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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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domingo, 16 de junio de 2019

Desafíos de un Guerrero

Cambiar depende de uno mismo y eso no es posible sin andar un camino. Una persona puede conocer muchas cosas y quedarse como está. La posibilidad de cambiar no es fácil. El hombre corriente tiene aun la idea que puede hacer lo que quiera a pesar de todos sus estudios de liberación y el determinismo, sin embargo todavía no ha comprendido que no puede hacer nada, porque en su interior no hay libertad a pesar de su conocimiento y de todo lo que hace; él no se liberará, porque no tiene la particularidad de estar presente.

Tenemos muchos enemigos independientes, pero los principales y más activos son la autosuficiencia y la importancia personal. Hay una enseñanza que los llama representantes y mensajeros del diablo mismo. Hay muchos enemigos más, aunque estos dos son los más fundamentales, y ya que sería difícil enumerarlos a todos y trabajar directa y específicamente en cada uno de ellos, además de que tomaría demasiado tiempo ya que hay tantos; así que tenemos que habérnoslas con ellos indirectamente para liberarnos de varios a la vez.

Estos representantes del volador se mantienen incesantemente en el umbral que nos separa del mundo exterior, e impiden la entrada no sólo a buenas, sino también a malas influencias externas. De modo que tienen un lado bueno, como también un lado malo.
Para un hombre que desea discriminar entre las influencias que recibe, es una ventaja tener estos guardianes. Pero si quiere que entren todas las influencias, sin importar lo que puedan ser —pues es imposible sólo elegir las buenas— debe liberarse lo más posible, y finalmente por completo, de estos guardianes, que algunos consideramos indeseables.
Para esto hay muchos métodos y un gran número de recursos. Personalmente, yo les aconsejaría que traten de liberarse y hacerlo sin teorizar innecesariamente, por simple razonamiento activo consigo mismos.
A través de un razonamiento activo, esto es posible, pero si alguien no tiene éxito, si no lo logra a través de este método, no quedan otros recursos para lo que vendrá después. Tomemos, por ejemplo, la importancia personal, que ocupa casi la mitad de nuestro tiempo y de nuestra vida. Si alguien, o algo, ha ofendido a nuestra importancia personal, entonces no sólo en ese momento sino durante mucho tiempo después, cierra todas las puertas y por lo tanto impide que entre la vida. Cuando estoy conectado con el exterior, vivo. Si sólo vivo dentro de mí, esto no es vida; sin embargo, todo el mundo vive así. Cuando me observo a mí mismo, me conecto con el exterior.

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lunes, 10 de diciembre de 2018

El Control Interior es el Comienzo de Hacer

Cuando uno empieza a transitar por el camino del guerrero hay que hacer el intento de llevar a la práctica ciertas cosas. En el camino del guerrero hemos de "hacer", pues si no hacemos el intento de "hacer", no sucederá nada. Hemos de "hacer" desde el comienzo mismo: no muchas cosas, pero muy definidas. Si no te identificas, ya es el comienzo de "hacer". Si puedes abstenerte de hablar cuando tiene una inclinación hacia la charla, eso es ya "hacer". El "hacer" empieza al ir contra la corriente de los hábitos: primero en uno mismo, en las cosas personales. Puedes tratar de recordarte; luego, cuando empiezas a recordarte, podrás obtener ciertos resultados y verás que puedes hacer más cosas, pero todo con respecto a ti mismo. Podrás hacer algo sobre las emociones negativas, por ejemplo, y pensar de un modo nuevo. Pero fuera de ti, las cosas continuarán sucediendo y el mundo continuara girando como siempre.

Una vez más es necesario recordar que el hombre corriente no puede "hacer" nada; en su caso, todo "sucede". Si hace cosas buenas, eso significa que no puede hacer cosas malas; si hace cosas malas, eso significa que no puede hacer cosas buenas. Una cosa no es mejor que otra en ese sentido, porque todo es inconsciente. No obstante, uno empieza a darse cuenta, al seguir las enseñanzas del camino del guerrero, y tiene que aprender a "hacer". Uno ha de empezar con uno mismo: a conocerse, a acecharse, a tratar de eliminar ciertas cosas, a tratar de controlar otras cosas, etc.

Es muy útil observar cómo el hombre corriente siempre reacciona del mismo modo. Sólo tiene cinco o seis modos de reaccionar; sólo le suceden ciertas cosas y siempre reacciona de la misma manera ante ellas. Pero si trata de hacer todo lo que se le sugiere, y de no hacer todo lo que se le dice que se abstenga de hacer, las cosas cambiarán en el sentido correcto y un día, muy inesperadamente, podrá hacer algo que antes no podría haber hecho.

Si un hombre corriente dirige las cosas en sí mismo. Si en él no sucede nada innecesario, empezará a poder controlar las cosas que suceden fuera, pero primero debe controlar las cosas en él mismo. Mientras deje que las cosas "sucedan" en él, no podrá controlar nada afuera. ¿Cómo puede ser de otro modo? Una parte de él decide controlar las cosas, pero en lugar de eso toda su atención se ocupará de las cosas que le suceden tanto en su interior como en el mundo que le rodea.

Un guerrero aprende a controlar sus reacciones, luego, después de algún tiempo, descubrirá que puede controlar cada vez más, y después sucederá que podrá controlar, nuevamente no todos, pues hay una grandísima graduación, dentro del contexto que configura su existencia.

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jueves, 6 de diciembre de 2018

En la Vida Todo Sucede
La Ilusión de "Hacer"

El hombre corriente piensa que puede "hacer" o "no hacer". Pero si trata de pensar del modo correcto, se daría cuenta que no puede "hacer" nada, que las cosas simplemente suceden. Una cosa viene después de otra y tan sólo sucede o no sucede, y nadie puede remediarlo. Lo más simple es tratar de observarse.
Está tan acostumbrado a pensar que las cosas podrían ser diferentes que no trata de cambiar las cosas que podría cambiar. Puede cambiar hoy, pero ayer terminó. Si cambia hoy, mañana las cosas pueden suceder de manera diferente. Esto parece una contradicción, pero es precisamente su creencia de que las cosas pueden ser diferentes lo que le impide hacer lo que puede para tornarlas diferentes.

