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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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martes, 29 de marzo de 2016

Justicia

Justicia es una gran palabra. Es una gran cosa en el mundo. No se trata de cualquier cosa: es algo objetivo. Las cosas objetivas actúan según el intento, tal como el intento les indica marchar. Recuerda esto: lo que siembras, cosechas. Y esta Ley no concierne solamente a los individuos sino también a las familias y a las naciones.

Las cosas que pasan en la Tierra son continuación de aquello que en algún momento fue iniciado por nuestros ancestros. Y las consecuencias recaen sobre nosotros, por lo tanto somos nosotros quienes tenemos que hacerles frente. Esto no es una injusticia. Al contrario, es un gran honor. Esta responsabilidad puede servir de factor para recapitular. Y de este modo se podrá reparar el pasado que está más allá de nuestra propia existencia actual y que incluye a nuestros ancestros.

Alguien ha muerto, nuestros padres, nuestros abuelos, bisabuelos, desde el comienzo de los tiempos, y somos nosotros los que cosechamos. Es preciso que no pensemos sólo en nosotros, porque nosotros no somos más que un eslabón de la cadena de sangre: no se puede considerar esto de manera egoísta. O, si quieres, lo puedes considerar de manera egoísta, pero solamente en lo que concierne a tu sangre, no en lo que concierne a tu pequeña vida. Es un honor ocupar ese lugar y estar orgulloso de ello. Cuanto más te sientas obligado a reparar las consecuencias del pasado, más recordarás todo aquello que no hiciste como debieras haber hecho. De modo que podrás tener diez veces más remordimientos de conciencia y tu disposición de ser impecable aumentará de manera proporcionada.

No eres una simple "cola de perro". Tienes una responsabilidad en la línea de tu linaje. Toda la humanidad pasada y futura depende de ti. Toda la humanidad depende de cómo repares tu pasado. Si reparas para todo el mundo, está bien. Si no, de nada valdrá.

¡Te das cuenta en qué situación te encuentras! ¿Quizá comienzas a comprender qué es la justicia? La justicia no se ocupa de regular nuestras pequeñas historias. Se ocupa de cosas grandes. Es idiota pensar que el Poder deba ocuparse de las cosas pequeñas en tu lugar. Es lo mismo respecto de la justicia. La justicia no se ocupa de esas pequeñas cosas, y al mismo tiempo, nada se hace en la Tierra sin justicia.

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viernes, 25 de marzo de 2016

La Línea del Tiempo

Si tomamos el tiempo como un círculo, en éste caso, lo que en una parte del círculo es pasado, ya dentro de poco será futuro, y el futuro otra vez dando vuelta por el círculo, ya será pasado.
El pasado está siempre conectado con lo enredado, envuelto, pesado, con lo conservador, con lo regresivo.
Ahí está mi historia personal, en el pasado. Entonces en el momento que entro al presente realmente, puedo trabajar en el presente sobre el pasado. Trabajar en el presente sobre el pasado, sobre mi historia personal, deshacer causas, deshacer cosas indeseables, cosas falsamente cristalizadas, cosas prematuramente petrificadas... Esto lo puedo hacer solamente cuando estoy presente frente a mi pasado. Estoy en el presente y estoy presente... Si no, no tengo poder sobre esto.
En el momento que estoy presente, tengo sobre mi pasado un poder exento, un poder que puede deshacer causas.


Mi historia personal también se proyecta al futuro, por eso mi futuro es como el pasado. En el futuro tenemos normalmente la fuerza activa, al futuro me lanzo con entusiasmo, con identificación, con esperanza, con ímpetu, con muchas cosas. Pero no es real tampoco: lo real es el Presente. En el presente escapo por un momento al tiempo; en el momento que estoy antes del momento que para mí es el futuro, tengo posibilidad de entrar en la línea vertical sobre el tiempo y la eternidad. La línea es vertical.

La línea del tiempo también se mueve en una forma lineal, uno después del otro. En esos momentos uno no ve el mundo esféricamente, como por ejemplo una onda sonora que en realidad se expande como una esfera, se ve siempre linealmente, y así ve también su vida.
Entonces cuando estamos en el presente y realmente estamos con el cuerpo, el cuerpo en ese momento no lo tiene a uno, sino que es un instrumento vibrante que puede ayudarnos a oscilar con otra energía. Y la mente está en ese momento, libre de la ley del flujo de las asociaciones, y esto es muy importante porque las asociaciones nos arrastran constantemente hacia el pasado y hacia el futuro...
Este flujo nunca para, sigue hasta en la noche, a pesar de que en el sueño, ya no existe la noción del tiempo, y entonces una cosa que se extiende en el tiempo, sobre años, se puede soñar en un momento, estando desajustado de nuestras funciones.

