Algunas imágenes de este Blog, han sido sacadas de Internet.
Si alguien tiene derechos y quiere que no salgan en este espacio,
nos lo hacen saber y serán retiradas inmediatamente.

Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

¡Ponte en Contacto hoy mismo para Informarte sin compromiso!


CENTRO FÉNIX DE NATUROPATÍA

México - Tels. 229 115 66 26 - 229 913 80 88

España - Tels. 680 53 75 56 - 965 78 63 38


Mostrando entradas con la etiqueta Recapitulacion. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Recapitulacion. Mostrar todas las entradas

sábado, 11 de agosto de 2012

La Percepcion de los Chamanes

Los chamanes del antiguo México poseían en verdad un sistema cognitivo diferente al del hombre corriente.

En el mundo de los chamanes, los practicantes encuentran el mundo desde puntos de vista que son indescriptibles mediante nuestros recursos conceptuales. Por ejemplo, perciben la energía tal como fluye libremente en el universo, libre de las ataduras de la socialización y de la sintaxis, como pura energía vibratoria. A este acto lo llaman “ver”.
Percibir la energía tal como fluye en el universo es un primer paso imprescindible para adquirir una visión más global y más libre de un sistema cognitivo diferente.

Una de las unidades cognitivas diferentes más importantes es la llamada “recapitulación”, que consiste en el escrutinio sistemático de la propia vida, fragmento a fragmento; un examen que no se realiza a la luz de la crítica o de la búsqueda de defectos, sino a la luz de un esfuerzo por comprender la propia vida y de cambiar su rumbo. Cuando un practicante ha contemplado su vida con el desapego que requiere la recapitulación, ya no hay modo de que regrese a su antigua vida.

“Ver” la energía tal como fluye en el universo significa tener la capacidad de percibir al ser humano como un “huevo luminoso” o como una “bola luminosa” de energía, y ser capaz de distinguir en esa bola luminosa de energía ciertas características comunes a todos los hombres, tales como un punto brillante que destaca en la ya de por sí brillante luminosidad de la bola de energía.

Según los chamanes, es en ese punto brillante, al que llaman “punto de encaje”, donde la percepción se ensambla o encaja. Siguiendo la lógica de esta idea, se puede afirmar que la cognición del mundo se produce en ese punto brillante.
La percepción de los chamanes está sujeta, por tanto, a un proceso diferente al de la percepción del hombre corriente. Los chamanes aseguran que el hecho de percibir la energía directamente los conduce a lo que ellos califican de “hecho energético”. Llaman “hecho energético” a una visión que es consecuencia de “ver” directamente la energía, y les lleva a conclusiones definitivas e irreductibles que no es posible desvirtuarlas mediante la especulación o el intento de ceñirlas a nuestro sistema de interpretación usual.

Uno de estos “hechos energéticos” es que los seres humanos definimos el mundo que nos rodea mediante procesos cognitivos, y tales procesos no son inalterables; nos vienen dados. Son una cuestión de aprendizaje, resultado de la práctica y el uso. Esta idea se extiende hasta otro “hecho energético” más: los procesos de la cognición usual son producto de nuestra formación, tan solo eso.

La unidad más importante del mundo de los chamanes es el concepto de “intento”. Para los chamanes del antiguo México, el “intento” es una fuerza que se puede visualizar cuando se “ve” la energía tal como fluye en el universo. La consideran una fuerza omnipresente que interviene en todos los aspectos de tiempo y del espacio. Es lo que impulsa todo. Pero lo que resulta de valor inconcebible para los chamanes es que el “intento” –una pura abstracción- está íntimamente ligado al hombre. El hombre puede siempre manipularlo. Los antiguos chamanes de México se dieron cuenta de que el único modo de afectar esta fuerza era mediante un comportamiento impecable. Solo los practicantes más disciplinados pueden lograr tal proeza.

Otra estupenda unidad de aquel extraño sistema cognitivo reside en la comprensión que tienen los chamanes acerca de los conceptos de tiempo y espacio, y el modo en que los utilizan. Para ellos, el tiempo y el espacio no son los mismos fenómenos que forman parte de nuestras vidas en virtud de constituir parte integral de nuestro sistema cognitivo normal. Para el hombre corriente, la definición clásica de “tiempo” es un continuo no espacial en el que los eventos se producen en una sucesión aparentemente irreversible que va desde el pasado hacia el futuro a través del presente. Y el “espacio” se define como la extensión infinita del campo tridimensional, dentro del cual existen las estrellas y las galaxias: el universo.

Leer más...

domingo, 18 de diciembre de 2011

Recuperar la Energia con la Recapitulacion

Recapitular es el acto de recuperar la energía que ya hemos gastado en acciones pasadas. Recapitular implica recordar todas las personas que hemos conocido, todos los lugares que hemos visto y todos los sentimientos que hemos tenido en toda nuestra vida, empezando desde el presente y volviendo hasta los recuerdos más remotos, para luego limpiarlos, uno por uno, con la respiración especial de la recapitulación que barre todo.


La respiración de la recapitulación es una forma misteriosa de respirar y la clave de la recapitulación, puesto que la inhalación nos permite recuperar la energía que perdimos, en tanto que la exhalación nos permite expeler la energía ajena e indeseable que se ha acumulado en nuestro interior debido a la interacción con nuestros semejantes.

