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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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miércoles, 2 de agosto de 2017

Estados de Conciencia Acrecentada

El acrecentamiento de conciencia es lo que nos hace pensar cada vez más relativamente. El pensamiento relativo, radica en ver la parte en relación con el todo y no ver tan solo la parte aislada. Una mente estrecha, con unos pocos juicios fijos y adquiridos, tendrá una vida desdichada debido a que siempre juzga desde una pequeña parte, algún detalle adquirido por su Importancia Personal. Cuando nos damos cuenta de nuestra total nulidad, cuando percibimos mediante un prolongado, imparcial y sincero acecho, que en realidad nada sabemos y no somos en absoluto lo que imaginamos ser, es cuando se produce en nosotros un acrecentamiento de la conciencia. Pero esta comprensión no puede ser alcanzada por uno mismo —de otro modo es autocompasión y emoción negativa. Esta comprensión es otorgada en destellos─. Es, de hecho, cercana a la emoción positiva, la que, como es sabido, es solo concebida como recompensa y es algo que nadie puede crear en sí mismo. Nunca una emoción positiva puede ser una recompensa. Lo que denominamos una emoción "positiva" está al servicio activo de una emoción negativa de tal modo que en la vida inconsciente el amor y el odio son casi siempre indistinguibles. Pero una emoción positiva carece de opuesto y nunca puede convertirse en aversión. En un estado acrecentado no hay opuestos. Cuanto más difícil y despreciable es una persona, tanto más opuestos tendrá —observación que se aplica a todos, en especial a aquellos que se imaginan, a causa de un retrato de sí mismos estar llenos de amorosa bondad, pero si se les golpea sagazmente, se convierten en demonios de aborrecimiento, desdén, venganza y todo lo demás.

Todo crecimiento de la comprensión significa un crecimiento del doble y un crecimiento de la conciencia. Después de trabajar sobre uno mismo durante mucho tiempo se advertirá muy gradualmente que la comprensión se vuelve cada vez más amplia. Y recapitulando, se verá que lo que antes se creía observación de uno mismo, en realidad no lo era.

Uno se da cuenta, sin buscarlo, que estaba tratando con cosas inservibles, y se empieza a percibir lo que significa la forma humana con su montón de defensas, de orgullo, vanidad, actitud fija, falsos retratos, mentiras, valores adquiridos y todo lo demás, a los que se consideraba en realidad como la verdad, y se lo ignoraba y no se podía hablar ni mencionarlo, porque de haberlo hecho habría sido mal interpretado por la insignificante importancia personal.

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domingo, 25 de junio de 2017

El Metodo de los Acechadores en el Trato con la Gente

Estamos inmersos en el misterio. Formamos parte de lo inexplicable. Por lo tanto, no podemos deshonrar el misterio del hombre sintiendo lástima por uno mismo o tratando de razonar ese misterio, del que formamos parte. Podemos degradar lo disparatado del hombre comprendiéndolo. Pero no hemos de pedir disculpas ni por una ni por otra cosa; ambas son necesarias.
Una de las de las maniobras de los acechadores es poner el misterio y los disparates frente a frente en cada uno de nosotros. Las prácticas de acecho no son algo para disfrutar abiertamente; ya que son en realidad prácticas censurables, hasta ofensivas. No es recomendable discutir o practicar los principios del acecho en la conciencia normal.
El propósito del acecho es doble; primero, mover el punto de encaje con la mayor constancia y el menor peligro posibles; y segundo, imprimir sus principios a un nivel tan profundo que el inventario humano sea pasado por alto, como lo es también la reacción natural de desechar y menospreciar algo que puede ser ofensivo a la razón.

Hay dos grupos principales de seres humanos: aquellos a quienes les importan los demás y aquellos a quienes no les importan. Entre estos dos extremos existe una combinación interminable de los dos.
Un hombre, que no sólo sea generoso; también que sea un hombre absolutamente encantador, irresistible. Que siempre esté profunda y sincera mente interesado en todos los que le rodean. Amable y abierto, dado a regalar todo lo que tenga a quien lo necesite, o a cualquier persona que le caiga simpática. A su vez, los demás lo adoran porque, siendo un maestro del acecho, les comunica a todos sus verdaderos sentimientos: nadie le importa lo más mínimo.
Eso es el acecho. Nadie importa un pepino y, por ello se puede ayudar a la gente. Dar todo lo que se tenga y aún lo que no se tenga, porque dar o no dar no importa en lo absoluto.