El hombre corriente no quiere renunciar a la idea de que puede "hacer", de modo que aunque comprenda que las cosas suceden, encuentra excusas, como: "Esto es una casualidad, pero mañana será diferente".
He aquí por qué no puede comprender esta idea. A lo largo de toda su vida ve cómo suceden las cosas, pero aún las explica como accidentes, como excepciones a la regla de que puede "hacer". Olvida, o no ve, o no presta demasiada atención. Siempre piensa que, a cada momento, puede "hacer". Si ve en su vida un tiempo en el que trató de hacer algo y fracasó, ese será un ejemplo, porque descubrirá que explicó su fracaso como un accidente, como una excepción. Si la misma situación se repite, pensará que será capaz de "hacer", y si fracasa nuevamente, explicará otra vez su fracaso tan sólo como un casualidad. Es muy útil recorrer tu vida desde este punto de vista. Te propusiste una cosa y sucedió algo diferente. Si eres realmente sincero, lo verás, pero si no lo eres, te persuadirás de que lo sucedido fue exactamente lo que querías.

Cuando las cosas suceden de cierto modo, el hombre ordinario es llevado por la corriente pero piensa que es él quien lleva a la corriente.
Por ejemplo, si se prepara para hacer algo, aprende a seguir cierta dirección de los acontecimientos, o si prefieres, a poner en marcha ciertos acontecimientos, y luego éstos se desarrollan, y corre detrás de ellos aunque piense que es él quien los conduce.

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domingo, 2 de diciembre de 2018

Un Guerrero No puede Hacer

La parte central del propio compromiso es entender el hecho de que no podemos "hacer". Haciendo el intento de hacer lo que nunca hiciste antes o haciendo las cosas de otro modo, es cómo puedes entender esto. Entonces verás si puedes "hacer" o no. La mitad de las cuestiones formuladas versan sobre el "hacer": cómo cambiar esto, destruir aquello, evitar alguna cosa, etc. Pero es necesario un enorme esfuerzo para cambiar incluso una sola insignificancia. Hasta que lo intentes, nunca lo comprenderás.

Comprende… no piensas suficiente, no observas bastante. No puedes cambiar nada, salvo a través del camino del guerrero. Esto, por lo general, se olvida. El camino muestra cómo las cosas pueden cambiarse y realizarse de modo diferente, y desde dónde puede empezarse. Incluso estando en el camino del guerrero esto es tremendamente difícil, pero fuera de él es imposible, absolutamente imposible. Cuando se comprenda eso, se empezará a entender el valor del camino del guerrero, porque en él hay una oportunidad, sin él no hay ninguna.

La idea de que no podemos "hacer" es importantísima y debemos volver a ella siempre. Si esta idea no está clara, o ciertos rasgos de ella no están claros, hay que formular preguntas sobre ella porque es necesario entenderla y recordarla. Todo "sucede". Un guerrero no puede "hacer" nada. Desde el momento en que nacemos hasta que morimos suceden, suceden y suceden cosas, y pensamos que estamos haciendo. Este es nuestro estado natural en la vida, y hasta la mínima posibilidad de hacer algo llega solamente a través del acecho, y primero solamente en uno mismo, no externamente. Incluso en uno mismo, "hacer" comienza muy a menudo con “no hacer”. Antes que se pueda hacer algo que no se puede hacer, deberás no hacer muchas cosas que hiciste antes. Por ejemplo, no podrás despertar queriendo tan sólo despertar, pero podrás impedirte dormir demasiado y demasiado tiempo.

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miércoles, 24 de octubre de 2018

Decretos de Libertad de un Guerrero

No abrigamos la creencia de que esta Tierra es un reino de miseria, donde el hombre está predestinado a la destrucción.

No creemos que la tragedia sea nuestro destino natural y no vivimos en el crónico temor de un desastre.

No esperamos ninguna desgracia hasta tener motivos para ello, y cuando surgen, somos libres para combatirlos.

No es la felicidad, sino el sufrimiento lo que consideramos antinatural.

No es el éxito, sino las calamidades lo que creemos anormal en nuestras vidas.

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lunes, 1 de octubre de 2018

Conocimiento Ancestral

Cualquier hegemonía socio-cultural de civilizaciones, imperios, culturas, pueblos, y demás, fue estructurada por algún sistema cognoscitivo, una impresión conjunta en el modo de ver y contemplar sus necesidades a todo nivel psico-social, ya sea a propósito o no, entablaron patrones de creencias y comportamientos que se asemejaban paralelamente unas con otras, esto quiere decir por ejemplo si en una Era toda manifestación humana debía ser la conquista, guerras y matanzas, fuerza física, agresión, competencias, todo esto como aspectos generales más notorios, en otro tiempo debería ser contrastadamente y como parte de doce ciclos definidos, la religión, el misticismo, la espiritualidad, la oración y la fe, las características más marcadas de esa Era.

El Conocimiento Ancestral no es cuestión de tiempo pasado, necesariamente; es por el contrario una condición más que cuestión, que hace referencia al hombre que reconoce y vivencia su ORIGEN, un hecho que implica ver más allá de su tiempo, tener una cualidad de Ser que refleje la armonía y el propósito cósmico, en una comprensión profunda de la naturaleza de las cosas y de los eventos que a su alrededor se abren paso en un contexto sin precedentes, tener la capacidad de atestiguar los misterios y verificar el orden causal que lo lleva a él a ser parte del universo, sin someterse completamente a la rueda del tiempo del que forma parte por tener un comienzo, un nacimiento, pero que de igual forma puede escapar por poseer “el secreto”.
Los Conocimientos Ancestrales son atemporales, no pertenecen a ningún tiempo, pudiendo ser encarnados por cualquiera, sin importar su época, siendo lo más importante la fortaleza de la unión, de la ligazón entre el buscador y el Espíritu Universal.

Esta interpolación de conceptos nos lleva al punto referencial de que en la actualidad (nuestro tiempo) definitivamente no hace falta vestirse con indumentarias típicas de tal o cual cultura, no hace falta andar por ahí voceando el nombre de algún pueblo antiguo, o hacer demostraciones pseudo-chamánicas de los rasgos culturales conservados como meros folklorismos entretenidos, para poder verse uno mismo como chamán. En definitiva, actualmente en los tiempos que corren absolutamente todos los conceptos de chamanismo (con extraordinarias excepciones) en términos, significados y demostraciones poseen una desmejorada conceptualización, ningún sistema vital de regencia y menos de claridad, mantenida con demasiada terminología errónea llena de ostracismo y confusión, con una nula organización esencial, que sea coherente y clara (hasta para la cara contemplativa de la objetividad biofísica): simplemente simplista y alegórica.