A fin de vivir e interactuar, necesitamos energía. Normalmente la energía gastada en vivir se nos escapa para siempre. De no ser por la recapitulación, no tendríamos ninguna oportunidad para renovarnos. Recapitular nuestras vidas y limpiar nuestro pasado con la respiración que barre de izquierda a derecha funcionan en conjunto.

Recordar todas las personas que se han conocido y todo lo que se ha sentido en la vida de uno parece ser una tarea absurda e interminable que puede tardar una eternidad. Es muy cierto, pero es seguro que se lleva todas las de ganar al hacerlo y nada que perder.

La recapitulación no es un ejercicio arbitrario y caprichoso. Al recapitular hay que sentir las fibras largas y elásticas que se extienden desde la región abdominal. Luego se alinea el movimiento giratorio de la cabeza con el movimiento de esas escurridizas fibras. Esos son los conductos que recuperarán la energía dejada atrás por uno. A fin de recuperar nuestra fuerza y unidad, debemos liberar la energía que dejamos atrapada en el mundo y atraerla otra vez a nosotros.

Al recapitular extendemos esas fibras elásticas de energía a través del espacio y el tiempo hasta las personas, los lugares y los sucesos que estamos examinando. El resultado es que podemos volver a cada momento de nuestras vidas y actuar como si de hecho estuviéramos ahí.
Lo importante es volver a experimentar los sucesos y los sentimientos con el mayor detalle posible y tocarlos con la respiración que los barre, para de esta manera liberar nuestra energía atrapada.

Estamos convencidos de que existe un dualismo en nuestro ser; la mente es la parte insustancial de nosotros y el cuerpo es la parte concreta. Esta división mantiene nuestra energía en un estado de separación caótica y le impide aglutinarse.

Estar divididos es nuestra condición humana, pero nuestra división no es entre la mente y el cuerpo, sino entre el cuerpo, que aloja a la mente o yo, y el doble, que es el receptáculo de nuestra energía básica.
Previa al nacimiento, la dualidad impuesta al hombre no existe, pero a partir del nacimiento las dos partes son separadas debido a la fuerza ejercida por el intento de la humanidad. Una parte se vuelve hacia el exterior y se convierte en el cuerpo físico; la otra, hacia el interior y se convierte en el doble. Al morir la parte más pesada, el cuerpo, regresa a la Tierra para ser absorbida por ella, y la parte ligera, el doble, se libera. Pero desafortunadamente, puesto que el doble no fue perfeccionado nunca, experimenta la libertad por sólo un instante antes de dispersarse en el universo.

Si morimos sin haber borrado nuestro falso dualismo del cuerpo y la mente, morimos una muerte ordinaria. Morimos porque la posibilidad de ser transformados no forma parte de nuestros conceptos. Esta transformación tiene que lograrse mientras estemos vivos y, llevar a cabo nuestra tarea con éxito, es el único propósito verdadero que un ser humano puede tener. Todos los demás son logros transitorios, puesto que la muerte los disuelve en la nada.

Esta transformación implica un cambio total. Y eso se logra por medio de la recapitulación: la piedra angular en el arte de la libertad. Un arte infinitamente difícil de practicar, pero aún más difícil de explicar.

Leer más...

sábado, 4 de junio de 2011

Cambiar el Comportamiento Acostumbrado

El vuelo abstracto está simbolizado por un desplazamiento del lado derecho de la frente al lado izquierdo, pero en realidad significa llevar la parte etérea de nosotros, el doble o cuerpo energético, a nuestra conciencia cotidiana.

El dualismo cuerpo y mente es una dicotomía falsa. La verdadera división existe entre el cuerpo físico, que aloja a la mente, y el cuerpo etéreo o doble, que aloja nuestra energía. El vuelo abstracto tiene lugar cuando aplicamos el doble a nuestras vidas diarias. Dicho de otra manera, el momento en que nuestro cuerpo físico cobra una conciencia total de su contraparte energética, hemos cruzado a lo abstracto, un reino de la conciencia completamente distinto.

Existe una forma de cambiar. Una recapitulación profunda y completa nos permite cobrar conciencia de lo que deseamos cambiar al permitirnos observar nuestras vidas sin engaños. Recapitular nos otorga una pausa momentánea en la que podemos elegir entre aceptar nuestro comportamiento acostumbrado o cambiar y eliminarlo mediante la fuerza del intento, antes de que nos atrape por completo.

Para cambiar tenemos que cumplir con tres condiciones. Primero, debemos anunciar en voz alta nuestra decisión de cambiar, para que el intento nos oiga. Segundo, debemos conservar nuestro firme propósito a lo largo de cierto periodo de tiempo. No podemos empezar algo y abandonarlo en cuanto nos desanimemos. Tercero, debemos ver el resultado de nuestras acciones con un sentido de desapego total. Esto significa que no podemos darnos a la idea de tener éxito o de fracasar. Sigue estos tres pasos y podrás modificar toda emoción o deseo indeseable en ti.

Si la respiración es agitada, la mente se pone inquieta. A fin de aquietar la mente, lo mejor es comenzar por aquietar la respiración.
La respiración de una persona agitada es rápida y superficial. Se ubica en el pecho o la cabeza. La respiración de una persona calmada se hunde en el abdomen.
A las personas altas les resulta más difícil respirar desde el abdomen, porque su centro de gravedad se encuentra un poquito más arriba. Por eso es aún más importante, para estas personas, que se mantengan calmadas y serenas.