Cuando estamos en la línea vertical, a la que se le ha dado en llamar el Eterno Ahora, se puede cruzar la línea del tiempo en cualquier momento, entonces podemos estar presentes en cualquier momento. No es una cosa estática. Y nuestra emoción puede sentir en ese momento algo de la eternidad: estamos vivos, sentimos gratitud y sentimos alegría de vivir. En ese momento que nos sentimos vivos, nuestra emoción no está cargada necesariamente de la historia personal, el pasado, ni la expectativa del futuro, no esperamos nada en ese momento, sino que simplemente se es.
En realidad es un estado de abstracción relámpago, comparado con el estado que lentamente se produce en la meditación y que es análogo, pero ahí es generado lentamente, mientras que aquí es generado espontáneamente, porque uno de los elementos del conocimiento es que debe ser espontáneo.

¡Aquí! ¡Ahora! Son las mejores palabras. El viejo "hic et nunc" de los alquimistas. Esta espontaneidad la tenemos todos. Hay una potencialidad en el Conocimiento, que puede ser parcial o puede ser total... Lo ideal sería que estuviéramos presentes trascendiendo todas nuestras funciones para realmente realizarnos o morar por un momento o varios momentos, en el Eterno Ahora. Para conseguirlo hemos de ser permeables con la historia personal, los bloqueos, la sexualidad, las represiones, ya que todo eso nos hace muy impenetrables, muy opacos, estando constantemente con nuestra importancia personal a la defensiva, mirando a todo el mundo para quedar bien, defendiendo nuestra imagen, o nos retiramos ensimismados en nosotros mismos, ya que no hay una permeabilidad que permita una participación.

Para alcanzar el Conocimiento, hay que hacerse más permeable, más osmótico, menos viscoso... Ese es el esfuerzo de cada uno. Los momentos intermitentes de Conocimiento pueden llevarnos más hacia el momento de recordarnos a nosotros mismos.

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lunes, 21 de marzo de 2016

El Uso Adecuado de la Energía de un Guerrero

La vida diaria de un guerrero ha de estar basada en la observación. Cuando un guerrero es impecable y observa su intento en el mundo, se da cuenta de que necesita más energía de la que tiene para hacer todo lo que quiere hacer. A partir de ahí, comienza una batalla para impedir el desperdicio de energía que tiene y lucha por detener sus hábitos desgastantes a través del acecho y el recuerdo de sí mismo.


A cada uno de nosotros le es dada una cantidad limitada, definida, de energía. Esta energía es la única que disponemos para realizar las funciones de nuestra vida. Pero, es limitada y es consumida por la vida cotidiana de manera que no queda nada para trascender los parámetros de la percepción ordinaria, ni el desarrollo interior.

Un guerrero planifica cómo quiere utilizar su energía en la vida diaria y cuánta necesita para romper los parámetros de la primera atención. Él ha de ser muy cuidadoso y observarse a sí mismo todo el tiempo. Un desliz, la expresión de una emoción negativa —si expresa rabia y se pone violento— le va a llevar al uso de energías que tardará días o semanas en recuperar. Pero el camino del guerrero es para transmutar las emociones de rabia, miedo o aburrimiento de tal manera que le aporte la energía a sus centros vitales, en lugar de alejarla de ellos. Para ello ha darse cuenta de esos tipos de emociones, de manera que ellas comiencen a tener un gusto diferente y comiencen a serle útiles.
Al darse cuenta de esto, el guerrero llega a dos conclusiones: la primera, que está gastando energía innecesariamente en las actividades cotidianas. Segundo, que está desperdiciando energía continuamente a través de la expresión de emociones negativas, de impaciencia, de explosiones de rabia, de ilusiones y de la autocompasión. Estas expresiones no necesariamente tienen que ser verbalizadas de forma explícita. Puede que tengan lugar internamente y son igualmente perjudiciales y agotadoras.