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sábado, 29 de septiembre de 2018

La Maravillosa Aventura de Vivir

El Camino del Guerrero es un compendio de actividades prácticas que sitúan a la persona en una posición inmejorable para enfrentar de manera óptima los desafíos que se le presentan en su vida cotidiana. Este mejoramiento se consigue mediante la recuperación de capacidades innatas que toda persona lleva dentro de sí, pero que han sido ocultadas por la represión, la educación y los condicionamientos culturales desde el momento del nacimiento.

El Camino del Guerrero nos permite descubrir, no solo la forma de dejar de lado el alineamiento al que parece estar condenado el ser humano moderno, sino también la manera de obtener el impulso y el coraje necesarios para sorprendernos con la maravilla que es la aventura de estar vivos en un mundo en constante cambio, y crear las condiciones necesarias para vivir nuestras vidas de una manera plena y altamente satisfactoria.

Aprender a “ver” y rastrear la energía, fluyendo en la dirección que nos muestra para estar en armonía con la vida, es una de las consecuencias que nos otorga el Camino del Guerrero. Un guerrero salta los muros en lugar de golpearse contra ellos. Este es el espíritu de guerrero que ahora nos impregna y que reconocemos como propio, porque desde siempre ha estado en el interior de nuestros corazones y ahora nos permitimos sentirlo y dejar que sea él quien tome las riendas de nuestros actos.

Mediante trabajos específicos de “darse cuenta”, “no-hacer”, “acecho” y “recapitulación”, el Camino del Guerrero permite ampliar la visión que tenemos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, lo cual conlleva desarrollar la confianza como seres humanos, pero no la confianza del hombre común, sino la confianza del guerrero; llegando a la humildad que implica ser impecable en los propios actos y sentimientos.

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viernes, 12 de enero de 2018

Pórtico del Infinito

El punto de enfoque de la muerte es prodigioso, restituye los verdaderos valores de la vida.

El "no-hacer" es una actividad especialmente diseñada para desterrar de nuestras vidas todo vestigio de cotidianidad. El "no-hacer" introduce a un guerrero en un ámbito de maravilla y desconcierto muy refrescante para la energía, a cuyo efecto sobre la conciencia se le llama "parar el mundo".
El "no-hacer" no se puede razonar. Cualquier esfuerzo encaminado a comprenderlo, en realidad es una interpretación de la enseñanza que cae automáticamente en el campo del hacer.

La premisa de un guerrero para tratar con este tipo de prácticas es el silencio mental, y la calidad de silencio requerida para algo tan descomunal como parar el mundo, sólo puede venir de un contacto directo con la gran verdad de nuestra existencia, la de que todos vamos a morir.
Conocerse a sí mismo, ser conscientes de la muerte personal. Ella no es negociable, es lo único que de veras se tiene. Todo lo demás podrá fallar, pero la muerte no, a ella puede darse por segura. Podemos aprender a usarla para producir efectos verdaderos en la vida.

Un guerrero que cuenta con su humildad sabe que su destino es el mismo que el de cualquier otro ser vivo de la tierra. Así que, en lugar de ilusionarse con falsas esperanzas, trabaja concreta y duramente para salir de su condición humana y acogerse a la única salida que tenemos: la ruptura de nuestra barrera perceptual.
Al mismo tiempo que escucha el consejo de la muerte, un guerrero se hace responsables de su vida, de la totalidad de sus acciones. Se observa, se reconoce y vive intensamente. La intensidad es lo único que puede salvarnos del aburrimiento.
Una vez alineados con la muerte se está en condiciones de dar el siguiente paso, reducir al mínimo el equipaje. Este es un mundo-prisión y hay que salir como fugitivos, sin llevar nada. Los seres humanos somos viajeros por naturaleza. Volar y conocer otros horizontes es nuestro destino.

El poder que nos rige nos ha dado a elegir. O pasamos la vida merodeando en torno a nuestros hábitos, o nos animamos a conocer otros mundos. Sólo la conciencia de la muerte puede darnos el empujón necesario.
La persona común pasa su existencia entera sin detenerse a reflexionar, porque piensa que la muerte está al final de la vida; al fin y al cabo, ¡siempre tendremos tiempo para ella! Pero un guerrero ha descubierto que eso no es cierto. La muerte vive a un costado, a un brazo de distancia, permanentemente alerta, mirándonos, dispuesta a saltar a la menor provocación. El guerrero convierte su miedo animal a la extinción en una oportunidad de gozo, pues sabe que todo lo que tiene es este momento. Piensen como guerreros, ¡todos vamos a morir!.

Los humanos tenemos una visión egocéntrica y extremadamente simplista del universo. Jamás nos detenemos a considerar nuestro destino como seres transitorios. Sin embargo, la obsesión por el futuro nos delata.
No importa la sinceridad o el cinismo de nuestras convicciones, en el fondo, todos sabemos qué es lo que va a pasar. Por eso dejamos señales. Construimos pirámides, rascacielos, hacemos hijos, escribimos libros o, por lo menos, dibujamos nuestras iniciales en la corteza de un árbol. Detrás de ese impulso subconsciente está el temor ancestral, la convicción callada de la muerte.

A diferencia del hombre común, un guerrero está ávido de cualquier situación que le lleve más allá de la interpretación social. ¿Qué mejor oportunidad que su propia extinción?
Gracias a sus frecuentes incursiones por lo desconocido, él sabe que la muerte no es natural, es mágica. Las cosas naturales están sujetas a leyes, la muerte no. Morir es siempre un suceso personal, y por esa sola causa, es un acto de poder.
La muerte es el pórtico del infinito. Una puerta hecha a la medida de cada uno de nosotros, que cruzaremos un día de vuelta al origen. Nuestra falta de comprensión nos mueve a verla como el reductor común. Pero no, no hay nada de común en ella; todo a su paso se torna extraordinario. Su sola presencia da poder a la vida, concentra los sentidos.

