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Tradicion Tolteca
La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.
Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.
La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.
Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.
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lunes, 25 de noviembre de 2013
Los Centros de Vitalidad del Cuerpo Físico
Los chamanes del México antiguo repararon en la presencia de éstos vórtices cuando escrutaron el cuerpo en estados de conciencia acrecentada.
Al “verlo”, experimentaron una gran curiosidad y los cartografiaron.
Podemos decir que el ser humano no es más que un conglomerado de miles de vórtices arremolinados, algunos tan pequeños que parecen un pinchazo de alfiler, lo que no impide que sean importantes. En su mayoría son vórtices de energía y ésta fluye libremente o queda atascada. Existen seis vórtices tan enormes que merecen un tratamiento especial. Son los centros de la vida y la vitalidad. En ellos la energía jamás se atasca, pero a veces la provisión es tan escasa que apenas giran.
Los enormes centros de vitalidad se encuentran en seis zonas del cuerpo:
El primero está situado en el costado derecho, en la zona del hígado y la vesícula biliar; el segundo en el costado izquierdo del cuerpo, en la zona del páncreas y el bazo; el tercero centro de vitalidad se encuentra en la espalda, en la zona de los riñones y las glándulas suprarrenales, el cuarto centro de vitalidad se ubica en la garganta, en el hueco de la base del cuello, en la parte anterior del cuerpo. El quinto está en los alrededores de la matriz y el sexto en la coronilla.
El quinto centro, que sólo tienen las mujeres, a veces presenta una energía peculiar que en los chamanes de la antigüedad produjo la impresión de fluidez. Se trata de una característica que sólo poseen algunas mujeres y que parece servir de filtro natural que elimina influencias superfluas.
El sexto centro, el de la coronilla, no posee un vórtice circular de energía, como los demás, sino un movimiento de péndulo que de algún modo recuerda a los latidos del corazón.
El sexto centro de energía no pertenece al hombre. De alguna manera, los seres humanos están sometidos a su asedio. Dicho centro ha sido tomado por un invasor, por un depredador que no se deja ver. La única forma de vencerlo es fortaleciendo los otros centros.
El centro de la coronilla no fluctúa como los otros centros. Se mueve hacia adelante y hacia atrás, con un desplazamiento repugnante y extraño. En el caso del guerrero capaz de vencer la mente, que los chamanes llaman instalación foránea, la fluctuación de dicho centro es exactamente igual a la de los restantes.
Percibido como un conglomerado de campos de energía, el ser humano es una unidad concreta y hermética a la que no se puede inyectar energía ni de la que ésta escapa.
La sensación de recobrar la energía se debe a la redistribución de la energía que anteriormente escapó de dichos centros. Por lo tanto, la energía vuelve a localizarse en los cinco centros de la vida y la vitalidad.
Postura Corporal y Bagaje Psicoemocional
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