Ahora bien, cuando a un hombre le importan sus semejantes, siempre exige que le honren. Los que se preocupan por los demás se preocupan por sí mismos y exigen que se reconozcan los méritos de quien lo merezca.
Aquéllos que se preocupan por sus semejantes, jamás ayudan a nadie. La generosidad los incomoda; ni siquiera pueden concebir que alguien le tenga cariño, y se sienten ciertamente estúpidos regalándole a alguien la camisa que traigan puesta. Les importan tanto sus semejantes, que no hacen nada por ellos. No sabrían qué hacer. Y si hicieran algo, siempre tendrían la irritante sensación de estarles imponiendo su voluntad con sus regalos.

Cualquier guerrero puede tener éxito con la gente, siempre y cuando mueva su punto de encaje a una posición en la que no tenga ninguna importancia si la gente lo quiere o no lo quiere o si lo ignoran. Pero eso no es lo mismo.
Los acechadores a los que no les importa la gente suelen ser líderes naturales. Pueden ayudar a una persona a hacer cualquier cosa. Estos guerreros pueden ayudar a la gente a curarse, o los pueden ayudar a enfermarse. Los pueden ayudar a encontrar la felicidad o los pueden ayudar a encontrar la desgracia. En realidad, en lugar de decir que estos guerreros ayudan a la gente, deberíamos decir que la afectan. Y, no sólo afectan a la gente, sino que la llevan y la traen activamente, como manejen las circunstancias.

Todos los entendimientos son de dos tipos. Uno es simplemente exhortaciones que uno se da a sí mismo, grandes arranques de emoción y nada más. El otro no va unido a arranques emocionales sino a la acción. Los entendimientos emocionales vienen años después, cuando el guerrero, mediante el uso, ha solidificado la nueva posición de su punto de encaje.

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sábado, 22 de abril de 2017

La Actividad más Desgastante de un Guerrero

La importancia personal es nuestro mayor enemigo. Lo que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y juicios de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien. Se deben llevar a cabo todos los esfuerzos posibles para erradicarla de la vida de un guerrero. Sin importancia personal somos invulnerables.

La carga de la importancia personal es en verdad un terrible estorbo y los actos de darse cuenta son siempre personales. La importancia personal no puede combatirse con delicadezas.


Existen dos categorías de guerreros. La primera queda integrada por aquellos que están dispuestos a ejercer control sobre sí mismos. Esos guerreros son los que pueden canalizar sus actividades hacia objetivos pragmáticos que beneficiarían a otros guerreros y al hombre en general. La otra categoría está compuesta de aquellos a quienes no les importa ni el control de sí mismos ni ningún objetivo pragmático. Se especula de manera unánime entre los guerreros que estos últimos no han podido resolver el problema de la importancia personal.

La importancia personal no es algo sencillo e ingenuo. Por una parte, es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros, y por otra, el núcleo de toda nuestra podredumbre. Deshacerse de la importancia personal requiere de una obra maestra de estrategia. Los guerreros de todas las épocas han conferido las más altas alabanzas a quienes lo han logrado.

Un guerrero combate la importancia personal como cuestión de estrategia. La impecabilidad no es otra cosa que el uso adecuado de la energía. Ahorrar energía es lo que hace a un guerrero ser impecable. Para poder entender esto, tú tienes que haber ahorrado suficiente energía, o no lo entenderás jamás.

Un guerrero hace inventarios estratégicos. Hacen listas de sus actividades y sus intereses. Luego deciden cuáles de ellos pueden cambiarse para, de ese modo, dar un descanso a su gasto de energía. El inventario estratégico son los que abarcan patrones de comportamiento que no son esenciales para nuestra supervivencia y bienestar.