Nuestra existencia está hecha de hábitos. Al nacer, ya estamos programados como especie, y nuestros padres se encargan de estrechar aun más ese programa al conducirnos hacia lo que la sociedad espera de nosotros. Pero nadie puede morir como rutina, porque la muerte es mágica. Ella te hace saber que es tu inseparable consejera y te dice: "Sé impecable; la única opción es ser impecable."

Un guerrero no es negativo, no busca el fin. Pero él saben que lo que le da valor a la vida es tener un objetivo por el cual morir. El futuro es imprevisible e inevitable. Algún día ya no vas a estar aquí, así que ya te fuiste.
Tanto para el guerrero como para el hombre común la urgencia de vivir es la misma, porque ninguno de los dos sabe cuándo se acabarán sus pasos.
¡La muerte no es un juego! Si no fuera por ella no habría fuerza alguna en lo que hace un guerrero. Ella te involucra personalmente, quieras o no. Tú puedes ser tan cínico como para descartar otros tópicos de la enseñanza, pero no puedes burlarte de tu final, porque está más allá de tu decisión y es implacable.
Todos estamos ahí, esperando en el andén de la eternidad, pero no todos lo sabemos. La conciencia de la muerte es un arte mayor.

Cuando un guerrero pone en jaque a sus rutinas, cuando ya no le importa estar acompañado o estar solo, porque ha escuchado el susurro silencioso del espíritu, entonces se puede decir que, verdaderamente, ha muerto. A partir de ahí, aun las cosas más simples de la vida se vuelven para él extraordinarias. Por eso un guerrero aprende a vivir de nuevo. Saborea cada momento como si fuera el último. No se consume en disgustos ni derrocha su energía. No espera a ponerse viejo para reflexionar sobre los misterios del mundo. Se adelanta, explora, conoce y se maravilla.

Si quieres hacer espacio a lo desconocido, dale entrada a tu extinción personal. Acepta tu destino como el hecho inevitable que es. Purifica ese sentimiento, haciéndote responsable por el increíble suceso de estar vivo. No le supliques a la muerte, ella no es condescendiente con quienes claudican. Invócala, consciente de que viniste a este mundo para conocerla. Desafíala, aun sabiendo que, hagas cuanto hagas, no tienes la menor posibilidad de vencerla.

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lunes, 8 de enero de 2018

El Control de la Instalación Foránea

La condición de un guerrero es librarse de la persona que cree ser, de no identificarse con ella. Un guerrero sólo puede estar en el estado de conciencia de sí, y cada paso en el camino en esa dirección significa esfuerzo. Nada puede ocurrir por sí mismo. Si cambiamos nuestro ser, las cosas serán diferentes, pero en este estado nada puede ser diferente.

La instalación foránea realmente no se adapta. Adaptarse en el sentido corriente significa, más o menos, una acción controlada. La instalación foránea reacciona de modo diferente, según lo que es, pero no puede adaptarse. Y necesariamente no torna más cómodas las cosas, no se puede confiar en ella. Se debe entender que no se puede tener el mínimo control de la instalación foránea. Cuando empezamos a verla, comprendemos que lo controla todo y que nada puede controlarla. Un guerrero debe separar en él lo que puede controlar y lo que no puede controlar. Lo que no puede controlar pertenece a la instalación foránea, y lo que puede controlar pertenece a su ser real.

Primero, se deben conocer todos sus rasgos, y luego debe pensar correctamente, antes de intentar destronar a la instalación foránea. Cuando se piensa correctamente, hallarás modos de tratarla. No debes justificarla; ella vive de la justificación, e incluso de la glorificación, de todos sus rasgos. En cada momento de nuestra vida, incluso en los momentos tranquilos, estamos siempre justificándola, considerándola legítima y encontrándole todas las excusas posibles; eso es pensamiento equivocado.

Al empezar a acechar la instalación foránea, empezamos a ver cada vez más las rutinas. Paralelamente con la comprensión de nuestras rutinas, hacemos el intento de cómo salir de ellas por medio de la creación de algo que no sea automático. ¿Cómo podemos hacerlo? Primero, debemos pensar sobre lo que queremos, separar lo importante de lo no importante. Acecharse a uno mismo, el deseo de conocer las propias debilidades y seguir las premisas del camino, la lucha por ser conscientes, no son actos mecánicos; de eso podemos estar seguros. Y si miramos desde este punto de vista, veremos en nosotros muchas cosas imaginarias. Estas cosas imaginarias pertenecen a la instalación foránea: las emociones imaginarias, los intereses imaginarios, las ideas imaginarias sobre nosotros mismos. Debemos comprender cuánto estamos en poder de la instalación foránea y de cosas inventadas por ella, que no tienen existencia real. Hay que aprender a separar en nosotros aquello de lo que realmente depende nuestra vida, de aquello de lo que no depende. Eso puede servir como comienzo. Conocernos mejor nos ayudará a despertar.

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jueves, 16 de noviembre de 2017

La Cualidad del Guerrero

Ser guerrero es una cualidad de la mente. Un guerrero es alguien que lo arriesga todo. Un guerrero no va detrás del beneficio; un guerrero va buscando alcanzar una experiencia trascendente.

La cualidad del guerrero es la acción que llega sin pensar, la acción es sin mente; la acción es total. Cuando un guerrero se enfrenta ante un peligro inminente, no hay tiempo para el pensamiento. Cuando la posibilidad de morir le acecha, a un guerrero, no puede permitirse dejar funcionar a la mente, ya que los pensamientos necesitan tiempo y en las emergencias, un guerrero, no puede dejar funcionar a la mente. Se puede pensar cuando se está sentado en una silla, pero cuando estás frente a un enemigo solo puedes actuar.

Para un guerrero toda la vida es una situación de emergencia y en cualquier momento puede atacarle el principal de sus enemigos, así como encontrarse con feroces circunstancias que no dejan de acecharle. Toda la vida es una guerra. Si estás alerta verás que toda la vida es una guerra, y que en cualquier momento puedes morir; por eso la situación de emergencia es permanente. Estate alerta, sé como un guerrero moviéndose entre el enemigo. En cualquier momento, en cualquier lugar, puede saltar sobre ti la muerte; no dejes entrar a la mente. Y sé un guerrero; este salto sólo pueden darlo los guerreros impecables. El salto es tan grande que aquellos que están pensando en beneficios no pueden darlo. Es un gran riesgo; podrías perderlo todo y podrías no ganar nada.