El cuerpo se divide en tres cámaras principales de energía: el abdomen, el pecho y la cabeza.
Los bebés absorben una vasta cantidad de aire con relación a su tamaño. Pero al crecer nos constreñimos, especialmente alrededor de los pulmones, y absorbemos menos aire.
Puesto que las emociones están vinculadas directamente con la respiración, una buena manera de calmarnos es regulando la respiración. Cuando tenemos un pensamiento, nuestra energía se desplaza en dirección de ese pensamiento. Los pensamientos son como guías, hacen que una persona se mueva por un camino específico.

El propósito de la recapitulación es romper con las suposiciones fundamentales que hemos aceptado a lo largo de nuestras vidas. Al menos que se rompa con ellas, no podemos impedir que el poder del recuerdo nuble nuestra conciencia.
El mundo es una enorme pantalla de recuerdos; al romperse ciertas suposiciones, no sólo se pone freno al poder del recuerdo, sino que incluso se le cancela.

Una persona es como un gigantesco almacén de recuerdos. En este almacén, otros y no uno han depositado sentimientos, ideas, diálogos mentales y patrones de comportamiento. Puesto que es el almacén de uno, puede entrar y hurgar por ahí a la hora que quiera y usar lo que encuentre. El problema es que, la persona, no tiene ningún control sobre el inventario, puesto que fue establecido antes de que se posesionara del almacén. Por eso, la persona se ve drásticamente limitada en su selección de objetos.
Nuestras vidas parecen constituir una línea de tiempo ininterrumpida, porque nunca cambia el inventario en nuestros almacenes. De no vaciar el almacén, no hay manera de ser lo que realmente somos.

Leer más...

jueves, 28 de abril de 2011

El Ojo del Dragon

¿Cuál crees que es el propio valor? El cero absoluto.
Cuando las fuerza positivas y negativas se encuentran en equilibrio, se cancelan mutuamente y eso significa que el valor de uno es cero. También significa que uno no puede enfadarse cuando alguien le critica ni puede darle satisfacción cuando alguien lo alaba.

Los sabios chinos de la antigüedad decían que para conocer el propio valor hay que escurrirse por el ojo del dragón. Aquellos sabios estaban convencidos de que el reino infinito de lo desconocido se encuentra vigilado por un enorme dragón cuyas escamas resplandecen con luz cegadora. Según creían, los valientes que osan acercarse al dragón se atemorizan ante su fulgor deslumbrante, la potencia de su cola que con el más mínimo temblor tritura todo a su paso y el aliento ardiente que convierte en cenizas, todo a su alcance. No obstante, los dichos sabios, también creían que existe una forma de pasar junto al inabordable dragón. Estaban seguros de que, al fundirse con el intento del dragón, es posible tornarse invisible y pasar por el ojo de la bestia.
Esto significa que por medio de la recapitulación podemos vaciarnos de pensamientos y deseos, lo cual para esos sabios de la antigüedad significaba hacerse uno con el intento del dragón y, por lo tanto, invisibles.

El arte del vacío fue la técnica practicada por los sabios chinos que querían pasar por el ojo del dragón. Hoy lo llamamos el arte de la libertad. Nos parece un término más apropiado, porque este arte realmente conduce a un reino abstracto en el que lo humano no cuenta.
Casi todo lo que hemos escuchado acerca de este reino, en las descripciones de los sabios y videntes que lo han buscado, huele a preocupaciones humanas. Pero nosotros, los que practicamos el arte de la libertad, hemos averiguado por experiencia propia que se trata de una descripción inexacta. Según nuestra experiencia, lo humano en ese reino es tan poco importante que se pierde en la inmensidad.

La libertad significa estar libre de la condición humana. Los inmortales chinos se quedaron atrapados en sus mitos de inmortalidad, de ser sabios, de haberse liberado, de volver a la Tierra para guiar a otros en su camino. Eran eruditos, músicos, dueños de poderes sobrenaturales. Eran justos y caprichosos, en forma muy parecida a los dioses griegos clásicos. Incluso el nirvana es un estado humano en el que la dicha significa liberarse de la carne.

Conforme se sigue recapitulando, se aparecerá la entrada al reino donde lo humano no cuenta. Esa será la invitación para pasar por el ojo del dragón. Eso es lo que llamamos el vuelo abstracto. De hecho implica atravesar un vasto abismo hasta un reino imposible de describir, porque el hombre no constituye su medida.
La verdad del asunto es que la entrada se encuentra delante de nosotros todo el tiempo., pero sólo las personas cuyas mentes están en silencio y cuyos corazones están serenos son capaces de ver o sentir su presencia.

Llamarlo entrada no es metafórico, porque de hecho aparece a veces como una simple puerta, una cueva negra, una luz deslumbrante o cualquier cosa concebible, incluso un ojo de dragón. A este respecto las metáforas de los sabios chinos de la antigüedad no eran en absoluto descabelladas.

