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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

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viernes, 26 de febrero de 2016

Renunciar a la Importancia Personal

Renunciar a la importancia personal significa dejar el infantilismo, la ineficacia y la mentira. Se confunde como una acción final el hecho de abandonar la importancia personal (se renuncia a la importancia personal y ya no hay más personalidad). Esto es una ilusión porque, en realidad, no existe la personalidad egoica en el Universo; por tanto, no hay nada real a lo que se renuncia cuando abandonamos la importancia personal.

La importancia personal se mide en términos de tiempo. Si en un momento dado renunciamos a tres minutos de importancia personal, al día siguiente otros tres minutos de voluntad se desarrollarán. Renunciar a la importancia personal es un proceso continuo, no una única acción. Una acción aislada no significa nada.

Renunciar a la importancia personal no significa hacer algo. Eso sucede muy raras veces. La mayor parte de las veces es todo lo contrario, es no-hacer algo; y esto supone una gran diferencia. La importancia personal está siempre conectada con la propia opinión, con el pensar que se sabe algo. La importancia personal es como un niño que dice: “Ya lo sé”. “Lo haré yo solo”. La importancia personal tiene muchas facetas, se le dice a alguien que no haga algo y al instante quiere hacerlo. No se puede adquirir voluntad hasta no haber renunciado a la importancia personal. Del mismo modo que no se puede adquirir conocimiento hasta no haber renunciado a las opiniones personales.

Renunciar a la importancia personal es algo que tiene que hacer uno mismo. Hay que estar lo suficientemente libre de su acción para poder aceptar las cosas sin lucha. No se pueden mantener los viejos puntos de vista y opiniones, y adquirir otros nuevos al mismo tiempo. Hay que tener el suficiente coraje para renunciar a lo viejo. Hay que ser capaces de entender la necesidad de la disciplina. No se puede crear voluntad hasta no haber aceptado una disciplina.

Está en la misma naturaleza de las cosas el que la conciencia y la voluntad no puedan darse de por sí. Todo debe ser “comprado”, nada es gratis. Lo más difícil es aprender cómo pagar. Uno consigue exactamente tanto como paga. La voluntad no puede desarrollarse mecánicamente; la conciencia no se puede desarrollar inconscientemente, no puede crecer de la nada, hay que pagar por todo. Hay que tomar conciencia de la posición y hay que estar preparado para pagar. Cuanto más se esté dispuesto a pagar más se obtiene. Nada puede darse sin más.
Si uno tiene algo y quiere darlo resulta que no puede. La naturaleza de la cosa que uno quiere dar es tal que los demás “deben” pagar por ella. Uno no puede conseguir que los demás la tengan; tienen que quererla mucho y estar dispuestos a pagar por ella. No hay otro modo. Solo entonces puede llegar a ser suya; si no, se pierde.

El pago no tiene nada que ver con dinero ni nada por el estilo. El pagar es más bien un principio. El dar dinero y servicio es una cuestión de posibilidad. Desgraciadamente solo tenemos una palabra, “pago”, de modo que hay que usarla en diferentes sentidos. El pago con dinero depende en parte del entendimiento y en parte de las posibilidades. El otro tipo de pago es algo mucho más importante y debe ser entendido como algo absolutamente necesario.

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