Un hombre ordinario tiene una mente calculadora. Todo niño es un guerrero y cómo pierden la cualidad todos los guerreros es una larga historia: toda la sociedad, la educación, la cultura, el condicionamiento, te vuelve más miedoso, más asustado. No puedes correr riesgos, y todo lo que es hermoso es arriesgado.
El amor es un riesgo. La vida es un riesgo. La libertad es el riesgo supremo, y no la alcanzarás por medio de las matemáticas, sino tomando el mayor riesgo, arriesgando todo lo que tienes. Y tú no conoces lo desconocido: arriesgas lo conocido y no conoces lo desconocido.

Un hombre ordinario te dirá: ¿Qué estás haciendo, perdiendo todo lo que tienes por aquello que nadie sabe si existe o no? Un guerrero dice: Lo conocido ya ha sido conocido, deja de tener interés; se ha convertido en una carga y es inútil transportarla. Lo desconocido debe ser conocido ahora, y debo de arriesgar lo conocido por lo desconocido.

Y si puedes arriesgar, arriesgando totalmente, sin guardarte nada, sin hacerte trampas, sin ocultar nada; de repente lo desconocido te envuelve. Y cuando llega, te das cuenta de que no es solo lo desconocido, también es lo incognoscible. No está en contra de lo conocido, está más allá de lo conocido. Para adentrarse en esa oscuridad, para adentrarse en ese lugar inexplorado sin mapas, sin senderos, para adentrarse sólo en ese absoluto, hace falta tener la cualidad del guerrero.

A muchos de vosotros todavía os queda algo de esto porque una vez fuisteis niños; erais todos guerreros, soñabais con lo desconocido. Esa esencia está oculta pero no puede ser destruida; está ahí, todavía tiene un rincón propio en vuestro ser. Sacadla a la luz del día y seréis de nuevo guerreros.

Y no te deprimas por tener una mente calculadora. No te deprimas; puedes volver a ser un guerrero en cualquier lugar, en cualquier momento. Tomar riesgos es una cualidad de la mente, confiar es ir más allá de lo que es seguro.
El más grande de los guerreros no tiene que luchar contra otros. La lucha es con algo dentro de sí mismo. Y para conseguir la victoria, uno tiene que estar muy alerta, como un guerrero.

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domingo, 27 de agosto de 2017

Ejercicio (la Accion) de Observarse a Sí Mismo

Esta práctica es para realizarla a lo largo de la vida, varias veces al día, durante algunos minutos cada hora; abordándolo gradualmente, después de algunos días de preparación preliminar.


Se trata de describirse a uno mismo con palabras explícitas y concisas, pero expresando también que uno mismo puede, en ese momento, ser consciente. Se puede comenzar cada descripción por «aquí y ahora», o bien por «en este preciso momento»; dejando que la atención se desplace de un objeto a otro, o de una persona a otra, o hacia otros objetos, al agrado de cada uno, notando bien la naturaleza de lo que se mira verdaderamente, es decir, lo que retiene la atención de uno en ese momento.
Hay que mirar lo que hay alrededor y formular, silenciosamente para uno mismo o en voz alta cuando se está solo, cada experiencia consciente, sin omitir nada, diciéndose: «aquí y ahora soy consciente de...» o «ahora y aquí soy consciente de que...»; a la vez que se observan al mismo tiempo los sentimientos, las emociones, los pensamientos en relación a la persona, objeto o acontecimiento que atrae nuestra atención y, por ello, darse uno cuenta de que es consciente.
Después se hace una formulación exacta de lo que se observa: «esto me gusta / me disgusta...», o bien «siento hacia ella, él o esto, la emoción o el pensamiento de...». Se ha de diferenciar entre las diversas partes de sentimientos o pensamientos: «es esto en él, ella o eso lo que me gusta / me disgusta...». También: «pienso esto acerca de ella, él o eso».

Para comenzar, se debe observar y prestar atención a los acontecimientos externos percibidos por los sentidos, pero sin suprimir el resto de experiencias.
Más tarde, se adjunta la observación simultánea de los acontecimientos y procesos interiores: asociaciones, pensamientos, emociones, sensaciones, tensiones musculares, sueños, etc.
Hay que distinguir los diferentes procesos internos considerándolos uno a uno en relación a los otros, y concentrándose durante cierto tiempo sobre cada uno de ellos: por ejemplo, sobre las emociones y sentimientos al principio, luego sobre los pensamientos, después sobre las tensiones musculares u otras reacciones corporales, etc. Hay que seguir cada uno de los acontecimientos externos e internos que uno asocia, reconociendo, con el máximo de detalles, los diversos objetos y acontecimientos.
Se debe conseguir, también, ser consciente de la trama entera del acontecimiento o acontecimientos dramáticos, cuyas partes componentes, dentro de uno mismo, son las reacciones personales.

Llegado ese momento, se debe mantener durante el máximo tiempo la presencia de la constatación o sensación de «aquí y ahora soy consciente de... y observo activamente...», la sensación de actualidad, de presencia de lo que ocurre, la constatación de que la consciencia existe verdaderamente o que, en todo caso, puede existir con un poco de esfuerzo, y por tanto, uno existe también.
Es preciso asegurarse de que es uno mismo quien está viviendo esta experiencia, que es uno mismo quien la provoca, quien la hace reaccionar, quien hace el esfuerzo de grabarla en la memoria.

Hay que prestar atención tanto a lo observado como a las experiencias internas, abstractas y mentales, las emociones y sentimientos, y las sensaciones corporales: lo que atrae a uno hacia el pasado, lo que lo empuja hacia el futuro, lo que uno desea ver llegar o debe llegar, o lo que llega espontáneamente, lo que uno invoca de forma voluntaria y, en consecuencia, provoca la realización, y aquello de lo que uno trata de escapar.

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viernes, 10 de marzo de 2017

Prescindiendo de las Circunstancias Exteriores

Lograr ser feliz prescindiendo de las circunstancias exteriores es una meta que merece que se luche por ella. Nuestra felicidad, tal como somos, depende de condiciones externas. El hombre que ha llegado a una etapa en la cual tiene algo independiente de las condiciones exteriores, algo que es independiente del fracaso o del éxito, del calor o del frio, de la comodidad o de la incomodidad, del hambre o de la saciedad, tal hombre vive en una Segunda Atención.

