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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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martes, 23 de febrero de 2016

Voluntad y Acecho

En el hombre corriente la voluntad va en zigzag, o bien se mueve en un círculo. La voluntad pone de manifiesto la dirección de la disciplina. La disciplina es nuestra moneda de cambio. Hemos de pagar con disciplina. Obtenemos resultados en proporción a la intensidad de nuestra disciplina y a su tiempo de aplicación (en el sentido de actuar en el momento adecuado o no).

La disciplina se aplica al acecho que hemos de realizar a propósito de nosotros mismos y de nuestras debilidades. Cuando la gente oye hablar de disciplina siempre piensa que es una disciplina en el sentido de “hacer”. Sin embargo, eso es siempre una disciplina perdida o equivocada. La disciplina de acecho de sí mismo es una disciplina correcta porque es a través de ella que podemos obtener resultados.

El acecho se lleva a cabo de la siguiente manera. Sabes que no te conviene hacer algo, pero una parte de ti quiere hacerlo. Entonces, te acechas a ti mismo y lo paras. El acecho lleva consigo un elemento de voluntad. Si no fuera nada más que soñar, “yo soy”, “yo soy”, “yo soy”, no sería nada. Se debe dedicar un cierto tiempo simplemente a observar lo que significa acechar, y lo que significa no acechar, y el efecto que ambos tienen.

En realidad, el acecho no es algo abstracto o intelectual, sino que son momentos de voluntad. No es pensamiento, es acción. Significa haber incrementado el control. Es, precisamente, para lo que sirve. Solo podemos controlarnos en momentos de acecho.
El control mecánico que se adquiere mediante el adiestramiento de la educación (cuando a uno se le enseña a comportarse en ciertas circunstancias) no es el verdadero control.

Acechar significa, también, una cierta capacidad de acción en una dirección, para hacer lo que uno quiere. En nuestra manera lógica de pensar, la conciencia es algo aparte de la voluntad. Pero conciencia significa voluntad. La palabra “conciencia” significa una combinación de todo el conocimiento (como si se tuviera delante de uno todo el propio conocimiento al mismo tiempo). Pero conciencia significa también voluntad, y voluntad significa libertad.

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