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Tradicion Tolteca
La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.
Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.
La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.
Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.
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miércoles, 22 de abril de 2020
Experiencia Corporal del Guerrero
El conocimiento se convierte en entendimiento cuando va asociado con el sentimiento. Solo una comprensión profunda, cargada de un valor emocional fuerte, es capaz de modificar los patrones estructurados de la conducta. La mente ejerce una función directiva sobre el cuerpo. Un guerrero puede a través de su mente dirigir la atención a diferentes partes de su cuerpo, hacia adentro o hacia afuera, también hacia su propio cuerpo o hacia los objetos externos. La energía se enfoca, de hecho, sobre uno mismo o se proyecta sobre el mundo exterior. Un geurrero puede variar la concentración entre estos dos puntos con facilidad y rapidez, de forma que al mismo tiempo es consciente de su cuerpo y del medio que lo rodea. Se da cuenta de lo que le está ocurriendo y, al mismo tiempo, de lo que está pasando a los demás. Pero no todos tienen esta capacidad. Algunos piensan demasiado en sí mismos y desarrollan una conciencia confusa. Otros, en cambio, se fijan tanto en lo que está ocurriendo en torno suyo, que pierden la conciencia de sí mismos.
Darse cuenta del propio cuerpo es la manera que un guerrero tiene para saber quién es, es decir, de conocer su propia mente. De esta manera la mente funciona como un órgano perceptivo y reflexivo, que siente y define el propio estado de ánimo, los sentimientos y deseos propios, etc. Conocer la propia mente es saber lo que se quiere y lo que se siente.
Cuando el guerrero no puede decidirse o tomar una determinación, es que tiene conciencia de dos sentimientos opuestos igualmente fuertes. En estos casos, la decisión es imposible casi siempre, hasta que un sentimiento se imponga al otro. Cuando la mente está abrumada de sentimientos que no puede aceptar y el guerrero no se atreve a concentrarse sobre ellos, éste se separa y disocia su percepción consciente del cuerpo. De este modo, queda despersonalizado y actúa sin control, abandonando todo intento de recuperar el propio dominio.
El hombre ordinario reprime muchas veces sus miedos porque los considera amenazantes, su ira porque es demasiado peligrosa y su desesperación porque ejerce una influencia demasiado desalentadora. También reprime su conciencia de dolor, como cuando ha experimentado un desengaño, porque no pueden tolerar tal sufrimiento. La represión del sentimiento disminuye la exaltación del cuerpo y la capacidad de la mente para concentrarse. Es la causa principal de la pérdida de su poder. La mayor parte de las veces su mente está preocupada por la necesidad de conservar su control a expensas de sentirse más vivo.
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