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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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viernes, 16 de mayo de 2014

Perseguidos


Somos perseguidos por todo tipo de cosas. Por ejemplo, por pensamientos que nos atrapan y nos empujan hacia una meta. Somos perseguidos por sentimientos que a veces hacen enloquecer a nuestro corazón y, sobre todo, por un fervor que nos arrastra de manera tal que olvidamos todo a nuestro derredor.

Así, perseguidos por otras cosas, también nosotros perseguimos. Por ejemplo, perseguimos al éxito, a menudo al dinero y a la seguridad. También perseguimos a una persona que nos atrae, hasta que al final la cazamos.

Lo que cazamos de esta manera está al servicio de nuestra vida al igual que el animal salvaje lo está al del cazador. También otros nos persiguen a nosotros, para que terminemos siendo su presa. Miramos alertas a nuestro derredor o nos escondemos, para escapar de ellos.

Cazar y ser cazados forman parte de nuestra vida. La pregunta es: ¿cómo cazamos al servicio de la vida y cómo nos comportamos para escapar de aquellos cazadores que atentan contra nuestra vida?

Permanecemos despiertos y nos sintonizamos con aquello que pretendemos cazar y con aquellos que pretenden cazarnos a nosotros. Si estamos en sintonía con aquello que pretendemos cazar, viene a nuestro encuentro. Se sabe al servicio de la vida al igual que nosotros, sólo que del otro lado. Al final detenemos la cacería y confiamos en aquel movimiento que guía todo de manera tal que esté mutuamente al servicio. En lugar de cazar y ser perseguidos nos entregamos a un movimiento eterno. ¿Cómo? Nos volvemos quietos.

Desde la quietud escuchamos y comprendemos muchas voces, también aquellas que se oponen entre sí. Se vuelven un coro con disonancias y armonías, pero todas sintonizadas entre sí. Se persiguen unas a otras como un incentivo y se pierden en el cierre en un gran final con la fuerza creadora que las quiere tal como son: uno en polifonía.

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