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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 4 de junio de 2011

Cambiar el Comportamiento Acostumbrado

El vuelo abstracto está simbolizado por un desplazamiento del lado derecho de la frente al lado izquierdo, pero en realidad significa llevar la parte etérea de nosotros, el doble o cuerpo energético, a nuestra conciencia cotidiana.

El dualismo cuerpo y mente es una dicotomía falsa. La verdadera división existe entre el cuerpo físico, que aloja a la mente, y el cuerpo etéreo o doble, que aloja nuestra energía. El vuelo abstracto tiene lugar cuando aplicamos el doble a nuestras vidas diarias. Dicho de otra manera, el momento en que nuestro cuerpo físico cobra una conciencia total de su contraparte energética, hemos cruzado a lo abstracto, un reino de la conciencia completamente distinto.

Existe una forma de cambiar. Una recapitulación profunda y completa nos permite cobrar conciencia de lo que deseamos cambiar al permitirnos observar nuestras vidas sin engaños. Recapitular nos otorga una pausa momentánea en la que podemos elegir entre aceptar nuestro comportamiento acostumbrado o cambiar y eliminarlo mediante la fuerza del intento, antes de que nos atrape por completo.

Para cambiar tenemos que cumplir con tres condiciones. Primero, debemos anunciar en voz alta nuestra decisión de cambiar, para que el intento nos oiga. Segundo, debemos conservar nuestro firme propósito a lo largo de cierto periodo de tiempo. No podemos empezar algo y abandonarlo en cuanto nos desanimemos. Tercero, debemos ver el resultado de nuestras acciones con un sentido de desapego total. Esto significa que no podemos darnos a la idea de tener éxito o de fracasar. Sigue estos tres pasos y podrás modificar toda emoción o deseo indeseable en ti.

Si la respiración es agitada, la mente se pone inquieta. A fin de aquietar la mente, lo mejor es comenzar por aquietar la respiración.
La respiración de una persona agitada es rápida y superficial. Se ubica en el pecho o la cabeza. La respiración de una persona calmada se hunde en el abdomen.
A las personas altas les resulta más difícil respirar desde el abdomen, porque su centro de gravedad se encuentra un poquito más arriba. Por eso es aún más importante, para estas personas, que se mantengan calmadas y serenas.

El cuerpo se divide en tres cámaras principales de energía: el abdomen, el pecho y la cabeza.
Los bebés absorben una vasta cantidad de aire con relación a su tamaño. Pero al crecer nos constreñimos, especialmente alrededor de los pulmones, y absorbemos menos aire.
Puesto que las emociones están vinculadas directamente con la respiración, una buena manera de calmarnos es regulando la respiración. Cuando tenemos un pensamiento, nuestra energía se desplaza en dirección de ese pensamiento. Los pensamientos son como guías, hacen que una persona se mueva por un camino específico.

El propósito de la recapitulación es romper con las suposiciones fundamentales que hemos aceptado a lo largo de nuestras vidas. Al menos que se rompa con ellas, no podemos impedir que el poder del recuerdo nuble nuestra conciencia.
El mundo es una enorme pantalla de recuerdos; al romperse ciertas suposiciones, no sólo se pone freno al poder del recuerdo, sino que incluso se le cancela.

Una persona es como un gigantesco almacén de recuerdos. En este almacén, otros y no uno han depositado sentimientos, ideas, diálogos mentales y patrones de comportamiento. Puesto que es el almacén de uno, puede entrar y hurgar por ahí a la hora que quiera y usar lo que encuentre. El problema es que, la persona, no tiene ningún control sobre el inventario, puesto que fue establecido antes de que se posesionara del almacén. Por eso, la persona se ve drásticamente limitada en su selección de objetos.
Nuestras vidas parecen constituir una línea de tiempo ininterrumpida, porque nunca cambia el inventario en nuestros almacenes. De no vaciar el almacén, no hay manera de ser lo que realmente somos.

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