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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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sábado, 26 de octubre de 2019

Significado de Cruzar las Líneas Paralelas en la Totalidad de Uno Mismo

Estar en la conciencia del lado izquierdo es una ventaja solo cuando se acelera nuestra comprensión. Es una desventaja porque nos permite enfocar con inconcebible lucidez sólo una cosa a la vez, y esto nos vuelve vulnerables. No se puede actuar independientemente mientras se está en la conciencia del lado izquierdo; uno tiene que ser ayudado por guerreros que han obtenido la totalidad de sí mismos y saben cómo desempeñarse en ese estado. Lo que necesita un guerrero para entrar plenamente en el otro yo es abandonar el intento de la primera atención.

El paso de un yo al otro no tiene características físicas. El tiempo, no es algo que se mide con los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo, y, propiamente hablando, cuando uno entra en cualquier aspecto del otro yo, uno empieza a familiarizarse con el tiempo.
La rueda del tiempo es como un estado de conciencia acrecentada del otro yo, así como la conciencia del lado izquierdo es el estado de conciencia acrecentada del yo de todos los días. La rueda del tiempo podría describirse físicamente como un túnel de largo infinito, un túnel con surcos reflectores. Cada surco es infinito, y hay cantidades infinitas de ellos. Las criaturas vivientes están obligadas, por la fuerza de la vida, a contemplar compulsivamente uno de esos surcos. Contemplarlo significa ser atrapado por él, vivir ese surco.
Lo que los guerreros llaman voluntad pertenece a la rueda del tiempo. Es algo semejante a un tentáculo intangible que todos nosotros poseemos. El designio final de un guerrero consiste en aprender a concentrarlo en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Un guerrero que han logrado hacer girar la rueda del tiempo puede contemplar, cualquier surco y extraer de él lo que desee. Ser atrapado compulsivamente en cualquier surco del tiempo implica ver las imágenes de ese surco conforme se alejan. Ser libre de la fuerza fascinante de esos surcos significa que uno puede ver en cualquier dirección, ya sea cuando las imágenes se alejan o cuando se aproximan.

Un guerrero no tiene vida propia. A partir del momento en que comprende la naturaleza de la conciencia, deja de ser persona y la condición humana ya no forma parte de su visión. Solo debe dar lo mejor de sí mismo y aceptar su destino. El reto de un guerrero consiste en llegar a un equilibrio muy sutil de fuerzas positivas y negativas. Este reto no quiere decir que un guerrero deba luchar por tener todo bajo su control, sino que debe luchar por enfrentar cualquier situación concebible, lo esperado y lo inesperado, con igual eficiencia. Ser perfecto en circunstancias perfectas es ser un guerrero de papel. Para un guerrero, la excitación de quedarse es igual a la excitación del viaje. Ambos son lo mismo, porque los dos entrañan el cumplimiento de un cargo sagrado.

Se requiere una enormidad de fuerza para abandonar el intento de la vida de todos los días. Un guerrero debe evocar el intento. En la mirada está el secreto. Los ojos convocan el intento. La razón por la que el ver parece ser visual es porque necesitamos los ojos para enfocar el intento.
Estar en el lado izquierdo implica que lo inmediato toma primacía. En el lado izquierdo no hay lugar para las lágrimas, un guerrero no puede llorar, y la única expresión de angustia es un estremecimiento que viene desde las profundidades mismas del universo. Es como si una de las emanaciones del Águila fuese la angustia. El estremecimiento del guerrero es infinito.
El acto de recordar es absolutamente incomprensible. En realidad se trata del acto de acordarse de uno mismo, que no cesa cuando el guerrero recupera la memoria de las acciones llevadas a cabo en la conciencia del lado izquierdo, sino que prosigue hasta recuperar cada uno de los recuerdos que el cuerpo luminoso ha almacenado desde el momento de nacer. Las acciones sistemáticas que los guerreros llevan a cabo en estados de conciencia acrecentada son un recurso para permitir que el otro yo se revele en términos de recuerdos. Este acto de recordar, aunque parece estar asociado solamente con los guerreros, es algo que pertenece a cualquier ser humano; cada uno puede ir directamente a los recuerdos de su luminosidad con resultados insondables.

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