Los diez pases mágicos del segundo grupo se relacionan con agitar para intentar la energía que procede de las zonas existentes debajo de las rodillas, arriba de la cabeza y alrededor de los riñones, el hígado, el páncreas, el plexo solar y el cuello. Cada uno de los pases mágicos es una herramienta que agita exclusivamente la energía destinada a intentar acumulada en dichas zonas. Los chamanes consideran que estos pases mágicos son imprescindibles en la vida cotidiana porque creen que la existencia se rige por el intento. Es posible que este conjunto de pases mágicos sea para los chamanes lo mismo que una taza de café para el hombre moderno. La coletilla de nuestros días “no existo antes de beberme un cappuccino” o la de la generación anterior, “si no bebo una taza de café no me despierto” se convierte para los chamanes en: “no estoy en condiciones de hacer nada si no he practicado estos pases mágicos”.
El segundo grupo de esta serie comienza por lo que se ha denominado conectar el cuerpo. El conectar el cuerpo no tiene nada que ver con el estado de tensión corporal permanente que caracteriza nuestra época. No podemos decir que el cuerpo está conectado cuando la tensión responde a las preocupaciones o al exceso de trabajo y los músculos del cuello están rígidos. Relajar los músculos o alcanzar un estado de serenidad tampoco significa desconectar el cuerpo. Según los chamanes del antiguo México, con los pases mágicos el cuerpo se pone en alerta y se prepara para actuar. Cuando se interrumpe la tensión muscular de conectar el cuerpo, este desconecta espontáneamente.
1. Agitar energía con los pies y los brazos
Una vez conectado, el cuerpo se mantiene con los hombros ligeramente enconvardos.
Se apoya el peso del cuerpo en la pierna derecha mientras la izquierda traza un círculo completo, rozando el suelo con las puntas de los dedos y posando el pie delante del cuerpo, sobre la eminencia metatarsiana.
Sincronizando con la pierna, el brazo izquierdo traza un círculo cuya parte superior supera la altura de la cabeza.
Se hace una breve pausa con la pierna y el brazo, que sucesivamente dibujan otros dos círculos, lo que da un total de tres. El ritmo de este pase mágico se consigue contando uno, pausa breve, uno-uno, pausa brevísima; dos, pausa, dos-dos, pausa brevísima y así sucesivamente. Se realizan los mismos movimientos con la pierna y el brazo derechos.
Este pase mágicos agita con los pies la energía situada en la parte inferior de la esfera luminosa y la proyecta con los brazos hasta la zona de arriba de la cabeza.
2. La energía que rueda hacia las glándulas suprarrenales
Se sitúan los antebrazos detrás del cuerpo, en la zona de los riñones y las glándulas suprarrenales.
Se doblan los brazos a la altura de los codos, formando un ángulo de noventa grados, y se cierran los puños a pocos centímetros del cuerpo, sin tocarlo.
Los puños descienden con un movimiento de rotación, uno encima del otro; primero baja el puño izquierdo y le sigue el derecho, que desciende cuando el izquierdo sube. Se inclina ligeramente el tronco.
El movimiento se invierte y los puños ruedan en dirección contraria a la vez que se echa ligeramente el tronco hacia atrás.
Esta manera de mover el cuerpo hacia delante y hacia atrás pone en juego los músculos de los brazos y de los hombros. Este pase mágico se utiliza para proporcionar la energía del intento a las glándulas suprarrenales y a los riñones.
3. Agitar energía para las glándulas suprarrenales
Se inclina el tronco de modo que las rodillas sobresalgan más allá de los dedos de los pies.
Se apoyan las manos sobre las rótulas, cubriéndolas con los dedos. Se rota la mano izquierda hacia la derecha, por encima de la rótula, para que el codo sobresalga tanto como sea posible alineado con la rodilla izquierda.
Al mismo tiempo, el antebrazo derecho, con la mano apoyada sobre la rótula, se acomoda en toda su longitud sobre el muslo derecho, a la vez que se estira la rodilla derecha, con lo que se tensa el tendón de la corva. Es importante mover únicamente las rodillas en lugar de balancear el trasero de un lado a otro.
Se ejecutan los mismos movimientos con la pierna y el brazo derechos.
