplemente exhortaciones que uno se da a sí mismo, grandes arranques de emoción y nada más. El otro no va unido a arranques emocionales sino a la acción. Los entendimientos emocionales vienen años después, cuando el guerrero, mediante el uso, ha solidificado la nueva posición de su punto de encaje.

Leer más...