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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

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sábado, 11 de agosto de 2012

La Percepcion de los Chamanes

Los chamanes del antiguo México poseían en verdad un sistema cognitivo diferente al del hombre corriente.

En el mundo de los chamanes, los practicantes encuentran el mundo desde puntos de vista que son indescriptibles mediante nuestros recursos conceptuales. Por ejemplo, perciben la energía tal como fluye libremente en el universo, libre de las ataduras de la socialización y de la sintaxis, como pura energía vibratoria. A este acto lo llaman “ver”.
Percibir la energía tal como fluye en el universo es un primer paso imprescindible para adquirir una visión más global y más libre de un sistema cognitivo diferente.

Una de las unidades cognitivas diferentes más importantes es la llamada “recapitulación”, que consiste en el escrutinio sistemático de la propia vida, fragmento a fragmento; un examen que no se realiza a la luz de la crítica o de la búsqueda de defectos, sino a la luz de un esfuerzo por comprender la propia vida y de cambiar su rumbo. Cuando un practicante ha contemplado su vida con el desapego que requiere la recapitulación, ya no hay modo de que regrese a su antigua vida.

“Ver” la energía tal como fluye en el universo significa tener la capacidad de percibir al ser humano como un “huevo luminoso” o como una “bola luminosa” de energía, y ser capaz de distinguir en esa bola luminosa de energía ciertas características comunes a todos los hombres, tales como un punto brillante que destaca en la ya de por sí brillante luminosidad de la bola de energía.

Según los chamanes, es en ese punto brillante, al que llaman “punto de encaje”, donde la percepción se ensambla o encaja. Siguiendo la lógica de esta idea, se puede afirmar que la cognición del mundo se produce en ese punto brillante.
La percepción de los chamanes está sujeta, por tanto, a un proceso diferente al de la percepción del hombre corriente. Los chamanes aseguran que el hecho de percibir la energía directamente los conduce a lo que ellos califican de “hecho energético”. Llaman “hecho energético” a una visión que es consecuencia de “ver” directamente la energía, y les lleva a conclusiones definitivas e irreductibles que no es posible desvirtuarlas mediante la especulación o el intento de ceñirlas a nuestro sistema de interpretación usual.

Uno de estos “hechos energéticos” es que los seres humanos definimos el mundo que nos rodea mediante procesos cognitivos, y tales procesos no son inalterables; nos vienen dados. Son una cuestión de aprendizaje, resultado de la práctica y el uso. Esta idea se extiende hasta otro “hecho energético” más: los procesos de la cognición usual son producto de nuestra formación, tan solo eso.

La unidad más importante del mundo de los chamanes es el concepto de “intento”. Para los chamanes del antiguo México, el “intento” es una fuerza que se puede visualizar cuando se “ve” la energía tal como fluye en el universo. La consideran una fuerza omnipresente que interviene en todos los aspectos de tiempo y del espacio. Es lo que impulsa todo. Pero lo que resulta de valor inconcebible para los chamanes es que el “intento” –una pura abstracción- está íntimamente ligado al hombre. El hombre puede siempre manipularlo. Los antiguos chamanes de México se dieron cuenta de que el único modo de afectar esta fuerza era mediante un comportamiento impecable. Solo los practicantes más disciplinados pueden lograr tal proeza.

Otra estupenda unidad de aquel extraño sistema cognitivo reside en la comprensión que tienen los chamanes acerca de los conceptos de tiempo y espacio, y el modo en que los utilizan. Para ellos, el tiempo y el espacio no son los mismos fenómenos que forman parte de nuestras vidas en virtud de constituir parte integral de nuestro sistema cognitivo normal. Para el hombre corriente, la definición clásica de “tiempo” es un continuo no espacial en el que los eventos se producen en una sucesión aparentemente irreversible que va desde el pasado hacia el futuro a través del presente. Y el “espacio” se define como la extensión infinita del campo tridimensional, dentro del cual existen las estrellas y las galaxias: el universo.

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