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Tradicion Tolteca

El Camino del Guerrero Grupos de Práctica

La Tensegridad es un arte: el arte de adaptarse a la propia energía, a la energía de los demás y al entorno que nos rodea de tal manera, que este acto contribuya a la integridad de la totalidad que somos.

Ejecutar los pases mágicos de la Tensegridad individualmente y en grupo es una actividad asidua con el cuerpo, responsable de los numerosos cambios positivos que se producen en la personalidad. Estos cambios van precedidos generalmente de un entendimiento más profundo de uno mismo, tanto en función del pasado como en función del cuerpo.

La Tensegridad tiene como objetivo ayudar al individuo a recuperar las funciones fundamentales de respirar, moverse, sentir y expresarse a sí mismo; promoviendo dinámicamente la salud y su bienestar.

Cuando la Tensegridad se convierte en una parte natural de nuestra vida, quedamos sorprendidos por la gran cantidad adicional de energía que tenemos para realizar nuestras actividades de cada día.

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martes, 16 de noviembre de 2010

La Primera Compuerta del Ensueño

La segunda atención puede describirse como un proceso que empieza como una idea; una idea que es más rareza que posibilidad real; la idea se convierte luego en algo como una sensación, y finalmente evoluciona y se transforma en un estado de ser, o en un campo de acciones prácticas, o en una preeminente fuerza que nos abre mundos más allá de toda fantasía.

Describir la segunda atención como un proceso es una metáfora de los chamanes. La segunda atención se puede definir como el producto de un desplazamiento del punto de encaje. Un desplazamiento que debe ser intentado como un estado de conciencia fijo y controlado, donde uno se da cabal cuenta del desplazamiento.

Preparar el ensueño quiere decir tener un comando práctico y preciso de los sueños; no dejar que se esfumen o cambien. Preparar el ensueño significa no dejar que un sueño se transforme en otro. Ese control no es tan diferente al control que uno tiene en la vida diaria. Los chamanes están acostumbrados a él y lo ejercen cada vez que lo necesitan.
El ensueño tiene que llevarse con integridad y cordura, pero con la ligereza y la confianza de quien no tiene preocupación alguna. La atención de ensueño es el control de los sueños; control que uno adquiere al fijar el punto de encaje en cualquier nueva posición a la cual se haya desplazado durante los sueños normales.

El ensueño es una faceta incomprensible de la conciencia, que parece estar esperando a que lo convoquemos y le demos propósito, también es una facultad velada que todos tenemos en reserva, pero nunca nos atrevemos a usar.

En el flujo energético del universo hay entradas y salidas, que funcionan a manera de compuertas; en el específico caso del ensueño hay siete entradas, siete obstáculos que los chamanes llaman las siete compuertas del ensueño.
Llegamos a la primera al darnos cuenta de una sensación muy particular que se nos viene encima antes de quedarnos profundamente dormidos. Una placentera oscuridad y pesadez que nos mantiene suspendidos y no nos permite abrir los ojos.

Intentar requiere imaginación, disciplina y propósito. En el caso de un ensoñador, intentar significa que se adquiere la indiscutible certeza corporal de que se es un ensoñador. Se siente con todas las células del cuerpo que uno es un ensoñador.
Intentar la primera compuerta del ensueño es uno de los medios descubiertos por los chamanes de la antigüedad para llegar al cuerpo energético y entrar en la segunda atención.

Decirle a un ensoñador que encuentre en sus sueños un objeto determinado es un subterfugio. El asunto es darse cuenta de que uno se está quedando dormido; y hacer esto no es posible simplemente ordenándose a uno mismo hacerlo, sino sosteniendo la vista de cualquier cosa que uno esté mirando en su sueño. Los ensoñadores echan fugaces vistazos a todo lo que está presente en un sueño. Si enfocan su atención de ensueño en algo específico, usan ese enfoque como punto de partida. Luego la enfocan en otros objetos del sueño, regresando al punto de partida cuantas veces les sea necesario.
El ensueño es un asunto muy serio. Uno no puede darse el lujo de pasos en falso. Ensoñar es un proceso de despertar, de adquirir control. Nuestra atención de ensueño debe ser sistemáticamente ejercitada, puesto que es la puerta de entrada a la segunda atención.

La segunda atención es como un océano y la atención de ensueño es como un río que desemboca en él. La segunda atención es el estado de darse cuenta de mundos completos; completos como el nuestro es completo. Mientras que la atención de ensueño es el estado de darse cuenta de los objetos de nuestros sueños.

A fin de compensar la evanescencia de los sueños, los chamanes idearon el uso de un objeto como punto de partida. Cada vez que se le aísla y se le mira, uno recibe una carga de energía. Al principio no se deben enfocar demasiadas cosas en los sueños. Cuatro objetos son suficientes. Más tarde, uno puede agrandar el campo de acción hasta abarcar todo lo deseable. Pero tan pronto como las imágenes comienzan a cambiar y uno siente que se está perdiendo el control, se debe regresar al punto de partida y empezar otra vez. Lo más asombroso que les ocurre a los ensoñadores es que al llegar a la primera compuerta del ensueño, también llegan al cuerpo energético.

