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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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viernes, 17 de febrero de 2017

La Esclavitud del Hombre

Un hombre plenamente despierto carece de Importancia Personal. Una persona con Importancia Personal carece de verdadera existencia porque está dormida. Un hombre debe abrirse por completo a sí mismo sin excepción alguna. Debe dejar de mantener ciertas creencias sobre sí mismo, posturas, imágenes, ideas de sí mismo. La ansiedad y el temor, que nos impiden relajarnos, surgen sutilmente cuando un hombre intenta mantener algo que no es él mismo. La Importancia Personal, siempre está preocupada con diferentes formas de consideración interna, con cuestiones de si produjo una buena impresión, si se mantienen las apariencias, todo ello provoca una tensión en el Ser. Es como si un hombre se empeñara en mantenerse en puntillas todo el tiempo y no comprendiese por qué se siente agotado. Mantiene todo el tiempo algo que no es él mismo —algo imaginario— algo que no le conviene. Si no tuviéramos Importancia Personal, toda la ansiedad y el nerviosismo que todos sentimos secretamente, admitiéndolo o no, desaparecería. No solo nuestras relaciones con los otros cambiarían, sino que también lo harían nuestras relaciones con nosotros mismos. Entonces comprenderíamos lo que es relajarse.

Uno de los problemas radica en que la Importancia Personal solo se ama a sí misma, y este tipo de amor nos mantiene en la ansiedad porque teme la perdida de estima y posición. Ahora bien, la Importancia Personal nunca admite cosa alguna. Siempre tiene razón. Si finge confesar sus pecados, lo hace debido a la vanidad, como una pose, para jactarse, para lograr méritos y aplausos. Esta cosa absurda compuesta de mentiras evidentes y de falsa imaginación no es fácil de descubrir y destruir. Por el contrario, su existencia es muy difícil de descubrir y su fuerza es extraordinaria. No permite que se la descubra ni que nos descubramos a nosotros mismos —esto es, que descubramos lo que somos realmente—. Si lo hiciera, su poder quedaría destruido, y nos veríamos libres de nuestro mayor enemigo —esto es, de la persona que imaginamos ser, a quien servimos como esclavos desde el momento en que despertamos por la mañana hasta que nos dormimos por la noche. Cuando estamos al servicio de la Importancia Personal, ésta nos obliga a corresponder a lo que ella imagina ser. No permite que una persona descanse, sino que la aguijonea para que actúe de la manera que supone debe actuar, para que mantenga su reputación, el papel que desempeña.

Por esa razón si un hombre se forja el retrato de ser un trabajador infatigable, la Importancia Personal lo obligará a trabajar infatigablemente hasta la muerte. Hace que cada uno de nosotros mantenga la imagen que se ha forjado de sí mismo.

Ahora bien, la fuerza de la Importancia Personal depende de las defensas que hemos levantado en torno a nuestro ser. Su fuerza no está en las mentiras evidentes ni en la falsa imaginación, sino en las defensas que se levantan como muros y nos impiden ver más de un lado a la vez. Por eso no vemos las contradicciones interiores. Nos impiden poner juntas dos cosas, de las cuales vemos cada una separadamente.

Porque ejercen esta extraña acción, las mentiras y la imaginación gozan del poder de dominarnos. Una de las maneras en que podemos lograr descubrir la Importancia Personal es estableciendo una contradicción de la que seamos conscientes —esto es, hacer que seamos simultáneamente cada vez más conscientes de lo que está a cada lado del muro de las defensas. Por lo común solo tenemos conciencia de un lado y al cabo de un tiempo del otro lado, así no vemos contradicción alguna. Así la Importancia Personal, mediante la acción de nuestras defensas, nos impide hallarnos a nosotros mismos. Impide a un hombre lograr sin excepción alguna el descubrimiento de sí mismo. Por eso es necesario practicar el acecho sobre uno mismo durante un prolongado periodo hasta que la memoria, que registra ambos lados de un muro de defensa, sea lo bastante fuerte como para que sintamos su influencia.

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jueves, 15 de diciembre de 2016

El Privilegio del Conocimiento

El conocimiento es mucho más accesible a aquellos que son capaces de asimilarlo; y toda dificultad radica en que la gente o no lo desea o no puede recibirlo. Pero ante todo es preciso comprender que el conocimiento no puede pertenecer a todos, ni siquiera puede pertenecer a muchos. Tal es la ley. El conocimiento, como todas las cosas en el mundo, es material y esto significa que posee todas las características de la materialidad. Una de las primeras características de la materialidad es que la materia es limitada. Hasta la arena del desierto y el agua del mar están en cantidad definida e invariable. De modo que, si el conocimiento es material, significa entonces que hay una cantidad definida de conocimiento en un tiempo dado. Pero sabemos, aun por una observación consciente de la vida, que la materia de conocimiento posee cualidades por entero diferentes sea que se la tome en cantidades pequeñas o grandes. Si se la toma en gran cantidad pero solamente por un hombre, o bien por un pequeño grupo de hombres, produce resultados muy buenos; en cambio, tomada en pequeña cantidad por un gran número de personas, no produce resultado alguno; o hasta puede dar resultados negativos, contrarios a lo que se esperaba. Desde este punto de vista es mucho más ventajoso que el conocimiento se conserve entre un pequeño número de personas y no se disperse entre las masas.

A primera vista esta teoría parece muy injusta, por la posición de aquellos a quienes, por así decir, se les niega el conocimiento con el fin de que otros puedan recibir una parte mayor. El hecho es que la mayoría de la gente no desea ninguna clase de conocimiento; se niegan a aceptar su parte, y ni siquiera toman la porción que les es destinada en la distribución general para los propósitos de la vida. Esto es particularmente evidente en tiempo de locura de las masas tales como las guerras, las revoluciones, etc. Debido a ello, enormes cantidades de conocimiento permanecen, por así decir, sin que nadie las reclame y pueden ser distribuidas entre aquellos que comprenden su valor.
No hay nada injusto en esto, porque aquellos que reciben el conocimiento no toman nada que pertenezca a los demás, no privan a los demás de nada; sólo toman lo que los otros rechazaron y que en todo caso se hubiera perdido si nadie lo hubiese tomado. El acopio de conocimiento por algunos depende del rechazo del conocimiento por los otros.

Hay períodos en la vida de la humanidad, que por lo general coinciden con el comienzo o la caída de las culturas y civilizaciones, en que las masas pierden irremediablemente la razón y empiezan a destruir todo lo que ha sido creado por siglos y milenios de cultura. Tales períodos de locura de las masas, que a menudo coinciden con cataclismos geológicos, con cambios climáticos y similares fenómenos de carácter planetario, dejan en libertad gran cantidad de materia de conocimiento. Esto, a su vez, exige el trabajo de reunir esta materia de conocimiento que de otro modo se perdería.

Este aspecto de la cuestión es claro. La multitud no desea ni busca el conocimiento, y los dirigentes de la multitud, en su propio interés, tratan de fortalecer el miedo y la antipatía hacia todo lo nuevo y desconocido. La esclavitud en la cual vive la humanidad se basa en este miedo. Es difícil imaginar todo el horror de esta esclavitud. No comprendemos lo que está perdiendo la gente. Pero con el fin de comprender la causa de esta esclavitud basta ver cómo vive la gente, qué constituye el propósito de su existencia, el objeto de sus deseos, pasiones y aspiraciones, de lo que piensan, de lo que hablan, de lo que sirven y de lo que adoran. Consideren en qué gasta su dinero la humanidad culta de nuestro tiempo, qué es lo que impone el precio más alto, dónde están las grandes muchedumbres. Si pensamos un instante sobre estas cuestiones vemos claramente que la humanidad, tal como es ahora, con los intereses por los cuales vive, no puede esperar otra cosa diferente de lo que tiene.

El otro aspecto consiste en el hecho de que nadie esconde nada; no hay misterio alguno. Pero la adquisición o la transmisión del verdadero conocimiento exige mucho trabajo y un gran esfuerzo, tanto de quien lo recibe como de quien lo imparte. Y aquellos que poseen este conocimiento hacen cuanto pueden por transmitirlo y comunicarlo al mayor número posible de personas, por facilitarles el acceso y permitirles que se preparen para recibir la verdad. Pero el conocimiento no se puede impartir por la fuerza a nadie, y un examen imparcial de la vida del hombre medio, de lo que llena su día, de las cosas en que se interesa, mostrará en seguida si es posible acusar a los hombres que poseen el conocimiento de ocultarlo, de no desear impartirlo o de no querer enseñar a la gente lo que ellos conocen.

Aquel que desea el conocimiento debe hacer por sí mismo el esfuerzo inicial para encontrar la fuente del conocimiento y encararlo, aprovechando la ayuda y las indicaciones que se dan a todos, pero que la gente por regla general no desea ver o reconocer. El conocimiento no puede llegar a la gente sin que ella se esfuerce por su parte. Todos lo comprenden muy bien en relación con el aprendizaje ordinario, pero en el caso del conocimiento, cuando admiten la posibilidad de su existencia, encuentran que es posible esperar algo diferente. Y sin embargo hay teorías que afirman que, el conocimiento puede llegar a la gente sin esfuerzo alguno de su parte, que pueden adquirirlo hasta en el sueño. La existencia misma de dichas teorías constituye una explicación adicional de por qué el conocimiento no puede llegar a la gente. Al mismo tiempo es esencial comprender que el esfuerzo independiente del Hombre para lograr algo en esta dirección, tampoco puede dar resultado. Un hombre sólo puede alcanzar el conocimiento con la ayuda de aquellos que lo poseen. Es preciso comprender esto desde el comienzo.

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lunes, 3 de octubre de 2016

La Oportunidad del Ave de la Libertad

Nunca dije que nada puede ser cambiado. Dije que tú no puedes cambiar nada, y que nada se cambiará por sí mismo. Ya te he dicho que para cambiar algo, primero debes cambiar tú mismo. Y esto es mucho más difícil de lo que piensas. Requiere esfuerzo constante y por mucho tiempo, y mucho conocimiento. Tú eres incapaz de tal esfuerzo y aún no sabes cómo empezar. Nadie es capaz de eso por sí mismo.

La gente siempre repite los mismos errores. Primero simplemente no saben que se mueven en un círculo: y si oyen acerca de esta idea, rehúsan creerla. Después si empiezan a ver la verdad de ella y aceptarla, piensan que esto es todo lo necesario. Ellos llegan a estar plenamente convencidos que ahora saben todo lo que necesitaban saber y de que pueden cambiar todo. E inmediatamente encuentran charlatanes que les aseguran que todo es muy fácil y simple. Esta es la mayor ilusión de todas. En esta forma los hombres pierden las oportunidades que han adquirido a través de mucho sufrimiento y algunas veces aún por medio de grandes esfuerzos.

Hay que recordar que uno puede saber muchas cosas y ser incapaz de cambiar cualquier cosa, porque cambiar requiere diferente conocimiento y también algo que tú no posees.
Te debes dar cuenta que tú mismo no puedes cambiar nada y que debes buscar ayuda. Y ésta debe ser una muy profunda comprensión, porque darse cuenta hoy, y olvidar mañana no es suficiente. Uno debe vivir con esta comprensión
Para saber, uno debe aprender; y para aprender, uno debe hacer sacrificios. Nada puede adquirirse sin sacrificio. Esta es la cosa que tú no entiendes, y hasta que no la entiendas, nada puede hacerse.

A un hombre sólo se le puede dar lo que puede usar; y él únicamente puede usar aquello por lo que ha sacrificado algo. Esta es la ley de la naturaleza humana. Así que si un hombre quiere tener ayuda para adquirir un conocimiento importante o nuevos poderes, debe sacrificar otras cosas importantes para él al momento. Además, él únicamente puede lograr tanto como lo que haya dado por ello. Hay dificultades adicionales debidas a su estado. Él no puede saber exactamente lo que puede lograr, pero si él se da cuenta de lo desesperado de su situación estará de acuerdo en hacer sacrificios, aún sin saberlo. Y estará orgulloso de hacerlo, porque únicamente de esta manera puede adquirir la posibilidad de ganar algo nuevo o el cambio propio; pues si no sacrifica nada, luego todo quedará igual para él o puede incluso llegar a ser peor.

Tú puedes saber qué es a lo que tienes que renunciar y lo que puedes adquirir con esa renuncia. Tú puedes saber lo que puedes lograr con la comprensión de qué es lo que quieres. Por algunas muy complicadas razones, que las tienes, ha ocurrido que conjeturaste un gran secreto, el cual, la gente, generalmente no lo conoce. Por sí misma tu suposición es inútil porque no puedes aplicarla a nada. Pero el hecho de que sepas este secreto te abre ciertas puertas. Tú sabes que todo se repite de nuevo y de nuevo. Ha habido otras gentes que han hecho el mismo descubrimiento, pero no pudieron hacer nada con él. Si pudieras cambiar algo en ti, serás capaz de emplear este conocimiento para tu propia ventaja. Así que, tú sí sabes lo que quieres y lo que puedes lograr.

Hay algo más que puede decirse. La gente que hace las mismas suposiciones que has hecho, tiene ciertas ventajas y ciertas desventajas en comparación con otras personas que no presuponen nada. Su ventaja consiste en que a ellas se les pueden enseñar lo que no se les puede enseñar a otras personas, y su desventaja es que, para ellos, el tiempo les llega a ser muy limitado. Un hombre ordinario puede dar vueltas y vueltas a la rueda y nada le sucede hasta que finalmente desaparece.

De nuevo, hay muchas cosas que no sabes sobre esto; pero debes comprender que en el transcurso del tiempo, aún la posición de las estrellas en relación a las otras cambian -y los hombres dependen de las estrellas mucho más de lo que ellos se dan cuenta, aunque no en la misma manera que ellos lo piensan, si ellos por acaso piensan sobre esto-. Nada permanece lo mismo en el tiempo. Pero un hombre que ha empezado a presagiar el gran secreto debe utilizarlo. De otra manera se volverá contra él. No es un secreto seguro. Cuando uno ha llegado a percibirlo, uno debe seguirlo o fracasará. Cuando uno ve pasar el ave de la libertad solo tiene una oportunidad, porque quizá no vuelva a pasar por su vida otra vez más.

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martes, 14 de junio de 2016

El Punto de Partida

Muchas cosas se olvidan y se oscurecen porque olvidamos el punto de partida. Pero, en el momento en que conectamos las cosas con el comienzo, vemos por qué sobrevinieron, dónde van y qué queremos obtener. Entonces, nos damos cuenta de lo que hemos conseguido a lo largo del camino y vemos que si no podemos esperar más es porque el bagaje que llevamos no está suficientemente comprendido.

Debemos recordar siempre el punto de partida. Recordar no está simplemente conectado con las palabras sino con la búsqueda de lo prodigioso. El camino del guerrero no tendría significado si no fuera por la búsqueda de lo extraordinario.

Por ejemplo, resulta asombroso que no se tengan en cuenta cuestiones como la separación entre "el verdadero yo" y "la personalidad", porque es uno de los asuntos más importantes, sino el más importante, que se puede observar en nuestro verdadero caminar por la vida.

Al hablar, al escribir, al pensar cuando uno quiere recordarse a sí mismo, es preguntarse siempre: "¿Quién está hablando?", "¿Quién está escribiendo?", "¿Quién está pensando?"

Si se hace eso, entonces, después de poco tiempo, se podrá distinguir quién está hablando y empezarás a reconocer las diferentes voces. Deberás conocer tu falsa personalidad y descubrir sus rasgos, sus rostros, sus manifestaciones y voces. Deberás saber en qué consiste. A veces, podrás oír realmente cuando la falsa personalidad hable. No es de mucha utilidad seguir sin eso, pues sólo seguirás dando vueltas y vueltas en el mismo círculo y retornando siempre al mismo sitio. Cuando puedas estar seguro de que eres realmente "tu", entonces podrás hablar. Por el momento, ya debes conocer y desconfiar de tu falsa personalidad.

Lo importante sería hacer esto sin esperar recompensa futura, porque la idea de la separación es suficientemente importante en sí misma. Atrapar un momento en el que tu falsa personalidad quiera hacer algo o no quiera hacer algo, y detenerla. Cuando descubras un conflicto entre tú y ella, de ti va a depender cómo actuar. Si empiezas peleando, esto crea una tormenta emocional. Si no hay lucha, las emociones están dormidas. Todas las cosas sobrevienen a través de la fricción, la fricción entre el lugar en el que puede crecer el "verdadero yo" y la falsa personalidad. El verdadero viaje empieza en el momento que uno siente esta división entre aquello en lo que uno confía dentro de sí mismo y aquello en lo que no confía. Aquello en lo que uno confía es creado enteramente por el intento. Antes era tan sólo un lugar vacío, pero si uno empieza a acecharse, algo empieza a solidificarse. No obstante, te podrás conocer mejor y tener más confianza solamente si conoces tu propia falsa personalidad, de lo contrario, la falsa personalidad se mezclará con tu intento y pretenderá ser el "yo" real, o el comienzo del "yo" real.

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lunes, 11 de abril de 2016

Dimensión de lo Sagrado

La verdad de lo que somos puede ser percibido solo desde una energía más fina, una inteligencia en uno mismo que puede ver. Eso exige una relación precisa entre la manera habitual de pensar y eso que se esté viendo. Uno debe seguir al otro, sino uno se pierde en la substancia del pensamiento.

No se puede estar en contradicción con uno mismo, no importa lo pequeña que ésta sea. Si no, no se puede ver. Una contradicción significa de un lado, una necesitad de saber quién uno es y del otro una cabeza que funciona sola, por sí misma; una emoción que funciona sola, por sí misma; y tensiones que nos apartan de las sensaciones.

Cuando te ves perdido en la oscuridad sientes que necesitas claridad, necesitas una visión. Percibes la necesidad de ver, en un sentido totalmente diferente que el deseo de cambiar, porque ayer te sentiste en un estado más cómodo. Entonces, poco a poco, las tensiones del cuerpo empiezan a soltarse de uno mismo. La mente puede ver sin querer un resultado y el cuerpo se abre a una disposición diferente. La energía se libera y una realidad interior aparece. No hay más contradicción. Ves, solo eso… solo estás viendo.

Observar sin contradicción es como seguir un corriente de agua rápida, un torrente ardiente, con anticipación por cada movimiento del agua con un ojo, y mirando cada pequeña ola con el otro. No hay tiempo para pensar, para comentar o juzgar. No hay más pensamiento. La mente empieza a estar tranquila y sensible ─muy activa pero tranquila─. Ves sin distorsión. Una observación silenciosa da luz a la comprensión pero esta verdad debe ser vista –percibida─.
El orden nace del desorden. Estar en desorden y, al mismo tiempo, presente al desorden da el conocimiento de otra posibilidad, otro orden de las cosas; entonces, hay una posibilidad diferente.

Este método es perfecto para aquellos que lo desean, para los que tienen determinación. La dificultad no es tanto en un nivel físico, porque los movimientos son relativamente sencillos y los aprendemos desde el principio, progresando conforme sucede la integración. Desarrollamos nuestras capacidades cerebrales practicando la atención dividida, un camino para dominar la mente más que ser dominado por ella y dándole una expansión creativa.
En muchas ocasiones utilizamos esta ‘atención dividida’ en nuestras vidas, generalmente inconscientemente, como cuando conducimos un coche, por ejemplo. Mientras este tipo de función se mantenga mecánica, nos ubica fuera de nosotros mismos y nos deja fragmentados. Esto es lo que crea estrés, dispersión, falta de concentración e inquietud en general: un bajo nivel de vitalidad.

Debido a su geometría precisa y ritmo poco común, los movimientos nos regresan constantemente al aquí y el ahora. Rompemos el patrón mecánico del lenguaje corporal, personal y limitado, al volvernos disponibles a un nuevo vocabulario, físico y energético.
Cuando buscamos un estado de atención sin tensión, una colaboración cercana es necesaria entre nuestros cuerpos físico, emocional e intelectual. Algunas veces, después de un intenso esfuerzo, surge un momento de presencia que nos conecta a lo que es esencial. Momento de iniciación, momento de gracia que nos afecta para siempre. En cada movimiento, en cada medida, este es el momento que invitamos, para entrar en contacto con lo que todos buscamos con mayor o menor conciencia, la dimensión de lo sagrado; para que esta dimensión se vuelva presente como una cualidad básica en cada día de nuestras vidas.

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martes, 29 de marzo de 2016

Justicia

Justicia es una gran palabra. Es una gran cosa en el mundo. No se trata de cualquier cosa: es algo objetivo. Las cosas objetivas actúan según el intento, tal como el intento les indica marchar. Recuerda esto: lo que siembras, cosechas. Y esta Ley no concierne solamente a los individuos sino también a las familias y a las naciones.

Las cosas que pasan en la Tierra son continuación de aquello que en algún momento fue iniciado por nuestros ancestros. Y las consecuencias recaen sobre nosotros, por lo tanto somos nosotros quienes tenemos que hacerles frente. Esto no es una injusticia. Al contrario, es un gran honor. Esta responsabilidad puede servir de factor para recapitular. Y de este modo se podrá reparar el pasado que está más allá de nuestra propia existencia actual y que incluye a nuestros ancestros.

Alguien ha muerto, nuestros padres, nuestros abuelos, bisabuelos, desde el comienzo de los tiempos, y somos nosotros los que cosechamos. Es preciso que no pensemos sólo en nosotros, porque nosotros no somos más que un eslabón de la cadena de sangre: no se puede considerar esto de manera egoísta. O, si quieres, lo puedes considerar de manera egoísta, pero solamente en lo que concierne a tu sangre, no en lo que concierne a tu pequeña vida. Es un honor ocupar ese lugar y estar orgulloso de ello. Cuanto más te sientas obligado a reparar las consecuencias del pasado, más recordarás todo aquello que no hiciste como debieras haber hecho. De modo que podrás tener diez veces más remordimientos de conciencia y tu disposición de ser impecable aumentará de manera proporcionada.

No eres una simple "cola de perro". Tienes una responsabilidad en la línea de tu linaje. Toda la humanidad pasada y futura depende de ti. Toda la humanidad depende de cómo repares tu pasado. Si reparas para todo el mundo, está bien. Si no, de nada valdrá.

¡Te das cuenta en qué situación te encuentras! ¿Quizá comienzas a comprender qué es la justicia? La justicia no se ocupa de regular nuestras pequeñas historias. Se ocupa de cosas grandes. Es idiota pensar que el Poder deba ocuparse de las cosas pequeñas en tu lugar. Es lo mismo respecto de la justicia. La justicia no se ocupa de esas pequeñas cosas, y al mismo tiempo, nada se hace en la Tierra sin justicia.

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viernes, 25 de marzo de 2016

La Línea del Tiempo

Si tomamos el tiempo como un círculo, en éste caso, lo que en una parte del círculo es pasado, ya dentro de poco será futuro, y el futuro otra vez dando vuelta por el círculo, ya será pasado.
El pasado está siempre conectado con lo enredado, envuelto, pesado, con lo conservador, con lo regresivo.
Ahí está mi historia personal, en el pasado. Entonces en el momento que entro al presente realmente, puedo trabajar en el presente sobre el pasado. Trabajar en el presente sobre el pasado, sobre mi historia personal, deshacer causas, deshacer cosas indeseables, cosas falsamente cristalizadas, cosas prematuramente petrificadas... Esto lo puedo hacer solamente cuando estoy presente frente a mi pasado. Estoy en el presente y estoy presente... Si no, no tengo poder sobre esto.
En el momento que estoy presente, tengo sobre mi pasado un poder exento, un poder que puede deshacer causas.


Mi historia personal también se proyecta al futuro, por eso mi futuro es como el pasado. En el futuro tenemos normalmente la fuerza activa, al futuro me lanzo con entusiasmo, con identificación, con esperanza, con ímpetu, con muchas cosas. Pero no es real tampoco: lo real es el Presente. En el presente escapo por un momento al tiempo; en el momento que estoy antes del momento que para mí es el futuro, tengo posibilidad de entrar en la línea vertical sobre el tiempo y la eternidad. La línea es vertical.

La línea del tiempo también se mueve en una forma lineal, uno después del otro. En esos momentos uno no ve el mundo esféricamente, como por ejemplo una onda sonora que en realidad se expande como una esfera, se ve siempre linealmente, y así ve también su vida.
Entonces cuando estamos en el presente y realmente estamos con el cuerpo, el cuerpo en ese momento no lo tiene a uno, sino que es un instrumento vibrante que puede ayudarnos a oscilar con otra energía. Y la mente está en ese momento, libre de la ley del flujo de las asociaciones, y esto es muy importante porque las asociaciones nos arrastran constantemente hacia el pasado y hacia el futuro...
Este flujo nunca para, sigue hasta en la noche, a pesar de que en el sueño, ya no existe la noción del tiempo, y entonces una cosa que se extiende en el tiempo, sobre años, se puede soñar en un momento, estando desajustado de nuestras funciones.

Cuando estamos en la línea vertical, a la que se le ha dado en llamar el Eterno Ahora, se puede cruzar la línea del tiempo en cualquier momento, entonces podemos estar presentes en cualquier momento. No es una cosa estática. Y nuestra emoción puede sentir en ese momento algo de la eternidad: estamos vivos, sentimos gratitud y sentimos alegría de vivir. En ese momento que nos sentimos vivos, nuestra emoción no está cargada necesariamente de la historia personal, el pasado, ni la expectativa del futuro, no esperamos nada en ese momento, sino que simplemente se es.
En realidad es un estado de abstracción relámpago, comparado con el estado que lentamente se produce en la meditación y que es análogo, pero ahí es generado lentamente, mientras que aquí es generado espontáneamente, porque uno de los elementos del conocimiento es que debe ser espontáneo.

