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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 7 de diciembre de 2013

La Disciplina del Volador

Enfrentar una fuerza energética no es fácil; si además, esa fuerza ha desarrollado un sistema excelente de obediencia y sumisión, que no permite ser identificado por quien lo padece, la especie humana en este caso, el desafío es aun mayor.

La humanidad quiere ser libre y, sin embargo, ni siquiera puede concebir lo que es o qué significa esa libertad que tanto anhela. Todo lo que somos y hacemos parece estar regido por una mente que sin ser nuestra, la consideramos como nuestra. Esa es la estrategia del volador.
Hacer el intento de alcanzar esa libertad, es lo que nos ha permitido darnos cuenta del volador y de la necesidad de romper sus cadenas, y la única solución que hemos encontrado, el único remedio que existe para hacerlo es mediante la disciplina.

La disciplina significa, en este contexto, incorporar nuevos hábitos que transformen nuestro estilo de vida; mediante un conjunto de acciones que nos llevan a integrarnos en una unidad con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea, y dejando de prestar atención a los pensamientos y los sentimientos de miedo, odio, rencor, ira, y de todo aquello que nos hace vernos como separados de los demás y del mundo en que vivimos, que es en definitiva lo que nos hace sentirnos fragmentados en nuestra identidad.

Somos indisciplinados, no por naturaleza, sino después de un duro aprendizaje durante los primeros años de nuestras vidas. Después de aprender una serie de cosas para “sobrevivir” en este mundo, todo queda incorporado y el individuo está listo para integrarse a un mundo de alineación que se retroalimenta constantemente de la misma fuente, la fuente de la separación y del miedo. Todo ese proceso ha sido ideado y llevado a cabo por el volador, y al habernos dado su propia mente, ya no la identificamos como extranjera, sino que la consideramos como propia. Todo este proceso ha sido desarrollado como una estrategia maestra del volador a través de la disciplina.

Al igual que hemos sido sometidos al yugo del volador mediante disciplina, resulta que la forma de ahuyentar definitivamente al volador es también mediante la disciplina. Lo hemos probado y comprobado cientos de veces. No obstante, hemos de ser muy tenaces a la hora de actuar de manera diferente a como se supone que deberíamos actuar, es decir, la forma del volador. Recuerda que tu mente, la mente con la que estás actuando, la que te dice que te llamas de tal o cual manera, que dicta cómo eres, donde vives, quienes son tus padres, donde has nacido, es la mente del volador, no la tuya.
El volador no va a marcharse así por las buenas y de un día para otro. De hecho, su supervivencia consiste en tenernos esclavizados. El volador se alimenta de nuestra luminosidad, y si tú le quieres quitar su alimento, realmente él va a luchar con todas sus fuerzas, tenlo por seguro.

La buena noticia es que después de un tiempo, sin tiempo, porque para cada persona resulta diferente cuando consigue sacarse al volador de encima para siempre, el volador termina por desistir. Los progresos son lentos al principio y según uno va librando sus propias batallas, cada vez el volador empieza a tener menos argumentos y es cuando vamos viendo todas las máscaras que ha estado utilizando con nosotros, una por una.
Quitar esas capas de energía foránea es lo que te lleva a tener más energía cada vez. La energía es acumulativa y pronto descubres que tenías increíbles reservas en tu interior. Ahora es cuando empiezas a desarrollarte y a enfrentar los mayores desafíos. Ya no tienes nada ni nadie que te diga cómo son las cosas o lo que tienes que hacer. Ahora es cuando empieza tu verdadero aprendizaje, aunque has de saber que guerreros poderosos marchan a tu lado.

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