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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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domingo, 27 de agosto de 2017

Ejercicio (la Accion) de Observarse a Sí Mismo

Esta práctica es para realizarla a lo largo de la vida, varias veces al día, durante algunos minutos cada hora; abordándolo gradualmente, después de algunos días de preparación preliminar.


Se trata de describirse a uno mismo con palabras explícitas y concisas, pero expresando también que uno mismo puede, en ese momento, ser consciente. Se puede comenzar cada descripción por «aquí y ahora», o bien por «en este preciso momento»; dejando que la atención se desplace de un objeto a otro, o de una persona a otra, o hacia otros objetos, al agrado de cada uno, notando bien la naturaleza de lo que se mira verdaderamente, es decir, lo que retiene la atención de uno en ese momento.
Hay que mirar lo que hay alrededor y formular, silenciosamente para uno mismo o en voz alta cuando se está solo, cada experiencia consciente, sin omitir nada, diciéndose: «aquí y ahora soy consciente de...» o «ahora y aquí soy consciente de que...»; a la vez que se observan al mismo tiempo los sentimientos, las emociones, los pensamientos en relación a la persona, objeto o acontecimiento que atrae nuestra atención y, por ello, darse uno cuenta de que es consciente.
Después se hace una formulación exacta de lo que se observa: «esto me gusta / me disgusta...», o bien «siento hacia ella, él o esto, la emoción o el pensamiento de...». Se ha de diferenciar entre las diversas partes de sentimientos o pensamientos: «es esto en él, ella o eso lo que me gusta / me disgusta...». También: «pienso esto acerca de ella, él o eso».

Para comenzar, se debe observar y prestar atención a los acontecimientos externos percibidos por los sentidos, pero sin suprimir el resto de experiencias.
Más tarde, se adjunta la observación simultánea de los acontecimientos y procesos interiores: asociaciones, pensamientos, emociones, sensaciones, tensiones musculares, sueños, etc.
Hay que distinguir los diferentes procesos internos considerándolos uno a uno en relación a los otros, y concentrándose durante cierto tiempo sobre cada uno de ellos: por ejemplo, sobre las emociones y sentimientos al principio, luego sobre los pensamientos, después sobre las tensiones musculares u otras reacciones corporales, etc. Hay que seguir cada uno de los acontecimientos externos e internos que uno asocia, reconociendo, con el máximo de detalles, los diversos objetos y acontecimientos.
Se debe conseguir, también, ser consciente de la trama entera del acontecimiento o acontecimientos dramáticos, cuyas partes componentes, dentro de uno mismo, son las reacciones personales.

Llegado ese momento, se debe mantener durante el máximo tiempo la presencia de la constatación o sensación de «aquí y ahora soy consciente de... y observo activamente...», la sensación de actualidad, de presencia de lo que ocurre, la constatación de que la consciencia existe verdaderamente o que, en todo caso, puede existir con un poco de esfuerzo, y por tanto, uno existe también.
Es preciso asegurarse de que es uno mismo quien está viviendo esta experiencia, que es uno mismo quien la provoca, quien la hace reaccionar, quien hace el esfuerzo de grabarla en la memoria.

Hay que prestar atención tanto a lo observado como a las experiencias internas, abstractas y mentales, las emociones y sentimientos, y las sensaciones corporales: lo que atrae a uno hacia el pasado, lo que lo empuja hacia el futuro, lo que uno desea ver llegar o debe llegar, o lo que llega espontáneamente, lo que uno invoca de forma voluntaria y, en consecuencia, provoca la realización, y aquello de lo que uno trata de escapar.