Otra creencia de los antiguos sabios chinos era que la invisibilidad es consecuencia natural de haber logrado una indiferencia serena. Los ojos de la gente reflejan calidez, compasión, ira o temor. Sin embargo, los ojos de los seres que han efectuado la gran travesía reflejan una indiferencia indescriptible; en lugar de mirar el mundo hacia afuera se han vuelto hacia el interior, para contemplar lo que aún no está presente.

El ojo que contempla el interior es inconmovible. No refleja preocupaciones ni temores humanos, sino la inmensidad. Los videntes que han mirado el infinito dan fe de que el infinito devuelve la mirada con una imperturbable y fría indiferencia.

Leer más...

domingo, 13 de febrero de 2011

Origenes Chamanicos del Yoga

Michael Harner ha sugerido la idea de que el chamanismo dio origen al yoga con la época del florecimiento de las ciudades-estado y de las religiones estatales en Oriente, cuando el potente son de los tambores pasó a ser peligroso para los oídos de los inquisidores de la religión oficial, cuya intención era la de proteger el monopolio de las revelaciones divinas, frente a la amenaza que suponía la igualdad religiosa de los chamanes. Harner arguye que fue esta opresión sobre los chamanes lo que les obligó a desarrollar métodos silenciosos e indetectables para acrecentar la conciencia, que más adelante se convirtieron en el yoga y otras sendas espirituales “ocultas” (o “secretas”).

Parece ser que la primera pista investigada por los protoyoguis en su búsqueda de una tecnología mística más sofisticada, fue la observación de que cada estado de la conciencia va acompañado de su propio modo y cualidad específica de respirar. Pantajali, por ejemplo, destaca la correlación existente entre perturbaciones de la respiración y estados perturbados de la mente. Con esta información como base de la investigación posterior, se exploró sistemáticamente la influencia recíproca de la respiración y los estados mentales. Experimentando con diversas formas de controlar la respiración, descubrieron que los estados alterados de conciencia podían ser inducidos.

También descubrieron que una de las formas más eficaces de influir en la respiración era a través de ciertas posiciones corporales. Los yoguis primitivos se dieron cuenta de que colocando el cuerpo en ciertas posiciones que doblaran, retorcieran o de algún modo manipularan los órganos del cuerpo humano en formas determinadas, podían alterar a voluntad las pautas de la respiración y los estados de la conciencia. Como lo indica Felicitas Goodman, las posturas físicas utilizadas en ciertas tradiciones espirituales chamánicas, como en las de los antiguos aztecas y otros grupos amerindios, también pueden utilizarse para inducir estados acrecentados de conciencia.

A pesar de que hoy en día las posturas de yoga, o asanas, se consideran como una especie de calistenia hindú destinada a mejorar la salud, a juzgar por los comentarios de Pantajali, está claro que éste no era el fin primordial para el que los antiguos yoguis desarrollaron dichas posturas. Como destaca en Yoga Sutras, el objeto principal de las asanas es el de crear una condición de impenetrabilidad a los “asaltos de pares de opuestos”, que en este contexto significa la capacidad de excluir las impresiones producidas por el constante bombardeo de la mente y provenientes del mundo exterior a través de los cinco canales sensoriales.
Evidentemente, los beneficios de las asanas para la salud eran sin duda apreciados, ya que para soportar la tensión fisiológica y psíquica producida por el intenso trabajo del yogui, y del chamán, en estados de trance profundo, es imprescindible estar en buena forma física.
Además, las posturas eran también útiles para la purificación física, contribuyendo a eliminar toxinas que producen visiones nocivas, proceso de limpieza que ha sido siempre un requisito previo a la iniciación chamánica. No obstante, su importancia primordial radica en su capacidad de alterar la conciencia, reduciendo la aportación de los sentidos externos. Esto parece estar relacionado con la redistribución de ciertas corrientes de energía muy sutiles en el sistema nervioso central.


Cuando aprendieron a aislarse de las distracciones sensoriales externas, los yoguis primitivos descubrieron que el elevado nivel de concentración resultante les permitía penetrar con mayor profundidad en los estados acrecentados. Así Pantajali nos habla de la fusión de las asanas y del pranayama (control de la respiración) en una quinta rama del yoga, el pratyahara, que es la capacidad de desconectar por completo los sentidos exteriores, acompañada de una máxima actividad de los sentidos interiores: el poder imaginario del “vuelo mágico” al que hacen referencia los chamanes. Esto permite al yogui, al igual que a sus predecesores chamanes, entrar en una secuencia de embarque y percibir los fenómenos sutiles de la realidad no ordinaria.

Chamanes, Yoguis y Bodisatvas
Gary Doore

Leer más...

viernes, 5 de noviembre de 2010

El Acomodador de la Recapitulacion

Los chamanes de la antiguedad llamaban a la recapitulación “hacer el recuento de los sucesos de la vida” y para ellos empezó como una técnica sencilla, una estratagema para ayudarles a recordar lo que estaban haciendo y diciendo sus aprendices. Para sus aprendices, la técnica tuvo el mismo valor; les ayudaba a recordar lo que les habían dicho y hecho sus maestros. Tuvieron que pasar por terribles trastornos sociales, como ser conquistados y vencidos varias veces, antes de que los antiguos chamanes se dieran cuenta de que su técnica tenía mayor alcance.
El tiempo tiene un enorme valor. Para los chamanes en general, el tiempo es esencial. La premisa de los chamanes es que para llenar algo, hay que crear un espacio donde ubicarlo. Si se está repleto de todos los detalles de la vida cotidiana, no hay espacio para nada nuevo. Ese espacio hay que construirlo. Los chamanes, desde tiempos antiguos, sabían que la recapitulación de nuestras vidas crea ese espacio; y por supuesto que lo crea, y mucho más.