Ensoñar es el arte de templar el cuerpo energético, de hacerlo coherente y flexible, ejercitándolo gradualmente. Por medio del ensueño, condensamos el cuerpo energético hasta llegar a hacerlo una unidad capaz de percibir. A pesar de que la manera de percibir el mundo afecta al cuerpo energético, su modo de percibir es independiente, tiene su propia esfera. Esa esfera es energía. Hay tres formas en las que trata. Puede percibir energía a medida que ésta fluye; puede usarse como propulsión para adentrarse en áreas insondable; o puede percibir como percibimos normalmente el mundo.

Llegar a la primera compuerta del ensueño, de una manera calculada y con control es básicamente un asunto de tener energía. Los chamanes obtienen esa energía organizando, de una manera ingeniosa, la energía natural que poseen y usan para percibir el mundo cotidiano.
Todos tenemos una cantidad determinada de energía básica. Esa cantidad es nuestro total acervo energético y lo usamos todo para percibir y tratar con nuestro absorbente mundo. No hay más energía disponible para nosotros en ningún sitio, y como la energía de la cual disponemos esta ya siendo usada en su totalidad, no nos queda ni un ápice para percepciones extraordinarias, como el ensueño.
El camino del guerrero es, esencialmente, una cadena de conducta alternativa que se puede usar para tratar con el mundo diario; una conducta mucho más directa y eficiente que la conducta usual. Es más eficiente porque está diseñada para renovar nuestra energía, alterando nuestras reacciones básicas al hecho de estar vivos.

Hay dos maneras de encarar el hecho de estar vivos. Una es rindiéndose a él, ya sea resignándose a sus demandas o peleando contra ellas. La otra es moldeando lo particular de nuestra situación vital, a fin de hacerla encajar en nuestras propias configuraciones.
Cada uno de nosotros puede moldear lo particular de su situación vital, a la medida de nuestras especificaciones. Eso es lo que hacen los ensoñadores. ¿Una aseveración estrafalaria? Realmente, no, si tomamos en consideración lo poco que sabemos acerca de nosotros mismos. Uno debe involucrarse completamente en el tema de la vida y en tema de estar vivo; es decir, la vida como consecuencia de fuerzas biológicas, y el acto de estar vivo, como una cuestión de cognición.

Cuando los chamanes hablan de moldear lo particular de la situación vital de uno, quieren decir moldear la conciencia de estar vivo. Al moldear esta conciencia, podemos obtener suficiente energía para llegar al cuerpo energético y sostenerlo. Con el cuerpo energético, sin lugar a dudas, podemos moldear la dirección y consecuencias totales de nuestras vidas.

Todo lo nuevo en nuestras vidas, tal como los conceptos del chamanismo, debe ser repetido hasta el agotamiento si se quiere incorporarlo a nuestra cognición del mundo. La manera en que nuestros progenitores nos socializaron para funcionar en el mundo cotidiano fue a través de la repetición.

La atención de ensueño entra en juego cuando se le llama, cuando se le da un propósito. Pero este acto de entrar en juego no ocurre de la manera en que uno normalmente entiende un proceso: un sistema de operaciones en curso, o una serie de acciones o funciones que llevan a un resultado final; más bien es un despertar. Algo que estaba inactivo, se convierte de repente en algo funcional.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

cuales son los prosedimientos de las 7 compuertas del ensueño

Centro Fénix dijo...

el ensueño no es posible entenderlo como un proceso, sino como un despertar en lo que cuenta es el asunto de tener suficiente energía para tener ese despertar. Puede resultar paradójico hablar de despertar cuando estamos tratando sobre los sueños, pero eso es lo que es: despertar cuando uno está durmiendo. Las compuertas no son procedimientos, sino obstáculos a los cuales nos enfrentamos a la hora de transformar los sueños normales en ensueños. Primero has de intentar el ensueño, tal como se describe en este post, una vez que lleges ahí, surgen otras cuestiones.
Un saludo

Anónimo dijo...

como podemos acceder a la segunda atencion? existen algunos ejercicios practicos? es necesario tener mucho poder o cualquiera puede acceder solo practicando?. Gracias

Centro Fénix dijo...

para acceder a la segunda atención es necesario disciplina y perseverancia en la práctica, y después de veinte años de investigación y experimentación con técnicas curativas de diferentes tendencias, podría decirte que las más efectivas que conozco son la recapitulaión de los chamanes y la ejecución de los pases mágicos de la Tensegridad. Cualquier persona puede acceder a la segunda atención y los únicos requisitos son los expuestos anteriormente de disciplina y perseverancia, pero sin impacientarse y sin obsesionarse. En esto consiste nuestra práctica.
Saludos y mucho Intento. Gracias.