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miércoles, 2 de agosto de 2017

Estados de Conciencia Acrecentada

El acrecentamiento de conciencia es lo que nos hace pensar cada vez más relativamente. El pensamiento relativo, radica en ver la parte en relación con el todo y no ver tan solo la parte aislada. Una mente estrecha, con unos pocos juicios fijos y adquiridos, tendrá una vida desdichada debido a que siempre juzga desde una pequeña parte, algún detalle adquirido por su Importancia Personal. Cuando nos damos cuenta de nuestra total nulidad, cuando percibimos mediante un prolongado, imparcial y sincero acecho, que en realidad nada sabemos y no somos en absoluto lo que imaginamos ser, es cuando se produce en nosotros un acrecentamiento de la conciencia. Pero esta comprensión no puede ser alcanzada por uno mismo —de otro modo es autocompasión y emoción negativa. Esta comprensión es otorgada en destellos─. Es, de hecho, cercana a la emoción positiva, la que, como es sabido, es solo concebida como recompensa y es algo que nadie puede crear en sí mismo. Nunca una emoción positiva puede ser una recompensa. Lo que denominamos una emoción "positiva" está al servicio activo de una emoción negativa de tal modo que en la vida inconsciente el amor y el odio son casi siempre indistinguibles. Pero una emoción positiva carece de opuesto y nunca puede convertirse en aversión. En un estado acrecentado no hay opuestos. Cuanto más difícil y despreciable es una persona, tanto más opuestos tendrá —observación que se aplica a todos, en especial a aquellos que se imaginan, a causa de un retrato de sí mismos estar llenos de amorosa bondad, pero si se les golpea sagazmente, se convierten en demonios de aborrecimiento, desdén, venganza y todo lo demás.

Todo crecimiento de la comprensión significa un crecimiento del doble y un crecimiento de la conciencia. Después de trabajar sobre uno mismo durante mucho tiempo se advertirá muy gradualmente que la comprensión se vuelve cada vez más amplia. Y recapitulando, se verá que lo que antes se creía observación de uno mismo, en realidad no lo era.

Uno se da cuenta, sin buscarlo, que estaba tratando con cosas inservibles, y se empieza a percibir lo que significa la forma humana con su montón de defensas, de orgullo, vanidad, actitud fija, falsos retratos, mentiras, valores adquiridos y todo lo demás, a los que se consideraba en realidad como la verdad, y se lo ignoraba y no se podía hablar ni mencionarlo, porque de haberlo hecho habría sido mal interpretado por la insignificante importancia personal.

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domingo, 25 de junio de 2017

El Metodo de los Acechadores en el Trato con la Gente

Estamos inmersos en el misterio. Formamos parte de lo inexplicable. Por lo tanto, no podemos deshonrar el misterio del hombre sintiendo lástima por uno mismo o tratando de razonar ese misterio, del que formamos parte. Podemos degradar lo disparatado del hombre comprendiéndolo. Pero no hemos de pedir disculpas ni por una ni por otra cosa; ambas son necesarias.
Una de las de las maniobras de los acechadores es poner el misterio y los disparates frente a frente en cada uno de nosotros. Las prácticas de acecho no son algo para disfrutar abiertamente; ya que son en realidad prácticas censurables, hasta ofensivas. No es recomendable discutir o practicar los principios del acecho en la conciencia normal.
El propósito del acecho es doble; primero, mover el punto de encaje con la mayor constancia y el menor peligro posibles; y segundo, imprimir sus principios a un nivel tan profundo que el inventario humano sea pasado por alto, como lo es también la reacción natural de desechar y menospreciar algo que puede ser ofensivo a la razón.

Hay dos grupos principales de seres humanos: aquellos a quienes les importan los demás y aquellos a quienes no les importan. Entre estos dos extremos existe una combinación interminable de los dos.
Un hombre, que no sólo sea generoso; también que sea un hombre absolutamente encantador, irresistible. Que siempre esté profunda y sincera mente interesado en todos los que le rodean. Amable y abierto, dado a regalar todo lo que tenga a quien lo necesite, o a cualquier persona que le caiga simpática. A su vez, los demás lo adoran porque, siendo un maestro del acecho, les comunica a todos sus verdaderos sentimientos: nadie le importa lo más mínimo.
Eso es el acecho. Nadie importa un pepino y, por ello se puede ayudar a la gente. Dar todo lo que se tenga y aún lo que no se tenga, porque dar o no dar no importa en lo absoluto.