La autocompasión es una de las pérdidas de energía que más debilitan a un guerrero. Tal vez siente que no es suficientemente valorado por los demás. Se identifica con sus emociones y pensamientos acerca de cómo le trata la gente y de cuáles son sus actitudes hacia él mismo. Puede sentir que es un incomprendido; que la gente no es lo suficientemente cortés y gentil con él; sentir que no es respetado. Todo esto, por supuesto, es imaginación suya. Sin embargo, le atormenta y drena su energía. Le hace suspicaz de los demás, hostil, vengativo. Siente que la vida es injusta y también lo es la actitud de los otros hacia él. Todo el tiempo está echando cuentas. Espera que la gente exprese su aprecio y admiración por él, que reconozcan su inteligencia, su agudeza, su creatividad, su buen gusto, elocuencia y sofisticación; en definitiva, su absoluta superioridad. No obstante, debe tratar de darse cuenta de cuan devastadoras pueden llegar a ser estas actitudes. Pueden corroer su vida entera y sus relaciones con todo el mundo. Sin embargo, si hace el intento se dará cuenta de cuál de estos aspectos se le pueden atribuir y asumir la tarea de estar especialmente atento a ellos y observarlos; a partir de ahí comenzara su camino de liberación.

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domingo, 13 de marzo de 2016

Desarrollo de la Segunda Atención (El Intento que Surge del Silencio)

La segunda atención tiene la característica de enfocarse en detalles que pasan completamente desapercibidos en la vida cotidiana y este es uno de los motivos por los, para desarrollarla, es necesario poner en práctica actos de “no-hacer”.

Una de las paradojas de la segunda atención es la lucha que ha de llevarse a cabo para inmovilizarla y después batallar aun más para romper esa misma inmovilización. La segunda atención, cuando empieza a desarrollarse, tiene la tendencia a querer observarlo todo como un niño cuando mira el mundo por primera vez descubriendo todas sus maravillas, después la tendencia es a quedarse fijada en detalles de todo tipo, y si uno se queda fijo en los detalles de la segunda atención pierde el control.

Para intentar entender el control de la segunda atención, la manera de hacerlo es a través de la idea de la voluntad, que podría describirse como el máximo control de la energía luminosa del cuerpo; también puede describirse como el grado máximo de pericia o estado de conciencia al que un guerrero llega en un momento dado. A este estado se le experimenta como una fuerza que irradia desde la parte media del cuerpo después de un momento de silencio absoluto, de terror puro o de profunda tristeza; nunca después de un momento de felicidad, ya que la felicidad es demasiado perturbadora para permitirle a un guerrero la concentración requerida para usar la luminosidad de su cuerpo y convertirla en silencio.

La tristeza es tan poderosa como el terror. La tristeza hace que un guerrero derrame lágrimas de sangre. Ambas pueden conseguir llevar a un guerrero al momento de silencio interno. También, el silencio interior puede llegar por sí mismo, porque un guerrero lo persigue durante toda su vida.
El silencio interno es un momento de negrura, un momento aun más silente que el momento de parar el diálogo interno. Esa negrura, ese silencio, permite que pueda surgir el intento de dirigir la segunda atención, de dominarla, de obligarla a hacer cosas. Por eso se le llama voluntad. El intento y el efecto son la voluntad y las dos cosas están unidas.

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sábado, 5 de marzo de 2016

Doble Atención

El recuerdo de uno mismo es el inicio para alcanzar la verdadera liberación, la libertad total, y es de suma importancia ponerlo en práctica. Nunca nos acordamos de nosotros mismos. Nunca nos sentimos a nosotros mismos.

Si uno se da cuenta de que no se recuerda, este darse cuenta se vuelve constante, y eso le llevará a recordarse. Todos los días se pueden encontrar momentos para constatar que no nos recordamos, y esto es lo que conduce progresivamente al recuerdo de uno mismo.


La doble atención es como sigue: yo observo; yo veo; yo noto; yo miro; yo siento que miro. No con el pensamiento; sino en el sentir.
Este es el rasgo fundamental del recuerdo de sí; la atención está dirigida a la vez hacia uno mismo y hacia lo que observa. Lo que observa puede estar tanto adentro como afuera de uno.

Cuando se tiene una sola dirección de la atención, se está identificado, pero no con lo observado, sino con la parte de uno que juzga desde un punto de vista en uno.
Ahora mantienes la doble atención; con la doble atención pones conciencia de ti en los puntos de entrada de las impresiones; los ojos y los oídos.

Descubres algo; cuando mantienes la doble atención, cuando la pones en los lugares de ingreso de las impresiones. A partir de ahí, los puntos de vista adquiridos quedan inactivos.
Y descubres algo más; al estar inactivos por tu doble atención, no pueden juzgar por ti, ni lo que ves, ni lo que oyes.

Hoy has aprendido algo muy importante; los puntos de vista adquiridos pueden hacerte actuar de acuerdo con sus criterios sólo si te olvidas de ti; si no te acuerdas de ti; si no te sientes a ti mismo.

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martes, 1 de marzo de 2016

Acerca del “No-Hacer”

La mitad de las cosas que la gente quiere saber son sobre el qué “hacer”, ─cómo cambiar esto, destruir aquello, evitar eso otro, y así sucesivamente─. Pero para cambiar, incluso una mínima cosa, hace falta un esfuerzo enorme. Uno no se da cuenta hasta que lo intenta por sí mismo. Solo a través del camino del guerrero se puede cambiar algo y esto es algo que suele olvidarse con frecuencia.

Todo sucede y nadie puede hacer nada. Desde el momento en que nacemos y hasta el momento en que morimos las cosas suceden, suceden y suceden, y nosotros pensamos que “hacemos”. Ésta es nuestra condición natural en la vida, e incluso la más pequeña posibilidad de “hacer” algo solo se presenta a través del intento, y primero en uno mismo, no fuera. Incluso en uno mismo, el “hacer” empieza la más de las veces por “no-hacer”. Antes de poder hacer algo que antes no se podía, se deben “no hacer” muchas cosas que antes se hacían.

La mayoría de la gente no quiere abandonar la idea de que puede “hacer”, de modo que si llegan a la conclusión de que las cosas suceden lo natural es buscar excusas, tales como “esto ha sido un accidente, pero mañana será diferente”. Es por esto que no podemos asimilar la idea. Resulta muy útil repasar la propia vida desde este punto de vista. Intentamos hacer algo, pero algo diferente sucedió. Si somos realmente sinceros, lo veremos; si no, llegaremos hasta a persuadirnos de que lo que sucedió era realmente lo que queríamos.

Se debe comenzar con alguna idea concreta. El intento es averiguar qué es lo que realmente nos impide el recuerdo de nosotros mismos y es necesario ser activos en ese acecho porque no se consigue nada siendo pasivos.
El objetivo es la libertad y ocurre que olvidamos desde el principio, dónde y por qué empezamos, perdiéndonos en los detalles. El recuerdo de nosotros mismos de nada sirve si olvidamos el objetivo primordial. Si no es recordado emocionalmente nuestro objetivo fundamental, pueden pasar años y uno permanecer en el mismo estado; y no basta con educar la mente, hay que educar la voluntad. Ya que nuestra voluntad no es nuestra en absoluto, hemos de acecharla. Si esto se entiende, se debe tener el coraje de renunciar a la falsa voluntad para entender el conocimiento silencioso a través del “no hacer”. Hay que manifestar esos momentos y acumularlos, sin posibilidad de que puedan escapar, en las “alforjas” de nuestro intento .

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viernes, 26 de febrero de 2016

Renunciar a la Importancia Personal

Renunciar a la importancia personal significa dejar el infantilismo, la ineficacia y la mentira. Se confunde como una acción final el hecho de abandonar la importancia personal (se renuncia a la importancia personal y ya no hay más personalidad). Esto es una ilusión porque, en realidad, no existe la personalidad egoica en el Universo; por tanto, no hay nada real a lo que se renuncia cuando abandonamos la importancia personal.

La importancia personal se mide en términos de tiempo. Si en un momento dado renunciamos a tres minutos de importancia personal, al día siguiente otros tres minutos de voluntad se desarrollarán. Renunciar a la importancia personal es un proceso continuo, no una única acción. Una acción aislada no significa nada.

Renunciar a la importancia personal no significa hacer algo. Eso sucede muy raras veces. La mayor parte de las veces es todo lo contrario, es no-hacer algo; y esto supone una gran diferencia. La importancia personal está siempre conectada con la propia opinión, con el pensar que se sabe algo. La importancia personal es como un niño que dice: “Ya lo sé”. “Lo haré yo solo”. La importancia personal tiene muchas facetas, se le dice a alguien que no haga algo y al instante quiere hacerlo. No se puede adquirir voluntad hasta no haber renunciado a la importancia personal. Del mismo modo que no se puede adquirir conocimiento hasta no haber renunciado a las opiniones personales.

Renunciar a la importancia personal es algo que tiene que hacer uno mismo. Hay que estar lo suficientemente libre de su acción para poder aceptar las cosas sin lucha. No se pueden mantener los viejos puntos de vista y opiniones, y adquirir otros nuevos al mismo tiempo. Hay que tener el suficiente coraje para renunciar a lo viejo. Hay que ser capaces de entender la necesidad de la disciplina. No se puede crear voluntad hasta no haber aceptado una disciplina.

Está en la misma naturaleza de las cosas el que la conciencia y la voluntad no puedan darse de por sí. Todo debe ser “comprado”, nada es gratis. Lo más difícil es aprender cómo pagar. Uno consigue exactamente tanto como paga. La voluntad no puede desarrollarse mecánicamente; la conciencia no se puede desarrollar inconscientemente, no puede crecer de la nada, hay que pagar por todo. Hay que tomar conciencia de la posición y hay que estar preparado para pagar. Cuanto más se esté dispuesto a pagar más se obtiene. Nada puede darse sin más.
Si uno tiene algo y quiere darlo resulta que no puede. La naturaleza de la cosa que uno quiere dar es tal que los demás “deben” pagar por ella. Uno no puede conseguir que los demás la tengan; tienen que quererla mucho y estar dispuestos a pagar por ella. No hay otro modo. Solo entonces puede llegar a ser suya; si no, se pierde.

El pago no tiene nada que ver con dinero ni nada por el estilo. El pagar es más bien un principio. El dar dinero y servicio es una cuestión de posibilidad. Desgraciadamente solo tenemos una palabra, “pago”, de modo que hay que usarla en diferentes sentidos. El pago con dinero depende en parte del entendimiento y en parte de las posibilidades. El otro tipo de pago es algo mucho más importante y debe ser entendido como algo absolutamente necesario.

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martes, 23 de febrero de 2016

Voluntad y Acecho

En el hombre corriente la voluntad va en zigzag, o bien se mueve en un círculo. La voluntad pone de manifiesto la dirección de la disciplina. La disciplina es nuestra moneda de cambio. Hemos de pagar con disciplina. Obtenemos resultados en proporción a la intensidad de nuestra disciplina y a su tiempo de aplicación (en el sentido de actuar en el momento adecuado o no).

La disciplina se aplica al acecho que hemos de realizar a propósito de nosotros mismos y de nuestras debilidades. Cuando la gente oye hablar de disciplina siempre piensa que es una disciplina en el sentido de “hacer”. Sin embargo, eso es siempre una disciplina perdida o equivocada. La disciplina de acecho de sí mismo es una disciplina correcta porque es a través de ella que podemos obtener resultados.

El acecho se lleva a cabo de la siguiente manera. Sabes que no te conviene hacer algo, pero una parte de ti quiere hacerlo. Entonces, te acechas a ti mismo y lo paras. El acecho lleva consigo un elemento de voluntad. Si no fuera nada más que soñar, “yo soy”, “yo soy”, “yo soy”, no sería nada. Se debe dedicar un cierto tiempo simplemente a observar lo que significa acechar, y lo que significa no acechar, y el efecto que ambos tienen.

En realidad, el acecho no es algo abstracto o intelectual, sino que son momentos de voluntad. No es pensamiento, es acción. Significa haber incrementado el control. Es, precisamente, para lo que sirve. Solo podemos controlarnos en momentos de acecho.
El control mecánico que se adquiere mediante el adiestramiento de la educación (cuando a uno se le enseña a comportarse en ciertas circunstancias) no es el verdadero control.

Acechar significa, también, una cierta capacidad de acción en una dirección, para hacer lo que uno quiere. En nuestra manera lógica de pensar, la conciencia es algo aparte de la voluntad. Pero conciencia significa voluntad. La palabra “conciencia” significa una combinación de todo el conocimiento (como si se tuviera delante de uno todo el propio conocimiento al mismo tiempo). Pero conciencia significa también voluntad, y voluntad significa libertad.

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