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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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martes, 22 de mayo de 2012

La Atención de Ensueño

El cuerpo energético es la contraparte del cuerpo físico; una configuración fantasmal hecha de pura energía. La diferencia energética con el cuerpo físico es que la energía del cuerpo energético tiene únicamente apariencia, pero no masa. Siendo pura energía, el cuerpo energético puede llevar a cabo actos que van más allá de las posibilidades del cuerpo físico.

Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. Por medio del ensueño, condensamos el cuerpo energético, hasta llegar a hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera normal de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo de percibir es independiente. Tiene su propia esfera.
Esa esfera es energía. El cuerpo energético trata con la energía en términos de energía. Existen tres formas en las que trata con la energía. Puede percibir la energía a medida que ésta fluye; puede usarla para propulsarse dentro de áreas insondables; o puede percibir como percibimos normalmente el mundo.

Percibir la energía a medida que ésta fluye quiere decir “ver”. Quiere decir que el cuerpo energético “ve” energía directamente como una luz, o como una especie de corriente vibratoria, o como un disturbio borroso. O la siente directamente como una sacudida, o una sensación que hasta puede ser dolorosa.
Puesto que su esfera es la energía, el cuerpo energético no tiene ningún problema en usar corrientes de energía que existen en el universo para propulsarse a sí mismo. Todo lo que tiene que hacer es aislarlas y, al instante, se lo llevan.

Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control, es llegar al cuerpo energético. Pero mantener ese cálculo y control es básicamente un asunto de tener energía. Un guerrero obtiene esa energía organizando de una manera ingeniosa, la energía natural que posee y utiliza para percibir el mundo cotidiano.

Todos tenemos una cantidad determinada de energía básica. Esa cantidad es nuestro total acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún lugar, y como la energía de la cual disponemos está ya siendo utilizada en su totalidad, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias como el ensueño; por lo tanto, solo nos queda la tarea de rebuscar energía donde se pueda.
Para rebuscar energía, un guerrero reorganiza ingeniosamente la distribución de su energía básica, descartando cualquier cosa que considere superflua en su vida. A este método se le llama “El Camino del Guerrero”.

El Camino del Guerrero es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho más directa y eficiente que la conducta usual. Es más eficiente porque está expresamente diseñada para renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al hecho de estar vivos.
Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos. Una es rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias configuraciones. Cada uno de nosotros puede moldearla a la medida de nuestras especificaciones. Eso hacen los ensoñadores. ¿Una aseveración estrafalaria? Realmente no, si tomamos en consideración lo poco que sabemos acerca de nosotros.
Nuestro interés debería ser involucrarnos completamente en el tema de la vida y el tema de estar vivos; es decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de estar vivo, como una cuestión de cognición.

Cuando un guerrero habla de moldear lo particular de su situación vital, quiere decir moldear la conciencia de estar vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la dirección y las consecuencias totales de nuestras vidas.

Estos conceptos no son solo para pensar en ellos, sino que por medio de la repetición, convertirlos en una forma factible de vida.
Todo lo nuevo en nuestra vida, tal como los conceptos del Camino del Guerrero, debe ser repetido hasta el agotamiento si se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. La manera en que nuestros progenitores nos socializaron para funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.

La atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando se le da un propósito. Pero este acto de entrar en juego no ocurre de la manera en que uno entiende un proceso: un sistema de operaciones en curso, o una serie de acciones o funciones que llevan a un resultado final; más bien es un despertar: algo que estaba inactivo se convierte de repente en algo funcional.

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