Es mejor recapitular desde el presente hacia el pasado, porque los recuerdos presentes están más vivos y, de esa manera, la habilidad para recordar se afila. Lo que hacen los practicantes es recordar y respirar. Inhalan lenta y deliberadamente, abanicando la cabeza de derecha a izquierda, en un vaivén casi imperceptible, y exhalan de la misma manera. Las inhalaciones y las exhalaciones deben de ser naturales; si son demasiado rápidas, uno podría entrar en algo que se llama "respiraciones fatigantes". Respiraciones que requerirían después respirar más lentamente, para calmar los músculos.
El poder de la recapitulación es que resuelve todo el desperdicio de nuestras vidas y la hace salir a la superficie.

Los chamanes del México antiguo "vieron" que el universo en general está compuesto de campos de energía bajo la forma de filamentos luminosos. "Vieron" billones por donde quiera que "vieran". También "vieron" que estos campos de energía se configuran en corrientes de fibras luminosas, torrentes que son fuerzas constantes, perennes en el universo, y la corriente que se relaciona con la recapitulación fue nombrada por ellos el "oscuro mar de la conciencia", y también el "Águila".
Los chamanes también descubrieron que cada criatura del universo está atada al "oscuro mar de la conciencia" por un punto redondo de luminosidad que es aparente cuando esas criaturas son percibidas como energía. Sobre ese punto de luminosidad, que los chamanes del antiguo México llamaron "punto de encaje", la percepción se encaja a través de un aspecto misterioso del "oscuro mar de la conciencia" bajo la forma de filamentos luminosos, y billones de campos energéticos del universo en general convergen y atraviesan el "punto de encaje" de los seres humanos. Estos campos energéticos se convierten en datos sensoriales que se interpretan y son percibidos como el mundo que conocemos. Lo que convierte las fibras luminosas en datos sensoriales es el "oscuro mar de la conciencia".


Los chamanes ven esta transformación y la llaman el "resplandor de la conciencia", un brillo que se extiende como nimbo alrededor del "punto de encaje". Lo que en los organismos llamamos "sentidos" no son más que grados de conciencia. Si aceptamos que los sentidos son el "oscuro mar de la conciencia", tenemos que admitir que la interpretación que los sentidos hacen de los datos sensoriales es también el "oscuro mar de la conciencia". El enfrentar el mundo que nos rodea bajo las condiciones que lo hacemos es el resultado del sistema de interpretación de la humanidad, con el cual todo ser humano está provisto. Todo organismo existente debe tener un sistema de interpretación que le permita funcionar en su medio.

Los chamanes "vieron" que al momento de la muerte el "oscuro mar de la conciencia" tragaba, por así decirlo, la conciencia de las criaturas vivas a través del "punto de encaje". Y también "vieron" que el "oscuro mar de la conciencia" tenía un momento como de vacilación al enfrentarse con chamanes que habían hecho un recuento de sus vidas. Sin saberlo, algunos habían hecho ese recuento tan minuciosamente, que el "oscuro mar de la conciencia" tomaba la conciencia de sus experiencias de vida; pero no tocaba su fuerza vital. Los chamanes habían descubierto una verdad gigantesca acerca de las fuerzas del universo: El "oscuro mar de la conciencia solo quiere nuestras experiencia de vida, no nuestra fuerza vital.

Al recapitular nuestras vidas, toda la basura sale a la superficie, y nos damos cuenta de nuestras contradicciones, nuestras repeticiones. Pero algo en nosotros se resiste tremendamente a la recapitulación. Los chamanes dicen que el camino queda despejado solo después de una agitación gigantesca, después de aparecer en la pantalla el recuerdo de un suceso que nos sacude en lo más profundo de nosotros con una claridad de detalles terrorífica y que nos arrastra hasta el momento real en que lo vivimos. Los chamanes llaman a ese suceso el "acomodador", porque desde ese momento, cada suceso que tocamos, no solo se recuerda sino que se vuelve a vivir.

Caminar precipita los recuerdos. Los chamanes del antiguo México creían que todo lo que vivimos queda guardado como sensación en la parte posterior de las piernas. Consideraban la parte trasera de las piernas como el almacén de la historia personal del ser humano. Caminar nos prepara para esa maniobra de chamanes de encontrar un “acomodador”, un suceso en la vida que se recuerda con tanta claridad que sirve de faro para iluminar todo lo demás en la recapitulación con igual o similar claridad. El intento es hacer lo que los chamanes llaman “recapitular las piezas de un rompecabezas”. Algo que nos conducirá a recordar el suceso que nos servirá de “acomodador”.

