Masculinidad fue el nombre que los chamanes dieron a determinado grupo de pases mágicos que descubrieron y que fueron los primeros en utilizar. Probablemente es la denominación más antigua de un grupo de pases mágicos. Originalmente, durante generaciones sólo los practicaron los chamanes del género masculino, discriminación que no se ejerció por necesidad, sino por cuestiones rituales y para satisfacer el impulso a favor de la supremacía masculina. De todas maneras, el impacto de la percepción realzada no tardó en acabar con dicho impulso.
Durante generaciones la arraigada tradición de que este grupo de pases mágicos sólo lo practicaban los hombres persistió de manera pseudo-oficial mientras las mujeres los ejecutaban en secreto. Las razones que dieron los antiguos chamanes para incluir a las mujeres respondieron a que, en virtud de las luchas y los conflictos sociales que les rodeaban, las mujeres necesitaban fuerza y vitalidad adicionales que, en su opinión, sólo se encontraba en los hombres que practicaban este grupo de pases mágicos. Por consiguiente, como muestra de solidaridad permitieron que las mujeres los ejecutaran. El secreto y la exclusividad de los antiguos chamanes se vinieron abajo e incluso les resultó imposible sostener las razones previas que justificaban la práctica de estos pases por parte de las mujeres. Lo cierto es que las practicantes los ejecutaban abiertamente.
El valor de este grupo de pases mágicos –el más antiguo de los que existen con nombre- radica en su continuidad. A lo largo de las épocas los participantes de un conjunto de chamanes nunca superaron los dieciséis miembros. Por lo tanto, ninguno estuvo en condiciones de ser testigo de la magnífica contribución energética de la masa humana. Para los chamanes sólo existió el consenso peculiar de unos pocos iniciados, consenso que introdujo la posibilidad de preferencias idiosincrásicas y de un mayor aislamiento.
El motivo de que este conjunto de movimientos se denomine masculinidad radica en su cualidad agresiva y porque los pases mágicos son muy vivaces y se ejecutan con gran fuera, características que suelen identificarse con la masculinidad. La práctica no sólo fomenta la sensación de bienestar, sino una cualidad sensorial específica que, si no se analiza, se confunde fácilmente con la discordia y la agresividad. Si se examina con sumo cuidado, inmediatamente queda de manifiesto que se trata de una inequívoca sensación de alerta que sitúa a los practicantes a un nivel desde el cual pueden lanzarse a lo desconocido.
Pases mágicos en los que las manos se mueven al mismo tiempo pero se mantienen separadas
1. Puños sobre los hombros
Las manos se colocan a los lados del cuerpo, con los puños cerrados y las palmas hacia arriba. Se levantan hasta un punto por encima de la cabeza, doblando los codos para que los antebrazos formen un ángulo de noventa grados con los brazos. El impulso para este movimiento se divide a partes iguales entre los músculos de los brazos y la contracción de los del abdomen.
2. Utilizar un instrumento cortante con cada mano
En cuanto se asestan los puñetazos, se repliegan las manos a la posición del principio, junto al borde de la caja torácica.
3. Lustrar con las palmas una mesa alta
Desde este punto se devuelven los brazos con la misma fuerza en la que comenzó el movimiento.
4. Golpetear energía con las manos
Se elevan los brazos por delante hasta la altura de los hombros. Los puños se cierran de forma angulosa, lo que significa que los dedos apoyados en la palma se inclinan fuertemente.
Las palmas han de quedar enfrentadas. La brusca sacudida de las muñecas hace que los puños desciendan ligeramente con gran fuerza. La posición de las muñecas no cambia; dicho de otra manera, sólo las manos giran sobre las muñecas.
Dada la cantidad de puntos energéticos que existen en las muñecas, los dorsos de las manos, las palmas y los dedos, para los chamanes este pase mágico es una de las mejores fuentes para ejercitar la energía de los tendones de los brazos.
5. Sacudir energía
Este pase mágico acompaña al precedente. En principio, los brazos se elevan por delante hasta situarlos a la altura de los hombros. Se forman puños angulosos, al igual que en el pase mágico anterior, aunque en este caso las palmas miran hacia abajo. Los puños se desplazan hacia el cuerpo mediante una sacudida de las muñecas.
La ejecución de este pase mágico requiere el uso intensivo de los músculos del abdomen, cuya actividad dirige la sacudida de las muñecas.
6. Tirar de una cuerda de energía
Este pase mágico consiste en sacudir las muñecas y hacer que las manos desciendan espasmódicamente con un movimiento corto y poderoso.
El contra movimiento consiste en sacudir las muñecas para que las manos suban al tiempo que se enderezan las rodillas y el tronco.
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