Este pase mágico se emplea para agitar la energía del intento que rodea los riñones y las glándulas suprarrenales. Proporciona a los practicantes resistencia de larga duración y una sensación de osadía y confianza en sí mismos.
4. Fundir la energía izquierda y la derecha
Se respira hondo. Se exhala lentamente mientras se coloca el antebrazo izquierdo a la altura de los hombros, formando con el codo un ángulo de noventa grados.
Se echa la muñeca hacia atrás tanto como se pueda mientras los dedos apuntan hacia delante y la palma de la mano mira hacia la derecha.
Se mantiene la posición del brazo inclinando marcadamente el tronco hasta que el brazo izquierdo sobresaliente llegue al nivel de las rodillas.
Se debe evitar que el codo izquierdo cuelgue hacia el suelo. Hay que alejarlo tanto como uno pueda de las rodillas.
Se prosigue con la exhalación lenta mientras el brazo derecho traza un círculo completo sobre la cabeza y la mano se detiene a pocos centímetros de los dedos de la izquierda.
La palma derecha mira al cuerpo y los dedos señalan al suelo. La cabeza está hacia abajo y el cuello recto.
Se concluye la exhalación y se respira hondo en la misma posición. Los músculos de la espalda, los brazos y las piernas se contraen a medida que uno inhala lenta y profundamente.
Se endereza el cuerpo mientras uno exhala y se vuelve a ejecutar el pase mágico completo con el brazo derecho.
El estiramiento máximo de los brazos permite la creación de una apertura en el vórtice energético de los riñones y las glándulas suprarrenales; esta apertura facilita el aprovechamiento óptimo de la energía redistribuida. Este pase mágico es imprescindible para la redistribución de la energía hacia dicho centro que, en un sentido amplio, responde con la vitalidad general y la juventud del cuerpo.
5. Atravesar el cuerpo con un rayo de energía
Se sitúa el brazo izquierdo junto al cuerpo, delante del ombligo, y el derecho detrás, exactamente a la misma altura. Se doblan las manos, apuntando al suelo con los dedos. La palma izquierda mira a la derecha y la palma derecha a la izquierda.
Las yemas de los dedos de las dos manos se elevan rápidamente y apuntan en línea recta hacia delante y hacia tras. El cuerpo entero se tensa y hay que doblar las rodillas en el instante en que los dedos apuntan hacia delante y atrás.
Las manos mantienen esta posición unos segundos. A continuación se relajan los músculos, las piernas se extienden y se mueven los brazos hasta que el derecho quede delante del cuerpo y el izquierdo detrás.
Al igual que al inicio de este pase mágico, las yemas de los dedos señalan el suelo y vuelven a elevarse rápidamente para apuntar en línea recta hacia delante y atrás; se exhala suavemente doblando las rodillas.
6. Girar energía alrededor de dos centros de vitalidad
Lo mejor consiste en enfrentar las manos como modo de mantenerlas alineadas. Se separan con los dedos agarrotándolos, como si se quisiera sujetar la tapa de un recipiente del tamaño de la mano.
Se coloca la mano derecha en la zona del páncreas y el bazo, mirando hacia el cuerpo. Se sitúa la izquierda detrás del cuerpo, en la zona correspondiente al riñón y la glándula suprarrenal izquierdos, también mirando hacia el cuerpo.
Se echan enérgicamente hacia atrás las muñecas al tiempo que, sin mover las rodillas, se gira el torso tanto como se pueda hacia la izquierda. A continuación las muñecas giran simultáneamente, con un movimiento lateral, como si quisiera destapar dos recipientes, uno situado a la altura del páncreas y el bazo y el otro al nivel del riñón izquierdo.
Se ejecuta el mismo movimiento invirtiendo el orden: se pone la mano izquierda delante, a la altura del hígado y la vesícula biliar, y la derecha en la parte posterior del cuerpo, al nivel del riñón derecho.
Con este pase mágico se agita la energía de los tres centros principales de vitalidad: el hígado y la vesícula biliar, el páncreas y el bazo, y los riñones y las glándulas suprarrenales. Se trata de un pase mágico indispensable para los que necesitan estar al acecho. Facilita la conciencia global e incrementa la sensibilidad de los practicantes ante el entorno.