El recontar sucesos es mágico para los chamanes. No se trata simplemente de contar un cuento. Es ver la tela sobre la que se basan los sucesos. Es por eso que el recuento es tan vasto y tan importante.
El poder de los guerreros-viajeros es estar alertas para conseguir el máximo efecto con el mínimo impulso. Y sobre todo, su poder está en no interferir. Los sucesos tienen una fuerza, una gravedad propia, y los viajeros son simplemente viajeros. Todo lo que les rodea es solo para sus ojos. De esta manera, los viajeros construyen el significado de cada situación, sin preguntar nunca cómo fue que pasó de esa determinada manera.

Leer más...

lunes, 1 de noviembre de 2010

Los Actos de un Guerrero

Negamos nuestro destino debido a que nos es desconocido, o al menos eso es lo que nos han hecho creer. Otras personas equivocadas y temerosas nos han hecho temer a lo que, según ellos, nos es desconocido, porque ellas tampoco se atrevieron nunca a cruzar el umbral a nuestra verdadera realidad mágica.
El tiempo de la oscuridad y la ignorancia ha terminado. Esta es la realidad que hemos creado para nosotros y utilizamos toda nuestra energía en mantenerla, para que siga siendo como es. A partir de la realidad que tenemos aquí y ahora, hemos de empezar, con nuestro intento, a reutilizar nuestra energía para continuar el camino de integración de la totalidad de nuestro potencial como seres humanos libres de condicionamientos impuestos exteriormente.

El recuerdo del cuerpo es, para nosotros, la base de toda nuestra práctica: nos permite conocer el modo de utilización de nuestra energía actualmente y la calidad de nuestros actos como hechos energéticos.

Cada guerrero, obligatoriamente, colecciona material para un álbum especial. Un álbum que revela la personalidad del guerrero, un álbum que es testigo de las circunstancias de su vida; es un álbum hecho de recuerdos, retratos que surgen al recordar sucesos memorables. Por lo general, los sucesos que cambian el curso de nuestras vidas son asuntos impersonales y, a la vez, extremadamente personales.
Como seres humanos, tenemos dos mentes. Una es totalmente nuestra y es como una voz débil que siempre nos trae orden, propósito y sencillez. La otra mente es la instalación foránea y nos trae conflicto, dudas, desesperanza, auto-afirmación.

Preparar el álbum de sucesos memorables es un ejercicio de disciplina e impecabilidad. Este álbum hay que considerarlo un acto de guerra.
En nuestras dos mentes, una es nuestra mente verdadera. El producto de las experiencias de nuestra vida, la que rara veces habla porque ha sido vencida y sometida a la oscuridad. La otra, la mente que usamos en nuestra vida diaria para todo lo que hacemos es la instalación foránea.

Resolver el conflicto entre las dos mentes es una cuestión de intentarlo. Un guerrero llama al intento y le llega preparándole el camino para sus logros. Los chamanes, también, descubrieron a las duras, que el intento sólo responde al llamado para algo que es abstracto. Esa es la válvula de seguridad de los guerreros; de otra manera serían insoportables.
Llamar al intento para resolver el conflicto entre las dos mentes es un asunto etéreo y abstracto, y a la vez tan vital para uno como se pueda llegar a imaginar.

El propio álbum, siendo un acto de guerra, exige una selección de muchísimo cuidado, para que sea una selección precisa de los momentos inolvidables de la vida de uno, y de todo lo que conduce a ellos. Hay que concentrar en él todo lo que fue y lo que será significativo para uno. El álbum de un guerrero es algo muy concreto, algo tan acertado que acaba con todo.
Para empezar es aconsejable sentarse solo y dejar que los pensamientos, ideas y recuerdos lleguen libremente. Se recomienda hacer un esfuerzo por dejar que la voz interior de uno hable y le diga qué seleccionar.

Estados Acrecentados de Conciencia

Leer más...

domingo, 31 de octubre de 2010

La Liberación del Pasado

Liberar el pasado supone terminar la relación causa-efecto entre nuestro pasado y nuestro presente; por lo tanto es uno de los actos más importantes que podemos llevar a cabo, ya que engloba a todos los demás aspectos de nuestra vida.

Liberar el pasado no es solamente cambiar nuestra forma de ser y de vivir, sino que, significa cambiar y sobre todo liberar todas las personas, cosas y entorno que nos mantienen unidos a nuestro pasado, sea éste agradable o desagradable.


Esta posibilidad puede parecernos extraña, tal vez por nuestra tendencia a suponer el pasado, no sólo como lo que nos fundamenta, sino también como algo inamovible, razón por la cual se convierte en la excusa perfecta para no cambiar.

Liberar el pasado es una posibilidad mágica, que difícilmente encaja en la lógica racional. Liberar el pasado, en lugar de tratar de superarlo, se trata sencillamente de borrarlo.
Esta posibilidad no se refiere a poder cancelar los actos pasados, sino a renunciar a la relación que tenemos establecida con ellos, cuya expresión más general es nuestro modo de ser y de vivir.

Si nuestro pasado es el principal obstáculo para el cambio y la libertad, entonces el poder borrarlo representa la oportunidad de ser libres.

La resistencia a comportarnos de forma nueva surge de creernos incapaces de realizar cualquier cosa que no esté en el guión de nuestras acciones pasadas. Nos resistimos al cambio. Al mismo tiempo cuando empezamos a luchar por cambiar, nuestro pasado se vuelve el mayor obstáculo a vencer. La gente que nos conoce tiende a oponerse, puesto que al estar tan familiarizados con nuestra forma de ser, no admiten el que no actuemos de acuerdo con ella.
Esto sucede porque el encuentro con lo desconocido los enfrenta al problema de no saber cómo comportarse con algo para lo que no han sido entrenados y por tanto tratan de evitarlo.

No hay nada más amenazante para nuestro ego que una persona a la cual no podamos clasificar. Y es que nuestro pasado nos da una o varias etiquetas sobre la base de toda nuestra personalidad siguiendo los dictados de unos cuantos rasgos.

Asimismo, nosotros clasificamos a cuantos conocemos de acuerdo a etiquetas similares que derivamos de su pasado, sea real o imaginario. Como nos es incómodo tratar con el misterio, preferimos tratar con etiquetas; y nos creemos tanto más seguros, cuanto más rápido seamos capaces de colocarlas.

El mundo que se abre más allá de la descripción, es el mundo de lo desconocido, donde nada está escrito y es, por lo tanto, el mundo donde podemos crear, elegir, ser cualquier cosa que queramos. El mundo de la libertad.

Leer más...

viernes, 13 de noviembre de 2009

La Recapitulacion

Recapitular es la técnica descubierta por los chamanes del antiguo México, para ver y revivir las experiencias de sus vidas, con el fin de alcanzar dos objetivos: en primer lugar, el fin abstracto de cumplir el código universal que exige renunciar a la conciencia en el momento de la muerte y, en segundo lugar, el fin plenamente pragmático de adquirir fluidez perceptiva.

La formulación del primer objetivo fue la consecuencia de las observaciones que los chamanes realizaron gracias a su capacidad de ver la energía como fluye por el universo. Y vieron que en el universo existe una fuerza descomunal, un inmenso conglomerado de campos de energía al que denominaron águila o el oscuro mar de la conciencia. Comprobaron que el oscuro mar de la conciencia es la fuerza que da conciencia a todos los seres vivos, desde los virus hasta los humanos. Se convencieron de que dota de conciencia al recién nacido, quien la realza mediante sus experiencias vitales hasta el momento en que la fuerza le exige su devolución.

En opinión de los chamanes, los seres vivos mueren porque están obligados a devolver la conciencia prestada. En todas las épocas los chamanes han comprendido que, a través de lo que el hombre moderno denomina pensamiento lineal, es imposible explicar este fenómeno porque no hay espacio para un razonamiento de causa y efecto sobre las razones y el modo en que la conciencia se presta y se devuelve.
Los chamanes del antiguo México lo consideraron una realidad energética del universo, realidad que no se puede explicar en función de la causa y el efecto o de un propósito determinado.

La recapitualción supone dar al oscuro mar de la conciencia lo que busca: experiencias vitales. De todos modos, a través de la recapitulación se adquiere un grado de control que permite separar las experiencias vitales de la fuerza vital que, en opinión de los chamanes, no están unidas de manera indisoluble, sino que se juntan circunstancialmente.

Para los chamanes, el oscuro mar de la conciencia no pretende cobrarse la vida de los seres humanos, ya que sólo quiere sus experiencias vitales. La falta de disciplina impide que los seres humanos separen las dos fuerzas y al final pierden la vida. Los chamanes ven en la recapitulación el procedimiento mediante el cual proporcionan el sustituto de sus vidas. Significa renunciar a las experiencias vitales al recontarlas y de esta forma retener la fuerza vital.

Las afirmaciones perceptivas de los chamanes carecen de sentido si las analizamos con los conceptos lineales del mundo occidental. Hace cinco siglos que la civilización occidental está en contacto con los chamanes del Nuevo Mundo y los estudiosos no han hecho un solo intento genuino de formular un discurso filosófico basado en estas afirmaciones. Por ejemplo, para cualquier occidental la recapitulación es congruente con el psicoanálisis, está en la línea de los recursos psicológicos y es una especie de técnica de autoayuda. Pero, no hay nada más alejado de la verdad.

Recapitular no es recordar. Cuando recordamos, es nuestro ego el que recuerda por medio del diálogo interno, al que añadimos imágenes. En el caso de las premisas del chamanismo, el hombre occidental desaprovecha la gran oportunidad de realzar su conciencia; y el modo en que se relaciona con el universo, la vida y la conciencia es una más de las múltiples opciones que existen.

Para los practicantes del chamanismo, recapitular significa dar a una fuerza incomprensible -al oscuro mar de la conciencia- precisamente lo que busca: las experiencias vitales, es decir, la conciencia que han realzado a través de dichas experiencias. Miles de chamanes han conseguido retener la fuerza vital después de entregar sus experiencias vitales al oscuro mar de la conciencia. Esto quiere decir que los chamanes no mueren en el sentido habitual en que entendemos la muerte, sino que la trascienden reteniendo la fuerza vital y despareciendo de la faz de la Tierra cuando emprenden el viaje definitivo de la percepción.

Según los chamanes, estamos compuestos de una serie de naciones singulares: la nación de los pulmones, la del corazón, la del estómago, la de los riñones, etc. Aunque cada nación funciona al margen de las demás, en el instante de la muerte todas se unifican en una entidad singular, al que llamaban el estado de la libertad total. A diferencia de lo que ocurre con el hombre corriente, para los chamanes, la muerte no es aniquiladora sino unificadora.