En el inventario estratégico de un guerrero, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y por eso hay que esforzase tanto por erradicarla. Una de las primeras preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.

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miércoles, 22 de marzo de 2017

La Encrucijada de la Conciencia

Las acciones sistemáticas que un guerrero realiza en estados de conciencia acrecentada son un recurso para permitir que el otro yo se manifieste mediante el acto de recordarse a sí mismo. Cada uno de nosotros puede ir directamente a los recuerdos de nuestra luminosidad con resultados insondables, pero los únicos que se aventuran a hacerlo son los guerreros.

La conciencia tiene una brillantez peculiar. Para un guerrero que “ve”, la conciencia de la vida cotidiana es un destello en el lado derecho que se extiende desde el cuerpo físico hasta la periferia de nuestra luminosidad. La conciencia acrecentada se “ve” como un brillo más intenso que se asocia con gran velocidad y concentración, un resplandor que satura la periferia del lado izquierdo.

La claridad y la libertad de la conciencia del “lado izquierdo” están en oposición directa a las racionalizaciones y las interminables defensas del “lado derecho”. Todo guerrero ha de cruzar la misma encrucijada que esa polaridad modela, además esa escisión ha de reforzarse a fin de que el guerrero adquiera el convencimiento de que en los seres humanos hay una conciencia que no se ha explorado.

Intuir una realidad que trasciende el mundo que percibimos se queda en el nivel de las conjeturas. No obstante, un guerrero debe tratar de presenciar el flujo de impresiones y “ver” la manera como el hombre y otros seres vivientes lo usan para construir su mundo perceptible.

La percepción es una facultad física que cultivan los seres vivos y se le conoce como “atención”. Ese acto es nuestra hazaña más singular, que cubre toda la gama de alternativas y posibilidades humanas. Las alternativas son las que estamos capacitados para escoger como personas que funcionan dentro del medio social. Las posibilidades humanas son aquellas que estamos capacitados para lograr como seres luminosos.

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viernes, 10 de marzo de 2017

Prescindiendo de las Circunstancias Exteriores

Lograr ser feliz prescindiendo de las circunstancias exteriores es una meta que merece que se luche por ella. Nuestra felicidad, tal como somos, depende de condiciones externas. El hombre que ha llegado a una etapa en la cual tiene algo independiente de las condiciones exteriores, algo que es independiente del fracaso o del éxito, del calor o del frio, de la comodidad o de la incomodidad, del hambre o de la saciedad, tal hombre vive en una Segunda Atención.

El hombre tiene la posibilidad de formar otro cuerpo en sí mismo. Ese Segundo Cuerpo no depende del cuerpo físico sino que de hecho lo controla. En la práctica de la no identificación empezamos a formar el Segundo Cuerpo y, de hecho, todo cuanto por lo que un guerrero lucha está conectado con esta meta.

Cuanto sucede en la vida es un medio y no un fin. Las gentes toman la vida como un fin y hacen las cosas en la vida desde este punto de vista. Siempre buscan resultados. Trabajan para lograr resultados. Si llegan a fracasar se sienten desdichados. Pero un guerrero no hace las cosas por el resultado, sino que en todo lo que hace, practica la no identificación y se recuerda a sí mismo.

Cada persona desempeña varios papeles típicos. Una persona tiene probablemente múltiples papeles que utiliza en la vida ordinaria. Ahora bien, es equivocado decir que las gentes utilizan esos papeles. Lo justo es decir que esos papeles utilizan a la gente.

Un guerrero ya no puede desempeñar los papeles de la vida ordinaria. Al no tener algo a lo que aferrarse se siente desorientado, por un tiempo. Esto quiere decir que el estado artificial en que vivía deja de formar parte de su realidad.

Las actitudes que se manifiestan en el hombre ordinario le impiden una verdadera comprensión de su verdadero papel en la vida, haciendo que dependa de las condiciones exteriores.