El hombre tiene la posibilidad de formar otro cuerpo en sí mismo. Ese Segundo Cuerpo no depende del cuerpo físico sino que de hecho lo controla. En la práctica de la no identificación empezamos a formar el Segundo Cuerpo y, de hecho, todo cuanto por lo que un guerrero lucha está conectado con esta meta.

Cuanto sucede en la vida es un medio y no un fin. Las gentes toman la vida como un fin y hacen las cosas en la vida desde este punto de vista. Siempre buscan resultados. Trabajan para lograr resultados. Si llegan a fracasar se sienten desdichados. Pero un guerrero no hace las cosas por el resultado, sino que en todo lo que hace, practica la no identificación y se recuerda a sí mismo.

Cada persona desempeña varios papeles típicos. Una persona tiene probablemente múltiples papeles que utiliza en la vida ordinaria. Ahora bien, es equivocado decir que las gentes utilizan esos papeles. Lo justo es decir que esos papeles utilizan a la gente.

Un guerrero ya no puede desempeñar los papeles de la vida ordinaria. Al no tener algo a lo que aferrarse se siente desorientado, por un tiempo. Esto quiere decir que el estado artificial en que vivía deja de formar parte de su realidad.

Las actitudes que se manifiestan en el hombre ordinario le impiden una verdadera comprensión de su verdadero papel en la vida, haciendo que dependa de las condiciones exteriores.

Para formar el segundo cuerpo, un guerrero debe desprenderse de la imagen que tiene de sí mismo, así como de sus papeles y actitudes mecánicas. Necesita separase de lo que ha creído ser hasta este momento. El único remedio es acechar gradualmente la imagen de sí, llegar a percibir los papeles que desempeña de manera mecánica y tener conciencia de sus actitudes ante la vida. Las actitudes se forman fácilmente por la educación, se enseña a un niño que cierto punto de vista es correcto y de tal modo se establece una actitud desde los primeros años, por ello es necesario realizar una profunda recapitulación.

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martes, 29 de marzo de 2016

Justicia

Justicia es una gran palabra. Es una gran cosa en el mundo. No se trata de cualquier cosa: es algo objetivo. Las cosas objetivas actúan según el intento, tal como el intento les indica marchar. Recuerda esto: lo que siembras, cosechas. Y esta Ley no concierne solamente a los individuos sino también a las familias y a las naciones.

Las cosas que pasan en la Tierra son continuación de aquello que en algún momento fue iniciado por nuestros ancestros. Y las consecuencias recaen sobre nosotros, por lo tanto somos nosotros quienes tenemos que hacerles frente. Esto no es una injusticia. Al contrario, es un gran honor. Esta responsabilidad puede servir de factor para recapitular. Y de este modo se podrá reparar el pasado que está más allá de nuestra propia existencia actual y que incluye a nuestros ancestros.

Alguien ha muerto, nuestros padres, nuestros abuelos, bisabuelos, desde el comienzo de los tiempos, y somos nosotros los que cosechamos. Es preciso que no pensemos sólo en nosotros, porque nosotros no somos más que un eslabón de la cadena de sangre: no se puede considerar esto de manera egoísta. O, si quieres, lo puedes considerar de manera egoísta, pero solamente en lo que concierne a tu sangre, no en lo que concierne a tu pequeña vida. Es un honor ocupar ese lugar y estar orgulloso de ello. Cuanto más te sientas obligado a reparar las consecuencias del pasado, más recordarás todo aquello que no hiciste como debieras haber hecho. De modo que podrás tener diez veces más remordimientos de conciencia y tu disposición de ser impecable aumentará de manera proporcionada.

No eres una simple "cola de perro". Tienes una responsabilidad en la línea de tu linaje. Toda la humanidad pasada y futura depende de ti. Toda la humanidad depende de cómo repares tu pasado. Si reparas para todo el mundo, está bien. Si no, de nada valdrá.

¡Te das cuenta en qué situación te encuentras! ¿Quizá comienzas a comprender qué es la justicia? La justicia no se ocupa de regular nuestras pequeñas historias. Se ocupa de cosas grandes. Es idiota pensar que el Poder deba ocuparse de las cosas pequeñas en tu lugar. Es lo mismo respecto de la justicia. La justicia no se ocupa de esas pequeñas cosas, y al mismo tiempo, nada se hace en la Tierra sin justicia.

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lunes, 21 de marzo de 2016

El Uso Adecuado de la Energía de un Guerrero

La vida diaria de un guerrero ha de estar basada en la observación. Cuando un guerrero es impecable y observa su intento en el mundo, se da cuenta de que necesita más energía de la que tiene para hacer todo lo que quiere hacer. A partir de ahí, comienza una batalla para impedir el desperdicio de energía que tiene y lucha por detener sus hábitos desgastantes a través del acecho y el recuerdo de sí mismo.


A cada uno de nosotros le es dada una cantidad limitada, definida, de energía. Esta energía es la única que disponemos para realizar las funciones de nuestra vida. Pero, es limitada y es consumida por la vida cotidiana de manera que no queda nada para trascender los parámetros de la percepción ordinaria, ni el desarrollo interior.

Un guerrero planifica cómo quiere utilizar su energía en la vida diaria y cuánta necesita para romper los parámetros de la primera atención. Él ha de ser muy cuidadoso y observarse a sí mismo todo el tiempo. Un desliz, la expresión de una emoción negativa —si expresa rabia y se pone violento— le va a llevar al uso de energías que tardará días o semanas en recuperar. Pero el camino del guerrero es para transmutar las emociones de rabia, miedo o aburrimiento de tal manera que le aporte la energía a sus centros vitales, en lugar de alejarla de ellos. Para ello ha darse cuenta de esos tipos de emociones, de manera que ellas comiencen a tener un gusto diferente y comiencen a serle útiles.
Al darse cuenta de esto, el guerrero llega a dos conclusiones: la primera, que está gastando energía innecesariamente en las actividades cotidianas. Segundo, que está desperdiciando energía continuamente a través de la expresión de emociones negativas, de impaciencia, de explosiones de rabia, de ilusiones y de la autocompasión. Estas expresiones no necesariamente tienen que ser verbalizadas de forma explícita. Puede que tengan lugar internamente y son igualmente perjudiciales y agotadoras.