El segundo aspecto de la recapitulación, el pragmático, es la adquisición de fluidez.El fundamento de los chamanes se relaciona con uno de los temas más esquivos: el punto de encaje, punto de luminosidad intensa, del tamaño de una pelota de tenis, perceptible cuando se ve al ser humano como un conglomerado de campos de energía.

Algunos chamanes ven que billones de campos de energía con forma de filamentos de luz que provieen del universo en general convergen en el punto de encaje y lo atraviesan. Es esta confluencia la que le proporciona brillo. El punto de encaje permite que el ser humano perciba los billones de filamentos energéticos convirtiéndolos en datos sensoriales. A continuación los interpreta como el mundo de la vida cotidiana, es decir, en función de la socialización y el potencial humanos.
La recapitulación significa revivir todas o casi todas las experiencias que hemos tenido y, de este modo, desplazar un poco, o mucho, el punto de encaje y, por la fuerza de la memoria, llevarlo a adoptar la posición que ocupaba cuando aconteció el hecho recapitulado. El acto de desplazarse entre posiciones anteriores y la presente proporciona a los prcticantes del chamanismo la fluidez necesaria para salvar obstáculos extraordinarios en sus viajes al infinito.
A los practicantes de la Tensegridad, la recapitulación da la fluidez necesaria para salvar obstáculos que en modo alguno forman parte de su sistema cognitivo.

La recapitulación en cuanto procedimiento formal se lleva a cabo escribiendo en una lista todas las personas que se han conocido y todas las experiencias en las que se ha participado. Después, se debe seleccionar a la primera persona de la lista y elaborar con la memoria la última interacción que se haya tenido con esa persona. Esta actividad recibe el nombre de organizar el acontecimiento de la recapitulación.

Para agudizar la capacidad de recordar hace falta una pormenorizada evocación de los detalles. Este ejercicio exige evocar las descripciones físicas correspondientes, como el entorno en el que tuvo lugar el acontecimiento. Una vez organizado, se debe entrar en el escenario propiamente dicho, como si lo hiciera uno de verdad, y prestar mucha atención a las configuraciones físicas relevantes, es decir, todo lo que se pudo observar de un vistazo y olvidar.

En cuanto procedimiento formal, la recapitulación debe comenzar por el recuento de los acontecimientos que acaban de ocurrir. De este modo predomina la primacía de la experiencia. Recordamos con gran precisión lo que acaba de suceder. Los chamanes cuentan con que los seres humanos son capaces de almacenar información pormenorizada de la que no son conscientes y son precisamente esos detalles los que busca el oscuro mar de la conciencia.

La recapitulación real del acontecimiento exige que respiremos hondo y movamos lenta y delicadamente la cabeza de un lado a otro, da lo mismo empezar por el lado derecho que por el izquierdo. La cabeza ha demoverse tantas veces como sea necesario mientras recordamos todos los detalles a que tenemos acceso. Este acto implica inhalar todos los sentimientos personales consumidos en el acontecimiento y exhalar los estados de ánimo no deseados y los sentimientos extraños que nos dejó.

El misterio de la recapitulación reside en el acto de inhalar y exhalar. Como se trata de una función que sustenta la vida, a través de la respiración también podemos entregar al oscuro mar de la conciencia el facsímil de las propias experiencias vitales, es decir, sobre las que se basa nuestra vida. Cuestiones como la recapitulación no se explican, simplemente se experimentan. Al vivirla podemos encontrar la liberación y explicarla equivale a consumir energía en esfuerzos inútiles.

En la recapitulación la lista de nombres se utiliza como recurso nemotécnico que lanza la memoria a un viaje inconcebible. En este aspecto, los chamanes sostienen que recordar acontecimientos que acaban de ocurrir allana el terreno para evocar con la misma claridad e inmediatez hechos que están más lejanos en el tiempo. Recordar experiencias de esta forma equivale a revivirlas y a extraer de la evocación un ímpetu extraordinario que permite agitar la energía disipada de nuestros centros de vitalidad y devolverla a dichos centros. Los chamanes definen la redistribución de la energía causada por la recapitulación como ganar fluidez después de entregar al oscuro mar de la conciencia lo que busca.

Desde una perspectiva más terrenal, la recapitulación proporciona a los practicantes la capacidad de examinar las repeticiones de sus vidas. La recapitulación puede convencerlos, sin el menor atisbo de dudas, de que todos estamos a merced de fuerzas, que en última instancia, no tiene sentido, por mucho que a primera vista parezcan razonables.

Cualquier cambio de comportamiento tendría que realizarse a través de la recapitulación porque es el único medio que puede realzar la conciencia y liberarnos de las demandas implícitas de la socialización, demandas tan automáticas y que se dan tanto por supuestas que en condiciones normales no reparamos en ellas, por no hablar de examinarlas.

El acto efectivo de la recapitulación es una tarea de toda la vida. Se necesitan años para agotar la lista. La lista crece con el recuerdo de acontecimientos impersonales en el que no han participado personas y hay que analizar porque están relacionados con la persona que realiza su recapitulación.

Lo que los chamanes del antiguo México buscaban ávidamente en la recapitulación era el recuerdo de la interacción, porque en ésta subyacen los efectos profundos de la socialización, que se esforzaban en superar por todos los medios.

Leer más...