7. El semicírculo de energía
Comienza delante de la cara y traza un semicírculo con la mano izquierda, desplazándola suavemente hacia la derecha hasta llegar a la altura del brazo derecho.
En este punto la mano gira y dibuja el borde interior de un semicírculo próximo al lado izquierdo del cuerpo.
La mano vuelve a girar en la espalda, traza el borde exterior del semicírculo y regresa a la posición inicial.
El semicírculo completo está ladeado desde la altura de los ojos, por delante, hasta un nivel inferior al del trasero por detrás. Es importante seguir con la mirada el desplazamiento de la mano.
Una vez terminado el semicírculo con el brazo izquierdo, se traza otro con el derecho; de este modo se rodea el cuerpo con dos semicírculos.
Se dibujan para agitar energía y facilitar su deslizamiento desde lo alto de la cabeza hasta la zona de las glándulas suprarrenales.
Este pase mágico es el vehículo que permite alcanzar una serenidad intensa y continuada.
8. Agitar energía alrededor del cuello
Se coloca delante del cuerpo, a la altura del plexo solar, la mano izquierda con la palma hacia arriba y la derecha con la palma hacia abajo. Se sitúa la mano derecha encima de la izquierda hasta que casi se toquen. Los codos deben estar muy doblados.
Se respira hondo y levantando ligeramente los brazos como si el tronco rotara hacia la izquierda tanto como se pueda, pero sin mover las piernas, sobre todo las rodillas, que se mantendrán algo flexionadas para evitar que los tendones sufran tensiones innecesarias.
La cabeza debe estar alineada con el tronco y los hombros.
Se comienza a exhalar a medida que se separan lentamente los codos hasta su máxima extensión, con las muñecas rectas.
Se inhala. La exhalación comienza cuando la cabeza gira hacia atrás para mirar el codo izquierdo y hacia delante para ver el codo derecho; se rota dos veces más la cabeza hacia delante y hacia atrás mientras concluye la exhalación.
Se gira el tronco hacia delante y se invierte la posición de las manos. La derecha mira hacia arriba y la izquierda hacia abajo, encima de la derecha. Se inhala. Se gira el tronco hacia la derecha y se repiten los movimientos de este lado.
Los chamanes creen que una específica energía para el intento se dispersa desde el centro de decisiones situado en el hueco con forma de V que existe en la base del cuello y que dicha energía se recoge exclusivamente mediante la práctica de este pase mágico.
9. Amasar energía con un empujón de los omóplatos
Se sitúan los brazos delante de la cara, a la altura de los ojos, y se doblan los codos lo suficiente para que los brazos parezcan un arco. Se inclina el tronco para que los omóplatos se expandan lateralmente.
El movimiento comienza cuando el brazo izquierdo empuja hacia delante mientras se mantiene arqueado y tenso. El brazo derecho hace lo mismo y ambos se mueven alternativamente.
Es importante notar que los brazos están muy tensos. Las palmas miran hacia delante y las yemas de los dedos quedan enfrentadas. El movimiento profundo de los omóplatos y la tensión de los músculos del estómago crean la fuerza que impulsa los brazos.
Los chamanes están convencidos de que la energía de los ganglios que rodean los omóplatos se atasca fácilmente y se estanca, lo que produce la decadencia del centro de decisiones situado en el hueco con forma de V de la base del cuello. Este pase mágico se practica para agitar dicha energía.
10. Agitar energía por encima de la cabeza y partirla
De manera relajada, el brazo izquierdo traza dos círculos y medio por encima y alrededor de la cabeza. A continuación dichos círculos se parten con el filo exterior del antebrazo y la mano, que bajan con fuerza pero lentamente.
El impacto es asimilado por los músculos del estómago, que en ese momento están tensos. Los músculos del brazo también se tensan para evitar lesiones en los tendones, lesiones que podrían producirse si los músculos estuviesen relajados o si se fustigase el brazo.
Se exhala lentamente cuando el brazo golpea hacia abajo. El mismo movimiento se repite con la mano y el brazo derechos.
La energía agitada y partida de este modo desciende por todo el cuerpo. Si los practicantes están muy cansados o no pueden permitirse el lujo de dormir, la ejecución de este pase mágico disipa la somnolencia y produce una sensación transitoria de lucidez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario