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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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domingo, 25 de junio de 2017

El Metodo de los Acechadores en el Trato con la Gente

Estamos inmersos en el misterio. Formamos parte de lo inexplicable. Por lo tanto, no podemos deshonrar el misterio del hombre sintiendo lástima por uno mismo o tratando de razonar ese misterio, del que formamos parte. Podemos degradar lo disparatado del hombre comprendiéndolo. Pero no hemos de pedir disculpas ni por una ni por otra cosa; ambas son necesarias.
Una de las de las maniobras de los acechadores es poner el misterio y los disparates frente a frente en cada uno de nosotros. Las prácticas de acecho no son algo para disfrutar abiertamente; ya que son en realidad prácticas censurables, hasta ofensivas. No es recomendable discutir o practicar los principios del acecho en la conciencia normal.
El propósito del acecho es doble; primero, mover el punto de encaje con la mayor constancia y el menor peligro posibles; y segundo, imprimir sus principios a un nivel tan profundo que el inventario humano sea pasado por alto, como lo es también la reacción natural de desechar y menospreciar algo que puede ser ofensivo a la razón.

Hay dos grupos principales de seres humanos: aquellos a quienes les importan los demás y aquellos a quienes no les importan. Entre estos dos extremos existe una combinación interminable de los dos.
Un hombre, que no sólo sea generoso; también que sea un hombre absolutamente encantador, irresistible. Que siempre esté profunda y sincera mente interesado en todos los que le rodean. Amable y abierto, dado a regalar todo lo que tenga a quien lo necesite, o a cualquier persona que le caiga simpática. A su vez, los demás lo adoran porque, siendo un maestro del acecho, les comunica a todos sus verdaderos sentimientos: nadie le importa lo más mínimo.
Eso es el acecho. Nadie importa un pepino y, por ello se puede ayudar a la gente. Dar todo lo que se tenga y aún lo que no se tenga, porque dar o no dar no importa en lo absoluto.

Ahora bien, cuando a un hombre le importan sus semejantes, siempre exige que le honren. Los que se preocupan por los demás se preocupan por sí mismos y exigen que se reconozcan los méritos de quien lo merezca.
Aquéllos que se preocupan por sus semejantes, jamás ayudan a nadie. La generosidad los incomoda; ni siquiera pueden concebir que alguien le tenga cariño, y se sienten ciertamente estúpidos regalándole a alguien la camisa que traigan puesta. Les importan tanto sus semejantes, que no hacen nada por ellos. No sabrían qué hacer. Y si hicieran algo, siempre tendrían la irritante sensación de estarles imponiendo su voluntad con sus regalos.

Cualquier guerrero puede tener éxito con la gente, siempre y cuando mueva su punto de encaje a una posición en la que no tenga ninguna importancia si la gente lo quiere o no lo quiere o si lo ignoran. Pero eso no es lo mismo.
Los acechadores a los que no les importa la gente suelen ser líderes naturales. Pueden ayudar a una persona a hacer cualquier cosa. Estos guerreros pueden ayudar a la gente a curarse, o los pueden ayudar a enfermarse. Los pueden ayudar a encontrar la felicidad o los pueden ayudar a encontrar la desgracia. En realidad, en lugar de decir que estos guerreros ayudan a la gente, deberíamos decir que la afectan. Y, no sólo afectan a la gente, sino que la llevan y la traen activamente, como manejen las circunstancias.

Todos los entendimientos son de dos tipos. Uno es simplemente exhortaciones que uno se da a sí mismo, grandes arranques de emoción y nada más. El otro no va unido a arranques emocionales sino a la acción. Los entendimientos emocionales vienen años después, cuando el guerrero, mediante el uso, ha solidificado la nueva posición de su punto de encaje.

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