Para formar el segundo cuerpo, un guerrero debe desprenderse de la imagen que tiene de sí mismo, así como de sus papeles y actitudes mecánicas. Necesita separase de lo que ha creído ser hasta este momento. El único remedio es acechar gradualmente la imagen de sí, llegar a percibir los papeles que desempeña de manera mecánica y tener conciencia de sus actitudes ante la vida. Las actitudes se forman fácilmente por la educación, se enseña a un niño que cierto punto de vista es correcto y de tal modo se establece una actitud desde los primeros años, por ello es necesario realizar una profunda recapitulación.

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martes, 7 de marzo de 2017

Mover la Rueda del Tiempo

El tiempo, en el camino del guerrero, no es algo que se mida con los movimientos del reloj. El tiempo es la esencia de la atención; las emanaciones del Águila están compuestas de tiempo.

La rueda del tiempo es un estado de conciencia acrecentada del yo real, así como la conciencia del lado izquierdo es el estado de conciencia acrecentado del yo ordinario. La rueda del tiempo podría describirse físicamente como un túnel infinito de largo, un túnel con surcos que brillan. Cada surco es infinito, y hay cantidades infinitas de ellos.

Todos los seres vivos están obligados, por la fuerza de la vida, a contemplar compulsivamente esos surcos. Contemplarlo significa ser atrapado por él.

Lo que un guerrero llama voluntad pertenece a la rueda del tiempo. Es algo parecido a un tentáculo intangible que todos nosotros poseemos. El designio final de un guerrero consiste en aprender a concentrarlo en la rueda del tiempo con el fin de hacerla girar. Un guerrero que ha logrado hacer girar la rueda del tiempo puede contemplar cualquier surco y extraer de él lo que desee.

Ser atrapado compulsivamente en cualquier surco del tiempo implica ver las imágenes de ese surco conforme se alejan. Ser libre de la fuerza fascinante de esos surcos significa que uno puede ver en cualquier dirección, ya sea cuando las imágenes se alejan o cuando se aproximan.

Un guerrero no tiene vida propia; a partir del momento que comprende la naturaleza de la conciencia, dejan de ser personas y la condición humana ya no forma parte de su visión.

El reto de un guerrero consiste en llegar a un equilibrio muy sutil de fuerzas positivas y negativas. Esto significa que el guerrero debe luchar por enfrentar cualquier situación concebible, lo esperado y lo inesperado con igual eficiencia.

Se requiere una enormidad de fuerza para abandonar el intento de la vida de todos los días. En la mirada está el secreto. Los ojos convocan el intento.

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domingo, 5 de marzo de 2017

Algo Sobre la Astucia

Un guerrero actúa con astucia acechando sus propias debilidades, porque “ve” que en él hay algo que anda mal y lo reconoce, y comienza después a trabajar personalmente sobre ese aspecto de él mismo.

Solo por el acecho personal y la formulación de lo que “ve”, se discierne el esfuerzo que es necesario realizar en un momento dado para mantenerse despierto. Lo que un guerrero necesita en un momento dado suele ser por completo diferente de lo que necesita otro.

Debe ser concebido por la mente y su significado ha de ser entendido internamente en relación con el propio estado de Ser. Cada acto debe ser hecho conscientemente con pleno significado.

Cuando se nos muestra algo sobre nuestro estado de Ser, ya sea por medio de la percepción interior, ya sea por una sugerencia exterior o insinuación, y se acepta como la verdad acerca de nosotros mismos, esto nos llevaría a un esfuerzo directo e inteligente fundado sobre la comprensión. Esto es ser astuto —esto es, el Hombre inteligente—, y es inconmensurablemente superior a los ejercicios de respiración, a los ritos, los ayunos, las torturas del cuerpo, al seguimiento de disciplinas mecánicas, y todo lo demás. El camino del guerrero se basa en la comprensión.

En este camino la comprensión es la cosa más poderosa que un hombre puede desarrollar. Por lo tanto es necesario empezar con el intento de comprender para poder llegar a “ver” por uno mismo.