Ahora bien, cuando a un hombre le importan sus semejantes, siempre exige que le honren. Los que se preocupan por los demás se preocupan por sí mismos y exigen que se reconozcan los méritos de quien lo merezca.
Aquéllos que se preocupan por sus semejantes, jamás ayudan a nadie. La generosidad los incomoda; ni siquiera pueden concebir que alguien le tenga cariño, y se sienten ciertamente estúpidos regalándole a alguien la camisa que traigan puesta. Les importan tanto sus semejantes, que no hacen nada por ellos. No sabrían qué hacer. Y si hicieran algo, siempre tendrían la irritante sensación de estarles imponiendo su voluntad con sus regalos.

Cualquier guerrero puede tener éxito con la gente, siempre y cuando mueva su punto de encaje a una posición en la que no tenga ninguna importancia si la gente lo quiere o no lo quiere o si lo ignoran. Pero eso no es lo mismo.
Los acechadores a los que no les importa la gente suelen ser líderes naturales. Pueden ayudar a una persona a hacer cualquier cosa. Estos guerreros pueden ayudar a la gente a curarse, o los pueden ayudar a enfermarse. Los pueden ayudar a encontrar la felicidad o los pueden ayudar a encontrar la desgracia. En realidad, en lugar de decir que estos guerreros ayudan a la gente, deberíamos decir que la afectan. Y, no sólo afectan a la gente, sino que la llevan y la traen activamente, como manejen las circunstancias.

Todos los entendimientos son de dos tipos. Uno es simplemente exhortaciones que uno se da a sí mismo, grandes arranques de emoción y nada más. El otro no va unido a arranques emocionales sino a la acción. Los entendimientos emocionales vienen años después, cuando el guerrero, mediante el uso, ha solidificado la nueva posición de su punto de encaje.

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sábado, 22 de abril de 2017

La Actividad más Desgastante de un Guerrero

La importancia personal es nuestro mayor enemigo. Lo que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y juicios de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien. Se deben llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para erradicarla de la vida de un guerrero. Sin importancia personal somos invulnerables.

La carga de la importancia personal es en verdad un terrible estorbo y los actos de darse cuenta son siempre personales. La importancia personal no puede combatirse con delicadezas.


Existen dos categorías de guerreros. La primera queda integrada por aquellos que están dispuestos a ejercer control sobre sí mismos. Esos guerreros son los que pueden canalizar sus actividades hacia objetivos pragmáticos que beneficiarían a otros guerreros y al hombre en general. La otra categoría está compuesta de aquellos a quienes no les importa ni el control de sí mismos ni ningún objetivo pragmático. Se especula de manera unánime entre los guerreros que estos últimos no han podido resolver el problema de la importancia personal.

La importancia personal no es algo sencillo e ingenuo. Por una parte, es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros, y por otra, el núcleo de toda nuestra podredumbre. Deshacerse de la importancia personal requiere de una obra maestra de estrategia. Los guerreros de todas las épocas han conferido las más altas alabanzas a quienes lo han logrado.

Un guerrero combate la importancia personal como cuestión de estrategia. La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía. Ahorrar energía es lo que hace a un guerrero ser impecable. Para poder entender esto, tú tienes que haber ahorrado suficiente energía, o no lo entenderás jamás.

Un guerrero hace inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses. Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía. El inventario estratégico son los que abarcan patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y bienestar.

En el inventario estratégico de un guerrero, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y por eso hay que esforzase tanto por erradicarla. Una de las primeras preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.

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miércoles, 22 de marzo de 2017

La Encrucijada de la Conciencia

Las acciones sistemáticas que un guerrero realiza en estados de conciencia acrecentada son un recurso para permitir que el otro yo se manifieste mediante el acto de recordarse a sí mismo. Cada uno de nosotros puede ir directamente a los recuerdos de nuestra luminosidad con resultados insondables, pero los únicos que se aventuran a hacerlo son los guerreros.