La autocompasión es una de las pérdidas de energía que más debilitan a un guerrero. Tal vez siente que no es suficientemente valorado por los demás. Se identifica con sus emociones y pensamientos acerca de cómo le trata la gente y de cuáles son sus actitudes hacia él mismo. Puede sentir que es un incomprendido; que la gente no es lo suficientemente cortés y gentil con él; sentir que no es respetado. Todo esto, por supuesto, es imaginación suya. Sin embargo, le atormenta y drena su energía. Le hace suspicaz de los demás, hostil, vengativo. Siente que la vida es injusta y también lo es la actitud de los otros hacia él. Todo el tiempo está echando cuentas. Espera que la gente exprese su aprecio y admiración por él, que reconozcan su inteligencia, su agudeza, su creatividad, su buen gusto, elocuencia y sofisticación; en definitiva, su absoluta superioridad. No obstante, debe tratar de darse cuenta de cuan devastadoras pueden llegar a ser estas actitudes. Pueden corroer su vida entera y sus relaciones con todo el mundo. Sin embargo, si hace el intento se dará cuenta de cuál de estos aspectos se le pueden atribuir y asumir la tarea de estar especialmente atento a ellos y observarlos; a partir de ahí comenzara su camino de liberación.

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domingo, 13 de marzo de 2016

Desarrollo de la Segunda Atención (El Intento que Surge del Silencio)

La segunda atención tiene la característica de enfocarse en detalles que pasan completamente desapercibidos en la vida cotidiana y este es uno de los motivos por los, para desarrollarla, es necesario poner en práctica actos de “no-hacer”.

Una de las paradojas de la segunda atención es la lucha que ha de llevarse a cabo para inmovilizarla y después batallar aun más para romper esa misma inmovilización. La segunda atención, cuando empieza a desarrollarse, tiene la tendencia a querer observarlo todo como un niño cuando mira el mundo por primera vez descubriendo todas sus maravillas, después la tendencia es a quedarse fijada en detalles de todo tipo, y si uno se queda fijo en los detalles de la segunda atención pierde el control.

Para intentar entender el control de la segunda atención, la manera de hacerlo es a través de la idea de la voluntad, que podría describirse como el máximo control de la energía luminosa del cuerpo; también puede describirse como el grado máximo de pericia o estado de conciencia al que un guerrero llega en un momento dado. A este estado se le experimenta como una fuerza que irradia desde la parte media del cuerpo después de un momento de silencio absoluto, de terror puro o de profunda tristeza; nunca después de un momento de felicidad, ya que la felicidad es demasiado perturbadora para permitirle a un guerrero la concentración requerida para usar la luminosidad de su cuerpo y convertirla en silencio.

La tristeza es tan poderosa como el terror. La tristeza hace que un guerrero derrame lágrimas de sangre. Ambas pueden conseguir llevar a un guerrero al momento de silencio interno. También, el silencio interior puede llegar por sí mismo, porque un guerrero lo persigue durante toda su vida.
El silencio interno es un momento de negrura, un momento aun más silente que el momento de parar el diálogo interno. Esa negrura, ese silencio, permite que pueda surgir el intento de dirigir la segunda atención, de dominarla, de obligarla a hacer cosas. Por eso se le llama voluntad. El intento y el efecto son la voluntad y las dos cosas están unidas.

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sábado, 5 de marzo de 2016

Doble Atención

El recuerdo de uno mismo es el inicio para alcanzar la verdadera liberación, la libertad total, y es de suma importancia ponerlo en práctica. Nunca nos acordamos de nosotros mismos. Nunca nos sentimos a nosotros mismos.

Si uno se da cuenta de que no se recuerda, este darse cuenta se vuelve constante, y eso le llevará a recordarse. Todos los días se pueden encontrar momentos para constatar que no nos recordamos, y esto es lo que conduce progresivamente al recuerdo de uno mismo.


La doble atención es como sigue: yo observo; yo veo; yo noto; yo miro; yo siento que miro. No con el pensamiento; sino en el sentir.
Este es el rasgo fundamental del recuerdo de sí; la atención está dirigida a la vez hacia uno mismo y hacia lo que observa. Lo que observa puede estar tanto adentro como afuera de uno.

Cuando se tiene una sola dirección de la atención, se está identificado, pero no con lo observado, sino con la parte de uno que juzga desde un punto de vista en uno.
Ahora mantienes la doble atención; con la doble atención pones conciencia de ti en los puntos de entrada de las impresiones; los ojos y los oídos.

Descubres algo; cuando mantienes la doble atención, cuando la pones en los lugares de ingreso de las impresiones. A partir de ahí, los puntos de vista adquiridos quedan inactivos.
Y descubres algo más; al estar inactivos por tu doble atención, no pueden juzgar por ti, ni lo que ves, ni lo que oyes.

Hoy has aprendido algo muy importante; los puntos de vista adquiridos pueden hacerte actuar de acuerdo con sus criterios sólo si te olvidas de ti; si no te acuerdas de ti; si no te sientes a ti mismo.

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jueves, 10 de mayo de 2012

Los Gestos del Guerrero

En términos de su vínculo con el "intento", el guerrero pasa por cuatro etapas. La primera cuando tiene un vínculo herrumbrado en el que no puede confiar. La segunda, cuando logra limpiarlo. La tercera, cuando aprende a manejarlo. Y la cuarta, cuando aprende a aceptar los designios de lo abstracto.
A la posición del conocimiento silencioso se le llama el tercer punto, porque, a fin de alcanzarlo, hay que pasar por el segundo punto, el lugar donde no hay compasión.

Ser doble significa, para un guerrero, que uno puede manejar el "intento"; es decir, estar en el mundo de la razón y el conocimiento silencioso, alternativamente o al mismo tiempo.
La humanidad está en el primer punto, el de la razón. Pero no todos los seres humanos tienen el punto de encaje localizado exactamente en el sitio de la razón. Quienes lo tienen justamente ahí son los verdaderos líderes de la humanidad. Casi siempre se trata de personas desconocidas cuyo genio es el ejercicio de la razón.