Esto significa que es preciso comprender qué aspectos son los que nos hacen perder y desgastar la energía disponible, comprender que la autocompasión debe desaparecer, así como la mentira y el engaño en relación con nosotros mismos, sobre todo, y con todo a nuestro alrededor. La ignorancia ha de ser reemplazada por un verdadero e imparcial conocimiento mediante el acecho a nuestras propias debilidades, porque es preciso comprender y recordarnos a nosotros mismos completamente en todo momento si se quiere despertar del gran sueño inducido por el poder del volador y del creciente hipnotismo masivo del mundo. Todo esto constituye el camino y enseña lo que tenemos que hacer para despertar del estado de sueño en que vivimos.

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lunes, 27 de febrero de 2017

Acechando la Personalidad

La historia personal debe llegar a ser pasiva en nosotros antes que puedan tener lugar todas las transformaciones interiores que son posibles al hombre. La personalidad es al presente un caos, una confusión. Carece de organización, si bien a través de la acción de la importancia personal pretende tenerla y así nos engaña. Tu personalidad no es sino una multitud de aspectos contradictorios adquiridos y cada uno de estos aspectos o máscaras en un momento dado pueden dominarte por completo. Ahora bien, si eres capaz de oír, comprender y acatar la enseñanza que propone el camino del guerrero esto sería imposible, porque el intento se haría cargo de ti. Un hombre que al presente se deja llevar por los cambiantes aspectos de su personalidad —un hombre ordinario— no tiene verdadera voluntad y no es sino un autómata.

Ahora bien, por medio de un prolongado acecho de esta falsa idea de nosotros mismos se desvanece. Esto sucede cuando el intento empieza a hacer pasiva a la personalidad. Tal como somos, somos víctimas de los pequeños aspectos de la personalidad, de los más estúpidos y tontos que se hacen cargo de nosotros y a los cuales imaginamos que conocen realmente lo que es bueno y lo que es malo.

Sin embargo, si comprendemos y acatamos la enseñanza del camino del guerrero, se nos mostrara gradualmente lo que es verdaderamente bueno y malo. Por ejemplo, es preciso trabajar contra todas las emociones negativas son con el máximo de nuestra capacidad en la vida diaria. Además, contra todas las formas de consideración interior, de hacer cargos contra los otros. Todas las formas de auto-justificación hay que combatirlas, así es preciso luchar contra la identificación de todas las maneras posibles en lo que nos queda de vida.

En otras palabras, el único acceso a un mayor desarrollo interior se logra por medio de la humildad, por medio de una experiencia verdadera, constantemente renovada, de que no se sabe —de hecho, de que nada se sabe aunque siempre se pretenda saber.

Un guerrero debe llegar al punto en que se dé claramente cuenta que no es nada. Entonces puede llegar a ser algo. El orgullo de un hombre es un obstáculo que se opone a la acción muchas formas de cognición y percepción interna que están asociadas con la ausencia de orgullo.

Cuando un hombre vive y actúa como guerrero es por completo diferente, pero cualquier circunstancia exterior puede trasladarlo de pronto a la falsa personalidad, por ello un guerrero tiene que estar siempre alerta y luchar entre lo que le muestran sus sentidos y la llamada del espíritu.

Ahora es preciso recordar que no hay razón alguna para seguir este Camino. Recuérdalo siempre. Tenlo siempre presente —que no hay razón alguna para que sigas este camino—. Puedes proseguir tu vida como siempre lo has hecho. Nadie te ha pedido que siguieras este camino. Es simplemente una cuestión que debes decidir por ti mismo. No has pronunciado voto alguno. Pero si empiezas a escucharlo y lo que oyes penetra en un nivel más profundo y ya empiezas a comprenderlo y trata de cumplirlo en tu vida cotidiana, entonces la parte interna que te mantiene asegurado a este Camino será tu comprensión. No le cuesta nada a un hombre ir en contra de su comprensión, pero en este caso se encontrara en la vida en el mismo lugar en que estaba antes. Y si para él este orden de cosas es más satisfactorio, le basta regresar a la vida y olvidar lo antes posible toda la comprensión que había logrado del Camino. De hecho, no es menester que olvide porque el Camino desaparecerá por sí mismo de él. En tal caso ese hombre permanecerá en el mismo estado de conciencia en que estaba antes.

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