El tigre comienza muy silenciosamente, uno ni se da cuenta de que está allí. Exhala y abre sus zarpas.
Inhala flexionando las zarpas a los costados del cuerpo, agarrando el suelo con sus patas delanteras. El tigre requiere de una postura poderosa para que nada lo arrastre. El tigre exhala y flexiona las zarpas, moviéndose desde el abdomen.
Inhala flexionando sus zarpas una vez más. Avanza con el brazo y pierna opuestos, moviéndose al unísono. Flexiona sus zarpas con golpes rápidos.
De repente lanza un zarpazo hacia la izquierda. El tigre deja saber a su presa que la muerte está detrás. Asestando un golpe rápido, da otra vuelta.
Las zarpas barren lentamente a través de la línea del horizonte. Y con rapidez, con zarpazos cortos y energéticos. El cuerpo está conectado.
El tigre jadea. Desgarra con sus zarpas. Y empuja las patas traseras hacia adelante, de una en una.
De nuevo, desgarra con sus zarpas. Y golpea con sus patas traseras. Se detiene y salta en otra dirección.
El tigre ataca en forma muy rápida y se retira. Apoyado en sus patas traseras, flexiona sus zarpas por un instante, midiendo su presa. Avanza y asesta el golpe.
Se inclina, agarra su presa. Y equilibrado por la enorme fuerza de sus piernas, lanza la presa detrás de sí. El tigre se voltea rápidamente para enfrentar a otra presa.
Salta hacia atrás, preparándose para asestar el golpe. El tigre corre, salta, agarra la presa y la jala hacia abajo. Da un paso hacia atrás.
Respira profundamente en silencio, agazapado entre las sombras. Se estira hacia arriba y jala con sus zarpas hacia abajo, mientras su presa respira por última vez. El tigre respira.
Da un paso hacia adelante y voltea. El cuerpo comienza a enderezarse mientras regresamos a la forma humana. Nos alejamos, encaminados en una nueva dirección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario