El recuerdo de uno mismo es el inicio para alcanzar la verdadera liberación, la libertad total, y es de suma importancia ponerlo en práctica. Nunca nos acordamos de nosotros mismos. Nunca nos sentimos a nosotros mismos.
Si uno se da cuenta de que no se recuerda, este darse cuenta se vuelve constante, y eso le llevará a recordarse. Todos los días se pueden encontrar momentos para constatar que no nos recordamos, y esto es lo que conduce progresivamente al recuerdo de uno mismo.
La doble atención es como sigue: yo observo; yo veo; yo noto; yo miro; yo siento que miro. No con el pensamiento; sino en el sentir.
Este es el rasgo fundamental del recuerdo de sí; la atención está dirigida a la vez hacia uno mismo y hacia lo que observa. Lo que observa puede estar tanto adentro como afuera de uno.
Cuando se tiene una sola dirección de la atención, se está identificado, pero no con lo observado, sino con la parte de uno que juzga desde un punto de vista en uno.
Ahora mantienes la doble atención; con la doble atención pones conciencia de ti en los puntos de entrada de las impresiones; los ojos y los oídos.
Descubres algo; cuando mantienes la doble atención, cuando la pones en los lugares de ingreso de las impresiones. A partir de ahí, los puntos de vista adquiridos quedan inactivos.
Y descubres algo más; al estar inactivos por tu doble atención, no pueden juzgar por ti, ni lo que ves, ni lo que oyes.
Hoy has aprendido algo muy importante; los puntos de vista adquiridos pueden hacerte actuar de acuerdo con sus criterios sólo si te olvidas de ti; si no te acuerdas de ti; si no te sientes a ti mismo.
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