La conciencia tiene una brillantez peculiar. Para un guerrero que “ve”, la conciencia de la vida cotidiana es un destello en el lado derecho que se extiende desde el cuerpo físico hasta la periferia de nuestra luminosidad. La conciencia acrecentada se “ve” como un brillo más intenso que se asocia con gran velocidad y concentración, un resplandor que satura la periferia del lado izquierdo.

La claridad y la libertad de la conciencia del “lado izquierdo” están en oposición directa a las racionalizaciones y las interminables defensas del “lado derecho”. Todo guerrero ha de cruzar la misma encrucijada que esa polaridad modela, además esa escisión ha de reforzarse a fin de que el guerrero adquiera el convencimiento de que en los seres humanos hay una conciencia que no se ha explorado.

Intuir una realidad que trasciende el mundo que percibimos se queda en el nivel de las conjeturas. No obstante, un guerrero debe tratar de presenciar el flujo de impresiones y “ver” la manera como el hombre y otros seres vivientes lo usan para construir su mundo perceptible.

La percepción es una facultad física que cultivan los seres vivos y se le conoce como “atención”. Ese acto es nuestra hazaña más singular, que cubre toda la gama de alternativas y posibilidades humanas. Las alternativas son las que estamos capacitados para escoger como personas que funcionan dentro del medio social. Las posibilidades humanas son aquellas que estamos capacitados para lograr como seres luminosos.

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viernes, 10 de marzo de 2017

Prescindiendo de las Circunstancias Exteriores

Lograr ser feliz prescindiendo de las circunstancias exteriores es una meta que merece que se luche por ella. Nuestra felicidad, tal como somos, depende de condiciones externas. El hombre que ha llegado a una etapa en la cual tiene algo independiente de las condiciones exteriores, algo que es independiente del fracaso o del éxito, del calor o del frio, de la comodidad o de la incomodidad, del hambre o de la saciedad, tal hombre vive en una Segunda Atención.

El hombre tiene la posibilidad de formar otro cuerpo en sí mismo. Ese Segundo Cuerpo no depende del cuerpo físico sino que de hecho lo controla. En la práctica de la no identificación empezamos a formar el Segundo Cuerpo y, de hecho, todo cuanto por lo que un guerrero lucha está conectado con esta meta.

Cuanto sucede en la vida es un medio y no un fin. Las gentes toman la vida como un fin y hacen las cosas en la vida desde este punto de vista. Siempre buscan resultados. Trabajan para lograr resultados. Si llegan a fracasar se sienten desdichados. Pero un guerrero no hace las cosas por el resultado, sino que en todo lo que hace, practica la no identificación y se recuerda a sí mismo.

Cada persona desempeña varios papeles típicos. Una persona tiene probablemente múltiples papeles que utiliza en la vida ordinaria. Ahora bien, es equivocado decir que las gentes utilizan esos papeles. Lo justo es decir que esos papeles utilizan a la gente.

Un guerrero ya no puede desempeñar los papeles de la vida ordinaria. Al no tener algo a lo que aferrarse se siente desorientado, por un tiempo. Esto quiere decir que el estado artificial en que vivía deja de formar parte de su realidad.

Las actitudes que se manifiestan en el hombre ordinario le impiden una verdadera comprensión de su verdadero papel en la vida, haciendo que dependa de las condiciones exteriores.

Para formar el segundo cuerpo, un guerrero debe desprenderse de la imagen que tiene de sí mismo, así como de sus papeles y actitudes mecánicas. Necesita separase de lo que ha creído ser hasta este momento. El único remedio es acechar gradualmente la imagen de sí, llegar a percibir los papeles que desempeña de manera mecánica y tener conciencia de sus actitudes ante la vida. Las actitudes se forman fácilmente por la educación, se enseña a un niño que cierto punto de vista es correcto y de tal modo se establece una actitud desde los primeros años, por ello es necesario realizar una profunda recapitulación.