¡Aquí! ¡Ahora! Son las mejores palabras. El viejo "hic et nunc" de los alquimistas. Esta espontaneidad la tenemos todos. Hay una potencialidad en el Conocimiento, que puede ser parcial o puede ser total... Lo ideal sería que estuviéramos presentes trascendiendo todas nuestras funciones para realmente realizarnos o morar por un momento o varios momentos, en el Eterno Ahora. Para conseguirlo hemos de ser permeables con la historia personal, los bloqueos, la sexualidad, las represiones, ya que todo eso nos hace muy impenetrables, muy opacos, estando constantemente con nuestra importancia personal a la defensiva, mirando a todo el mundo para quedar bien, defendiendo nuestra imagen, o nos retiramos ensimismados en nosotros mismos, ya que no hay una permeabilidad que permita una participación.

Para alcanzar el Conocimiento, hay que hacerse más permeable, más osmótico, menos viscoso... Ese es el esfuerzo de cada uno. Los momentos intermitentes de Conocimiento pueden llevarnos más hacia el momento de recordarnos a nosotros mismos.

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lunes, 21 de marzo de 2016

El Uso Adecuado de la Energía de un Guerrero

La vida diaria de un guerrero ha de estar basada en la observación. Cuando un guerrero es impecable y observa su intento en el mundo, se da cuenta de que necesita más energía de la que tiene para hacer todo lo que quiere hacer. A partir de ahí, comienza una batalla para impedir el desperdicio de energía que tiene y lucha por detener sus hábitos desgastantes a través del acecho y el recuerdo de sí mismo.


A cada uno de nosotros le es dada una cantidad limitada, definida, de energía. Esta energía es la única que disponemos para realizar las funciones de nuestra vida. Pero, es limitada y es consumida por la vida cotidiana de manera que no queda nada para trascender los parámetros de la percepción ordinaria, ni el desarrollo interior.

Un guerrero planifica cómo quiere utilizar su energía en la vida diaria y cuánta necesita para romper los parámetros de la primera atención. Él ha de ser muy cuidadoso y observarse a sí mismo todo el tiempo. Un desliz, la expresión de una emoción negativa —si expresa rabia y se pone violento— le va a llevar al uso de energías que tardará días o semanas en recuperar. Pero el camino del guerrero es para transmutar las emociones de rabia, miedo o aburrimiento de tal manera que le aporte la energía a sus centros vitales, en lugar de alejarla de ellos. Para ello ha darse cuenta de esos tipos de emociones, de manera que ellas comiencen a tener un gusto diferente y comiencen a serle útiles.
Al darse cuenta de esto, el guerrero llega a dos conclusiones: la primera, que está gastando energía innecesariamente en las actividades cotidianas. Segundo, que está desperdiciando energía continuamente a través de la expresión de emociones negativas, de impaciencia, de explosiones de rabia, de ilusiones y de la autocompasión. Estas expresiones no necesariamente tienen que ser verbalizadas de forma explícita. Puede que tengan lugar internamente y son igualmente perjudiciales y agotadoras.

La autocompasión es una de las pérdidas de energía que más debilitan a un guerrero. Tal vez siente que no es suficientemente valorado por los demás. Se identifica con sus emociones y pensamientos acerca de cómo le trata la gente y de cuáles son sus actitudes hacia él mismo. Puede sentir que es un incomprendido; que la gente no es lo suficientemente cortés y gentil con él; sentir que no es respetado. Todo esto, por supuesto, es imaginación suya. Sin embargo, le atormenta y drena su energía. Le hace suspicaz de los demás, hostil, vengativo. Siente que la vida es injusta y también lo es la actitud de los otros hacia él. Todo el tiempo está echando cuentas. Espera que la gente exprese su aprecio y admiración por él, que reconozcan su inteligencia, su agudeza, su creatividad, su buen gusto, elocuencia y sofisticación; en definitiva, su absoluta superioridad. No obstante, debe tratar de darse cuenta de cuan devastadoras pueden llegar a ser estas actitudes. Pueden corroer su vida entera y sus relaciones con todo el mundo. Sin embargo, si hace el intento se dará cuenta de cuál de estos aspectos se le pueden atribuir y asumir la tarea de estar especialmente atento a ellos y observarlos; a partir de ahí comenzara su camino de liberación.

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