En otros tiempos, la humanidad ha estado en el tercer punto, el cual, naturalmente, era entonces el primero. Pero después, la humanidad entera se movió al lugar de la razón.
En lo tiempos en que el primer punto era el conocimiento silencioso, tampoco todos los seres humanos tenían el punto de encaje localizado directamente en esa posición. Eso significaba que los verdaderos líderes de la humanidad han sido siempre los pocos seres humanos cuyos puntos de encaje están situados en el sitio exacto de la razón o del conocimiento silencioso. El resto de la humanidad son simplemente los espectadores. En nuestros días, son los amantes de la razón. En el pasado, fueron los amantes del conocimiento silencioso.
La humanidad ha pasado la mayor parte de su historia en la posición del conocimiento silencioso, lo que explica nuestra gran añoranza por él.

Un guerrero ha de mover su punto de encaje a la posición de la razón, para que así pueda ser un pensador activo, y no solo parte de un público masivo, sin sofisticación y con mucho emocionalismo que ame las ordenadas obras de la razón. Al mismo tiempo se entrena para ser un verdadero guerrero de lo abstracto, y no solo parte de un público mórbido e ignorante que ame lo desconocido.
Solo el ser humano que sea un dechado de la razón puede mover su punto de encaje con facilidad, para ser un dechado del conocimiento silencioso. Solo aquellos que están justamente en una de las dos posiciones puede ver con claridad la otra posición; y ese ha sido el modo como se inició la era de la razón. La posición de la razón se ve claramente desde la posición del conocimiento silencioso.

La conexión entre el conocimiento silencioso y la razón es, para un guerrero, como un puente de una sola mano, llamado "interés". Es decir, el interés que los auténticos hombres del conocimiento silencioso tienen por la fuente de lo que saben. Y el otro puente de una sola mano que conecta la razón con el conocimiento silencioso, es llamado el "puro entendimiento". Es decir, lo que le dice al hombre de razón que la razón es solamente como una estrella en un infinito de estrellas.
Cualquier ser humano que tenga ambos puentes en funcionamiento es un guerrero en contacto directo con el espíritu, la fuerza vital que posibilita ambas posiciones.

El espíritu solo escucha cuando el que le habla, le habla con gestos. Y los gestos no significa hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Como gesto para el espíritu, un guerrero saca de sí lo mejor que tiene; su abandono, su frialdad, su audacia y silenciosamente se la ofrece al espíritu.

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miércoles, 7 de diciembre de 2011

El Intento Inflexible del Guerrero

La unidad más importante del mundo cognitivo de los chamanes es el concepto de intento.

Para los chamanes del México antiguo, el intento era una fuerza que podían visualizar cuando veían la energía tal como fluye en el universo. La consideraban una fuerza omnipresente que intervenía en todos los aspectos del tiempo y del espacio. Era lo que impulsaba todo. Pero lo que resultaba de valor inconcebible para aquellos chamanes era que el intento, una pura abstracción, estaba íntimamente ligado al hombre. El hombre podía siempre manipularlo. Los antiguos chamanes de México se dieron cuenta de que el único modo de afectar esta fuerza era mediante un comportamiento impecable.
Sólo los practicantes más disciplinados eran capaces de lograr tal proeza.

El intento no es un pensamiento, ni un objeto, ni un deseo. El intento es lo que puede hacer triunfar a un hombre cuando sus pensamientos le dicen que está derrotado. Actúa aun a pesar de que el guerrero se haya entregado. El intento es lo que lo hace invulnerable. El intento es lo que envía a un guerrero a través de una pared, a través del espacio, al infinito.

Un aspecto del mundo de los chamanes del antiguo México que resulta de supremo interés para los modernos practicantes era la afiladísima conciencia que esos chamanes habían desarrollado sobre la fuerza universal que llamaban intento. El vínculo que cada uno de esos hombres tenía con dicha fuerza era tan limpio y nítido que podían influir en las cosas a placer. El intento de esos chamanes, desarrollado con tal afilada intensidad, era la única ayuda con la que cuentan los practicantes modernos.

Los practicantes modernos, si fueran honestos consigo mismos, estarían dispuestos a pagar cualquier precio por el hecho de vivir al amparo de un intento semejante.
Cualquiera que muestre el más leve interés por el mundo de los chamanes de la antigüedad es inmediatamente atraído al círculo de su afiladísimo intento. El intento de aquellos chamanes era algo inconmensurable que ninguno de nosotros podía cancelar. Por otra parte, no había necesidad de cancelar un intento semejante, ya que era la única cosa que importaba: era la esencia del mundo de aquellos chamanes, un mundo que los modernos practicantes codician más que cualquier otra cosa imaginable.

Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
Así pues, el mundo que su razón quiere sostener es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender.

La ventaja oculta de los seres luminosos es que tienen algo que nunca se utiliza: el intento. La maniobra de los chamanes es la misma que la del hombre corriente. Ambos tienen una descripción del mundo. El hombre corriente la sostiene con su razón; el chamán, con su intento. Ambas descripciones tienen sus reglas; pero la ventaja del chamán es que el intento abarca más que la razón.

La impecabilidad comienza con un solo acto, que tiene que ser premeditado, preciso y sostenido. Si este acto se repite durante el tiempo suficiente, uno adquiere un sentido de intento inflexible que puede aplicarse a cualquier cosa. Si esto se logra, el camino queda despejado. Así, una cosa lleva a la otra hasta que al fin el guerrero desarrolla todo su potencial.

Todo cuanto existe en la totalidad del cosmos está ligado al intento por un vínculo de conexión. Los guerreros se dedican a estudiar, a entender y a emplear ese vínculo. Les interesa especialmente limpiarlo del aturdimiento y del entumecimiento provocado por los intereses ordinarios de la vida cotidiana. A este nivel, el chamanismo puede definirse como el proceso de limpiar nuestro vínculo de conexión con el intento.

El vínculo que conecta al hombre corriente con el intento está prácticamente muerto; así que los guerreros parten de un vínculo que es inútil, puesto que no responde voluntariamente. A fin de revivir ese vínculo, los guerreros necesitan un propósito riguroso y fiero, un estado especial de la mente llamado intento inflexible.
El conocimiento silencioso no es sino el contacto directo con el intento.

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