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martes, 7 de marzo de 2017

Mover la Rueda del Tiempo

El tiempo, en el camino del guerrero, no es algo que se mida con los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo.

La rueda del tiempo es un estado de conciencia acrecentada del yo real, así como la conciencia del lado izquierdo es el estado de conciencia acrecentado del yo ordinario. La rueda del tiempo podría describirse físicamente como un túnel infinito de largo, un túnel con surcos que brillan. Cada surco es infinito, y hay cantidades infinitas de ellos.

Todos los seres vivos están obligados, por la fuerza de la vida, a contemplar compulsivamente esos surcos. Contemplarlo significa ser atrapado por él.

Lo que un guerrero llama voluntad pertenece a la rueda del tiempo. Es algo parecido a un tentáculo intangible que todos nosotros poseemos. El designio final de un guerrero consiste en aprender a concentrarlo en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Un guerrero que ha logrado hacer girar la rueda del tiempo puede contemplar cualquier surco y extraer de él lo que desee.

Ser atrapado compulsivamente en cualquier surco del tiempo implica ver las imágenes de ese surco conforme se alejan. Ser libre de la fuerza fascinante de esos surcos significa que uno puede ver en cualquier dirección, ya sea cuando las imágenes se alejan o cuando se aproximan.

Un guerrero no tiene vida propia; a partir del momento que comprende la naturaleza de la conciencia, dejan de ser personas y la condición humana ya no forma parte de su visión.

El reto de un guerrero consiste en llegar a un equilibrio muy sutil de fuerzas positivas y negativas. Esto significa que el guerrero debe luchar por enfrentar cualquier situación concebible, lo esperado y lo inesperado con igual eficiencia.

Se requiere una enormidad de fuerza para abandonar el intento de la vida de todos los días. En la mirada está el secreto. Los ojos convocan el intento.

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domingo, 5 de marzo de 2017

Algo Sobre la Astucia

Un guerrero actúa con astucia acechando sus propias debilidades, porque “ve” que en él hay algo que anda mal y lo reconoce, y comienza después a trabajar personalmente sobre ese aspecto de él mismo.

Solo por el acecho personal y la formulación de lo que “ve”, se discierne el esfuerzo que es necesario realizar en un momento dado para mantenerse despierto. Lo que un guerrero necesita en un momento dado suele ser por completo diferente de lo que necesita otro.

Debe ser concebido por la mente y su significado ha de ser entendido internamente en relación con el propio estado de Ser. Cada acto debe ser hecho conscientemente con pleno significado.

Cuando se nos muestra algo sobre nuestro estado de Ser, ya sea por medio de la percepción interior, ya sea por una sugerencia exterior o insinuación, y se acepta como la verdad acerca de nosotros mismos, esto nos llevaría a un esfuerzo directo e inteligente fundado sobre la comprensión. Esto es ser astuto —esto es, el Hombre inteligente—, y es inconmensurablemente superior a los ejercicios de respiración, a los ritos, los ayunos, las torturas del cuerpo, al seguimiento de disciplinas mecánicas, y todo lo demás. El camino del guerrero se basa en la comprensión.

En este camino la comprensión es la cosa más poderosa que un hombre puede desarrollar. Por lo tanto es necesario empezar con el intento de comprender para poder llegar a “ver” por uno mismo.

Esto significa que es preciso comprender qué aspectos son los que nos hacen perder y desgastar la energía disponible, comprender que la autocompasión debe desaparecer, así como la mentira y el engaño en relación con nosotros mismos, sobre todo, y con todo a nuestro alrededor. La ignorancia ha de ser reemplazada por un verdadero e imparcial conocimiento mediante el acecho a nuestras propias debilidades, porque es preciso comprender y recordarnos a nosotros mismos completamente en todo momento si se quiere despertar del gran sueño inducido por el poder del volador y del creciente hipnotismo masivo del mundo. Todo esto constituye el camino y enseña lo que tenemos que hacer para despertar del estado de sueño en que vivimos.

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